Asa Nisi Masa
Decir ‘creativo’ es pensar en un artista, pero casi nunca en un político que, con mucho, debe ser creativo
Desde diciembre (Más serán menos) he dedicado columnas previniendo contra la polarización opositora, lo continué en Uno más otro y más (marzo) y seguí en junio (Menos serán más). En el primero mencionaba la “falta de voluntad y un plan conjunto de la oposición, hoy lejos de replicar la Mesa de Unidad venezolana”, carencias mantenidas a pesar de alianzas y desalianzas, con muchos precandidatos opositores (Rubén Costas Aguilera, Samuel Doria Medina Auza, Juan del Granado Cosío, Félix Patzi Paco, Adriana Gil Moreno, Eliseo Rodríguez Pari, Jorge Quiroga Ramírez, Roberto Fernández Saucedo y quizás hasta Jaime Paz Zamora, Mánfred Reyes Villa y alguien por el MNR residual) frente a un liderazgo oficialista que ya había goleado antes (54% en 2005 y 64% en 2009; 74% como meta ahora), las expectativas opositoras eran muy escasas o nulas.
A junio, el panorama se reconfiguró con la Concertación Unidad Demócrata (CUD) uniendo sectores mayoritarios del fracasado Frente Amplio con el Movimiento Demócrata Social (MDS) de Costas Aguilera, ubicándose en un hipotético centro democrático; además, entonces solo estaba Del Granado con su movimiento histórico y menos del 5% de intenciones. El reto para la CUD era volver a captar todas las disidencias posibles del Frente Amplio y expandirse a otros sectores. Pero no fue así.
Hacia la derecha-centroderecha, Tuto Quiroga postuló por el Partido Demócrata Cristiano (PDC) y hacia la centroizquierda Fernando Vargas Mosúa, por el Partido Verde; por otra parte, el cómodo margen que entonces obtenía la CUD en las encuestas (32,3%, sumadas las intenciones de voto para Doria Medina Auza y Costas Aguilera, sus líderes, a menos de 10% de las relevadas para el MAS) se deshizo a 15-17%, mientras el MAS crecía de los anteriores indecisos (que aún siguen altos en los estudios).
El tercer espacio, reducido, es para Tuto Quiroga mientras Del Granado alcanza valores similares o menores al error muestral y Vargas no aparece. Y aclaro que, aunque siempre he sido crítico de las encuestas electorales, los errores locales nunca han sido, ni de cerca, tan burdos como los de 2010 de los encuestadores “pesos pesados” que permanente dieron amplio ganador a Antanas Mockus para perder (27% frente al 69%) con Juan Manuel Santos en Colombia.
Y acá entra el análisis creativo: queda claro que los liderazgos opositores son poco relevantes como candidatos presidenciales frente a Evo Morales y la disputa por una segunda vuelta se vuelve cada vez más lejana e improbable. Entonces, la batalla se centraría en el segundo escalón: los asambleístas, pero en todos los partidos (oficialista y opositores) los carismas son escasos y el machismo (y el reciclaje) permea, lo que da que lamentar. Quedaría la opción improbable: renuncias y cohesiones dentro de la oposición; pero ni egos ni intereses dan margen de expectación. Así van las cosas; menos oníricas que para Guido.