Saturday 4 May 2024 | Actualizado a 09:31 AM

Gestión de la deuda pública pone en duda su sostenibilidad

Los compromisos internacionales de Bolivia se incrementaron desde 2008 en 180%, es decir, a un ritmo anual cuatro veces mayor al de la expansión de la economía.

/ 14 de agosto de 2017 / 13:18

El uso de recursos provenientes de la deuda pública deja dudas sobre la sostenibilidad de los pasivos del país, que —en el caso de la externa— crecieron en 22% por año tras las condonaciones, cuando la expansión media anual de la economía fue de 5%.

Datos del Ministerio de Economía y Finanzas Públicas (MEFP) dan cuenta de que tras el retorno de la democracia, desde 1983 hasta 2016, el adeudo exterior nacional de mediano y largo plazo respecto al Producto Interno Bruto (PIB) nominal alcanzó su nivel más bajo en 2008 (15%) —en el gobierno de Evo Morales— y su pico más alto en 1987 (99%) —durante la presidencia de Víctor Paz—.

La evolución del valor de estas obligaciones, por el contrario, muestra en el mismo periodo otro comportamiento. Su cúspide se marcó el año pasado ($us 7.267,7 millones) y su base en 1983 (3.176 millones) —en la gestión de Hernán Siles—, última referencia que se calcula sin tomar en cuenta los $us 2.208 millones en compromisos externos que se registraron en 2007, luego de que tras gestiones realizadas en los gobiernos de Morales y de otros mandatarios los acreedores de Bolivia le condonaran al país unos $us 2.915 millones.

A su vez, la deuda interna en proporción al PIB alcanzó su máxima expresión en 2003 (31%) —en el año de transición entre Gonzalo Sánchez de Lozada y Carlos Mesa— y su cota ínfima en 2015 (12%). Su valor, no obstante, llegó a su apogeo en 2011 ($us 4.596 millones) —bajo la guardia del oficialismo— y a su ocaso en 1998 ($us 939 millones) —al comenzar el mandato de Hugo Banzer—.

“La principal trampa de la deuda pública es el hecho de que en algún momento hay que pagarla. El país lo hizo, por ejemplo, con una crisis económica entre 1982 y 1985 y con fuertes restricciones al crédito en los años posteriores”, recuerda Beatriz Muriel, investigadora del Instituto de Estudios Avanzados en Desarrollo (Inesad).

“Lo que se ha logrado con los procesos de condonación de deuda y el incremento de los recursos fiscales es tener una deuda sostenible. Entonces, es importante que la gestión de las obligaciones del país mantenga esos niveles de sustentabilidad y que el uso de esos recursos sea responsable y eficiente”, agrega Patricia Miranda, analista de la Fundación Jubileo.

Después de la conmutación de parte de los compromisos internacionales del país, ambas deudas en relación al PIB se redujeron de 38% en 2008 a 30% en 2013, para luego aumentar progresivamente a 31% en 2014 y 2015 y a 34,1% la gestión pasada, poco menos de seis puntos porcentuales (pp) por debajo de la barrera establecida por el Mercosur para un endeudamiento sostenible y 22 pp menos que el límite máximo que puede permitirse el país (56%), según el Gobierno.

No obstante, el porcentaje de adeudo combinado, de 34,1%, podría subir a 40% del PIB de 2016 si se incluyen los $us 2.000 millones en bonos soberanos colocados por el Gobierno desde 2012 y a 62% si solo se toma en cuenta el más importante de los procesos de contratación de pasivos que lleva adelante el Ejecutivo, el crédito chino de $us 7.500 millones, lo que pondría a la deuda del país por encima de los cercos de sostenibilidad definidos por la CAF y la Unión Europea, 50 y 60%, respectivamente.

El analista Jimmy Osorio alerta que parte de los recursos provenientes de la deuda y de los ingresos fiscales están siendo utilizados por el Ejecutivo para satisfacer gasto corriente y proyectos que, en muchos casos, todavía no han demostrado su viabilidad ni su rentabilidad para reponer este capital.

Políticas. “Hay deuda que se ha contraído, por ejemplo, para inversión en infraestructura, y eso es muy bueno porque dinamiza la economía. Pero hay otras” inversiones ejecutadas con recursos de adeudo público “que no han sido rentables, como las efectuadas en algunas empresas (estatales) como Enatex, Papelbol y otras o en el programa ‘Bolivia cambia, Evo cumple’, que hace canchas y más canchas”, afirma.

