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Wednesday 15 May 2024 | Actualizado a 16:46 PM

¿CSUTCB en la ruta de Genaro?

Genaro Flores Santos, nacido en la comunidad Atipampa, falleció en agosto de 2019.

/ 25 de junio de 2023 / 00:24

El movimiento campesino boliviano tiene como uno de sus hitos fundamentales la creación de la CSUTCB (Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia), cuya base social es muy variada y multiforme. Cabe recordar que el evento fundacional fue un primer congreso nacional realizado hace 44 años, el 27 de junio de 1979. Si bien contaba en lo inmediato con el apoyo y los auspicios de la COB, no es menos cierto que era el resultado de un largo proceso de maduración y de enconadas luchas parciales por conquistar la autonomía organizativa que rompa con el manoseo ejercido desde el Estado, primero por los gobiernos del MNR y después por los regímenes militares.

En esa etapa juega un rol muy destacado el líder aymara Genaro Flores Santos, elegido como máximo dirigente de la CSUTCB en tres congresos consecutivos (de 1979 a 1987). Rebasando la camisa de fuerza de la estructura “sindical”, Flores encarnó una visión autóctona de reivindicación étnico-cultural expresada en la recuperación de las figuras míticas de Túpac Katari y Bartolina Sisa, el uso cada vez más frecuente de la wiphala y la pugna por ampliar los espacios de participación campesina en el seno de la COB. En tales circunstancias, se produce el golpe de Estado narcofascista de García Meza que frena este curso y desmantela el directorio de la COB. Genaro quedó al mando de un pequeño núcleo clandestino de la resistencia que es detectado y avasallado por el aparato represivo, que lo hiere de un disparo al momento de capturarlo (19 de junio de 1981), dejándolo sin poder caminar por el resto de su vida. Genaro Flores Santos, nacido en la comunidad Atipampa, provincia Aroma del departamento de La Paz en septiembre de 1942, falleció en agosto de 2019. Que sepamos no existen plazas, calles ni sitios geográficos que lleven su nombre.

Los sindicatos agrarios son una realidad, especialmente allí donde las comunidades fueron debilitadas o destruidas por el sistema de haciendas, así como también subsisten autoridades originarias en muchísimas comunidades. Ni los unos ni las otras son formas de organización químicamente puras. En muchas partes los sindicatos actúan como gobierno comunal y han heredado formas de funcionamiento típicas del ayllu como la rotación anual y las asambleas comunales, a su vez no es de extrañar que muchas autoridades originarias asuman modalidades aportadas por los sindicatos agrarios por ser más apropiadas para su intervención en el ámbito municipal. Puede decirse entonces que a nivel local se mezclan y complementan estas formas organizativas. Pero no ocurre lo mismo a nivel supracomunal donde a través de subcentrales, centrales o federaciones departamentales, tiene supremacía la estructura sindical y, de hecho, la CSUTCB ejerce la máxima representación a nivel de todo el país.

Desde que, en 1995, un congreso de la CSUTCB tomó la decisión de forjar un instrumento político propio, ha corrido mucha agua bajo los puentes. El llamado “Pacto de Unidad” surgido en 2002 articuló a todas las organizaciones campesino indígenas del país: CSUTCB, Confederación Nacional de Mujeres Campesinas Indígena Originarias “Bartolina Sisa” (CNMCIOB-“BS”), Confederación Sindical de Comunidades Interculturales Originarias (CSCIOB, excolonizadores), Confederación de los Pueblos Indígenas del Oriente Chaco y Amazonía (CIDOB), Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyo (Conamaq). No se crea que este acuerdo es una taza de leche, hubo conflictos, contradicciones, salidas y entradas, recomposiciones y paralelismos a granel. Pero es dable sostener que la CSUTCB es la organización de mayor peso político, la columna vertebral del proyecto y por tanto la que tiene mayores responsabilidades a la hora de salvar la unidad, tanto al interior del “pacto” como con el conjunto de organizaciones populares que sostienen el proceso de cambios iniciado en 2006 y que en la actualidad está atravesando sus peores momentos.

Carlos Soria Galvarro es periodista.

