Aliaga, una vida dedicada al deporte
Como deportista, Aliaga se lució entre 1950 y 1977. Durante ese periodo su talento en las canchas hizo que luego se convirtiera en una leyenda del básquetbol, aunque también fue un competidor de gran nivel en otras disciplinas en la época dorada del deporte nacional.
Deportista, entrenador, dirigente y autoridad de estado, el recorrido de una carrera extraordinaria que labró Rodolfo Aliaga, uno de los íconos de la historia del deporte boliviano.
Como deportista, Aliaga se lució entre 1950 y 1977. Durante ese periodo su talento en las canchas hizo que luego se convirtiera en una leyenda del básquetbol, aunque también fue un competidor de gran nivel en otras disciplinas en la época dorada del deporte nacional.
En esos años, junto con Aliaga además brillaban otras figuras como Víctor Agustín Ugarte en fútbol, William Bendeck en automovilismo, el boxeador Jimmy Yapura y los tenistas Eduardo Pacho Gorostiaga o Ramiro Benavídez, por citar a algunos.
“Creo que esta historia personal empieza allá por 1946, cuando nos pusimos a jugar con quienes nos denominamos los ‘Locos del parque Triangular’, en Miraflores. Nunca pensé en que iba a jugar por espacio de tantos años y lograr cosas muy gratas”, afirma Rodolfo Aliaga, hoy en la intimidad de su hogar, a los 79 años, rodeado de decenas de trofeos, diplomas y todo tipo de reconocimientos que obtuvo en su larga y exitosa carrera.
Es uno de los rostros visibles de una generación de basquetbolistas que marcaron época entre los años 50 y 60 en el afamado Club Ingavi, junto con Édgar Pozo, Enrique Rodríguez y René Verduguez, entre otros.
Considera que tuvo “la bendición” de haber vivido entre 1954 y 1964, años en los que ganó gran cantidad de títulos paceños y nacionales, una etapa en la que también tuvo participaciones internacionales destacadas no solo con su club, sino también con la selección boliviana.
“Gracias a la pasión y la exigencia con la que se jugaba antes, pienso que teníamos un gran nivel y además que la afición llenaba las canchas, nos apoyaba como también uno se exigía. Ahora, desde hace muchos años, veo que todo ha bajado de nivel”, considera el exbasquetbolista.
Siempre jugó luciendo la camiseta número 14, ya sea en el club con el que alcanzó la gloria deportiva, como en las selecciones paceñas y en las bolivianas cuando estuvo en el exterior en torneos sudamericanos, en Juegos Bolivarianos o, finalmente, en partidos amistosos.
Este gigante del deporte de su época, con 1,82 metros de estatura, fue un jugador completo en todo sentido, por su talento, habilidad y caballerosidad, que lo llevaron a reunir muchos éxitos.
Aliaga causó admiración cuando durante su carrera, al margen de jugar básquet, también estuvo en la competencia del voleibol nacional y el fútbol profesional con la camiseta de The Strongest, hasta que el afamado entrenador de básquetbol Roberto Negro Ayllón le dijo que debía definirse y elegir, y se inclinó por el baloncesto.
Ni siquiera las cuatro operaciones que sufrió lo derribaron o desanimaron, siguió en la práctica activa del deporte y su desafío era mejorar; por eso, incluso volvió a las canchas cuando se lo daba como retirado.
Tras finalmente marcharse del básquetbol en 1977, a sus 40 años, no dejó esa pasión y fue entrenador en el club Municipal durante un tiempo.
Años después asumió el reto de apoyar como dirigente a las actividades del Club Ingavi. Y completando el círculo como lo han hecho pocos deportistas, en dos oportunidades fue secretario general del Deporte y de la Juventud, cartera que hoy se ha convertido en Ministerio de Deportes.
Ingavista de corazón y pupilo del ‘Negro’ Ayllón
Ingavi, el histórico y exitoso club de básquetbol de La Paz, y Roberto Negro Ayllón, el carismático mentor de una generación de deportistas formados en el colegio La Salle, tienen un lugar especial en la vida deportiva de Rodolfo Aliaga.
“No sé si era la juventud y el amor que le teníamos a lo que hacíamos, pero con Ingavi y el Negro muchos de los deportistas de esas épocas aprendimos a no saber lo que era el cansancio y tampoco de caernos, aunque sea una lesión. Quienes pasamos por esa escuela somos lo que somos en muchas cosas, por eso siempre están en mi corazón”, evoca el exbasquetbolista.
Cuenta que en una ocasión, su padre agarró todos sus implementos deportivos en la casa y los echó, luego de que había sufrido otra lesión, pero él persistió y llevó adelante su carrera.
Aliaga cuenta que muchos de su generación como Enrique Pozo, Javier Núñez del Prado, René Verduguez, entre otros, se formaron en esa escuela.
“El Negro fue uno de esos verdaderos mentores que antes existían en los colegios, en la vida, era prácticamente un segundo padre al que admirábamos. Un hombre muy bien formado en lo cultural, pero también con una gran pasión para enseñar. Creo que marcó un momento especial en el colegio, el club y en la vida de muchos”.
Cóndor de los Andes para ‘Rodo’
En junio de 2011, el Gobierno boliviano distinguió la carrera deportiva de Rodolfo Aliaga con la imposición del Cóndor de los Andes en el Grado de Caballero, nominación que pocos deportistas nacionales han obtenido.
