Bolivia duplica la tasa de fecundidad en menores en América
En América la tasa es de 36,6, mientras que en Bolivia llega a 71
Las menores embarazadas requieren de apoyo
Imagen: LA RAZÓN-ARCHIVO
La tasa de fecundidad de adolescentes de entre 15 y 19 años en Bolivia casi duplica a la media de América, de acuerdo con el portal de Indicadores Básicos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Y si bien el Estado Plurinacional está haciendo grandes esfuerzos para reducir estas cifras, la brecha, en comparación a otros países de la región, aún es grande.
Las cifras presentadas por el portal de Indicadores Básicos de la OPS son estimaciones realizadas en base a datos oficiales de cada país y son importantes pues ofrecen un parámetro de la realidad de cada nación sobre esta problemática.
El último dato sobre la tasa de fecundidad para América, a 2023, indica que ésta alcanza a 36,9; es decir, hay 36 adolescentes embarazadas por cada 1.000 mujeres.
Esa misma tasa en Bolivia, según registros de la última encuesta de demografía y salud del Instituto Nacional de Estadística (INE) a 2016, llega a 71 (significa que hay 71 adolescentes embarazadas por cada 1.000 mujeres).
Gustavo Tapia Terán, analista de programa en Calidad de Atención y Servicios del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), explicó a La Razón que se deben considerar como datos oficiales los registros del Ministerio de Salud y las encuestas de muestro del INE; sin embargo, las estimaciones que presenta la OPS u otras entidades internacionales son un parámetro importante para conocer la situación que se vive a nivel mundial, continental y regional.
“La encuesta demográfica del INE de 2016 dice que la tasa de fecundidad en Bolivia en adolescentes está en 71 por cada 1.000 mujeres. Bolivia está por encima de América y El Caribe. La media en América es 36,9. Sigue siendo alta (la tasa de Bolivia), pero se están haciendo esfuerzos y eso se reflejan en los datos administrativos”, explicó Tapia.
A nivel más específico, los indicadores de la OPS indican que Bolivia forma parte de la zona Andino, junto con Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela. En esa región, la tasa de fecundidad en adolescentes llega a 62,6, todavía más baja que la de Bolivia.
Otros países de la región como Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay están alineados en el grupo denominado Cono Sur y presentan una tasa más baja, 35,6. En este caso, esas naciones tienen políticas muy fuertes para luchar contra esta problemática y sus esfuerzos van dando frutos.
“No podemos hablar de malo o bueno porque son valores, es difícil hacer una apreciación, pero es alto. Esto nos refleja la persistencia de la problemática del embarazo no intencional en la adolescencia.
Si comparamos entre regiones hay diferencias, en África la media es más de 100, mucho más alta, en Europa es más baja”.
CAUSAS.
Tapia explica que son diversas causas las que ahondan esta problemática. La pobreza es una de las principales.
“Bolivia ha avanzado mucho en reducir las brechas de pobreza, pero todavía es un desafío. Las madres en la adolescencia o las adolescentes embarazadas entran a un círculo de exclusión y pobreza porque acceden a trabajos menos remunerados que las que han postergado su maternidad por encima de los 20 años, ellas tienen mejores opciones laborales. Las adolescentes embarazadas ingresan a trabajos sin beneficios sociales, donde la remuneración es mucho más baja, es un ciclo de pobreza y exclusión”, enfatizó.
Influye también la falta de acceso a servicios esenciales en salud y derechos sexuales reproductivos, a la anticoncepción moderna, y a la educación sexual dentro y fuera del aula.
Sin embargo, un problema muy recurrente y que requiere de mayor trabajo de parte de las autoridades y la sociedad es la igualdad de género.
En Bolivia, explica el experto de la UNFPA, aún persiste el patriarcado o las prácticas machistas.
Sobre todo, en áreas rurales, alejadas, la mujer no puede decidir sobre su sexualidad, sobre el uso de métodos anticonceptivos modernos, sobre si quiere o no tener hijos o cuándo tenerlos.
“Este machismo restringe la capacidad de autonomía de la mujer sobre su cuerpo y su sexualidad.
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Todavía hay brechas de acceso en el área dispersa, hay comunidades muy alejadas, hay diferencias de acceso, ese es un desafío. Hay que enfocarse en población indígena, afro boliviana, en zonas más excluidas demográficamente”.
El Sistema Único de Salud (SUS) en Bolivia es un gran aporte para toda la población boliviana que no cuenta con un seguro de salud. Y las adolescentes y jóvenes son las más beneficiadas, pues incluso les ofrece una variable de siete métodos anticonceptivos gratuitos, con solo adscribirse al beneficio. Tampoco está fuera de las causas la violencia sexual, pues muchos de los casos de adolescentes embarazadas son producto de abusos sexuales.