La Razón envió un cuestionario al MEFP para tener más información sobre la gestión de la deuda pública, pero no obtuvo respuesta hasta el cierre de esta edición.

Muriel coincide en que los recursos de pasivos deben ser utilizados para inversión productiva, la cual genera empleos formales, más recursos para la economía, mayores ingresos para el Estado por impuestos y permite el cumplimiento de las obligaciones.

Miranda considera, de su parte, que es necesario que el país realice una evaluación del impacto real de los proyectos que son financiados con esos recursos. El uso de “la deuda debería tener un impacto positivo para la población y no impactos negativos socioambientales, porque además de tener que pagar los intereses” de ésta “estamos comprometiendo recursos del futuro”, subraya.

Entre 2008 y 2016, luego de las condonaciones que beneficiaron al Estado, la deuda externa se incrementó en casi 198%, es decir a un ritmo de 22% por año, una tasa cuatro veces mayor al promedio anual de expansión de la economía en el mismo periodo (5%) y siete veces más grande que el crecimiento anual de los compromisos externos entre 1983 y 2005 (3,1%).

En los últimos nueve años, por su lado, el crecimiento promedio de las obligaciones internas del país fue del 4,4% por gestión, cifra inferior a la media anual del avance de la economía del Estado.

“El problema de la deuda” es que su pago puede causar al Gobierno iliquidez —“lo cual está asociado principalmente a limitaciones al acceso al crédito”— e insostenibilidad —si continuamente se pagan “las obligaciones de gasto con crédito”—, dice Muriel.

Armando Méndez, expresidente del Banco Central de Bolivia, advierte en uno de sus artículos que la “dramática” situación de deuda pública que algunos países europeos arrastran desde 2010 “no llegó de la noche a la mañana, sino poco a poco”. Producto de ese problema, agrega, estos Estados tuvieron que “hacer drásticos ajustes fiscales, aumentar impuestos y bajar gastos, tarea titánica y de difícil aceptación social” y que “trae consigo crisis económica”.

Deuda externa suma $us 2.305 millones en poco más de 5 meses

 Wálter Vásquez

En cinco meses y nueve días, el Estado aprobó mediante ley y autorizó vía decreto la contratación de $us 2.305,6 millones de recursos internacionales, un monto que representa casi el 32% del saldo de la deuda externa registrado por el país hasta el año pasado.

De acuerdo con el registro de normas publicadas en la Gaceta Oficial de Bolivia, de enero al 9 de julio de este año, el Gobierno promulgó a través de 17 leyes la aprobación de $us 1.036,4 millones en préstamos y autorizó por medio de 10 decretos la suscripción de contratos de crédito por un valor de $us 1.269,2 millones.

Los recursos se recibirán de financieras internacionales como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Banco Mundial (BM), el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), Fonplata, el Eximbank de China y el JICA de Japón, entre otras, y se invertirán en proyectos de infraestructura, de generación de energía, de seguridad alimentaria y otros.

Con ambos montos, los pasivos internacionales de Bolivia a 2016, de $us 7.267,7 millones ascenderían a 9.573,3 millones.

Según datos del Banco Central de Bolivia, actualmente los tres principales acreedores multilaterales del país son el BID, la CAF y el BM, mientras que los tres mayores prestamistas bilaterales con los que trabaja el país son China, Brasil y Alemania.

El Estado Plurinacional, como otros países con ingresos principalmente dependientes de las materias primas, ha estado en los últimos años financiando su presupuesto con crédito externo, recuerda Patricia Miranda, analista de la Fundación Jubileo. “Hasta 2016, la deuda está dentro de los márgenes de sostenibilidad. Sin embargo, es importante ver cuál va a ser la capacidad de pago del país a futuro, porque los endeudamientos que se están adquiriendo se van a amortizar en los siguiente años, no ahora”, dice.

Un fácil cumplimiento de la deuda pública estará en función de la evolución de los precios del petróleo, afirma por su lado Beatriz Muriel, investigadora del privado

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América Latina envejece, nuevos desafíos para el desarrollo

La región deberá esforzarse para incrementar la productividad

El panorama económico de la región enfrenta retos significativos a medida que cambian las tendencias demográficas con una menor proporción de jóvenes.

