¿Es viable en el país la propuesta de una planta de biodiésel?
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Aditivos vegetales y aceite reciclado son la materia prima propuesta para hacer caminar este emprendimiento
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Análisis. Dos expertos ven las limitaciones y retos para el proyecto del presidente Luis Arce
Producir biodiésel a partir de aditivos de origen vegetal y aceite reciclado es la propuesta del nuevo presidente, Luis Arce. Dos analistas evalúan la viabilidad de este emprendimiento para reducir la importación de diésel, y por ahora ven más dudas que certezas.
Entre los principales proyectos que llevará adelante el nuevo Gobierno se encuentra la instalación de una planta de producción de biodiésel, con una inversión de más de $us 800 millones, la cual se prevé que comenzará a funcionar aproximadamente en tres años y generará 200.000 empleos.
Los detalles los dio Arce el 23 de septiembre, a través de su cuenta de Twitter. “Con nuestra propuesta Bolivia será autosostenible en la producción de diésel y combustibles ecológicos. Generaremos más de 200 mil nuevos empleos, dinamizaremos la actividad económica e ingresaremos a la economía circular. Transformaremos Bolivia. Nuestra visión es producir biodiésel localmente y a un menor costo respetando la madre tierra”, escribió el exministro.
Para el economista Jimmy Osorio, la citada propuesta ha funcionado en países desarrollados, en los cuales se ha comprendido el concepto y se aplica la economía circular. Sin embargo, dijo que en Bolivia la situación es diferente. “Esa idea innovadora que plantea el nuevo Gobierno, más allá de una realidad inmediata o una afectación positiva para las cuentas nacionales, por ahora es una oferta electoral porque no se cuenta con estudios, no se dice cuánto se va a recaudar o cuál sería el ahorro para el Estado con respecto a la subvención del diésel”.
Agregó que la materialización de una planta de estas características tiene que ser visto como un emprendimiento a largo plazo, que inclusive puede superar el período constitucional del presidente Luis Arce, que se extenderá hasta 2025 (bicentenario de Bolivia) o quedarse simplemente en una buena intención. Como ejemplo, el especialista recordó que la planta procesadora de la Empresa Azucarera San Buenaventura (Easba), ubicada al norte de La Paz, demoró casi una década para que pueda ser algo palpable.
De acuerdo con el planteamiento de Arce, en el proceso de producción se reciclará el aceite que las amas de casa utilizan en la cocina, así como los remanentes de los restaurantes, aceites vegetales de soya, maíz, entre otros.
El analista en hidrocarburos Hugo del Granado opinó que en Bolivia se puede producir diésel a partir del reciclaje de aceites, pero el problema son los volúmenes. “Se tendría que empezar a recolectar los aceites de todos los hogares de Latinoamérica para llegar a un volumen que sea más o menos aceptable, y aún así los aceites que se hacen de los cambios en los talleres automotrices tampoco alcanzarían para los volúmenes necesarios como para poner una industria de esa naturaleza”.
Es decir, el volumen generado sería “muy pequeño” respecto a la dimensión de la importación de diésel que aplica en el país, sostuvo el experto. Frente a esta limitante, recomendó que el sector privado asuma el desafío de implementar una red de recolección y almacenaje, para lo cual el Gobierno debería brindar los incentivos necesarios para hacer que “la idea tenga algún destino”.

EXPERIENCIAS
“No es aconsejable que sea el Estado el que tome en sus manos un emprendimiento de esta naturaleza, sino más bien que piense en la creación de incentivos, para que sea la empresa privada la que asuma este negocio”, complementó.
Hace dos años, en la ciudad peruana de Cusco, se inauguró la primera Planta de Transformación de Aceite en Biodiésel y Glicerina, para la cual se programó la recolección del aceite vegetal usado en los hogares, albergues y restaurantes de Machu Picchu.
Según los datos oficiales, esa industria peruana produce mensualmente aproximadamente 600 galones de combustible biodiésel, evitando que 6.000 litros de aceites usados sean echados al río Vilcanota, y causen contaminación.
En Chile, desde hace varios años vieron una oportunidad en este sector: empresas recolectan, transportan y reciclan el aceite de fritura desechado, para luego enviarlo a plantas europeas donde es transformado en biocombustible.