Pablo Sanguinetti: La CAF sugiere a Bolivia ‘mejor integración’ con los países vecinos
El Vicepresidente de Conocimiento de CAF-Banco de Desarrollo de América Latina considera que Bolivia, por ser un país mediterráneo, puede beneficiarse considerablemente con inversiones que la conecten ‘mejor’ con los mercados vecinos. Asimismo, el representante recomienda el aprovechamiento de los acuerdos de integración con los bloques regionales como el Mercosur y la Comunidad Andina (CAN) para ‘reducir’ más las barreras al comercio.
ENTREVISTA
Al evaluar la situación de la integración comercial de América Latina, en particular de Bolivia, el vicepresidente de Conocimiento de CAF-Banco de Desarrollo de América Latina, Pablo Sanguinetti, formula recomendaciones para que el país mejore su infraestructura carretera y ferroviaria para conectarse con los mercados de los países vecinos. Las inversiones en este sector tendrán un efecto importante en el comercio, destaca el representante de la institución financiera multilateral, en esta entrevista con LA RAZÓN.
—Tras la crisis generada por la pandemia, ¿cómo se encuentra la integración comercial de América Latina?
—Claramente, la crisis del COVID- 19 afectó mucho a los países de la región. Por supuesto, el tema sanitario primero, y a partir de ahí, el nivel de actividad económica, los indicadores de empleo, pobreza, etc. En muchos indicadores sociales, como los de pobreza y la desigualdad, se volvió 10 años para atrás. Todas las ganancias que se habían obtenido en estos indicadores en los últimos 10 años se perdieron. Las economías ahora se están recuperando, en parte por los procesos de vacunación y a la baja de los contagios que está permitiendo reabrir varios sectores de la economía que estaban muy restringidos como el comercio minorista, construcción, turismo. Pese a ello, todavía existe el riesgo que una cuarta ola debilite la economía. No obstante, la recuperación es más fuerte de lo que pensamos a principios de año. En promedio para América Latina proyectamos un crecimiento del 6,5% para este 2021, bastante más alto de las estimaciones que teníamos en abril que fue 4,5%. Esta recuperación es impulsada también por el sector externo; el hecho de que se haya reactivado la economía en países como EEUU, China y parcialmente Europa, generó un aumento importante de los precios de los commodities y del volumen de las exportaciones que aporta la región.
—¿En América Latina cómo se fortalece la integración?
—En el contexto que señalo, fortalecer el proceso de integración en América Latina también es un elemento que ayuda a la recuperación pospandemia. La integración tiene que ver, por supuesto, con incrementar los bajos niveles de intercambio de bienes y servicios entre los países de América Latina que se mantiene alrededor del 15% de las exportaciones totales en las últimas décadas. Para ello, es necesario que se promuevan lo que llamamos las cadenas regionales de valor (CRV). Estos encadenamientos productivos fragmentan la producción dentro de sectores como el automotor, alimentos, vestimenta en distintas etapas en donde distintos países se especializan en la producción de diferentes insumos o partes que luego se integran en los bienes finales que se comercian. Esta mayor integración productiva promueve fuertemente el comercio intrarregional, como se ve en Europa, el Sudeste de Asia o en América del Norte. Estos encadenamientos productivos no se han desarrollado lo suficiente en la región, aunque hay casos interesantes en América Central donde el comercio ha tenido un mayor dinamismo en comparación con otras subregiones, y parte de ello se produjo por el mayor intercambio de insumos y participación en cadenas regionales de valor que también están integradas con los mercados de América del Norte.
—¿Cuáles son los desafíos que debe enfrentar este proceso integrador, según CAF?
