María Espinosa Garcés: ‘Presidentes, no traigan discursos, traigan planes’
En cambio climático verdaderamente hay un rezago, afirma la presidenta; por eso la urgencia de acciones.
Es la primera presidente mujer latinoamericana de la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas. Si bien su gestión es solo de un año (concluirá en septiembre), la excanciller de Ecuador María Fernanda Espinosa Garcés tiene en su haber importantes procesos: el Pacto Mundial sobre Migración, el empoderamiento de la mujer, la revitalización de la ONU, el cambio climático… Poeta dedicada a diplomática provoca con que la política se beneficiaría mucho de la poesía, que no es ningún adorno.
— El hecho clave de su gestión fue la firma del Pacto Global sobre Migración (diciembre 2018).
— El Pacto Mundial para una Migración Ordenada, Segura y Regular fue un gran éxito del sistema multilateral y de la voluntad política de los estados. Un tema no sencillo, que lamentablemente generó diferencias entre los estados, aunque esto es natural en un sistema multilateral. Lo importante es que la mayoría lo suscribió.
Hace un par de semanas aprobamos el Foro de Revisión de la Implementación del Pacto. Sabiendo que hay 270 millones de personas en movilidad humana, se requiere una respuesta multilateral, y ésta debe basarse en la cooperación, el intercambio y la solidaridad. El Pacto también es para combatir la trata y tráfico de personas.
— ¿No hay problemas con los países que no han firmado el pacto?
— Yo creo que ha faltado una comunicación más adecuada, porque el Pacto no es vinculante, no genera obligación legal a los países; es un menú de 23 recomendaciones de política que fomenta la cooperación, el intercambio, las buenas prácticas. Lamentablemente en algunos países el tema es algo que divide, polariza, cuando no debe de ser así. Creo que todos debemos estar a favor de una migración segura, ordenada y de cooperación entre países.
— Otra prioridad de su labor ha sido la situación de la mujer…
— La igualdad de los derechos de las mujeres es todavía parte de la agenda pendiente; en los últimos años hemos tenido varios avances en términos de paridad, empoderamiento de las mujeres, pero no hay un solo país del mundo donde haya una igualdad plena y total. Hay mucho trabajo que hacer, en varios campos, por ejemplo, reducir la brecha salarial entre hombres y mujeres: ‘mismo trabajo, misma preparación, 20 por ciento menos el salario’, ese es más o menos el promedio mundial. El otro tema es la participación política de las mujeres. Bolivia es un país ejemplar, tiene uno de los parlamentos más paritarios del mundo, eso habla muy bien del país. Y hay algo que también nos debe unir, comprometer: el combate a la violencia contra las mujeres. Este es un mal global, dolorosamente, y en América Latina nuestros números no son buenos; hemos incrementado el número de feminicidios y creo que la respuesta tiene que ser contundente. Es satisfactorio escuchar que el gobierno y el presidente Evo Morales hayan declarado una prioridad nacional la lucha contra el feminicidio y la violencia contra las mujeres. Este país también tiene una ley que sanciona el feminicidio. Lo que hay que hacer es educar más, sensibilizar más, desde los niños y niñas pequeñitas, cuando van a la escuela; se necesita un cambio cultural para combatir la violencia contra las mujeres.
— La participación política avanzó en los legislativos, parece; pero en los ejecutivos todavía hay mucho rezago.
— A nivel mundial, el promedio sigue siendo dispar: 75% de los parlamentarios son hombres; solamente el 25%, mujeres. Lo que pasa es que Bolivia es un caso único, ejemplar. Junto con los parlamentos de Ruanda y Cuba está entre los tres primeros a nivel mundial, pero no es la norma, es la excepción. Y en los ejecutivos todavía siguen primando los hombres. Hay casos, como el gobierno de Etiopía, que decidió tener un gabinete paritario. En Bolivia también hay una larga tradición de mujeres ocupando carteras que por lo general son pensadas para los hombres.
— ¿Cómo están las reformas en la ONU?
