Mario Concha Argarañaz: ‘Fui parte del mejor Tigre de la historia’
Fue uno de los zagueros del primer campeón liguero en 1977. Asegura que lo mejor que le pasó fue jugar en el aurinegro
Mario Concha Argarañaz perdió toda comunicación con gran parte de quienes fueron sus compañeros de The Strongest, el primer campeón en la historia de la Liga (1977), excepto con Ricardo Fontana y Jorge Carlos Lattini. A pesar de ello, siempre está al tanto de “su” Tigre, al que le guarda el mismo cariño que cuando jugaba, pese a la distancia y los años que han transcurrido.
Algarañaz fue un destacado defensor argentino de los años 70 y 80 en el fútbol boliviano, aguerrido y guerrero, con un fútbol que calzaba a la perfección con el estilo stronguista.
“Pese a que transcurrieron tantos años, con el Tano coincidimos en que tuvimos el privilegio, el honor de haber formado el mejor, sino uno de los mejores equipos de la historia del Tigre. Esto por muchas razones, porque creo que se armó un equipazo que marcó a los stronguistas, a los jugadores, a los dirigentes y a los hinchas”, afirma el zaguero, quien radica en Kendall, Florida (Estados Unidos).
Concha recuerda para quienes no tuvieron la ocasión de ver al primer campeón de la Liga que se trató de “un equipo compacto, de gran temperamento de parte de sus integrantes, todos líderes, un grupo unido y con buenos jugadores, que tenían un fútbol muy similar al inglés. Era un verdadero Tigre que iba al ataque sin ver quién era su oponente. Todos con un amor propio, por sí mismos y por el club. De los extranjeros todos eran furiosos stronguistas en la cancha, desde el Mono (Luis) Galarza, el Tano (Ricardo) Fontana, (Telmo) Paredes, el Zorro (Luis Fernando) Bastida, Wilfrido Cañelas; y de los muchachos bolivianos estaban Lucho (Luis) Iriondo, que en paz descanse, Juanito Peña, Eduardo Angulo y nuestro más hábil jugador a quien tuvimos la suerte de tener, como Ovidio Messa. Creo que estaba reunida gente muy grande, de buenas cualidades y todos hinchas stronguistas. Por eso digo y pienso que fui parte del mejor Tigre de la historia, porque yo así lo viví y creo que ese equipo marcó y selló diferencias”.
Argarañaz admite que luego vinieron muchos otros equipos atigrados que también fueron campeones ligueros, como el actual que logró un tricampeonato, pero con jugadores, en su mayoría, que no sabe del afecto hacia el club y de la identificación con él. “Sí, sé del actual equipo, que por cierto ganó tres títulos seguidos, eso merece admiración. Pero en el 77 don Rafael (Mendoza), que era el presidente, tuvo la virtud de hacernos stronguistas. De ese equipo hasta ahora todos queremos al club, desde donde estemos, porque esos años que vivimos juntos nos marcó a todos en nuestra carrera profesional y quedó para toda la vida”.
Concha además destaca que en esa época los clubes rivales tenían también planteles históricos. “Esos años le ganamos a Bolívar, que tenía igual un equipo que un año antes, en 1976, fue campeón invicto y luego en 1978 salió otra vez campeón. Además estaba Oriente con Chichi Romero, y también Wilstermann. Fue muy hermoso ese inicio de la Liga”.
Considera que su pasó por el fútbol boliviano lo marcó en muchos sentidos, no sólo en lo futbolístico, sino en el familiar, porque se casó con la boliviana María Julia Cadima. “Me siento orgulloso y feliz porque el destino me llevó a Bolivia, donde hice lo mejor de mi carrera futbolística, un club con una gran hinchada, que te deja una profunda huella, y porque comencé a hacer mi familia por la que ahora vivo”.
Algarañaz se fue de Bolivia dejando aquí varios amigos, que fueron sus compañeros de equipo, pero también rivales, con quienes hizo una gran amistad.
“Lo único que hasta ahora me pone muy triste es la muerte (el 31 de mayo) de Juan Américo (Díaz); no lo puedo creer y me duele mucho porque fue un hermano para mí. También conocí a Remberto González, Raúl Álvarez y otros como Uber Acosta”.
La vida de Mario, en apuntes
Perfil
Mario Concha Argarañaz nació en Santiago del Estero (Argentina), el 22 de agosto de 1950. Casado con María Julia. Sus hijos son Guillermo, Mario Alberto y Cristina.
Trayectoria
Se formó en Central Córdoba. Luego vino a Bolivia y jugó en Mariscal Santa Cruz (1972) junto a Juan Américo Díaz.
Fue uno de los zagueros del primer campeón liguero en 1977. Asegura que lo mejor que le pasó fue jugar en el aurinegro
En el Tigre jugó entre 1977 y 1980, luego emprendió un largo viaje.
Estados Unidos
Se retiró de la actividad futbolística en Segunda División a los 36 años, en New York United.
Culminó su carrera en Estados Unidos
Cuando llegó a Estados Unidos en busca de nuevos derroteros, jugó en el New York United. En eso, Mario Concha conoció a dirigentes ligados al afamado club Cosmos, que contrató al brasileño Pelé y el alemán Franz Beckenbauer, entre algunas figuras internacionales.
“Al margen de los partidos oficiales, jugamos muchos amistosos contra el Cosmos, ahí se me acercaron y me hablaron de la posibilidad de jugar con ellos, pero se dieron una serie de cosas que no lo permitieron, desde que yo tenía 32 años, era ya grande, hasta que mi amigo empresario compró mi pase y me llevó a su club de Segunda División, el Brooklyn Italy. Pero no sólo fue eso, sino que al margen de pagarme casi igual, me ayudó mucho para estabilizarme acá, en este país”.
Concha dice que eso le permitió incluso ser parte de la comunidad italiana. Hoy habla perfecto ese idioma. “Mi despedida (del fútbol) fue en Connecticut, en el Bristol Vasco da Gama, donde estuve hasta los 36 años”.
Es un ‘feliz carpintero, electricista y plomero’
Asegura que la vida en Estados Unidos no es fácil, por el contrario, cuenta que es sacrificada porque hay que trabajar bastante para salir adelante, y por eso Mario Concha Argarañaz aprendió y vive de los oficios de la carpintería, plomería, electricidad y de vaciar losas. “Como en todo lado, si no trabajas, no comes. Yo soy un hombre de mucho laburo. Mi señora es profesora, tengo una casa grande y gracias a Dios vivo bien y disfruto de la vida”.
El exzaguero atigrado vivió durante años en Nueva York, pero desde 1989 reside en Kendall, cerca de Miami, en el suroeste de La Florida, donde trabaja en el departamento de carpintería del Biltmore Hotel. “Cómo es la vida, es un oficio de mi padre y a mí me gustaba, pero acá es donde con un muchacho aprendí más. Soy un carpintero, plomero y electricista feliz”.
Desde 1991, en su tiempo libre entrena a niños, les enseña el fútbol porque es un deporte que ha crecido bastante en Estados Unidos. “Aquí es diferente a lo que pasa en Bolivia o Argentina, donde un chico vive y siente el fútbol; aquí hay tantas otras ofertas, que los padres ven a la cancha como una distracción”. Actualmente entrena en un parque con canchas de fútbol denominado Ghost Miami (Fantasmas de Miami).