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Otras claves para entender la cuestión del litio

/ 12 de mayo de 2024 / 00:56

Examinando la información publicada en los medios sobre el asunto crucial del litio, lamentablemente se reitera una antigua convicción: somos un país minero sin periodismo minero, o por lo menos sin un grado aceptable de especialización sobre la materia. Con referencia a las llamadas redes sociales, sabido es que difunden mucha basura desinformante, aunque poseen la virtud de permitirnos el acceso a fuentes primarias documentales.

Las anteriores apreciaciones se confirman en las últimas semanas a raíz del presunto “destape” de la cuestión, convertida en asunto policiacojudicial. Un asunto de la más alta prioridad nacional y de enorme complejidad, pues abarca aspectos tecnocientíficos, políticos económicos, geopolíticos y otros, pasó a manos de la caterva de jueces y fiscales que se constituyó durante el gobierno de Evo Morales, sirvió dócilmente al gobierno dictatorial de Áñez-Murillo, y ahora sirve, sin vergüenza alguna, a los dueños transitorios del poder. El tema del litio degradado y sumergido en el nauseabundo lodazal de la politiquería barata. A eso hemos llegado.

Eludiendo sumarnos a la multitud de “opinadores”, y a riesgo de incomodar a los lectores de papel impreso y poco acostumbrados a los nexos digitales, preferimos invitar a los lectores a visitar algunas fuentes virtuales de utilidad. Concretamente: una entrevista de Toto Salcedo en el canal cristiano realizada en diciembre de 2018 con Luis Alberto Echazú, principal protagonista de esta historia, en la que se anticipa la posibilidad de críticas infundadas saturadas de envidia, ignorancia, estupidez o servilismo consciente o inconsciente a intereses extranjeros (buscar en YouTube El litio de Bolivia, en Encuentro con la Verdad). Y dos presentaciones digitales del mismo Echazú, auspiciadas por una red de militantes del MAS en Europa —buscar en Facebook Coordinadora MAS IPSP Europa, Conversatorio con Luis Alberto Echazú, el antes y el ahora de la industria del Litio (7 de marzo 2023) y Conversatorio con Luis Alberto Echazú, Ex ministro de Minería y Metalurgia (18 de marzo 2024). Cabe hacer notar que ambas muy ilustrativas conferencias se efectuaron varios meses antes del truculento lanzamiento de las acusaciones dizque “judiciales” contra una decena de operadores “implicados” en las obras, entre ellos el malogrado profesional Juan Carlos Montenegro.

En esta misma columna, recordando una entrevista en Canal 13 TVU, decíamos en abril de 2021: “Dos prominentes investigadores, Narciso Cardozo y Justo Zapata, abordaron la cuestión con gran solvencia académica. El primero explicó la enorme importancia que este metal tendría en los siguientes años y, el segundo, fundamentó el rechazo al contrato con la norteamericana Lithco que el gobierno de Paz Zamora había colocado sobre la mesa. ¡Me corre un sudor frío por la espalda al reparar que desde entonces han transcurrido más de 30 años!” (sitio web de La Razón: Litio, litio qué estás haciendo, del 4 de abril de 2021).

 En marzo de 2023 insistíamos: “Sorprende la superficialidad y la desinformación que muestran diversos actores, en algunos casos debido a la ignorancia supina, pero en otros se trata de encubrir posturas antinacionales que pretenden vulnerar la política soberana —con sus luces y sus sombras— que estuvo desarrollándose desde 2006” (La Razón: Litio, algunas claves del laberinto, 19 de marzo de 2023).

En abril alertábamos: “… conocidas las advertencias del brazo militar del imperialismo (Laura Richardson, jefa del Comando Sur de Estados Unidos, fue muy clara al respecto), cualquier asociación defensiva refuerza el rumbo soberano en el tratamiento del tema y contrarresta las presiones que ya han comenzado a ejecutarse” (La Razón: Más sobre el litio, 30 de abril de 2023).

