Tan poco para celebrar
Sus magníficos resultados, incluida una victoria sobre Brasil quitándole un invicto de 40 años, la llevaron a una Copa de la FIFA por méritos propios.
Es 6 de agosto, Día de la Patria. Aunque el deporte boliviano no tiene mucho para celebrar. Casi nada, apenas excepciones como la de hace solo unos días, cuando el beniano Hugo Dellien dio una de las pocas alegrías al país al ubicarse entre los mejores 100 de la Asociación de Tenistas Profesionales (ATP). Es el segundo boliviano en tan privilegiado grupo después de Mario Martínez. Es duro llegar a ser Top 100.
Están por cumplirse 25 años —el próximo 19 de septiembre— de la histórica clasificación de Bolivia al Mundial de 1994. En 1993, entre julio y septiembre, la Verde jugó unas eliminatorias que por última vez se disputaron por grupos. Sus magníficos resultados, incluida una victoria sobre Brasil quitándole un invicto de 40 años, la llevaron a una Copa de la FIFA por méritos propios. Antes, Bolivia había estado en dos mundiales, pero por invitación. Fue una verdadera fiesta.
Como la de 1963, cuando la selección nacional conquistó el único título internacional de su historia, campeona sudamericana. Aún recordamos ese hito y eso que han pasado 55 años. En 1997, el equipo de entonces estuvo a punto de igualar tremendo logro, pero cayó en la final contra Brasil.
Dellien escribió en las redes sociales un montón de agradecimientos, ninguno al Estado. Es un deportista más cuyo esfuerzo personal se ve recompensado. Como los que este año ganaron oro, plata y bronce en los Juegos Suramericanos realizados en el país. Todos tuvieron un común denominador: les faltó el principal apoyo, aquél que, desde determinadas políticas de estado si éstas fueran efectivas, tendría que ayudarles a formarse, crecer, mejorar y luchar hasta alcanzar logros.
Los que vienen atrás tienen la promesa de que eso va a cambiar. Es tiempo que así sea; de lo contrario, Bolivia va a seguir cumpliendo años sin celebrar a través del deporte, solo recordando a los de antes.