Hoy, un bueno sale cien millones
Imagen: Oswaldo
Jorge Barraza, columnista de La Razón
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Dos ingleses, Declan Rice y Jude Bellingham, encabezan de momento la lista de fichajes galácticos del mercado de pases de verano en Europa.
Que promete ser el más espectacular de la historia, por número de transferencias y por volumen de dinero.
Rice sólo deberá recorrer 17 minutos entre Stratford y Holloway, dos barrios londinenses. El Arsenal le paga al West Ham 117 millones de libras (más 5 en variables) para que el volante de 24 años haga la mudanza y se ponga su camiseta.
Es el pase más costoso hasta el momento. ¿Es un fenómeno Rice…? No, es un buen 8, con ida y vuelta, criterio para distribuir, con pase seguro, especialista en robar balones, sobresale por carácter y liderazgo, era el capitán del West Ham.
No hay fantasía en él, sí ponderable aptitud para el combate, como en todo futbolista inglés. Ya no se necesita ser Maradona o Messi, hoy todo buen jugador puede costar cien millones.
Bellingham, 19 años, fue del Borussia Dortmund al Real Madrid por 103 + 31 millones. Los 31 son por objetivos. Ejemplo: si gana la liga, 5 millones más, si levantan la Champions 10 más, si marca equis goles otro tanto, al cumplir 100 partidos un bono más. Cláusulas que pone el vendedor para obtener un lucro adicional y que el comprador acepta, porque si el jugador consigue tales logros valdrá la pena pagar.
Jude es un volante que destacó en el Mundial de Qatar, un mediapunta hábil, veloz e inteligente que rompe líneas, justamente lo más codiciado del fútbol en toda su existencia: el atrevido, el que tiene uno contra uno, o sea gambeta hacia adelante, o bien el creativo que con un pase genera la situación de gol.
En un fútbol donde los sistemas defensivos muestran tanta evolución y en el que defienden los once, el que logra quebrar una defensa es una piedra preciosa. Buen ejemplo es Luis Díaz. Pasó del Porto al Liverpool en 47 M€, destacó allí y ahora está cotizado en 75 pese a haber parado seis meses en la enfermería por una lesión de rodilla. Lucho encara y pasa, y eso se paga bien.
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El recato que impuso la pandemia quedó definitivamente atrás, ahora todos salen de compras. La inmensa mayoría de los clubes europeos tienen alto poder económico. Se genera muchísimo dinero por taquillas (el Inter recaudó 12 millones de euros en su partido como local ante el Milan por semifinales de Champions), por patrocinios, mercadeo, cuotas sociales los que son sociedades civiles, y por premios en las competencias.
La UEFA paga 15,64 millones sólo por participar en la Liga de Campeones, más 2,8 M€ por cada victoria además de las recompensas por ir avanzando de fase, más el coeficiente, más el proporcional de la televisión. El Arsenal amortiza el fichaje de Rice sólo con lo que perciba por haber entrado en Champions. Y los clubes que no pertenecen a sus socios tienen detrás grandes empresas o ultramillonarios, como sucede con casi todos los ingleses, alemanes, franceses, italianos, españoles, portugueses, griegos, turcos.
Si hubiese más cracks disponibles, más transferencias se darían. Hay un supergoleador para contratar -Erling Haaland, pero el City no lo suelta, y le duplica el salario si es necesario con tal de retenerlo. Por ello las renovaciones se han convertido en el punto más álgido de las direcciones deportivas.
El de Mbappé es un caso testigo. Es la perla más codiciada de las que pueden conseguirse, tres Declan Rice juntos. A Kylian le queda un año de contrato con el Paris Saint Germain, hasta el 30 de junio de 2024 y otro más, opcional a su favor. Él no ha dicho “me quiero ir”. Simplemente manifestó que no tomaría la opción para el 2024-2025.
