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Monday 20 May 2024 | Actualizado a 02:05 AM

Chile prepara estrategia para responder a Bolivia en futuro juicio internacional

La Cancillería de Chile instruyó al abogado Enrique Barros preparar un informe jurídico para contrarrestar la estrategia marítima de Bolivia ante tribunales internacionales

Por La Razón

/ 13 de abril de 2011 / 05:00

El anuncio fue revelado a La Razón por una fuente del Poder Legislativo chileno, que en contacto telefónico pidió no publicar su identidad para no interferir las «labores estratégicas» del Poder Ejecutivo de su país.

Según la información, Barros, quien integra el equipo jurídico de Chile en la fase oral del litigio marítimo con Perú en la Corte Internacional de La Haya, recibió el fin de semana la instrucción del canciller Alfredo Moreno de recopilar datos históricos y jurídicos para una defensa ante una eventual denuncia boliviana en cortes internacionales.

«Se pidió al abogado (Enrique) Barros para que revise todos los escenarios jurídicos que se abren tras el anuncio del presidente Evo Morales. Me imagino que se revisará los tratados históricos con Bolivia y también se analizarán los argumentos de la demanda boliviana», dijo.

Barros es presidente del Colegio de Abogados de Chile y en su país es considerado un destacado jurista. «Tiene una trayectoria respetada y llena de éxitos. Ahora también trabaja acá (Chile) en la defensa jurídica de la demanda peruana en cortes internacionales», agregó la fuente.

Además, un periodista chileno informó a este medio que el equipo jurídico de la Cancillería de Chile prepara antecedentes jurídicos para contrarrestar una posible demanda internacional boliviana.

Sobre la demanda boliviana, legisladores chilenos, en más de una oportunidad, pidieron al Gobierno de Evo Morales reanudar el diálogo bilateral y afirmaron que si Bolivia recurre a instancias internacionales entraría a un «camino sin salida» y no tendrá un «buen resultado».

Postura. En Bolivia, la designación de Barros en Chile para el Gobierno de Evo Morales no mereció comentario alguno.
El viceministro de Coordinación Gubernamental, Wilfredo Chávez, prefirió no emitir un pronunciamiento hasta que el Gobierno de Chile emita un anuncio oficial sobre la designación de Barros.

«No amerita comentarios porque no es algo oficial; cuando haya algo oficial seguro comentaremos sobre el tema, pero a mi entender el que pertenezca a un Colegio de Abogados, que es una entidad privada, no tiene una posición oficial», afirmó.

Morales, el 23 de marzo, anunció que Bolivia recurrirá a instancias internacionales para volver a las costas del océano Pacífico. Ahora define una estrategia con abogados expertos, historiadores y ex mandatarios.

Por su parte, el presidente chileno Sebastián Piñera consideró que el pedido de soberanía que impulsa Morales es «imposible» de atender. Rechazó la iniciativa de llevar el problema a tribunales internacionales y acusó a Morales de dar un «giro» a las conversaciones bilaterales.

Bolivia y Chile no tienen relaciones diplomáticas desde el 17 de marzo de 1978, fecha cuando fracasó las negociaciones de Charaña. El 2006, Morales y su par chilena Michelle Bachelet acordaron una agenda de 13 puntos, en la que se incluyó el tema marítimo.
 

Chile y sus abogados en La Haya

Además de Enrique Barros, el equipo chileno que enfrenta el proceso de Perú en la Corte Internacional de La Haya está conformado por los reconocidos abogados en Chile Hernán Salinas Burgos, Teodoro Ribera, Luis Winter y  Fernando Zegers. El agente de Chile en La Haya es el ex viceministro de Relaciones Exteriores del Gobierno de Michelle Bachelet, Alberto Van Klaveren. Los coagentes son Juan Martabit, María Teresa Infante y Patricia Pozo. El 2010, en noviembre, Perú entregó su réplica para sustentar su demanda internacional por límites marítimos contra Chile.

