Bolivia recupera pinturas chiquitanas centenarias
Restauración. San José tendrá una pinacoteca
El santuario jesuítico de San José de Chiquitos, en Santa Cruz, recuperó para su patrimonio 1.700 metros cuadrados de pinturas luego de tres décadas de trabajo de restauración. Destaca un retrato de 1810 de Fernando VII.
El trabajo de más de 30 años se realizó en diferentes etapas, la más importante entre 2006 y 2009, en un proyecto que contó con un presupuesto de más de $us 600 mil de la cooperación española, la Iglesia boliviana y el municipio de San José. «Ha sido una obra de recuperación laboriosa», dijo el arquitecto encargado del proyecto, José Fernández.
El templo, declarado por la Unesco Patrimonio de la Humanidad en 1990, se terminó de construir en 1748, en la época en que los jesuitas llegaron a Bolivia en sus misiones evangelizadoras de los nativos bolivianos, antes de que fueran expulsados en 1767. Sin embargo, no sólo sirvió de lugar de culto: su increíble estructura, considerada una de las más bellas entre las construcciones misionales de la zona, cautivó también a gobernadores españoles de las Indias, que lo convirtieron en su residencia.
Por eso, en el trabajo de restauración se han encontrado hasta nueve capas de pintura, cada una de ellas con su función específica. «Hemos usado las mismas pinturas, con los mismos pigmentos y minerales, que se usaron en su construcción. Por eso siguen predominando los colores negros y rojos», dijo Fernández.
Se recuperaron figuras geométricas para una función residencial; formas de fauna y flora para quitar el miedo de los indígenas a entrar en un lugar diferente de su hábitat natural; pasajes religiosos con objetivo educativo y momentos militares como documento histórico. Sin embargo, lo más destacado es un retrato de 1810 de Fernando VII, precisamente en un año en el que el monarca español no ocupaba el trono.
«Todo se inició en 1972, cuando el jesuita suizo Hans Roth llegó a las misiones chiquitanas. Él empezó la recuperación de nuestro rico y vasto patrimonio», explicó Fernández. Roth, considerado una institución en toda la región, fue el gran artífice de la recuperación del patrimonio chiquitano, que además de las pinturas incluye toda la estructura de los templos, en un trabajo integral que debe servir para relanzar la Chiquitanía como destino turístico.
Fernández dijo que, tras la recuperación de estas «importantísimas pinturas», a principios del próximo año se espera que se abra un museo. Además, se está trabajando para que los jóvenes de la Chiquitanía estudien la «protección del patrimonio cultural».