Esto desató un terremoto en París y en Catar porque entonces al PSG le quedan dos caminos: o lo utiliza un año más y luego el goleador queda libre o sale a venderlo ahora mismo y consigue recuperar los 180 M€ que pagó por él al Mónaco en junio de 2017. O incluso más, porque Kiki se valorizó. El Madrid pagaría con gusto 220. Y el Liverpool, se rumorea, haría una infartante oferta de 300.
Pese a ganar el triplete (Liga, Copa y Champions) y pese a pagarle un sueldazo, el City perdió a su capitán Ilkay Gundogan, quien no aceptó renovar y se fue al Barcelona. Porque se va con su carta-pase. Esto le permite negociar un contrato mejor y, además, acceder a la nueva estrellita de los traspasos: la prima de fichaje.
Como el Barça no debe abonarle nada al City, le da al jugador una recompensa adicional para que se decida por el club catalán. En este caso rondaría los 30 millones de euros. Y ahora también están pidiendo prima de fichaje los que renuevan y siguen en su mismo club. La cobró Mbappé al prolongar su vínculo con el PSG.
El fútbol está inflacionado y en un nivel de popularidad jamás visto. Hay más torneos y se agrandan los que ya estaban, la TV emite hasta los partidos de Primera “D”, las empresas se vuelcan sobre la actividad y el crecimiento exponencial del fútbol femenino le ha duplicado la clientela. Sólo basta una foto de las tribunas, se ven casi tantas mujeres como hombres. De modo que hay cientos de millones de consumidores más. El fútbol da visibilidad y prestigio.
Roman Abramovich era un potentado de lista Forbes, pero ni su tía sabía de su existencia hasta que se compró el Chelsea, que pasó a ser su juguete favorito. En su palco recibió a reyes, presidentes, líderes, empresarios, famosos, y en su despacho se sentaron a tironear contrato Didier Drogba, Frank Lampard, Carlo Ancelotti… Además le resultó un negocio pingüe: lo adquirió por 162 millones de dólares y lo vendió por 5.312.
La inflación en los precios se debe a diversos factores. La riqueza de los clubes o de sus dueños, el fenómeno de la televisación y los patrocinios, el mercadeo y también a que hay muchos nuevos mercados ávidos de cracks. Los últimos, Arabia Saudita y la MLS norteamericana. Cristiano Ronaldo fue el pionero en llegar al reino saudita, cobrando 200 millones de euros anuales, ahora lo siguen en manada porque los emolumentos que ofrecen son estratosféricos.
Karim Benzema (36 años en diciembre) firmó por 3 temporadas con el Al Ittihad de Arabia Saudita. Entre salario y acuerdos comerciales cobrará 196 millones de euros al año, 588 M€ en total. ¿Cómo un futbolista, artista o profesional de lo que fuera rechazaría semejante propuesta…?
También hay nuevos jugadores en la mesa: el Newcastle es uno de ellos. El 7 de octubre de 2021 es una fecha histórica para el club blanquinegro. Miles de hinchas se autoconvocaron en la sede y cantaron como si hubiesen ganado un título. Ese día se oficializó la compra del equipo por parte del príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammed bin Salman, el hombre más rico del mundo.
La propuesta es llevarlo a la cima. Primero lo salvó del descenso, ahora clasificó a Champions. El nuevo Newcastle quiere que el Big Six (Manchester United, Liverpool, Arsenal, Chelsea, Tottenham y Manchester City) pase a ser un núcleo de siete grandes. Ya no luchará por salvar la categoría, eso seguro.
Lo que se precisan son estrellas. Por eso la liga de Estados Unidos se lanzó de un rascacielos por Lionel Messi. Tratándose del mejor jugador de la historia, pese a sus 36 años, había que idear una ingeniería financiera.
Messi cobrará formalmente 50 millones de euros anuales de sueldo, pero será socio de Adidas en las ventas de camisetas, se llevará un porcentaje de Apple en la televisación de los partidos y podrá acceder a comprar un club estadounidense al final de su carrera.
La pregunta es cuánto costarían hoy, con 22 años, el mismo Messi, Maradona o Pelé…
(02/07/2023)