San Marino celebra una votación histórica sobre el aborto
Los activistas esperan que esta pintoresca república, situada en la ladera de una montaña en el centro de Italia, se alinee con la mayor parte de Europa
Cuarenta y tres años después que lo hiciera la vecina Italia, la pequeña república de San Marino empezó a votar el domingo en un referéndum la legalización del aborto, una cuestión muy controvertida en este microestado de fuerte tradición católica.
Los activistas esperan que esta pintoresca república, situada en la ladera de una montaña en el centro de Italia, se alinee con la mayor parte de Europa en el levantamiento de lo que actualmente es una prohibición absoluta de interrumpir un embarazo.
Pero la influencia de la iglesia católica sigue siendo fuerte y el papa Francisco reiteró la semana pasada su posición inflexible afirmando que el aborto es «un asesinato». Un total de 35.411 votantes fueron llamados a las urnas, un tercio de ellos en el extranjero.
Junto con Malta, Andorra y el Vaticano, San Marino es uno de los últimos lugares de Europa que tiene una prohibición total del aborto, incluso en casos de violación o incesto, de graves daños al feto o de riesgo para la vida de la madre.
El referéndum del domingo fue iniciado por la Unión de Mujeres de San Marino (UDS).
La pregunta es si se debe permitir o no el aborto hasta las doce semanas de embarazo. A partir de la duodécima semana, el aborto solo se permitiría si la vida de la madre estuviera en peligro o en caso de anomalías fetales que pudieran perjudicar a la mujer física o psicológicamente.
Resultado incierto
A falta de sondeos de opinión, el resultado de la votación es muy incierto.
«Esperamos ganar. La mayoría de los jóvenes están de nuestro lado, porque es un tema que afecta directamente sus vidas», explica Francesca Nicolini, una doctora de 60 años y miembro de la UDS. «Es inaceptable tratar de criminales a las mujeres que se ven obligadas a abortar», destaca.
En la actualidad, el aborto conlleva una pena de hasta tres años de prisión para la mujer y de seis años para el médico que realiza el procedimiento. Sin embargo, nunca se ha condenado a nadie.
Las mujeres que deciden abortar suelen viajar a Italia, donde es legal desde hace más de 40 años.
La oposición a la despenalización del aborto es fuerte, liderada por el gobernante Partido Demócrata Cristiano, estrechamente vinculado con la iglesia católica. Han llamado a votar «no» para «defender el derecho a la vida».
El obispo de San Marino-Montefeltro, Andrea Turazzi, señaló que la iglesia está «decididamente en contra», recordando las palabras del papa Francisco la semana pasada.
«Científicamente es una vida humana. ¿Es correcto acabar con ella para resolver un problema?», dijo el pontífice a los periodistas de regreso de su viaje a Eslovaquia.
Población dividida
«La población está muy dividida sobre el tema», afirma Manuel Ciavatta, vicesecretario del Partido Demócrata Cristiano, que cuenta con algo más de un tercio de los diputados.
«E incluso en el parlamento, hay miembros de partidos progresistas que están en contra del aborto, y diputados de la derecha que están a favor del derecho al aborto, especialmente en casos de violación o de anomalías fetales», indicó a la AFP.
Afirmó que, sea cual sea el resultado, su partido «respetará la voz de los votantes».
Un voto a favor de la legalización del aborto supondría un cambio radical para San Marino, donde la prohibición se remonta a 1865 y fue confirmada tanto por el régimen fascista de principios del siglo XX como más tarde, en 1974.
Las cifras registradas en Italia sugieren que pocas mujeres del pequeño estado cruzan la frontera para aprovechar las leyes de aborto de allí.
Entre 2005 y 2019, solo una veintena de ellas abortaron por año en Italia, cifra que se redujo a 12 en 2018 y a siete en 2019, según los datos oficiales del Istat citados por los activistas contra el aborto.
Pero esto sigue siendo demasiado para los opositores, como Rocco Gugliotta, un trabajador de almacén, de 41 años, que se pregunta: «¿Por qué debe decidir solo la madre?».
Alfiero Vagnini, cocinero, de 65 años, dijo que votaría «sí», explicando que «en muchos temas, San Marino está atrasado. Tenemos que convertirnos en un país más moderno».
(26/09/2021)