Empleo femenino: la recuperación es insuficiente
Imagen: Álvarom Valero
RETO. La pandemia impactó en mayor medida a la población femenina y ha colocado a Bolivia y América Latina frente al desafío de afrontar un retroceso en la igualdad de género.
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Crisis. La tasa promedio de desempleo llegó en América Latina al 12,4% en 2021.
ECONOMÍA
Tras dos años de la crisis provocada por el COVID-19 en los mercados laborales de Bolivia y América Latina, la recuperación es insuficiente. El año pasado, la tasa promedio de desocupación de las mujeres fue de 12,4%. Es la misma de 2020, no hay mejoras.
La pandemia impactó en mayor medida a la población femenina y ha colocado a la región frente al desafío de afrontar un retroceso sin precedentes en la igualdad de género en el trabajo.
Se trata de una de las conclusiones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en una evaluación del panorama laboral en América Latina y el Caribe 2022, titulado “Políticas de igualdad de género y mercado de trabajo durante la pandemia”, que fue difundido coincidentemente con la conmemoración del Día Internacional de la Mujer.
“Este 8 de marzo en el Día Internacional de la Mujer debemos tener muy en cuenta que enfrentamos un retroceso preocupante en la igualdad de género en el trabajo, y por lo tanto la región necesita redoblar esfuerzos para recuperar el terreno perdido y generar más y mejores oportunidades laborales para las mujeres”, dice el director de OIT para América Latina y el Caribe, Vinícius Pinheiro.
Dos años atrás cuando comenzó la crisis sanitaria a mediados de marzo de 2020, las mujeres fueron afectadas por una “catastrófica” pérdida de puestos de trabajo y de ingresos. “La desocupación femenina aumentó, pero lo más impactante fue la salida masiva de la fuerza de trabajo que llevó las tasas de participación laboral a niveles que no se veían hace dos décadas”, resume Pinheiro.
CIFRAS.
De los 23,6 millones de puestos de trabajo de las mujeres que se perdieron en América Latina (incluye Bolivia), en el peor momento de la crisis el segundo trimestre de 2020, a fines de 2021 aún faltaban por recuperar unos 4,2 millones, según la OIT.
El organismo también destaca que la tasa de participación laboral regional de las mujeres que rondaba 41% a comienzos de los años 1990 había subido en forma constante hasta 52,3% en 2019 (promedio de los primeros tres trimestres). En 2020, en ese mismo periodo bajó a 47%, aunque ese año el promedio regional llegó a ubicarse en 43%.
En 2021, la tasa de participación registró una recuperación insuficiente, pues subió hasta 49,7%, 2,5 puntos porcentuales por debajo de los niveles prepandemia.
Al mismo tiempo, al tercer trimestre de 2021 la tasa promedio de desocupación de las mujeres es de 12,4%, la misma de 2020, lo que es un signo de que no ha habido una mejoría, y que debe bajar en forma importante para regresar al 9,7% de 2019. Está por encima de la tasa general de desocupación, de 10%, y del 8,3% de la tasa de los hombres.
Además, conforme al análisis de la OIT, la gran mayoría de los países de América Latina y el Caribe (el 74%) no logran recuperar ni acercarse en 2021 al nivel de participación laboral femenina de 2019. Solo Argentina, Paraguay, Uruguay y Granada vuelven a los niveles prepandemia.
Por su parte, Bolivia supera la participación con respecto a 2019, probablemente por un aumento de la cantidad de mujeres que buscan trabajo, vinculado con la crisis económica.
DESIGUALDAD.
En ese marco, la especialista regional en economía laboral de OIT, Roxana Maurizio, afirmó que la pandemia agudizó desigualdades estructurales existentes. “Las mujeres rurales, las jefas de hogar con niñas y niños pequeños, aquellas de menos formación y educación, mujeres indígenas y afrodescendientes han sido más afectadas. Las brechas de género, tanto en la participación como en los ingresos, son persistentes en las mujeres con menores ingresos y menor nivel educativo”, dijo.
Sobre este tema, el estudio de la Organización Internacional del Trabajo lleva adelante un análisis de políticas y medidas del mercado laboral en la región que han buscado contribuir a la mitigación de los efectos perniciosos de la pandemia y a la recuperación de empleos, con un enfoque específico en aquellas que consideran una perspectiva de género.