—En los últimos 25 años se hizo un esfuerzo para reducir aranceles en forma generalizada abarcando todos los orígenes de las importaciones y también se han eliminado las tarifas al interior de los acuerdos comerciales más importantes de América Latina: Mercosur, la Comunidad Andina de Naciones (CAN), la Alianza del Pacífico (AP) y en el Mercado Común Centroamericano (MCCA). Por otro lado, se han firmado acuerdos de libre comercio entre los países. Todo ello ha implicado que casi el 85% del intercambio de bienes y servicios dentro de América Latina esté liberalizado. Sin embargo, a pesar de este esfuerzo por reducir aranceles, el comercio no aumentó como se esperaba. En parte esto se explica porque hay otros costos que aún no han sido debidamente atendidos por las políticas de integración. Al respecto, trabajamos un reporte que hace foco en tres aspectos. Por un lado, la facilitación de comercio que tiene que ver con reducir los costos de Aduana en las fronteras a través de la simplificación y digitalización de los trámites. Aquí los países han avanzado, por ejemplo, en introducir las Ventanillas Únicas de Comercio Exterior (VUCES), que son plataformas digitales que unifican todos los procesos aduaneros de importaciones y exportaciones. Un paso más adelante es prever que estas VUCES sean interoperables entre los países (que permitan compartir documentos y datos). La Alianza del Pacífico ha avanzado en esta dirección, pero el resto de la región esta aún rezagada. Lo segundo es invertir en infraestructura física que conecte a las distintas economías. El comercio intrarregional en América Latina es intensivo en el sector de transporte terrestre, por ejemplo, en carreteras. Entonces, es necesario invertir en el mejoramiento de dichas vías para bajar los costos de transporte de mercancías. El transporte terrestre también se puede beneficiar del ferrocarril que para cierto tipo de productos primarios, como minerales y cereales, representa muy bajos costos por unidad transportada.
—¿Es el caso de Bolivia?
—Obviamente, Bolivia por ser un país mediterráneo está muy expuesto a este problema. Necesita buenos caminos y autopistas y buenos ferrocarriles para conectarse con los mercados de Brasil, por ejemplo. Esta infraestructura de conexión potencia el efecto de la cercanía geográfica sobre los costos de comercio. Pero estas ganancias no solo se aplican al comercio de mercaderías, sino también a energía como la electricidad. Acá debo puntualizar que el intercambio de electricidad todavía es incipiente en América del Sur, pero hay potenciales avances para fortalecer la integración energética en América Latina. No solo permite a los países atender picos de demandas o caídas estacionales en la oferta, sino también optimizar las inversiones en el contexto de mercados ampliados, lo que implica reducción en los costos y el precio de la energía. Un beneficio adicional muy relevante es el hecho de poder diversificar las fuentes de energía incorporando aquella menos contaminantes como la solar y eólica. Un caso interesante donde se ha avanzado mucho es el Mercado Común Centroamericano, donde se ha creado el Mercado Eléctrico Regional. En América del Sur, el intercambio de flujos eléctricos es todavía ocasional y en el cono sur se da mayormente a través de la explotación conjunta de fuentes hidrológicas. Acá retomo un tercer elemento que es importante para la reducción de costos de comercio al interior de América Latina, el cual tiene que ver con las regulaciones asociadas con la integración productiva y el fomento de las cadenas regionales de valor. Entre estas regulaciones son muy importantes las reglas de origen que determinan el contenido nacional que los productos deben tener para poder beneficiarse del comercio sujeto a preferencias arancelarias dentro de los acuerdos. Lo que se debe procurar es que estas reglas permitan acumular, esto es, sumar como nacionales el uso de insumos importados de países con los que se tiene acuerdos. Por ejemplo, que la producción de alimentos en Santa Cruz utilice insumos tanto de Argentina como de Paraguay, y que esos insumos puedan ser considerados como si se hubieran producido en Bolivia y por lo tanto permita ser sumados para el cumplimiento del requisito de origen que exige Perú. Esto facilitaría las exportaciones de alimentos de Bolivia a esta última nación.
—¿Cuáles son los retos que debe enfrentar Bolivia?
