La ofensiva israelí en Gaza cumplió ayer su tercer día con la muerte hasta anoche de 28 palestinos y tres israelíes en medio de crecientes señales de una inminente invasión terrestre, y después de que el Gobierno de Israel aumentara la tensión con la movilización de 70 mil reservistas.

El ministro de Sanidad del gobierno de Hamás en Gaza, Moufid Mujalalati, dijo ayer en el hospital de Shifa que 28 personas murieron, entre ellas 12 civiles: 7 niños, 2 mujeres (una de ellas embarazada) y 3 ancianos. Posteriormente, el Ejército israelí mató a un líder de la milicia de Hamás, a dos de sus hermanos y a un vecino en un ataque aéreo en el centro de Gaza, lo que eleva a 28 el número de palestinos perecidos por fuego israelí desde el miércoles.

La Fuerza Aérea de Israel llevó a cabo ayer 238 bombardeos en la franja de Gaza. Según los datos ofrecidos por Mujalalati, más de 250 personas resultaron heridas desde el comienzo de la ofensiva, entre ellas 70 mujeres y niños. El ministro afirmó que los hospitales de la franja empiezan a sufrir escasez de suministros médicos y pidió a los países árabes que sigan el ejemplo de Egipto y ayuden a los palestinos.

El primer ministro egipcio, Hisham Qandil, llegó ayer en visita oficial a Gaza para mostrar su solidaridad con el territorio y se espera hoy la llegada del ministro de Exteriores tunecino, Rafik Abdelsalam. Durante la estadía de Qandil, las dos partes tenían que haber mantenido un alto el fuego de tres horas, que ninguna de ellas respetó.

A lo largo de la jornada, el estruendo de bombas y los silbidos de los cohetes fue constante, y en las calles de Gaza capital circulaban pocos coches, algunos más desde que cayó la noche. Las milicias dispararon alrededor de 200 cohetes, de los cuales la mitad fueron interceptados por el sistema de defensa antimisiles Cúpula de Hierro, según datos del Ejército israelí. En Gaza capital, largas colas se agolpaban en las gasolineras en las que, además de repostar los coches, acudían peatones para llenar bidones con los que alimentar los generadores eléctricos.

Incertidumbre. En la franja también se veía a hombres con bombonas de butano o bolsas llenas de pan para llevar a sus casas. Los milicianos de Hamás, habitualmente muy presentes en las calles de la franja, estaban ausentes y no se veían personas armadas. Las emisoras locales emitían canciones religiosas y mensajes nacionalistas, además de noticias triunfalistas sobre supuestos éxitos de los milicianos.

Muchos palestinos recibieron en las calles con gritos de “Alahu Akbar (Dios es Grande)” el anuncio de Hamás de que su brazo armado, las Brigadas de Azedin al Kassem, había derribado con un misil tierra-aire un avión militar israelí F-16 que sobrevolaba la franja de Gaza, un hecho que fue desmentido por el Ejército israelí.

Otro motivo de celebración en las calles de Gaza fue la noticia de que un cohete lanzado desde la franja había impactado cerca de Jerusalén. El proyectil fue un misil Fajr-5, que cayó en una zona despoblada del asentamiento judío de Gush Etsion, en Cisjordania ocupada, en cercanías de Jerusalén.  En el hospital de Shifa, el mayor de Gaza, decenas de palestinos esperaban noticias de sus familiares o amigos heridos en los bombardeos israelíes.

7 semanas de combate

El comandante del Frente Interno israelí, el general Eyal Eisenberg, estimó ayer un “periodo de combates de siete semanas” contra la organización palestina Hamas para “responder” al lanzamiento de misiles sobre territorio israelí. ANSA, Tel Aviv