Y por estas mismas fechas, hace un año, volvíamos a la carga: “Es hora de realizar un balance abierto y honesto de lo avanzado. Tomar en cuenta, además, que podrían añadirse nuevas dificultades a la ya de por sí compleja cuestión: el tema medioambiental y las expectativas de las comunidades locales y de los pueblos de la región” (La Razón: El litio embadurnado por la politiquería, 14 de mayo de 2023).

Lo que dijimos ha sido corroborado por la práctica. Peor aún, quizá nos quedamos cortos. Nos asiste el convencimiento de que “denuncias” son la típica búsqueda de tres pies al gato, un burdo afán politiquero que la vida se encargará de poner en su lugar.

Carlos Soria Galvarro es periodista.

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Los monumentos: símbolos, valores y memoria

Día Internacional de los Monumentos y Sitios, 18 de abril, fecha aprobada en 1983 por la Unesco.

/ 28 de abril de 2024 / 00:24

Cuando la anterior quincena buscábamos más información sobre monumentos paceños, para abordar la cuestión de la “cabeza de Zepita”, redescubrimos una publicación impresa específica y, casi por casualidad, hallamos que existe una fecha mundial referida al tema.

Empecemos por el libro (que también tuvo su “día” el pasado 23). Se trata de una obra de 160 páginas con espléndidas fotografías y datos muy precisos de las características, ubicación, clasificación y “trayectoria” de alrededor de 150 piezas; su título es Patrimonio escultórico de la ciudad de La Paz y sus autores, Carlos M. Gerl Prado y Randy Chávez García. Al momento de su publicación (2010), los investigadores advierten que ya existían a esa fecha nuevas incorporaciones y varias reubicaciones, aspecto que ofrecían subsanar en una segunda edición que, desafortunadamente, no se ha realizado y, que sepamos, está muy lejos de las prioridades de las actuales autoridades municipales, las mismas que, se supone, están enfocadas en proteger a la ciudad de los rigores de la naturaleza, agravados por la permanente falta de previsión.

Día Internacional de los Monumentos y Sitios, 18 de abril, fecha aprobada en 1983 por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y La Cultura (Unesco, por su sigla en inglés). Lo que se pretende es sensibilizar y dar a conocer toda la riqueza que encierra la humanidad en cuestión de patrimonio histórico, así como fomentar su conservación y protección. La Convención del Patrimonio Mundial establece que la desaparición, daño o deterioro de un bien cultural, puede llegar a generar un empobrecimiento del patrimonio en todos los pueblos de mundo. Esta conmemoración es impulsada por el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos), en el marco de las actividades de la Unesco. En esta visión, los monumentos funcionan como símbolos de memoria, valores y reflexiones a los cuales tanto la humanidad como los pueblos y comunidades se han enfrentado.

Con su estilo picante y agudamente crítico, cierta vez Augusto Céspedes censuró a las élites paceñas, a las que consideraba enajenadas, por haber construido en el eje central de la ciudad una vía que no contaba con monumentos de próceres o motivos bolivianos, sino en su totalidad con efigies de personajes o temas de otras latitudes. ¿Qué ha cambiado en estos más de 30 años del artículo del Chueco? Nos animamos a afirmar que muy poco. Sobre la vía central dominada por el cauce del río (La Paz está ubicada en una cuenca), continúan impertérritos los mismos de antes: Cristo Rey, Bolívar, la fuente de la madre Patria, Colón (con la nariz rebanada), Sucre, Isabel la Católica; Confucio, el filósofo chino; la loba con sus cachorros; Artigas, el uruguayo y Andrada, el brasileño. Las novedades son pocas: el soldado desconocido frente al obelisco- mástil (colocado en 1973, retirado en 1979 y vuelto a colocar en 2007, según nos informan Gerl y Chávez); Mario Mercado Vaca-Guzmán, exalcalde; la madre boliviana (inopinadamente colocada en la plaza Italia); por último, Gualberto Villarroel, en Calacoto, a la altura del Colegio Militar que lleva su nombre. Nos disculpan si involuntariamente estamos omitiendo algunos, insistimos que la observación se refiere exclusivamente al eje central de la ciudad y toma como base una investigación próxima a cumplir 15 años. Quisiéramos remarcar que hacen falta nuevos estudios y, en el caso del libro que hemos mencionado, una segunda edición requeriría una actualización, así como también la incorporación de nuevos criterios de clasificación, como la de los sitios donde están ubicados los monumentos, y temáticas que contengan el aporte de los pueblos originarios.