Por Pablo Deheza

/ 28 de abril de 2024 / 07:07

Economía

El panorama económico de América Latina enfrenta desafíos significativos a medida que cambian las tendencias demográficas, con una desaceleración del crecimiento poblacional y una menor proporción de jóvenes.

La fuerza laboral de América Latina se incrementó casi un 50% en las dos décadas previas a la pandemia, lo que ayudó a impulsar el crecimiento económico. Ahora las tendencias demográficas están cambiando y esto tendrá consecuencias sobre el crecimiento de la región en los próximos años.

“Esperamos que el crecimiento en América Latina promedie alrededor del 2% anual en los próximos cinco años, un nivel inferior a su ya bajo promedio histórico. Estas proyecciones también son considerablemente más débiles que las de otras economías de mercados emergentes de Europa y Asia, que también se espera que se desaceleren, pero que aun así crezcan un 3% y 6% anual, respectivamente”, señalan los economistas del Fondo Monetario Internacional (FMI), Gustavo Adler y Rodrigo Valdés, en una reciente nota del organismo.

Los expertos precisan que “esta perspectiva más débil refleja en parte los desafíos de larga data de baja inversión y lento crecimiento de la productividad. El desafío adicional esta vez es que la demografía está cambiando y la fuerza laboral no crecerá tan rápido como antes”.

El crecimiento de la población seguirá desacelerándose, cayendo de alrededor del 1% en las dos décadas anteriores a la pandemia a alrededor del 0,6% anual en los próximos cinco años, indica el reporte del FMI. Esto no es necesariamente una mala noticia, ya que una población en crecimiento no significa automáticamente un aumento del ingreso per cápita, la medida más relevante de bienestar.

Aunque una mayor población significa una mayor fuerza laboral y producción agregada, también significa un mayor número de personas entre las cuales se comparte la producción. Aun así, hacer crecer la economía a través de una población más grande puede ayudar de otras maneras, incluso aumentando los ingresos para pagar los altos niveles de deuda.

Más importante aún, el dividendo demográfico (contar con una población joven) se está desvaneciendo a medida que las personas en la región envejecen y la proporción en edad de trabajar está alcanzando su punto máximo. Esto significa que la parte de la gente capaz de generar ingresos dejará de crecer. Es un cambio importante ya que este porcentaje había estado creciendo hasta ahora, lo que permitió que la fuerza laboral se incrementase un 0,5% anual desde 2000. Por el contrario, ahora el FMI señala que no espera “ningún crecimiento en la proporción de la población en edad de trabajar durante los próximos cinco años, en promedio”.

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PRODUCTIVIDAD. Para mantener en funcionamiento el motor de la fuerza laboral será necesario impulsar la participación de la fuerza laboral. Y se espera que algo de esto suceda, ya que se prevé que la proporción de solicitantes de empleo en edad de trabajar siga aumentando.

La región deberá favorecer el trabajo de las mujeres.
La región deberá favorecer el trabajo de las mujeres.

Pero para que esto se convierta en realidad, “será clave integrar aún más a las mujeres en la fuerza laboral. Su participación sigue siendo baja: solo el 52% de las mujeres en edad de trabajar, en comparación con el 75% de los hombres”, indican Adler y Valdés.

Las políticas pueden ayudar. Acciones como ampliar los programas de cuidado infantil y brindar más capacitación a las mujeres puede apoyar un aumento en la participación femenina. En criterio de los expertos del FMI, se debe garantizar que los impuestos a los hogares no desalienten a los trabajadores secundarios en casa y eliminar los beneficios asimétricos de cuidado infantil y licencia parental entre hombres y mujeres, que en última instancia desalientan la contratación de mujeres o afectan su salario.

La lucha contra la delincuencia, un factor importante detrás de la salida de migrantes en algunas partes de la región, también debería estar en la agenda, dicen los economistas del FMI.

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¿Las compras online son buenas o malas para el planeta?

En los primeros días de las compras en línea se producía montañas irrisorias de cajas, hule de burbujas y otros rellenos

/ 28 de abril de 2024 / 06:55

Opinión

La comodidad de comprar por internet es difícil de superar. Pero consume mucha energía y recursos y puede generar mayores cantidades de desperdicio.

El transporte necesario para las compras en línea emite gases de efecto invernadero. Según algunas estimaciones, cada año se talan 3.000 millones de árboles para producir embalajes de todo tipo, incluido el comercio electrónico. Los centros de datos necesarios para almacenar y recuperar pedidos consumen unas 10 veces más volumen de energía que una vivienda normal y utilizan valiosas aguas subterráneas para su refrigeración.

