La pelota es pesimista
Imagen: Archivo La Razón
Ricardo Bajo
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Introducción: dice Zago que la hinchada es muy pesimista. Que todos pensamos que vamos a perder antes de jugar. Y que eso pasa con la selección y con los clubes bolivianos cuando salen fuera del país.
Confiesa Zago que las estadísticas no ayudan. Y es cierto, no ayudan. Hemos jugado once veces en Montevideo por eliminatorias y hemos perdido diez. La Verde choca con la selección de moda, la de Bielsa, capaz de vencer a Brasil y Argentina en un plis plas.
Arrancamos contra las dos grandes de Sudamérica y luego vamos a la casa de la selección/sensación. El fixture también es pesimista.
El brasileño coloca un ultradefensivo 4-5-1. Y lo peor no es eso: Zago pone a Villarroel de lateral por izquierda. Y al lateral natural, Roberto Carlos Fernández por delante. ¿Qué pretende Zago? No lo sabemos. Llueve en Montevideo.
Nudo: la Verde va a correr como fantasma sin cabeza detrás del esférico. Uruguay no se esforzará en demasía, no necesitará acelerar. Inteligentemente se tirará atrás por momentos para que se venga Bolivia y los espacios aparezcan. Sabe Bielsa que jugando a media máquina sirve. Las diferencias entre uruguayos y bolivianos son abismales; en velocidad e intensidad.
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Como era de preveer, el costado zurdo es un auténtico suicidio. Araujo, el lateral del Barsa y el joven Facundo Pellistri (del Manchester United) se dan un festín por ese lado. El “score” al descanso dice dos a cero, gracias a un error de Viscarra, que juega medio lesionado. No hay plan B.
Desenlace: Bolivia se anima (algo) en la segunda parte. Zago adelanta a Ramiro Vaca, que se coloca de media punta. El brasileño tardará una eternidad en remediar el gran error de la noche. Solo cuando Villarroel abandona el lateral y se coloca de cinco (por Justiniano), algo se ordena. Algo porque tampoco Villarroel es volante de contención. ¿Qué pretendió Zago con esas dos extrañas posiciones para Moisés? Nunca lo sabremos. El tercer gol celeste también llega por la izquierda.
Las estadísticas dicen que Uruguay ha tenido una posesión del 70%. La pelota también es pesimista. El detalle conmovedor lo protagoniza don Marcelo (Martins, no Bielsa). El centro delantero boliviano es abrazado por compañeros y rivales uruguayos; es ovacionado por el Centenario cuando deja entre lágrimas la cancha. Marcelo Martins Moreno no debe irse.
Post-scriptum: a pesar del tremendismo, hay una buena noticia. Las eliminatorias volverán en septiembre de 2024. Zago tiene tiempo para trabajar. La Copa América debe servir para engrasar una forma de jugar. El objetivo de Bolivia es la plaza del repechaje; dejar por detrás a Perú, Chile y Paraguay, de pésimo arranque de eliminatorias. El milagro sigue vivo.