China intenta competir en la industria de inodoros inteligentes
Meta. Proyecto busca estimular la confianza de los consumidores en los productos nacionales
China anunció un plan nacional de desarrollo con el objetivo de fabricar electrodomésticos como los que muchos chinos compran en sus viajes a países como Japón, entre ellos retretes y ollas con dispositivos electrónicos e inteligentes.
Según informó el diario Global Times, el plan, que nombra específicamente a esos retretes en la lista de objetivos, fue anunciado por el Consejo de Estado de China, el máximo órgano ejecutivo nacional, tras su reunión semanal realizada el miércoles.
El plan busca oficialmente la meta de “mejorar la competitividad internacional y estimular la confianza de los consumidores en los productos nacionales”, pero no es un secreto que también quiere responder a la costumbre entre muchos chinos de clase media y alta que viajan a Japón o Corea del Sur y compran allí electrodomésticos. En los últimos años, los medios chinos informaron que uno de los souvenirs más populares entre los turistas chinos al exterior son esos retretes llenos de botones y con bidé incorporado tan populares en Japón que en China, como en Occidente, son todavía algo muy exótico. El plan nacional para el desarrollo de retretes y ollas inteligentes despertó ya muchas bromas en las redes sociales chinas, donde algunos internautas y analistas criticaron al Gobierno chino por ser demasiado estricto.
“El Gobierno no debería hacer una lista específica de productos, en lugar de eso tendría que centrarse en políticas macroeconómicas para animar al sector manufacturero a que mejore y se transforme”, opinó en declaraciones a Global Times el economista Yang Danhui, de la Academia China de Ciencias Sociales. Quien ya ha respondido a las peticiones del Gobierno, antes incluso de que apareciera esta polémica lista, es la fabricante de móviles china Xiaomi, que recientemente lanzó al mercado una olla inteligente especializada en arroz (un electrodoméstico esencial en las cocinas chinas).
“Si quiere imaginarse los baños chinos, visualice un rectángulo de cerámica en el piso, sin cisterna ni espaldar y casi siempre sin papel higiénico”, explica Danhui. En los baños públicos la experiencia es mucho más particular ya que no hay paredes o cubículos que separen a un inodoro del otro. Ir al baño se puede convertir en una tortura para los turistas.
De acuerdo con el diario China Daily, desde 2005, el Gobierno gastó aproximadamente 29 millones de dólares en arreglar 14.500 baños públicos en la capital.