Suena mal, ¿verdad? Sigue leyendo.

Comprar por internet no siempre es la peor opción. La eficiencia es un factor importante. Piénsalo así: un solo camión que entrega pedidos en varios domicilios puede ser menos perjudicial para el medioambiente que varios compradores que se suban a sus coches para ir a las tiendas. Esto es especialmente cierto si la gente agrupa sus compras en entregas menos frecuentes.

Un estudio del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT, por su sigla en inglés), llegó incluso a la conclusión de que las compras por internet podrían ser más sostenibles que las tradicionales en más del 75% de las situaciones planteadas por los investigadores. Esos escenarios imaginaban cosas como una experiencia de compra en línea con envíos totalmente eléctricos y embalaje reducido.

Los minoristas y las empresas de mensajería han intentado que las compras en línea sean más respetuosas con el clima. Algunos han adoptado los vehículos eléctricos.

Amazon.com, por ejemplo, se ha comprometido a tener 100.000 vehículos eléctricos de reparto en uso para 2030, una medida que, afirma, evitará que se liberen a la atmósfera millones de toneladas métricas de carbono que calientan el planeta. UPS tiene aviones para actualizar su flota con vehículos eléctricos, pero esos aviones se toparon con un obstáculo cuando la empresa a la que había contratado para suministrar los nuevos camiones tuvo problemas financieros. FedEx planea convertir toda su flota de recogida y entrega de paquetes en vehículos eléctricos para 2040, con aviones para que la mitad de su flota esté electrificada el año que viene.

Algunas empresas también están experimentando con entregas robotizadas y con drones. Pero hay otros aspectos a tener en cuenta.

El embalaje y los residuos también son importantes. Empresas como Amazon también han comenzado a reducir el embalaje, que en los primeros días de las compras en línea producía montañas irrisorias de cajas, hule de burbujas y otros rellenos para artículos diminutos. Ahora sigue ocurriendo de vez en cuando, incluso con el esfuerzo de reducción. Algunas empresas han comenzado a utilizar más empaques reutilizables, reciclables e incluso biodegradables. Pero millones de kilos de plástico procedentes de envoltorios siguen acabando en ríos, océanos y vertederos.

Así que es complicado. Pero hay una cosa infalible que puedes hacer por el planeta y por tu cuenta bancaria: comprar menos cosas.

La producción y el uso de bienes y servicios domésticos son responsables del 60% de las emisiones de gases de efecto invernadero en todo el mundo, según un estudio de 2015. En Estados Unidos, más del 20% de las emisiones se atribuyen directamente al consumo doméstico, según investigadores de la Universidad de Míchigan.

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Muchas de esas lámparas, tostadoras, jerséis y otros artículos son importados y llegan a Estados Unidos en buques de carga o aviones que emiten carbono. Solo la industria naviera es responsable del 3% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero.

Lo que hay que hacer es intentar comprar al por mayor, comprar despacio y agrupar los pedidos.

Las organizaciones climáticas animan a comprar artículos de segunda mano o a arreglar los productos que se estropearon. Cada vez más empresas ofrecen servicios de reparación, a veces gratuitos. Los videos de YouTube ofrecen guías paso a paso para arreglar una cantidad sorprendente de objetos. Los encuentros locales para reparar ropa o electrodomésticos se están poniendo de moda.

Si vas a comprar cosas por internet, hay muchas maneras de hacer que tus compras sean más sostenibles. Tómate un minuto para mirar las tablas de tallas y leer las opiniones para reducir las devoluciones. Muchos estudios afirman que los compradores online tienen cinco veces más probabilidades de devolver un artículo, lo que significa muchas más emisiones de transporte.

Si vas a pedir varios artículos, intenta agrupar tus pedidos en un solo envío. Muchas empresas te preguntarán si quieres hacerlo; no olvides buscar esa opción. El Despacho de Mejores Negocios, en los Estados Unidos, sugiere comprar al por mayor para reducir el embalaje de los artículos individuales y aprovechar las ventajas de la entrega en lugares de recogida.

Compra despacio. Haz una pausa y piensa si necesitas un artículo. Es fácil que la compra de algo nuevo te provoque un subidón, pero los ecologistas sugieren que obtengas tu dosis de dopamina de algo totalmente distinto: prueba dar un paseo.

