Avilés, un campeón a fuerza de perseverancia
Es fruto de nueve años en el automovilismo, aunque su pasión por la actividad tuerca es desde pequeño y fue creciendo poco a poco, sobre todo, a partir de los 13 años.
El automovilismo, la velocidad y la adrenalina se llevan en la sangre. Eso es lo que sucede con el piloto paceño Juan Pablo Avilés Matijasevic (2 de septiembre de 1980), quien a mediados de este mes conquistó su primer título nacional luego de casi una década corriendo en un deporte que siempre le llamó la atención, aunque recién a sus 29 años se puso detrás del volante.
El Rally de Sucre, sexta fecha del Campeonato Nacional, fue escenario del triunfo del corredor paceño en el grupo RC2N-N, que le aseguró la corona al sumar 152 puntos, seguido por el potosino Miguel Tijra (102) y el paceño Rolando Castrillo (72).
“Me siento muy contento y orgulloso por haber traído el título para La Paz, el único que tendrá para este año. Esto muestra que funcionó toda la planificación que tuvimos a lo largo de la temporada”, sostiene Avilés, quien logró el campeonato a falta de que se corra la última fecha en Potosí a mediados de noviembre.
Es fruto de nueve años en el automovilismo, aunque su pasión por la actividad tuerca es desde pequeño y fue creciendo poco a poco, sobre todo, a partir de los 13 años.
“Tengo un amigo, Patrick Prieto, quien es nieto de don Kenny Prieto (expiloto), y se puede decir que gracias a él me gustó mucho más el automovilismo. Con él íbamos a ver las carreras en Potosí, donde vivía en ese entonces. Recuerdo que observábamos el Gran Premio Nacional y seguíamos a Armin Franulic, Roberto Nelkenbaum y Roly Caballero”, rememora el flamante campeón boliviano.
Con el pasar del tiempo siguió las competencias como un espectador más, pero a sus 29 años se compró su primer vehículo de carrera. “Empecé a participar en 2010, cuando se me dieron las posibilidades económicas. Lo hice con un Toyota Levin y corrí en Potosí, en una prueba nacional, en la que salí quinto (en el grupo N-2)”, detalla.
Esa participación, que sorprendió a propios y extraños por el gran desempeño que tuvo, se dio sin pensarlo porque “recuerdo que (el coche) lo compré un día antes de la carrera y a contrarreloj sacamos la licencia de la Febad (Federación Boliviana de Automovilismo Deportivo) y así corrimos, sin saber nada. Fue una experiencia espectacular porque nunca habíamos subido a un auto así”.
Ese año tuvo una gran temporada, ya que el acabar en el quinto lugar —de entre 19 pilotos— le motivó para seguir y junto a Patrick, quien fue su navegante, corrió en las demás fechas hasta conseguir el subcampeonato nacional.
“Me sentí como si hubiera ganado el Rally Mundial, fue una gran sensación y por ello al año siguiente volvimos a correr en el mismo grupo, pero que llevaba el nombre de 1600 Estándar. Ahí nuevamente salí subcampeón boliviano”, recuerda el paceño.
De ahí en adelante, fue constante en su participación en las carreras que se presentaron en los siguientes años, hasta que en esta gestión obtuvo el ansiado título que tanto estaba buscando y lo hizo con el cruceño Hernán Daza como su navegante.
Esta corona se suma a las innumerables victorias que consiguió a nivel departamental y municipal.
Pero pese a su presencia en varias pruebas bolivianas hay una en la que nunca pudo competir: el Gran Premio Nacional. “Es la espinita que tengo, me falta correr en esa prueba y es el siguiente objetivo que tengo y espero cumplirlo al siguiente año”.
En esta gestión se corrió la edición 32 de esta prueba y Avilés tenía el deseo de hacer su debut, pero consideró que poner a su vehículo en otra competencia más —que iba a durar siete días— iba a ser mucho desgaste especialmente porque estaba cerca de coronarse campeón boliviano.
- Juan Pablo sostiene uno de los tantos trofeos que posee. Foto: Avilés Racing
Asfalto, tierra y el rally en Sudamérica
A Pablo Avilés le gustan las carreras que combinan el asfalto y la tierra, por ello a nivel internacional tiene el objetivo de participar en alguna fecha del Rally Sudamericano.
“A mí me gusta mucho el asfalto y el rally es espectacular, y por eso me encantaría correr alguna vez en el Rally Sudamericano. Ese es un objetivo que tenemos a corto plazo con mi navegante y espero que al año se lo pueda concretar”, señala el piloto paceño.
El Rally Sudamericano es la competencia automovilística más importante en este lado del continente y habitualmente se corre en Argentina, Paraguay, Brasil, Uruguay y Bolivia.
También tiene un “sueño” mayor, que es ser parte de la prueba más peligrosa del mundo: el Dakar. “Creo que ese es el deseo de cualquier piloto, es una prueba que te lleva al límite y eso me gusta mucho. Todo dependerá del aspecto económico porque se necesita de mucha inversión para poder correr”, recalca.
Eso sí, espera que la competencia regrese a Sudamérica para intentar participar, pues ir a otro continente encarece la participación en cuanto a logística y transporte de los diferentes equipos y vehículos.
Es una posibilidad lejana: deberán pasar al menos cinco años para que el Dakar regrese, ya que hay un contrato por ese tiempo con Arabia Saudita, a partir de 2020.
En el tiempo que la carrera estuvo en Sudamérica y pasó por Bolivia cinco años seguidos (de 2014 a 2018) Pablo planificó su participación, aunque no logró concretarla debido a diferentes inconvenientes.