Bryce abre el VI Encuentro de Escritores
Invitado. El novelista peruano abrió el VI Encuentro de Escritores en la Llajta
El novelista peruano Alfredo Bryce Echenique inauguró ayer el VI Encuentro de Escritores Iberoamericanos contando pasajes de su vida que transcurre, «como canta Sinatra, a mi manera», admitió. Hasta el sábado, seis autores hablarán de Humor y Literatura en el Centro Patiño de Cochabamba.
Junto al peruano Diego Trelles Paz, el argentino Juan Terranova y los bolivianos Ramón Rocha Monroy, Eduardo Scott Moreno y Manuel Vargas —participantes del Encuentro—, Echenique recordó que sus 71 años pasaron en medio de grandes victorias y grandes derrotas. «Viví a mi manera, los viví como Sinatra, a mi manera, debo ser honesto», dijo.
«He vivido tiempos muy duros, mis experiencias hospitalarias, poco conocidas gracias a Dios, frecuentes y dolorosas, asombrosas, por motivos humanos, sentimentales —recordó—. En Montpelier (Francia) me sentí muy solo, trabajé demasiado y estuve un año con insomnio. No dormía jamás ni de día ni de noche y terminé en un hospital de locos».
Pocos lo supieron pues al escritor le encantaba «esconderse detrás de la fama de bohemio, loco e irresponsable». «Yo sigo siendo anti Vargas Llosa, bohemio; el que ha podido consumir las dosis más grandes de alcohol en la historia de la humanidad, el más borracho de todos los autores, el más informal e impuntual», contó. Reconoció que vive bien con esa labrada mala reputación. «Te dejan en paz… está borracho dicen y tú sigues con tu orden, tu mesura».
Contó al auditorio que hace poco le preguntaron «cómo habiendo llevado una vida de disoluto» ha podido escribir 25 libros, a lo que respondió que en realidad es «ordenadísimo». «Te voy a llevar a mi casa y no te voy a invitar ni a una copa para que veas lo ordenado que soy», bromeó en el Palacio Portales.
Recordó que los años en que enseñaba literatura latinoamericana en Francia leyó mucha historia que influyó en su narrativa. «Leía porque lo sentía necesario pues me sentía ignorante por el eurocentrismo imperante». Sin embargo, admitió que aún hay vacíos: «No conozco la literatura boliviana, muy poco. He conocido algunos autores en eventos como éste; me han regalado un libro».
Se declaró un escritor de la desmesura. «Estoy más cerca de los cuenta cuentos, con sus excesos, los mismos que había en Cervantes», dijo y luego aseguró que la clave de su éxito ha sido «mucho trabajo, mucho orden, disciplina y mucho silencio» mientras escribe.
Adelantó que ahora trabaja en la novela Dándole pena a la tristeza, que definió como una antítesis de Un mundo para Julius. «El protagonista es un personaje extravagante, de más de 100 años, que tiene un invernadero y es el fundador de una familia de clase. Es una novela rara para mí, violenta, con una cantidad de crímenes y nada de humor», definió.
El título lo guardó por 40 años. «Era una frase de mi entrañable mamá Rosa, una señora que cuido de mí y mi hermano. Siempre la visitaba y cuando preguntaba ‘¿cómo estás?’; ella respondía: ‘así chiquito, dándole pena a la tristeza’».
Producción del visitante
Nacido en Lima en 1939, Bryce debutó en 1968 con los relatos Huerto cerrado. Entre sus obras figuran: Un mundo para Julius (1970), La vida exagerada de Romaña (81), La amigdalitis de Tarzán (99), El huerto de mi amada (Premio Planeta). Fue acusado de plagio el 2009.
Literatura y humor
«La literatura y el humor» es el tema del VI Encuentro de Escritores Latinoamericanos que, organizado por el Centro Simón I. Patiño, se desarrolla desde ayer en la ciudad de Cochabamba. El peruano Alfredo Bryce Echenique dialogará con su compatriota Diego Trelles y el argentino Juan Terranova. Por Bolivia participan los escritores Eduardo Scott, Jesús Urzagasti, Manuel Vargas y Ramón Rocha Monroy. Hasta el sábado 10, en el Palacio Portales, todas las noches se realizarán mesas en las que los invitados presentarán sus ponencias y responderán a las preguntas del público.