Dionne Searcey Periodista de investigación del New York Times

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La economía estadounidense se está complicando

Se alejan las posibilidades de que la Fed baje sus tasas de interés

Los precios para consumidores continúan subiendo en Estados Unidos, pese a los esfuerzos de la Fed en política monetaria.

Por Pablo Deheza

/ 28 de abril de 2024 / 06:45

Moneda

El crecimiento económico en Estados Unidos se desacelera mientras la inflación persiste por encima de las expectativas. Esto mantiene elevadas las tasas de interés en dólares, lo que afecta a los países en desarrollo.

El informe del Producto Interno Bruto (PIB) estadounidense, dado a conocer el jueves, muestra que la economía estadounidense creció a una tasa anualizada del 1,6% en el primer trimestre de este año. Es una baja considerable frente al 3,4% en el último trimestre de 2023. Dada la intención de la Reserva Federal (Fed) estadounidense de enfriar la economía para hacer que baje el incremento en los precios al consumidor, esto parece una buena noticia, a primera vista. Sin embargo, hay un problema: la inflación no cede.

Los últimos datos del Índice de Precios al Consumidor muestran que la inflación está aumentando, alejándose cada vez más del objetivo del 2% de la Fed.

“Los datos recientes claramente no nos han dado mayor confianza” en que la inflación esté totalmente bajo control”, dijo Jerome Powell, presidente de la Fed. “En cambio, indican que es probable que se necesite más tiempo de lo esperado para lograr esa confianza”, añadió.

La autoridad advirtió que “si persiste una inflación más alta, podemos mantener el nivel actual (de las tasas de interés) durante el tiempo que sea necesario”.

Algunos analistas de la economía estadounidense afirman ahora que la Fed podría recortar sus tasas referenciales solo una o dos veces este año, probablemente a partir de septiembre. Otros sostienen que es posible que el banco central norteamericano no reduzca sus tipos en absoluto en 2024.

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El costo de vida, medido por el índice de Gastos de Consumo Personal (PCE, por su sigla en inglés), aumentó un 2,7% durante el último año en marzo, frente a un aumento anual del 2,5% en febrero, informó el viernes la Oficina de Análisis Económico de EEUU. El repunte, impulsado en gran medida por los aumentos de los precios de los alimentos y la energía, fue ligeramente superior a las expectativas de los expertos, según una encuesta entre economistas realizada por Dow Jones Newswires y el Wall Street Journal.

El Índice de Precios al Consumidor ya mostraba una inflación sobrecalentada a principios de este mes cuando las cifras fueron publicadas por la Oficina de Estadísticas Laborales. Pero la inflación PCE es más importante para la dirección de las tasas de interés porque es un indicador más sensible desde la perspectiva de las autoridades monetarias.

El encarecimiento del dólar afecta la disponibilidad de esta moneda.
El encarecimiento del dólar afecta la disponibilidad de esta moneda.

Kevin Burgett, analista de la firma de pronósticos LH Meyer, dijo que ahora anticipaba solo un recorte de tipos de la Fed este año, probablemente en diciembre, después de haber revisado recientemente su proyección de tres bajas a partir de septiembre.

“Seguimos pensando que la inflación se encamina hacia el 2%, todavía creemos que la Fed se dirige hacia recortes de tasas y todavía esperamos que comiencen a recortar este año. Seguimos viendo pocas posibilidades de que el próximo paso sea un aumento de tasas”, escribió Burgett en una nota. “Pero los riesgos se han desplazado nuevamente hacia menos recortes este año y a un inicio más tardío”.

Las altas tasas de interés de la Fed y el dólar tienen efectos sensibles sobre las economías de los países en vías de desarrollo, como es el caso de la región sudamericana.

Cuando la Reserva Federal aumenta las tasas de interés, los costos de endeudamiento en dólares estadounidenses se vuelven más altos. Esto puede llevar a un aumento en el servicio de la deuda y dificultar la capacidad de estos países para pagar o refinanciar sus préstamos.

Un dólar fuerte desalienta la inversión extranjera directa en los países en desarrollo, ya que las inversiones en esas economías pueden parecer menos rentables cuando se convierten de nuevo a dólares estadounidenses.

Más aún, las tasas más altas en EEUU atraen los capitales de los inversionistas hacia ese país en busca de rendimientos más altos y seguridad relativa. Esto conlleva el flujo de divisas hacia el mercado norteamericano.

