Un reducido Jisk’a Anata regresa luego de un año
La entrada autóctona se realizó con medidas de bioseguridad.
La danza del ch'uta es característica del Carnaval Paceño.
Imagen: Rodwey Cazón
Después de suspenderse por un año debido a la pandemia, la entrada autóctona del Jisk’a Anata se realizó aunque reducida en el número de bailarines. Menores de 18 años y adultos mayores no participaron en la actividad del Carnaval Paceño.
Desde la avenida Montes hasta la Simón Bolívar, el Jisk’a Anata se inició después de las 11.00 y contó con medidas de bioseguridad de acuerdo a lo dispuesto por las autoridades para su realización.
La cantidad de bailarines fue inferior en comparación a años pasados debido a que no se permitió la participación de personas menores de 18 años, además de los adultos mayores. A estos últimos, para precautelar su salud por pertenecer a un sector vulnerable.
“La entrada se desarrolla de acuerdo a lo previsto. Estamos manteniendo las distancias entre bailarines y conjuntos, y los controles se cumplen”, dijo el presidente de la Asociación de Conjuntos Folklóricos del Jisk’a Anata, Juan Carlos Tapia.
Respecto a los grupos disminuidos, el dirigente informó que “la resolución del COEM (Comité de Operaciones de Emergencia Municipal) prohibió la participación de menores de 18 años. La disminución se debe a eso fundamentalmente, pero hicimos acatar esa disposición en los grupos”.
Además, ocho agrupaciones solicitaron permiso en esta gestión por la aún vigente pandemia del COVID-19 en el país.
Novedad.
Según estimó Tapia, el porcentaje corresponde a, por lo menos, un 40%. “No nos olvidemos que en el Jisk’a Anata vemos a tres generaciones juntas: abuelo, padre e hijo. Eso ha mermado un poco la participación, pero no se ha diezmado la integridad de los grupos”, afirmó.
No obstante, algunos conjuntos sí tuvieron niños en sus formaciones. Tal fue el caso de Asisdis (Asociación de Inclusión Social para Personas con Discapacidad), que contó con niños desde los cuatro años. La mayor de los integrantes fue la Amiga de Corazón, que tiene 19 años.
“Les gusta participar, porque se distraen. En el caso de las mamás también, porque tener un hijo con discapacidad es estresante”, dijo Beatriz Ríos, encargada de la asociación. Este año, los 20 bailarines infantiles eligieron disfrazarse de ch’utas y pepinos.
Entre las 50 agrupaciones de la entrada folklórica resaltaron la saya, los sicuris, la tarqueada, la cueca y el salay, que se mantiene vigente desde 2017 y que cobró fuerza en el Jisk’a Anata.
Asimismo, la carnestolenda, danza del Carnaval valluno, se estrenó este año. Fue una propuesta del ballet Paso a Paso, que cumplió su primera participación.
“Es la primera vez que esta danza participa. La muestra coreográfica folklórica y de música está ligada a la decisión de los grupos, por lo que el ballet Paso a Paso la propuso este año”, comentó Tapia.
De acuerdo con Naylea Poma, instructora del elenco de danza, “la carnestolenda no se ve mucho en el Carnaval de La Paz, ya que es propia de Cochabamba. Quisimos traerla al Jisk’a Anata para que vean cómo es y cómo se baila”.
Para sumarse a la fiesta —a través de una postulación—, la directora de Paso a Paso, Yamila Ale, pidió propuestas a los bailarines y la carnestolenda fue la ganadora. Cincuenta personas fueron parte del ballet participante.
Espectadores.
“Es una danza del Carnaval, que principalmente se baila en Cochabamba. El ritmo es similar al huayño. La elegimos al ver que hay representación de las danzas más conocidas de la parte andina y nosotros quisimos proponer una danza del Valle”, agregó Ale.
Los integrantes del ballet aseguraron que la propuesta surgió a partir de una investigación.
La entrada que se creó en 1995 con el propósito de recuperar danzas autóctonas no solo contó con menos bailarines, sino también con menos espectadores.
Hasta las 20.00, aún se ofrecían asientos en la ruta, cuyos precios iban desde los Bs 10.
Gabriela Llanos, una transeúnte, aseguró que aunque le agrada la actividad prefirió alejarse de lugares con concentración de personas. “Me gustaría quedarme y ver la entrada, pero todavía tengo un poco de miedo por el COVID-19”, dijo.
“Se espera que todas las comparsas cumplan el compromiso de no consumir bebidas alcohólicas, ya que respetaron el requisito de tener el esquema completo de las vacunas contra el coronavirus”, dijo el alcalde Iván Arias.
También exhortó a los bailarines y espectadores a retirarse a sus domicilios en caso de estar en un estado inconveniente. También pidió comportarse de una manera adecuada.
La Alcaldía instaló puntos de vacunación para niños, jóvenes y adultos en la Casa Municipal de la Cultura, ubicada en el recorrido de la entrada folklórica, desde las 11.00 hasta las 23.00.
La Secretaría Municipal de Salud Integral y Deportes habilitó dos puntos para la toma de muestras rápidas de COVID-19, una en Plaza de las Culturas (calle Genaro Sanjinés esquina Potosí) y la segunda en la plaza Camacho (esquina Bueno).
Vacunas.
En ambos puntos se atendió a la población de 11.00 a 20.00. En el punto de vacunación se contó con las dos dosis del inmunizante Sinopharm para niños de cinco a 11 años y la Pfizer para adolescentes y jóvenes de 12 a 17 años.
También se dispuso de las dos dosis de Sinopharm, la segunda dosis de Sputnik V, la tercera dosis de AstraZeneca y las tres dosis de Moderna para personas mayores de 18 años.
La agenda del Carnaval Paceño se inició el martes 1 de febrero, con la llegada del Ch’uta y finalizará el 6 de marzo con el entierro del Pepino y la entrada del Domingo de Tentación.