El embrollo de la cabeza de Zepita debiera ser resuelto con ese espíritu, dando lugar paulatinamente a otros cambios que signifiquen pasos hacia una mínima coherencia en esta materia. ¿No les parece?

Carlos Soria Galvarro es periodista. 

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Arte e Historia condenados a la destrucción

/ 14 de abril de 2024 / 00:17

Desde hace varios años, al igual que muchas instituciones y personas, veníamos reclamando por el maltrato del que era objeto la pieza escultórica representativa del Mariscal Andrés de Santa Cruz. Debemos volver sobre el tema no solo para reiterar la protesta, sino también para sumarnos a los gritos de alarma que algunos medios han comenzado a lanzar (véase por ejemplo repercusiones en las redes sociales, así como también la cobertura de LA RAZÓN, con foto de tapa incluida, del 10 de abril). Y no es para menos. La cabeza del mariscal esculpida en una inmensa roca, está ante el riesgo inminente de ser sepultada por arena, cascajo, piedras y lodo que arrastra el rio.

Se confirma por enésima vez la manía destructiva de algunas autoridades municipales y la indolencia de la ciudadanía que las deja obrar. Desmontaron en 2008 el complejo escultórico de la Plaza de los Héroes, construido bajo concurso menos de 10 años antes, lo reemplazaron por un cuadrilátero vacío y un paso de automóviles, arrojaron sus piezas por aquí y por allá, entre ellas la “cabeza del mariscal” fue a dar a la orilla del río en las afueras de la ciudad. El lugar era a todas luces inapropiado; por ejemplo, cuando unos muchachos incultos la pintarrajearon, las autoridades no tuvieron mejor iniciativa que “proteger” la pieza rodeándola con malla de gallinero. Pero además, el sitio resultó claramente inseguro, tal como puede verse ahora. Si no se hace algo urgentemente la próxima riada terminará sepultándola.

Reiteramos aquí algo que dijimos en agosto de 2019, apoyados en la opinión del académico José Roberto Arze (www.carlossoriag.com/elmariscal- santa-cruz-espera-un-desagravio/:)

“… Andrés de Santa Cruz no se distinguió solamente como estratega militar, conductor político y notable estadista, sino también como empeñoso impulsor de la cultura. Fundó dos universidades, la de La Paz y la de Cochabamba; a las cuales ciertamente las bautizó con nombres de santos, pero con el consiguiente significado terrenal: San Simón, por Bolívar, y San Andrés, por él mismo. Además, impulsó la creación de bibliotecas públicas en todos los departamentos… Uno de los retratos más conocidos de Santa Cruz lo presenta de cuerpo entero y leyendo un libro que sostiene en la mano, dato muy revelador, por cierto.”

Cabe recordar que fuentes del Concejo municipal, en ocasión de reclamos anteriores, nos aseguraron que existía un compromiso formal entre el gobierno municipal de La Paz y la Universidad Mayor de San Andrés para reubicar esta pieza escultórica donde corresponda a su alto valor artístico e histórico. ¿Qué dicen al respecto los miembros del GAMLP (concejales y alcalde) y los desaforados candidatos al rectorado de la UMSA? ¡En la situación actual unos y otros están emplazados a cumplir sus compromisos institucionales! Tal cual.

Carlos Soria Galvarro es periodista. 

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Censo: ¿Avanzamos o retrocedemos?

/ 31 de marzo de 2024 / 00:33

En la vida de cualquier país hay acontecimientos que dejan marcas indelebles. Tradicionalmente se ha considerado que estos pueden obedecer a causas naturales, fuera de la capacidad de prevención inmediata (como terremotos, grandes incendios, sequías, inundaciones, etc.) o, por el contrario, ocurren como consecuencia directa de la acción consciente de los seres humanos (elecciones, golpes de Estado, referendos, migraciones, guerras, censos y otros).