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Se gradúa la décima generación de ‘Puedes Creer’

La Fundación Mercantil Santa Cruz logra un nuevo hito con su programa de becas

El acto de graduación en la Universidad Católica Boliviana.

Por Pablo Deheza

/ 28 de abril de 2024 / 06:36

Formación

La Fundación Mercantil Santa Cruz ‘Puedes Creer’ y la Escuela de Producción y Competitividad de la UCB celebraron la graduación de 49 nuevos técnicos universitarios en Gestión y Emprendimiento en la gestión 2024.

La Fundación Mercantil Santa Cruz “Puedes Creer” y la Escuela de Producción y la Competitividad, de la Universidad Católica Boliviana San Pablo (UCB), presentaron a los 49 nuevos graduados de la carrera Técnico Universitario Superior en Gestión y Emprendimiento para la gestión 2024.

Con esta nueva promoción se da cumplimiento al objetivo de este programa bandera de la Fundación Mercantil Santa Cruz “Puedes Creer”, que es dar una oportunidad concreta a jóvenes que tienen gran talento, pero que no cuentan con los recursos económicos para seguir una carrera universitaria de calidad.

Encuentro de jóvenes titulados con apoyo del BMSC.
Encuentro de jóvenes titulados con apoyo del BMSC.

Los 49 graduados (46 mujeres y 3 hombres) recibieron becas completas, por parte de la Fundación, para cursar la carrera de Técnico Universitario Superior en Gestión y Emprendimiento en la UCB, además de un bono mensual para transporte, compra de material de estudio y un seguro médico, para que puedan enfocarse plenamente en sus estudios. Con este apoyo integral a los estudiantes se ha logrado una alta tasa de éxito en el programa, que se evidencia con el elevado número de alumnos graduados.

“Es para nosotros, una inmensa alegría celebrar la graduación de esta nueva promoción del Programa Becas, a través del cual hacemos posible que jóvenes en situación de vulnerabilidad cuenten con capacidades para su independización y autosuficiencia. Felicitamos a los flamantes graduados, que comienzan ahora una nueva etapa en su vida. Este nuevo hito nos impulsa a seguir trabajando con el firme compromiso de apoyar a los jóvenes bolivianos, brindándoles oportunidades de estudio de alto nivel académico, para que puedan mejorar su calidad de vida y con ello, la de sus familias”, dijo Hernán Gonzales, gerente de Responsabilidad Social Empresarial (RSE) del Banco Mercantil Santa Cruz (BMSC).

Las Escuelas Sociodeportivas son otra iniciativa que apoya la fundación del Banco Mercantil Santa Cruz.
Las Escuelas Sociodeportivas son otra iniciativa que apoya la fundación del Banco Mercantil Santa Cruz.

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El Programa Becas inició hace 13 años, en la ciudad de La Paz, de la mano de la UCB, para brindar acceso a educación superior a jóvenes en situación de vulnerabilidad, con el objetivo de mejorar su calidad de vida y crear en ellos una cultura emprendedora, para que, una vez terminados sus estudios, puedan insertarse exitosamente en el mercado laboral, ya sea desarrollando sus propios negocios o desempeñándose en alguna actividad relacionada con la formación recibida.

A través de un diagnóstico con instituciones claves en este ámbito, se detectó que un alto porcentaje de jóvenes acogidos por ellas no tenían oportunidades para realizar  estudios superiores una vez finalizado su bachillerato; es  así que, por medio del Programa Becas, la Fundación Mercantil Santa Cruz “Puedes Creer” decidió contribuir con la reducción de la pobreza a través de la educación inclusiva, equitativa y de calidad, mejorando la vida de los jóvenes.

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El reto de los biocombustibles

La búsqueda de energías mucho menos contaminantes es global

Un paso importante en la sostenibilidad energética del país es avanzar hacia biocombustibles de segunda generación como el bagazo de la caña de azúcar.

Por DANNY ROCA JIMÉNEZ

/ 28 de abril de 2024 / 06:15

Renovables

Debido a las guerras en el mundo y para cubrir la demanda interna, Bolivia opta no solo por la importación de combustibles, sino también por la producción de biocombustibles.

