Ursula von der Leyen defiende su criticada estrategia de vacunación contra el COVID-19
Los retrasos en las entregas anunciados por Pfizer/BioNTech y AstraZeneca aumentaron la presión sobre la Comisión Europea, en primera línea frente a los Estados miembros, enfrentados al mismo tiempo ante una opinión pública impaciente.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, defendió el martes su estrategia de vacunación, repleta de contratiempos, pero asumió su «responsabilidad» ante las críticas.
En una serie de audiciones a puerta cerrada frente a los principales grupos políticos del Parlamento Europeo, la responsable respondió durante casi cuatro horas a las preguntas de los eurodiputados.
Entre los temas más criticados figura la marcha atrás que tuvo que hacer el viernes la Comisión en su mecanismo de control de las exportaciones de vacunas, que debía aplicarse en Irlanda del Norte.
Ante las críticas de Dublín, Belfast y Londres, el ejecutivo tuvo que renunciar a derogar el protocolo norirlandés arduamente negociado en el marco del Brexit con el fin de evitar una frontera y controles aduaneros en la isla de Irlanda.
La misma Von der Leyen había admitido el error: «Cuando se toman decisiones urgentes –en este año de crisis, la comisión tomó casi 900–, siempre existe el riesgo de equivocarse en algo», reconoció en una entrevista a varios diarios europeos.
Ante los eurodiputados, se dijo «aliviada» tras haberse encontrado una solución, y asumió «la responsabilidad de lo que pasa y se decide» en la Comisión, según fuentes parlamentarias que asistieron a las audiciones.
El Brexit aparece como telón de fondo de esta contienda por las vacunas: este mecanismo de control, basado en una autorización de exportación del fármaco, había sido exigido por varios países europeos ante las sospechas de que dosis que eran fabricadas en la UE y reservadas al mercado europeo eran distribuidas en el Reino Unido.
«La decisión correcta»
El ejecutivo europeo, que ha negociado contratos con los fabricantes de vacunas en nombre de los 27 Estados miembros y se ha asegurado más de 2.200 millones de dosis –para los 450 millones de europeos–, también ha sido blanco de críticas por haberse demorado en firmar los acuerdos, por no haber reservado suficientes dosis o por la falta de transparencia.
Dos contratos, de los seis que se firmaron en total, fueron publicados, pero con múltiples fragmentos ocultados.
Von der Leyen aseguró que compartía las exigencias de transparencia reclamadas por los eurodiputados, pero señaló que estas publicaciones sólo fueron posibles con el acuerdo de los laboratorios farmacéuticos, según las fuentes parlamentarias.
Los retrasos en las entregas anunciados por Pfizer/BioNTech y AstraZeneca aumentaron la presión sobre la Comisión Europea, en primera línea frente a los Estados miembros, enfrentados al mismo tiempo ante una opinión pública impaciente.
Y los rápidos avances en las campañas de vacunación en otros países, como el Reino Unido, Estados Unidos e Israel, tampoco ayudaron.
Para Eric Maurice, de la Fundación Robert Schuman, la presidenta de la Comisión «ha creado unas expectativas demasiado importantes», teniendo en cuenta que «se sabía que todas las vacunas no llegarían en enero».
Pero también representa un «chivo expiatorio fácil para los Estados», según este analista. Si la Comisión no se hubiera encargado de negociar por los 27, habría habido una carrera entre los países «muy desestabilizadora para la UE».
A la jefa del ejecutivo comunitario, médica de formación, se le reprochan también sus métodos: fuentes internas hablan de una falta de consenso en la toma de decisiones y de un gabinete que «trabaja en secreto».
Sin embargo, la posición de Von der Leyen, que llegó a Bruselas en 2019 con el impulso de Francia y de su Alemania natal, no parece que pueda tambalearse.
«Se necesita más», según Fabian Zuleeg, director general del centro de reflexión European Policy Centre, que recuerda los apoyos que tuvo en otros temas el año pasado, como en la ecología o el plan de recuperación del bloque.
«Hubo errores, ahora Ursula von der Leyen tiene que probar que está a la altura», dice por su parte Eric Maurice. «Ha habido un arranque difícil pero es demasiado pronto para decir si el proyecto de las vacunas ha fracasado».