Claure y el complejo de Adán
Introducción: Bolívar necesita empatar o ganar para avanzar de fase y chocar en Copa Libertadores contra The Strongest. Zago coloca su onceno/sistema de gala. El brasileño no se baja del caballo aunque es consciente de los problemas defensivos de su equipo. La “Academia” apuesta por Cordano; Guitián-Martins-Sagredo; Bejarano-Fernández; Justiniano-Granell-Rodríguez; Sávio-Da Costa. La Universidad Católica de Ecuador también repite dibujo: un 4-3-3 con mucho desborde por las bandas. El Olímpico Atahualpa luce casi desértico y los celestes visten con camiseta alterna negra, como anticipando el luto.
Nudo: la tenencia de la pelota es para los quiteños, como marca su idea de juego. A los seis minutos un disparo al palo del panameño Rubén “El Príncipe” Díaz desnuda (otra vez, como en la ida en el Siles) el socavón que tiene la defensa “académica” por el costado derecho. ¿Analizó Zago el empate en La Paz? Al quedar Bejarano muy adelantado como carrilero (el ex Tigre incluso surge haciendo diagonales para plantarse como nueve), el español Guitián siempre aparece expuesto a los “wines” rápidos como el panameño. A los once llega el 1-0 merced a un contragolpe de manual tras un corner mal sacado por Rodríguez. ¿Cuántas veces se ha criticado que Bolívar retrocede lento y mal? A la media hora se termina todo (2-0) en una bola mal defendida por arriba teniendo tres centrales. No es la primera vez ni la segunda, Antonio Carlos.
Desenlace: la segunda parte sobra pues la “Cato” se mete atrás bien ordenada para cuidar el resultado y Bolívar –errático en los pases- es incapaz de fabricar chances claras de gol, más allá de la pelota parada y alguna aparición de Roberto Carlos. El modelo Bolívar 2022 ha armado un plantel desequilibrado (como su propio onceno) y los cinco cambios no aportan en nada. Se llaman Herrera, Villarroel, Chávez, Melgar y Villamil, jugadores que apenas se consolidan en el depauperado torneo doméstico.
Post-scriptum: en el partido clave del año, “Patito” (extrañamente) se borró; la dupla brasileña hizo lo propio; y Zago, también. Los tempraneros halagos para el tridente hicieron más daño que beneficio. La apuesta brasileña (Martins el capitán) de Claure es un fiasco y no me sirven las excusas de falta de adaptación a la altura. El presidente reseteará la máquina y esto volverá a comenzar. Claure sufre el complejo de Adán.