La tragedia llega cuando México aún no ha superado el trauma del sismo del 7 de septiembre
Después del sismo del 7 de septiembre, las autoridades de México aseguraron que revisaron concienzudamente todas las escuelas del país y verificaron que sus estructuras estaban fuertes.
Esta tragedia sucede mientras México no ha superado aún el trauma que le dejó otro terremoto -de 8,2 grados- ocurrido el 7 de septiembre, que dejó una centena de muertos y numerosas casas destruidas, sobre todo en Juchitán, Oaxaca (sur).
Después de ese sismo, las autoridades de México aseguraron que revisaron concienzudamente todas las escuelas del país y verificaron que sus estructuras estaban fuertes.
Pero un puñado de madres envueltas en cobijas, junto a Adriana Fargo, sufren mientras esperan noticias de sus hijos desaparecidos en la escuela Enrique Rebsamen, un edificio de tres pisos que se redujo a uno. Algunas padecen crisis nerviosas, y ninguna pudo articular una palabra a la AFP.
María del Pilar Martí, profesora de la escuela, aseguró que los niños no alcanzaron a salir tras el sismo del martes.
«Nos tuvimos que resguardar en nuestros salones hasta que pasara el temblor (…) Se vino una nube de polvo cuando se colapsó una parte del edificio totalmente», dijo portando un tapabocas a la cadena Televisa.
«Aparentemente hay otros nueve cadáveres localizados» entre los escombros, y «parece que están a salvo unos veinte niños con una maestra, al interior de un salón», dijo a la AFP uno de los rescatistas, bajo condición de anonimato, tras bajar de la inmensa montaña de ruinas.
Alrededor, tropas de ciudadanos voluntarios se organizaban para transportar, a través de una cadena humana, canastos repletos de botellas de agua hasta los rescatistas. Una vez vaciados, esos canastos regresaban llenos de escombros.
Frente a la escuela, dos personas sentadas en una mesa con una computadora hacían las veces de «centro de control» para llevar una lista de los niños muertos, rescatados y desaparecidos.
Pero la falta de transporte y los cortes de comunicación y luz eléctrica complicaban las cosas.
«Es un caos… hay niños que salieron heridos de la escuela y están en hospitales solos, sin sus padres. Mientras que aquí en la escuela hay padres desesperados que no encuentran a sus hijos», dijo bajo el anonimato una de las personas que llevaba control de la lista, a la cual la prensa no puede tener acceso.
(20/09/2017)