El premier de Grecia se alía con la derecha contra la austeridad
Deuda. Alexis Tsipras debe enfrentar una dura negociación con la Unión Europea
El líder del partido de izquierda Syriza, Alexis Tsipras, vencedor de las legislativas, fue nombrado ayer premier de Grecia en coalición con el partido nacionalista Griegos Independientes (Anel), tras lo que se espera una dura negociación con la Unión Europea sobre la deuda.
La histórica victoria electoral de Syriza, un partido antiausteridad, pone en entredicho la política de duro ajuste y rigor impuesta por la Unión Europea (UE) al país. Bruselas no tardó en avisar al nuevo gobernante griego de que no existe ninguna intención de borrar la deuda del país, frente a la reestructuración que demanda.
La coalición gubernamental tendrá una mayoría de 162 diputados (149 de Syriza y 13 de Anel) sobre los 300 escaños del Parlamento griego. Anel es una escisión del partido conservador Nueva Democracia de Andonis Samarás, provocada precisamente por desacuerdos con respecto a la cuestión de la deuda.
Acto. El nuevo Primer Ministro optó por una ceremonia civil durante su nombramiento, en lugar del tradicional juramento religioso. Para su primera salida oficial, eligió una visita simbólica: el muro de los fusilados de Atenas, donde 200 comunistas fueron ejecutados en 1944 por los nazis, un monumento emblemático de la resistencia griega frente al Ejército alemán.
En su primer discurso tras los resultados, Tsipras indicó que Grecia “ha dejado atrás la desastrosa austeridad”, al tiempo que mostró su intención de negociar con los acreedores “una solución justa, viable, duradera, que beneficie a todos”. La alianza de Syriza con Anel dejó claro que el nuevo jefe de gobierno en Grecia no rebajará la dureza de su posición frente a la deuda y la austeridad.
Tsipras, que prometió medidas inmediatas como la subida del sueldo mínimo de 580 a 751 euros (de Bs 4.512 a 5.842), advirtió de que no se conformará con una simple reestructuración de la deuda (más de 300.000 millones de euros, aproximadamente Bs 2.334.000 millones y 175% del PIB), sino que quiere una reducción clara.
Las primeras reacciones ante el resultado electoral en Grecia estaban dominadas por las reservas y la aprensión. La canciller alemana, Angela Merkel, dijo esperar que el nuevo gobierno griego mantenga los compromisos adquiridos ante los acreedores internacionales.
El presidente del Eurogrupo, el holandés Jeroen Dijsselbloem, afirmó que “pertenecer a la zona euro significa que hay que respetar el conjunto de los acuerdos”. Una reducción de la deuda está excluida, afirmó el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble. Desde 2010, los acreedores —UE y Fondo Monetario Internacional— acordaron unos 240.000 millones de euros (Bs 1.867 millones) en préstamos a cambio de la aplicación de unos drásticos planes de austeridad y recortes sociales.
El FMI busca conversar con Grecia
Posición
La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, aseguró que la entidad está “dispuesta a seguir apoyando a Grecia” y que esperaba “las conversaciones con el nuevo gobierno” del premier Alexis Tsipras.
Obligación
El FMI, que otorgó el paquete de préstamos más importante de su historia a Grecia, es uno de los primeros acreedores de Atenas, con una deuda de unos 25.000 millones de euros a fines de 2014, aproximadamente Bs 184.500 millones.
García Linera saluda el triunfo de Syriza
ABI, EFE
El vicepresidente Álvaro García Linera saludó ayer, a nombre del Estado de Bolivia, el triunfo de la izquierda en Grecia. “Ha ganado recientemente en Grecia el partido Syriza, revolucionario, gente de izquierda a quien saludamos”, dijo en el discurso que pronunció en la posesión de legisladores supraestatales.
Los griegos otorgaron una holgada ventaja a la izquierda radical de Syriza frente al partido de centroderecha de Nueva Democracia. Según García Linera, esa agrupación griega publica en sus periódicos los discursos del presidente Evo Morales y hace un permanente seguimiento de lo que sucede en Bolivia con las reformas impulsadas por el Mandatario. “Su victoria es también de nosotros”, mencionó el Vicepresidente, quien además indicó que la revolución en el país “encuentra a amigos en el mundo”.
La victoria de Syriza representa, desde el punto de vista griego, un rotundo alto a la intransigente aplicación de las medidas de austeridad impuestas por los acreedores europeos y el inicio del camino para la recuperación de la autoestima nacional, actualmente bajo mínimos, citan medios de prensa.
El nuevo gobierno y un reto para Europa
El País
La rotunda victoria de la izquierda radical de Syriza en las elecciones supone una gran novedad en la Europa comunitaria. Y conlleva tres factores de los que los vencedores, la ciudadanía griega y el conjunto de la Unión Europea, se deben enorgullecer. Aunque, por su carácter insólito, la digestión de este resultado sea ardua para muchos.
Lo evidente es que la elección, que acumulaba mucha tensión política, se ha celebrado sin embargo con normalidad. Ha sido limpia, sin interferencias. Las discrepancias de muchos dirigentes con las recetas de los hoy ganadores se han formulado desde el respeto y la corrección.
Lo más importante consiste en que eso mismo demuestra que la estructura y el modo de nuestras democracias occidentales son integradores. Cabe en ellas el triunfo de partidos no convencionales: Grecia es y sigue siendo miembro de la familia europea, aunque sus nuevos dirigentes no pertenezcan a las orientaciones fundadoras y mayoritarias de la misma, el centroderecha conservador y el centroizquierda socialdemócrata.
Y en tercer lugar, Syriza ha sabido encauzar en la vía política un contundente descontento social que amenazaba la estabilidad del país. Si esa contribución para nada es baladí, también resulta insuficiente de cara al futuro. En la hora de la verdad, esta nueva izquierda y especialmente su líder, Alexis Tsipras, deberá aplicar mucha responsabilidad para que su actuación como gobernante coincida más con la presentación moderada que de sí mismo ha realizado en las capitales europeas y ante las instituciones comunitarias que con las apelaciones populistas de brocha gorda lanzadas en sus mítines nacionales.
Ese reto es clave. Aunque les inquietase, los socios europeos descontaron con normalidad —incluso antes de la elección— la posible victoria de Syriza, como decía el imperativo democrático.