UNFPA
trabaja con la premisa de apoyar las políticas, planes y programas del Estado en todos sus niveles desde un enfoque multisectorial de integración con otras agencias del sistema de Nacionales Unidades.
En ese afán, ejecuta varios proyectos y programas para apoyar al Estado en su trabajo para disminuir estas cifras en base a educación y prevención.
Por ejemplo, desde 2021 se ejecuta con la Agencia de Cooperación de Korea (Koica), un programa de prevención del embarazo no intencional adolescentes y prevención y atención de la violencia sexual basada en género con énfasis en violencia sexual.
Trabajan en los municipios de La Paz, El Alto, Oruro, Cochabamba y Sacaba.
“Las políticas que se están implementando actualmente están rindiendo frutos, pero aún debe escalar a todo el país, sobre todo un énfasis en el área rural sin descuidar el área urbana y periurbana. La estrategia Aida (Atención Integral de Adolescentes) está avanzando en sus metas y este trabajo se debe amplificar porque está dando resultados.
Todavía tenemos desafíos pendientes, se ha avanzado, pero aún las cifras son elevadas”.
Tapia remarca que este trabajo de prevención no debe estar sólo dirigido a mujeres, sino también enfocarse en la masculinidad, pues los varones deben ser parte del cambio. Además, la responsabilidad no está solo en el Gobierno central, sino en las entidades subnacionales.
El número de embarazos bajó a 14,34%
La tasa de embarazo en adolescentes bajó de 18,07% en 2018 al 14,34% en 2023, según las cifras presentadas en septiembre por el Ministerio de Salud y Deportes.
Según cifras oficiales el Sistema Nacional de Información en Salud del ministerio del área, en 2018, Bolivia registró 56.910 adolescentes, de entre 15 y 19 años, embarazadas. El 2019, esa cifra se reduo a 49.044; en 2020 volvió a recudir hasta 39.999.
Las cifras continuaron descendiendo en 2021 cuando se reportaron 39.747 adolescentes embarazadas y en 2022 el número bajó hasta 35.470.
“Es una reducción que se atribuye a varias cosas. Primero el lanzamiento del SUS en 2019 que incrementó el acceso de adolescentes al seguro y todos los servicios.
Por otra parte, el Ministerio de Educación comenzó a reafirmar sus políticas de prevención.
Se incentivó la permanencia en aula de adolescentes embarazadas, estrategias de prevención en salud, educación, justicia, fortaleciendo los Slims, Defensorías”, destacó Tapia de la UNFPA.
Nadia Cruz, viceministra de Igualdad de Oportunidades, dijo en una entrevista con La Razón que el Gobierno está trabajando una política integral para ayudar a las menores embarazadas.
“El Plan Nacional de Embarazos en Adolescentes se está trabajando con la política integral de embarazos en adolescentes considerando la información detrás de las cifras porque estas menores están en una situación de vulnerabilidad”.
Informó que desde 2021 se están vigorizando los centros de acogida y de información para este segmento de la población.
Dijo que es importante vincular en las tareas de prevención a todos los actores sociales: comunidad educativa, defensorías de la niñez y a la propia familia.
Matrimonio infantil y una vida truncada
Pero más allá de las frías cifras, la realidad de una niña o adolescente embarazada es complicada.
Además de que su pequeño cuerpo no está preparado para ser madre, tiene duras implicancias en su futuro.
Trunca sus proyectos de vida, tiene menores oportunidades educativas y laborales. Los costos sociales son altos, presenta una reducción en los años de vida productiva, hay riesgo de muerte.
El estudio demográfico del INE, publicado en 2016, mostró que un 14% de las muertes maternas en Bolivia es de adolescentes.
“Es un embarazo a destiempo, biológicamente, mentalmente, socialmente no está preparada para una maternidad o embarazo a temprana edad”, indicó Gustavo Tapia, analista de UNFPA.
El embarazo en adolescentes vulnera, además, los derechos fundamentales y el ejercicio de sus derechos sexuales.
Se considera como una de las prácticas nocivas contra niñas y adolescentes: cuando la obligas a continuar con un embarazo; la maternidad infantil forzada y la unión temprana, matrimonio forzado.
El matrimonio en menores de edad es también un tema que se ha visibilizado en los últimos años y una problemática a nivel mundial.
Una de cada cinco niñas o adolescentes se casa o vive en unión de hecho antes de cumplir los 18 años en América Latina, la única región donde los matrimonios infantiles no han bajado, alertaron hace unos días expertas y activistas ante la OEA. “No están listas para optar por la licencia para conducir, no están listas para votar y el ordenamiento lo prohíbe” pero les permite “casarse”, afirmó Alejandra Mora, secretaria ejecutiva de la Comisión Interamericana de Mujeres, según una publicación de la agencia AFP.