— En nuestro brazo ejecutivo, que es la Secretaría General, hay un gran compromiso de avanzar en un proceso de reforma en tres pilares: una nueva estructura en paz y seguridad, una nueva estructura en administración y gerencia de la ONU y una nueva estructura en el sistema de desarrollo; es decir, cómo operan las agencias y programas de la ONU a nivel mundial. Esos tres pilares se están poniendo en práctica desde el primero de enero de este año, necesitamos adaptar la organización a las demandas del siglo XXI. Otro proceso es la revitalización de la Asamblea General, que presido, el gran parlamento de la humanidad que también está en un proceso de reforma para mejorar los métodos de trabajo. Y un tercero es la necesidad de una reforma del Consejo de Seguridad; hay un mandato desde hace diez años para reformar el consejo, pero para eso se necesita un acuerdo político de los estados miembros. Es un proceso incremental, lento, y que requiere de una gran decisión y voluntad política, en particular de los cinco estados miembros permanentes.
— Pero la idea es democratizar.
— La idea es ampliar, democratizar, mejorar los métodos de trabajo, hacer que el trabajo del Consejo de Seguridad sea más transparente, más incluyente; ese es el gran propósito y objetivo. No es fácil, es un tema muy polarizado dentro de la ONU, pero es un proceso que lentamente avanza.
—Cambio climático, ¿qué está pudiendo hacer la ONU?
— El cambio climático es una amenaza a la existencia de la especie humana, una cosa seria, grave. En los últimos estudios del panel de expertos de cambio climático, estudios del programa de Naciones Unidas para el medioambiente, del Banco Mundial, todo señala que estamos muy a la zaga, que estamos respondiendo de manera mucho más lenta que el avance del cambio climático, y que incluso los objetivos de reducción de emisiones que nos impusimos en París no son suficientes; o sea, si todos los países cumplieran los compromisos de París, llegaríamos casi a tres grados centígrados de incremento. Eso hace que, por ejemplo, los pequeños estados insulares en desarrollo desaparezcan; por tanto, necesitamos incrementar la ambición, incrementar los recursos disponibles para la mitigación y adaptación al cambio climático. Y se necesita una gran fuerza, una decisión audaz de los líderes mundiales; para eso la ONU está organizando en septiembre una cumbre de cambio climático, donde hemos dicho a los líderes del mundo, a los presidentes, jefes de estado y de gobierno: por favor, no vengan con discursos, vengan con planes, con propuestas, y una de esas cosas es que se cumplan los compromisos financieros de los países que más contaminan hacia los países que son víctimas mayores del cambio climático.
— El multilateralismo, ¿qué perspectiva real tiene?
— Vimos una emergencia de ciertos nacionalismos extremos, de populismos nacionalistas que dicen que hay que volver a mirar hacia adentro, el unilateralismo. (Pero) ocurre que todos los problemas que enfrentamos a nivel mundial son transfronterizos. Ningún país, por más grande, poderoso y rico que sea puede enfrentar solo al terrorismo, al cambio climático, la migración; son temas para los que se requiere una acción coordinada. ¿Cuál es el espacio para una acción colectiva? Los espacios multilaterales y la ONU. No hay otra manera. Yo creo que también fallamos en informar, porque a un pueblo no se le puede decir: o miramos el interés nacional o jugamos el juego internacional, cuando ambas cosas son complementarias.
— ¿Cuánto le ha servido la poesía para su trabajo diplomático?
— Mucho, muchísimo, porque la poesía no es un adorno. La poesía es una manera de ver el mundo y yo creo que ayuda mucho, es una sensibilidad especial, una forma de ver las cosas; y lo otro que aporta la poesía es que cada palabra cuenta. En la política, las palabras deben contar, cuando uno dice algo tiene que significar eso; es decir, el poder y el peso de las palabras son fundamentales en la política. Estoy convencida de que si la política tendría más poesía, sería mejor.
María Espinosa Garcés. Sobre compartir el cuidado en el hogar entre mujeres y hombres: hay que “combatir los estereotipos, de que la mujer está para estar en la casa para cuidar a los niños, y aunque en parte es cierto, esa tarea debe ser compartida también con los padres”.
Datos
Nació: 7 de septiembre de 1964 en Salamanca, España, pero de nacionalidad ecuatoriana.
Ocupación: Presidenta del 73 periodo de sesiones de la Asamblea General de la ONU.
Perfil
Ha sido Ministra de Relaciones Exteriores del Ecuador en dos ocasiones, Ministra de Defensa Nacional y Ministra Coordinadora de Patrimonio Cultural y Natural.