También se desarrollaron medidas para compensar los impactos negativos de la crisis sobre los sectores de actividad más afectados que son intensivos en mano de obra femenina. A su vez, se implementaron medidas para promover la recuperación del empleo en esos sectores apoyando a las emprendedoras o brindando subsidios a la contratación con un apoyo especial para las mujeres.
RECOMENDACIONES.
Un desafío relevante para este 2022 es que la región se enfrenta a una situación macroeconómica compleja con un reducido espacio fiscal, aumento de la deuda y aceleración inflacionaria, lo que llevaría a realizar menores intervenciones de política en un contexto donde la población que requiere asistencia sigue siendo elevada por el aumento de la pobreza y la indigencia respecto a 2019.
Por lo tanto, siguiendo las buenas prácticas identificadas en políticas para la igualdad de género en el mundo del trabajo, la OIT recomienda, entre otras, que las consideraciones sobre igualdad de género deben ser un componente intrínseco del diseño, la elaboración, la aplicación y el análisis de los resultados de la totalidad de programas y estrategias, políticas, leyes y reglamentos implementados durante la pandemia y en la etapa de recuperación.
La experiencia recogida en las buenas prácticas demuestra que la inclusión del enfoque de género mejora los resultados de la política.
No se deben retirar en forma anticipada las medidas de estímulo sectorial para consolidar la recuperación, especialmente en sectores con una proporción mayoritaria de mujeres trabajadoras.
Tampoco deben retirarse las medidas de transferencias de ingresos o ayudas en especie para garantizar las condiciones mínimas que permitan sostener el crecimiento del empleo.
Finalmente, sugiere la reconversión y adaptación de las capacidades de las mujeres para ingresar al mundo de la economía digital. Ello requiere claramente de mayores esfuerzos para habilitar el acceso de las mujeres al mundo de la tecnología, desarrollando sus habilidades y competencias, pero también facilitando el acceso a los recursos digitales (dispositivos y conectividad).
INE: 5,7% fue la desocupación el año pasado
Al cuarto trimestre de 2021 la tasa de desocupación en el área urbana de Bolivia se redujo a 5,2%, lo que significó una baja de 3,2 puntos porcentuales respecto a similar periodo de 2020, que llegó a 8,4%, según datos de la Encuesta Continua de Empleo (ECE).
Estos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) contrastan el análisis y proyecciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que señalan que en 2021 la tasa promedio de desocupación de las mujeres en América Latina fue de 12,4%, la misma de 2020.
Por ello, de acuerdo con los principales indicadores de empleo, en el área urbana al cuarto trimestre de 2021 se muestra que la población ocupada o que busca trabajo, es decir la Población Económicamente Activa (PEA), se incrementó.
La PEA llegó a 4.556.000 personas, lo que significó una variación positiva de 11,1% con relación al mismo trimestre del año anterior, periodo en el cual empezó el retorno a una relativa normalidad, luego del posconfinamiento a causa de la pandemia.
De igual manera, la Tasa Global de Participación (TGP) refleja la oferta de mano de obra que interviene o está disponible para la producción de bienes y servicios como parte de la población en edad de trabajar.
Al cuarto trimestre de 2021 alcanzó 74,3%, se incrementó en 5,1 puntos porcentuales respecto al cuarto trimestre de 2020 (69,2%).
Por otro lado, se puede observar que la participación de las mujeres en el mercado laboral fue de 68,0%, cifra menor a la de los hombres que alcanzó 80,9%.
Para el mismo periodo del año pasado, la ECE muestra que la tasa de desocupación urbana según género es menor en los hombres. En este periodo, se registró una tasa de desocupación en mujeres de 5,7%, mientras que la tasa de desocupación en hombres llega a 4,7%; en ambos casos, dichos indicadores tuvieron una reducción en comparación a lo registrado en el cuarto trimestre de 2020.
Asimismo, indica que los jóvenes de 16 a 28 años representan el 29,7% de la población ocupada, que está conformada por 703.000 hombres y 581.000 mujeres; en todos los grupos de edad, se puede observar una mayor participación de hombres en el mercado laboral.
Según actividad económica, los resultados muestran que el 25,0% de esta población (1.079.000 personas) tuvo como principal actividad el comercio, seguido de un 14,9% (643.000 personas) que se dedicó a la manufactura y 10,3% (447.000 personas) que desarrolló actividades en transporte y almacenamiento, principalmente.