Comicios mediáticos
Un estudio a cuatro manos identifica varias deficiencias en la cobertura mediática sobre las elecciones generales de 2009. Las reflexiones pueden contribuir al rol de los medios y periodistas en la votación de 2014.
Los procesos electorales en Bolivia ya no son lo que eran. La acción mediática tampoco. Ha cambiado también, y de qué modo, la siempre difícil relación entre medios de comunicación y democracia. Y es distinto, en fin, el desempeño de los medios masivos en elecciones. El libro Comicios mediáticos. Los medios de comunicación en las elecciones generales de 2009 en Bolivia es una demostración empírica y analítica de esas importantes mutaciones.
¿Cómo intervinieron los grandes diarios, algunas redes de radios y las principales redes nacionales de televisión en las elecciones generales 2009 en Bolivia? A lo largo del texto se plantean importantes hallazgos en cada uno de los cuatro estudios desarrollados por igual número de comunicadores: información (Verónica Rocha), propaganda (Karina Herrera), opinión (Sandra Mallo) y encuestas (Mario Cañipa).
La primera constatación, no por obvia menos relevante, es que difícilmente podemos pensar las democracias electorales hoy sin el concurso de los medios de comunicación masiva. Y no hablemos del creciente protagonismo de los medios de naturaleza interactiva (como las redes sociales, por ejemplo). La mediatización llegó para quedarse.
Queda como evidencia también que la función de establecimiento de agenda (informativa y de opinión) adquiere especial desempeño en los procesos electorales. Sea como noticias, en formato de propaganda, desde el análisis y la opinión, mediante las estadísticas, la agenda de los medios incide claramente en la agenda público-política.
En contrapartida, y es fundamental subrayarlo, las organizaciones políticas, la sociedad civil, los votantes, establecen relaciones diversas con los medios y se posicionan de maneras distintas ante ellos. Las ciudadanas y ciudadanos no son meros receptores de mensajes, sino activos sujetos de los mismos. O mejor: los medios importan, pero no son determinantes.
Retos de agenda. ¿Cuáles son los principales retos de agenda que plantea el libro Comicios mediáticos? Considerando los cuatro ejes temáticos del estudio —impulsado por Idea Internacional con el apoyo de la Fundación UNIR— se pueden identificar los siguientes aspectos para la reflexión, la reforma político-institucional y, lo más importante, el ejercicio democrático en una sociedad plural y diversa, en transformación, como la boliviana.
Estableciendo la agenda. Si asumimos que existe una brecha entre la agenda informativa y la agenda de género impulsada, en especial, por los movimientos de mujeres, queda como reto la necesidad de que los mass media reconozcan y asuman el enfoque de género y la igualdad de oportunidades como parte sustantiva de su agenda noticiosa (más allá de los procesos electorales). “Paridad en la política, paridad en los medios”, podría ser la consigna.
Con relación al financiamiento de las campañas electorales el reto mayor es la transparencia. Y es que se trata de un terreno de “información reservada” (o ambigua, sinuosa, incompleta). Así pues, más allá del desempeño mediático, la ciudadanía debiera tener acceso pleno, sin secretos, a la información sobre las fuentes de financiamiento de las organizaciones políticas y su rendición de cuentas.
Queda también necesidad de brindar mayor atención noticiosa al financiamiento de las campañas electorales con un tratamiento documentado que excede en mucho la sola denuncia y el escándalo.
Me ven, luego existo. La propaganda electoral, principalmente en la televisión a través de la difusión de spot, es un componente fuerte del proceso electoral e incide en la preferencia de los votantes (en especial indecisos). Este dato plantea un reto de equidad en el acceso a los medios por parte de todas las organizaciones políticas/candidaturas. La exposición mediática de los partidos, candidatos y programas de gobierno no puede estar librada a la disponibilidad (privada) de recursos. De lo contrario habrá candidatos súper visibles y candidatos directamente invisibilizados.
Es necesaria también una norma que imponga sanciones eficaces para evitar la “guerra sucia” en los medios. Lo propio se aplica ante el incumplimiento de otras prohibiciones como la propaganda anónima, el uso de imágenes de niños, el uso de símbolos patrios y religiosos, la violación de los límites máximos y periodos establecidos para la propaganda electoral, entre otros.
Y es relevante también el reto de ampliar la propaganda electoral gratuita y establecer prohibiciones sobre el uso de recursos públicos para efectos de campaña y la realización de propaganda oficial.
Yo digo. Con relación a la agenda de opinión mediática durante un proceso electoral el reto principal se llama pluralismo. Y está dirigido a los medios. ¿Cómo salir de la cuestionable tendencia de privilegiar en los espacios editoriales y de opinión un posicionamiento marcadamente contrario al Gobierno o, en su caso, favorable a éste? ¿Qué debieran hacer los medios para promover, en su agenda de opinión, muchas voces en lugar de la palabra única? ¿Cómo superar, en fin, la tentación de hacer pasar por “periodismo independiente” lo que no es más que la adhesión a posturas político-partidarias?
Y queda como asignatura pendiente la calidad de la opinión y el análisis. La constatación es que la mayoría de los “analistas políticos” convocados a los medios exponen mucha opinión y juicios de valor, pero hacen poco análisis político de coyuntura. El reto radica en abonar la palabra con antecedentes, contexto, actores, escenarios, datos, prospectiva…
Quién ganó, quién perdió. Dada la importancia que, como instrumentos de campaña, han adquirido los estudios de opinión en materia electoral, y los usos mediáticos que se hacen de ellos, estamos ante un gran reto de calidad técnica para garantizar la credibilidad del dato estadístico. Ello implica un seguimiento técnico-metodológico a su labor. Supone también la definición de reglas claras para la elaboración de estudios de opinión en materia electoral para efectos de difusión mediática.
En este campo se presenta asimismo un reto de claridad a la hora de difundir los resultados de encuestas preelectorales y, en particular, de bocas de urna y conteos rápidos. La primera condición es que se publique/difunda la ficha técnica completa del estudio, incluyendo márgenes de error. La segunda es que se exponga el dato como una aproximación cuantitativa y, cuando corresponda, como “no oficial”. Y la tercera es que se diferencie bien el dato de su interpretación mediática, tendiendo a privilegiar aquél antes que ésta.
Todo lo planteado en el libro Comicios mediáticos tiene que ver con el desempeño de los medios de comunicación en procesos electorales, de votación. Demás está decir que la mirada se amplía notablemente, y con ella los desafíos, si el referente es un horizonte de democracia intercultural. Para plantearlo en clave de pregunta-horizonte: ¿cómo gestionar la relación entre medios de comunicación y demodiversidad en el marco de un proceso de refundación del Estado (plurinacional, con autonomías) y la construcción de una sociedad intercultural-diversa con igualdad? Queda para la reflexión y el debate.