Sin embargo, en tanto se van esclareciendo las causas del cambio climático, por ejemplo, queda establecido que muchos fenómenos que se creía “naturales” en realidad son el resultado de acciones humanas deliberadas, podría decirse “inconscientes”. Pero ese es tema de otra discusión, lo que importa subrayar aquí es que el Censo Nacional de Población y Vivienda efectuado la anterior semana (el número 12 en los casi 200 años de la existencia de Bolivia), si bien en líneas generales fue exitoso en su realización, tuvo muchos vacíos de información, una capacitación deficiente e insuficiente de los voluntarios encargados de recoger los datos y, en lugar de contribuir a encaminar soluciones, dejó plantados varios gérmenes de conflicto.

La principal objeción es la escasa confianza que fue capaz de generar el Instituto Nacional de Estadística (INE). En un contexto político de por sí complejo y erizado de contradicciones, la única manera de cumplir bien su tarea era moverse con incuestionable solvencia técnica y, en lo que le corresponde, con auténtica independencia, algo que precisamente no ocurrió y que dio lugar a cuestionamientos permanentes y a veces malintencionados de la oposición.

Otra consideración tiene que ver con la cuestión de límites, principalmente entre municipios y también entre departamentos. Problema que se arrastra desde los anteriores censos y que en lugar de atenuarse se agravó en los últimos tiempos; definitivamente no es el INE la instancia a la que corresponde solucionar estas cuestiones, por ello debió emitir para el Censo 2024 un registro especial, “neutro” para nombrar las zonas en conflicto y no asignar población a ninguna de las partes beligerantes. Obviamente, ya es hora de que las gobernaciones o en su caso la Asamblea legislativa tomen en sus manos el asunto y hagan cumplir la normativa que hasta ahora ha sido nada más que disparos al aire.

Sucede algo similar con el “acarreo” de pobladores citadinos que buscan ser censados en sus comunidades de origen para beneficiarlas con recursos de co-participación tributaria, distribuidos según población. No hay aún apreciaciones confiables sobre el volumen y la tendencia de este fenómeno, pero hay muchas evidencias de que persiste. La normativa, que también ha fracasado en este tema, debería incluir fuertes penalidades para autoridades y dirigencias sociales que promuevan o faciliten estos traslados y sobre todo para quienes amenacen con expropiaciones o expulsiones a los que desobedezcan sus mandatos. Pero el tema es más complicado que eso y no hay que esperar resultados inmediatos pues tiene que ver con las seculares relaciones de expoliación del campo por la ciudad.

Para abordar estos temas y otros que el Censo ha puesto sobre la mesa, como la espinosa y posible redistribución de escaños, la construcción de consensos mediante el diálogo resulta imprescindible. Ojalá que el mundillo político capte esa señal.

A continuación, los años en que se realizaron censos en el país y el número de población: en 1831 se llegó a 1.088.768 habitantes; en 1835, a 1.060.777; en 1845, a 1.378.896; en 1854, a 2.326.126; en 1882, a 1.172.156; en 1900, a 1.766.451; en 1950, a 2.704.165; en 1976, a 4.613.419; en 1992, a 6.420.792; en 2001, a 8.274.325; y en 2012, a 10.059.856.

Se advierte la tendencia neta al crecimiento de la población (de un millón en 1831 a 10 millones en 2012). Los dos casos de descenso son del siglo XIX: en 1835 cuando la configuración territorial de Bolivia no estaba aún definida, y en 1882 cuando sufrió el impacto de la Guerra del Pacífico de 1879.

Carlos Soria Galvarro es periodista. 

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Sobre Marcelo Quiroga Santa Cruz

/ 17 de marzo de 2024 / 00:09

En Cochabamba es tan común el apellido Quiroga que para dibujar una silueta del personaje, lo primero que hay que hacer es completar su identificación con el apellido materno o con su nombre. De ahí, simplemente Marcelo o, si se quiere, Quiroga Santa Cruz.

