Transcurridos dos años de la tragedia que conmovió al mundo, la vida de sus protagonistas es disímil. La mayoría se ha reincorporado al mundo laboral, pero muchos señalan que no pueden superar el trauma.

El segundo aniversario del accidente se conmemora este domingo en la vieja mina San José, en pleno desierto de Atacama, en el norte de Chile, donde el 5 de agosto de 2010 un derrumbe sepultó a 32 mineros chilenos y uno boliviano.

Una gran cruz de cinco metros de altura junto a un altar en honor de la virgen de La Candelaria, patrona de los mineros chilenos, recordará el inicio de esta historia sin precedentes: por 69 días, 33 hombres sobrevivieron en la penumbra, humedad y un intenso calor al fondo de una vieja mina de oro y cobre.

«La última vez que nos juntamos, el 80% estábamos reinsertados en algo», relató a la AFP el minero Juan Illanes, quien vive hoy en la ciudad de Chillán, en el sur de Chile.

Illanes trabaja en una empresa ligada a la minería, pero ha buscado apoyo y contención emocional en «un grupo de tendencia sufí que tiene su sede en Chipre», comentó.

“Seguimos terapias grupales a nivel psicológico. Nos reunimos en Vallenar (sur de Chile), el grupo es liderado por Abdul, quien nos acerca a la educación religiosa musulmana», cuenta, sin entrar en más detalles.

Junto a él, participan también los mineros Omar Reygadas y Darío Segovia, quienes viajaron hace un año a Chipre, para visitar al máximo líder y maestro de la Orden Sufi Naqshbandi.

El minero Víctor Segovia transporta trabajadores en la ciudad de Copiapó y reconoce que aún hoy está con tratamiento sicológico y toma medicamentos. Edisón Peña, famoso por imitar a Elvis Presley, estuvo internado en un centro de rehabilitación para dejar atrás su adicción a las drogas y el alcohol.

«Me ha costado mucho recuperarme física y sicológicamente. Me separé un tiempo de mi señora y ahora me altero con más facilidad que antes», narró por su parte al diario El Mercurio, el minero y ex futbolista, Franklin Lobos.

«Después de un año de viajes y la televisión, todos tuvimos que empezar a rascarnos con nuestras propias uñas. A casi todos les dieron el alta, y como no hay muchos ingresos, tuvimos que volver a la realidad», dijo al mismo medio el minero Pablo Rojas.

Mario Sepúlveda, el más histriónico del grupo, vive hoy en Santiago. Es uno de los que más provecho ha sacado a su historia, dictando charlas en Chile y en el extranjero.

«Sigo (involucrado) en programas sociales, muchos talleres dedicados a niños en riesgo social, a través del deporte, como el fútbol. También, algunas charlitas en mineras, sobre riesgos y prevención laboral para que a nadie le vuelva a pasar lo que a nosotros», comentó a la AFP.

En un intento por explotar comercialmente su historia, los mineros firmarán un contrato con una empresa chilena para crear bajo la marca «Los 33 del milagro» una serie de productos como tazones, camisetas o medallas, destinadas fundamentalmente a turistas.

Los mineros explicaron que inscribieron la marca «Los 33 del milagro» a través de su empresa Propiedad Intelectual Minera (PIM), debido a que otras 120 frases célebres para identificarlos ya habían sido registradas por otras personas.

En la parte judicial, en marzo pasado los propietarios de la mina San José lograron un acuerdo con el Estado y pagarán cinco millones de dólares por el rescate, menos de un cuarto del valor de la exitosa operación, que incluyó la excavación de tres gigantescos túneles y la movilización de cientos de técnicos y expertos.

El rescate de los mineros tuvo lugar el 13 de octubre de 2010. La operación se extendió por 22 horas y fue transmitida en vivo a todo el planeta, con cada uno de los mineros emergiendo por un estrecho túnel de unos 60 centímetros de ancho.

Una película sobre ellos, en tanto, producida por Mike Medavoy, comenzará a ser rodada en Chile en noviembre próximo y se espera su estreno un año después.