Los conflictos bélicos en el mundo pueden tener grandes impactos en el precio del barril del petróleo, situación que puede traer beneficios a los productores y exportadores del mismo, pero a la vez complicaciones a los importadores de crudo o de sus productos derivados, como son el diésel y la gasolina. Bolivia no está exenta de la situación, ya que, si bien es un país hidrocarburífero de larga data, produce más gas que petróleo, situación que limita la producción de combustibles como el diésel y la gasolina, y se convierte en importador de combustibles para poder atender la demanda interna, pero no solamente se toma como alternativa la importación de combustibles de origen fósil, sino también ahora se recurre a la producción de biocombustibles, que son combustibles de origen orgánico, entre los cuales tenemos al bioetanol, que se puede mezclar con gasolina; y biodiésel, que se puede mezclar con diésel de origen fósil.

Estos biocombustibles han esperado bastante tiempo para ponerse en acción. Desde los últimos años de la década de 2000, hubo grandes debates sobre su conveniencia, sin embargo, con la Ley 1098, se da pie al uso de la mezcla de aditivos de origen vegetal, y con el gobierno del presidente Luis Arce, se impulsa la habilitación de estos biocombustibles en el mercado, tanto a través de la construcción de las plantas de biodiésel I y II, en Santa Cruz como en La Paz; como también a través del Decreto Supremo 5135 que determina subir el porcentaje de mezcla. Pero estos combustibles no son nuevos para nuestros países vecinos, en el caso del Brasil, la mezcla con etanol data de los años 30 del siglo XX, aunque la masificación del uso y la obligación de incrementos de la mezcla se asientan en los últimos años de la década de los 90; en el caso de Argentina, el uso de biodiésel data del segundo quinquenio del año 2000.

Foto. FREEPIK

La producción de biocombustibles en Bolivia trae consigo efectos importantes para la economía. Podemos comenzar diciendo de que el mismo mitigará la importación de combustibles de origen fósil, situación que generará un alivio en las cuentas estatales por el lado de la subvención, ya que actualmente nuestro país importa gran cantidad de diésel, y también aditivos para la mezcla con gasolina, lo que a su vez implicará menor salida de divisas. Asimismo, la producción local de biocombustibles proveniente de productos orgánicos tiene efectos importantes en el agro, dinamiza el sector agroindustrial soyero y cañero, la obtención de alcohol anhidro y de aceite de soya implica procesos industriales, que generaran empleos importantes para el país. Los biocombustibles se consideran productos menos contaminantes (emanan cantidades de dióxido de carbono que previamente fueron absorbidas por las plantas durante su crecimiento, por tanto, reduce la huella de carbono del sector transporte); y si el mismo es dirigido a la exportación, habrá una contribución a la balanza comercial generando divisas; y, por último, debemos comentar que si bien los combustibles de origen fósil provenientes del petróleo tienen como base un recurso no renovable, los biocombustibles, al tener un origen orgánico, pueden ser considerados como renovables.

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Sin embargo, en el tema ambiental, existe un gran debate, toda vez que la producción tanto de caña como de soya, base para los biocombustibles, bioetanol y biodiésel, podría implicar ampliar la frontera agrícola, deforestar tierras, una tendencia al monocultivo, cambio de tierras forestales a agrícolas, uso de grandes volúmenes de plaguicidas y uso de variedades transgénicas; y se redondea la crítica a que los alimentos podrían ser desviados hacia los motores de los vehículos.

Sin embargo, los biocombustibles no solo tienen como base la caña de azúcar y la soya. En el caso del bioetanol, tenemos también a la remolacha, sorgo dulce, maíz, trigo, yuca, entre otros; respecto al biodiésel, podemos recurrir al girasol, palma africana, jatropha, algas, etc., variedades que se deben tomar en cuenta con el objeto de que no se entre en competencia con la producción de cultivos de alimentos ni uso de la tierra.

La producción de biocombustibles en Bolivia es un paso importante en la sostenibilidad energética del país. Si bien comenzamos con biocombustibles de primera generación (cultivos alimenticios: caña de azúcar, soya), el avanzar hacia una segunda generación (residuos: bagazo de la caña de azúcar, rastrojo de maíz, paja de trigo, grasas animales, aceite de frituras usado) que evite la competencia con la producción destinada a la alimentación se constituye un reto para nuestro país. Por otra parte, la preocupación mundial sobre la contaminación del medioambiente nos induce a buscar energías menos contaminantes basadas en recursos renovables, esta situación implica un proceso de transición –entre los recursos no renovables y renovables–, en el cual no solamente el rol del gas natural es fundamental, sino también ahora el de los biocombustibles.

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