Él formaba parte de un puñado de notables personalidades, llamadas a jugar roles muy destacados en la historia de Bolivia en la segunda mitad del siglo pasado, pero cuyas vidas, relativamente jóvenes, fueron tronchadas, sea por brutales asesinatos (JJ Torres y Marcelo) o por inescrutables designios de salud (Sergio Almaraz y René Zavaleta). Aunque no existen evidencias contundentes, excepto sus coincidentes y extrañas muertes, no hemos podido alejar de la mente el fantasma de una mano tenebrosa que pudo haber intervenido para privar a Bolivia de un liderazgo lúcido, capaz y consecuente. Puede ser nada más que una suposición alucinante, pero en lugar de una negativa rotunda preferimos quedarnos con la simple frase: “podría ser…”

En la vida de MQSC se distinguen claramente dos etapas: una primera en la que predominan sus inquietudes artísticas, particularmente la cinematografía y la literatura; produjo filmes breves pero desafiantes y la novela Los deshabitados que le valió el premio William Faulkner a la mejor novela latinoamericana (1962). Mediado por una intensa labor periodística, ingresó a una etapa propiamente política; ejerció como diputado y realizó una tenaz lucha por la recuperación de los recursos hidrocarburíferos, sufrió detenciones, confinamientos y exilios que no respetaron su inmunidad parlamentaria. En 1969, fue el artífice de la nacionalización de la Gulf Oil, en alianza con militares patriotas; luego de la resistencia al golpe de Estado de Banzer en la que participó activamente, se vio obligado de nuevo al exilio. Realizó intensas labores periodísticas y académicas en Argentina y México; retornó al país en 1979 y fundó el Partido Socialista que, para diferenciarse de un grupo socialista preexistente, adoptó la sigla de PS-1.

El apoyo que recibió como candidato presidencial creció vertiginosamente, en especial entre las elecciones de 1979 y 1980; su accionar político se distinguió por su mensaje diáfano y valiente, pero además muy bien documentado¸ encaminó un juicio de responsabilidades a la dictadura de Banzer, tal como lo había hecho con la de Barrientos. La cúpula militar golpista de entonces, inspirada por Banzer y sus acólitos, lo amenazó públicamente, pero no logró doblegarlo. La oportunidad que esperaron fue el golpe de Estado del 17 de julio de 1980, en el que fue derrocado el endeble y contradictorio gobierno de Lidia Gueiler. Era un jueves al mediodía, cuando los grupos de paramilitares, comandados por Luis Arce Gómez desde sus oficinas del G2, asaltaron la sede de los mineros, donde funcionaba la COB, nos capturaron a periodistas, dirigentes políticos y sindicales, y nos transportaron en ambulancias hasta la ciudadela militar de Miraflores; antes, cuando bajábamos manos en alto y encañonados las graderías de la vieja casona, dispararon una ráfaga contra Marcelo, la misma que alcanzó también a Carlos Flores Bedregal, en situación similar fue asesinado Gualberto Vega Yapura.

Marcelo nació un 13 de marzo de 1931. García Meza y Arce Gómez terminaron sus días en prisión cumpliendo la pena de 30 años que la Justicia les impuso. Pero nunca quisieron revelar dónde escondieron los restos de este hombre excepcional.

Además de Vista al Mar, testimonio varias veces editado, recomendamos estos libros: — Montaño Aguilar, José Luis. Marcelo Quiroga Santa Cruz: Esplendor y Tragedia. Cochabamba: Ed. Kipus, 2010.

— Rodas Morales, Hugo. Marcelo Quiroga Santa Cruz: El socialismo vivido (varios tomos). La Paz: Plural editores, 2010.

— Téllez, Yolanda. 1980 Operación Blitz. Conspiración golpista en Bolivia. La Paz: Didáskalos Ed., 2016.

— Téllez, Yolanda (comp). Un libro para escuchar a Marcelo Quiroga Santa Cruz. La Paz: Didáskalos Ed., 2016 (incluye CD con 14 fragmentos de alocuciones de Marcelo, de 1963 a 1980).

— Manzilla, Gezien. Marcelo: Noticias de un asesinato. La Paz: Plural editores, 2019.

 Carlos Soria Galvarro es periodista. 

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