—Bolivia, por ser un país mediterráneo se podría beneficiar mucho por inversiones que la conecten mejor con sus vecinos. Hemos hecho algunos cálculos que sugieren que si esas mejoras permiten aumentos en la velocidad en las carreteras a 90km/h, la empresa promedio de Bolivia aumentaría el acceso a mercados situados en países vecinos que sería equivalente a casi nueve veces su mercado doméstico. Una de tales obras es por ejemplo el corredor Santa Cruz-Puerto Suárez en el límite con Brasil. Otra importante infraestructura que puede ayudar a bajar los costos de comercio de Bolivia es el acceso a la hidrovía Paraguay-Paraná. La mejora de esta infraestructura fue un elemento muy importante que explicó el boom exportador de Paraguay en los últimos 15 años. Entonces, éstos son dos ejemplos de infraestructura de transporte a través de los cuales Bolivia podría beneficiarse en forma muy importante. Más allá de estas inversiones en infraestructura para reducir los costos de transporte del comercio internacional, Bolivia está involucrado en dos acuerdos de libre comercio (ALC). Es miembro asociado del Mercosur (tiene un ALC con estos países y en proceso de convertirse en miembro pleno) y pertenece a la CAN. Entonces, es importante que Bolivia promueva una integración más fuerte con sus vecinos a través de estos dos acuerdos porque así podría fortalecer su acceso a mercados muy importantes. En el Mercosur, con Argentina y Brasil. En la CAN, ahí están Colombia, Perú y Ecuador. Hay tarea por hacer en esos tratados para reducir aún más las barreras al comercio. Como mencioné antes, un aspecto importante es el establecimiento de una VUCE que digitalice todos los procesos aduaneros. Bolivia está en proceso de completar el establecimiento de este mecanismo; una vez que ello ha sido terminado, el siguiente paso es coordinar esas acciones con los demás países del Mercosur que ya tienen este tipo de plataformas. El objetivo es que éstas estén conectadas y que sean interoperables, permitiendo compartir información digitalizada sobre operaciones de comercio entre los países. En el caso de la CAN, la CAF está apoyando una iniciativa para cumplir este objetivo de vincular los sistemas digitales de comercio exterior en los países pertenecientes a este acuerdo.
—En ese marco, ¿qué es y cuál es la propuesta de RED2021 para mejorar el comercio?
—RED2021 propone una reingeniería de tres pilares en los caminos para la integración de América Latina y el Caribe. El primero es la reducción de los niveles de aranceles aplicados unilateralmente, que en algunos casos son todavía altos —notablemente en la Caricom y el Mercosur— al igual que la disminución de los costos aduaneros y de frontera a través de iniciativas de facilitación de comercio; el segundo consiste en proveer la infraestructura de transporte necesaria para mejorar la integración física entre los países, incluyendo aquella que favorece la integración energética; y el tercero se refiere a las regulaciones domésticas y regionales que impulsen la integración productiva entre las economías, promoviendo la participación de las empresas en cadenas regionales de valor. La facilitación del comercio comprende la simplificación, estandarización, digitalización y armonización de los distintos procedimientos y trámites que se requieren para realizar una operación de comercio exterior y que inciden en el costo final para el consumidor. Mientras que los trámites en frontera toman entre 80 y 100 horas en América Latina y el Caribe —similar a lo observado en Asia— los tiempos se reducen a menos de 10 horas en América del Norte y la Unión Europea. En materia de transporte, se puede apreciar que América del Sur enfrenta en el comercio intrarregional costos de transporte de sus exportaciones un 15% superiores a los de la Unión Europea (UE), aportando evidencia del rol de los costos de transporte como determinante del bajo nivel del comercio intrazona. A nivel extrarregional, sin embargo, no se observan diferencias de costos relevantes entre América del Sur y la Unión Europea. Esto apunta a que el mal desempeño de la infraestructura de transporte afecta principalmente al comercio intrarregional, donde el transporte terrestre tiene un rol preponderante.
PERFIL
Nombre: Pablo Sanguinetti
Cargo: Vicepresidente de Conocimiento de CAF-Banco de Desarrollo de América Latina
ECONOMISTA
Tiene un doctorado y una maestría en Economía en la Universidad de California (EEUU). Además, una segunda maestría en Economía del Instituto Torcuato Di Tella (Argentina) donde es profesor de Economía. Sus investigaciones se concentran en las áreas de comercio exterior e integración, desarrollo económico y federalismo fiscal. Fue investigador y profesor visitante en la Universidad de Nuevo México, la Universidad de Texas (A&M) y la Universidad de Bonn, Alemania. Ha trabajado como consultor del Banco Mundial, Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), y CAF-Banco de Desarrollo de América Latina. También fue miembro del directorio de la Comisión Nacional de Comercio Exterior de Argentina.