“Yo creo que esa distinción se la dieron a la carrera cumplida por un deportista con base en constancia, voluntad, sacrificio y fe por un recorrido de 37 años de haber estado en las canchas como deportista, entrenador y siempre ligado a la actividad deportiva”, asevera.
Esa vez, la más alta distinción que el Estado boliviano entrega a personalidades notables recayó en uno de los mejores basquetbolistas de todos los tiempos.
“Por lo que me dijeron, creo que soy uno de los pocos basquetbolistas que recibió semejante homenaje y eso me dice que no me equivoqué en el camino que tomé”.
Cuenta que en 1978, en el gobierno de Juan Pereda Asbún, se desempeñó en el cargo de Secretario General del Deporte —lo que hoy es Ministerio de Deportes— y que volvió a esa cartera después, cuando el presidente era Víctor Paz Estenssoro.
“Tuvimos muchas actividades interesantes para siempre incentivar la práctica del deporte. En las dos oportunidades como autoridad me di íntegro y luché siempre porque al deporte le dieran mayores recursos para incentivar a nuestros atletas”.
No solo básquet, también voley y fútbol de alto nivel
Un triángulo único, al practicar tres disciplinas deportivas a lo largo de su carrera, formó Rodolfo Aliaga, porque no solo jugó básquetbol a gran nivel con Ingavi, sino que también voleibol, pues se destacó en Sportsmen Club y al menos durante un par de años actuó en el fútbol profesional ligado a The Strongest, siendo parte del equipo hasta 1967, en el que estuvo al lado de varios atigrados que luego perecieron en el accidente de Viloco en 1969.
Aliaga es uno de los pocos casos de deportistas que alcanzaron a competir a muy alto nivel esas tres disciplinas.
Si bien sus mayores logros y brillantez los alcanzó en el básquetbol junto con Ingavi y las selecciones paceñas y nacionales, en el voleibol y el fútbol también tuvo actuaciones destacadas.
“Obviamente que el básquet me dio un nombre con el que hasta ahora me recuerdan y eso me emociona bastante por los galardones obtenidos”.
Su incursión en el voleibol competitivo se dio por la gran amistad que tenía con otros deportistas, entonces entre 1958 y 1963 fue parte del club Sportmens, que en la época disputaba partidos clásicos con Olimpic y Promoción 50, los equipos más exitosos y fuertes del deporte de la red alta en la principal división de la asociación paceña.
“Para esas épocas del 50, 60 y hasta 70, el voleibol, el baloncesto le peleaban e igualaban en expectativa y convocatoria de público al fútbol. Y la verdad es que a mí me gustaba también jugarlo. Igual logré muchos títulos”, rememora el exdeportista.
Una vez, el mismo día le tocó jugar casi a la misma hora dos finales, primero fue campeón de voleibol en el coliseo de la UMSA, y de allí se fue al coliseo de la calle México para jugar la de baloncesto, donde también se consagró, cuenta como anécdota.
Aliaga recuerda que el exfutbolista Max Ramírez le invitó a un torneo bancario, donde vieron sus cualidades. “Rodo juegas bien, ven al Tigre a probarte”, le dijo y se lo presentó al entrenador, quien lo evaluó y fichó como zaguero central.
“Jugué con Rolando Vargas, Angelaccio, Soliz, Flores, es decir muchos que después fallecieron el 69. Yo me había retirado (de la práctica del fútbol) un año antes. Son esas cosas del destino”.
Los datos generales de un hito deportivo
Paceño. Rodolfo Aliaga Saravia nació en La Paz el 16 de julio de 1937.
Padres. Es hijo del excoronel César Aliaga (+) y Betty Saravia (+), quienes le apoyaron bastante en su carrera.
Familia. Se casó con Lucy Delgado (+). Tiene cuatro hijas: Jacqueline, Karina, Ximena y Alexandra.
Dinastía. Aliaga cuenta que actualmente tiene 10 nietos, los que por ahora le dieron cuatro bisnietos.
Economista. Aliaga es de profesión economista y se desempeñó en diferentes entidades, jubilándose en el Banco de la Nación Argentina.
‘La juventud hoy se dedica muy poco al deporte’
Con mucha nostalgia, Rodolfo Aliaga considera que desde hace algunos lustros gran parte de la juventud paceña y nacional se dedica cada vez menos al deporte y no percibe que haya esa pasión de antes.
Afirma que hoy es muy difícil saber qué ocurre en las asociaciones o en los clubes y que con ello Bolivia perdió mucho en la formación de sus jóvenes.
“Por lo poco que sigo la actividad deportiva mediante la prensa, la verdad es que veo que se perdió la pasión por el deporte, pues vemos que la actividad bajó bastante, la dedicación ya no es como en nuestras épocas”, considera el exbasquetbolista.
Es partidario de que se haga algo para que desde el Estado, los colegios, las universidades y las mismas familias se genere el incentivo para que los niños y jóvenes practiquen deporte.
“El deporte es esencial en la formación integral de los jóvenes. Ahora, con esto del cable, uno se entera lo que hacen en otros países, mucha competición infantil y juvenil, como hacíamos antes, pero yo no escucho ya nada de eso en La Paz”, enfatiza.
Hace poco se reunió con sus excompañeros del Club Ingavi para celebrar un año más de esa entidad y con muchos de ellos coincidieron en que se perdió el espíritu deportivo.
“Debido a que las parejas trabajan se respalda poco a los niños y jóvenes en el deporte”.
(28-11-2016)