Barros, abogado con respetada trayectoria en Chile

Enrique Barros Bourie es considerado en Chile como uno de los abogados más destacados. Preside desde el 2006 el Colegio de Abogados y es parte del equipo jurídico que defiende a Chile en la Corte Internacional de La Haya ante una demanda del Perú.

Según comenta la periodista chilena Magdalena Echevarría, del suplemento Economía y Negocios, dirige el conocido estudio de abogados Barros & Letelier.

Barros se recibió abogado en 1976 de la Universidad de Chile y tiene un doctorado en la Universidad de München, Alemania. Fue miembro de la Comisión de Reformas a la Constitución Política del Estado de Chile en 1989, abogado integrante de la Corte Suprema de Chile entre el 2000 y el 2005 y Árbitro del Centro de Arbitrajes de la Cámara de Comercio de Santiago, entre otros cargos.

Según la revista Capital de Santiago, Barros es «uno de los abogados más influyentes del país, y pergaminos para ello tiene de sobra. Este académico, juez, árbitro y actual presidente del Colegio de Abogados… A Barros le gusta estar disponible cuando un cliente lo requiere y también ser partícipe de la formación de nuevas generaciones», dice un artículo que aglutina a los profesionales más destacados de Chile. 

También, según datos del portal WikiBello.cl, el abogado es fanático de la ópera, es dueño de una isla en Chiloé en la región de Puerto Montt (Sur de Chile) y tiene como hobbie, desde muy niño, seguir con lujo de detalles los resultados de las elecciones parlamentarias o presidenciales.

El canciller de Chile, Alfredo Moreno, pidió a Barros, en enero del 2011, que se sume al equipo jurídico para enfrentar la demanda peruana en la Corte de La Haya. El fin de semana pasado, el mismo Moreno pidió al abogado un informe jurídico para enfrentar la posible demanda boliviana.

Humala reclama de Chile una disculpa   

El líder del Partido Nacionalista peruano, Ollanta Humala, ganador de las elecciones presidenciales, consideró que sería positivo que el presidente de Chile, Sebastián Piñera, «pida perdón» a Perú.

Afirmó que Chile debería pedir perdón a Perú por su actitud durante la Guerra del Pacífico en 1870, por practicar el espionaje en Perú «al menos en dos ocasiones, la última de ellas el año pasado», y por vender armas a Ecuador durante el conflicto del Cenepa entre los dos países andinos, siendo Chile en aquel momento un país garante.

Ésa sería «una actitud correcta para dar un buen mensaje y para el mejoramiento de las relaciones bilaterales», dijo Humala en una entrevista con la cadena Radio Programas del Perú (RPP).

Recordó que estas mismas ideas ya «se las hemos señalado» a Piñera o a su entorno, pero dejó claro que no son en absoluto condiciones para mantener unas buenas relaciones bilaterales en caso de que llegue al Palacio Presidencial tras la segunda vuelta electoral del 5 de junio.

El fin de semana, en la última rueda de prensa realizada antes de las votaciones, el izquierdista Ollanta Humala dejó claro que piensa respetar el fallo del Tribunal Internacional de La Haya sobre el conflicto por los límites marítimos con Chile, aun si es adverso para la República del Perú.

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Dilemas opositores

Por La Razón

/ 19 de mayo de 2024 / 00:12

Un reciente estudio de opinión pública realizado por el Celag en el país revela importantes percepciones respecto a la oposición política. Estos datos son significativos en medio de los dilemas de las dirigencias opositoras en torno a su reiterado discurso de unidad versus sus prácticas divisorias. Corre cuenta regresiva para las definiciones rumbo al próximo ciclo electoral.

 La encuesta del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag) incluye tres preguntas sobre el campo de la oposición. Las tres son críticas. La primera tiene que ver con la mentada unidad. ¿Podrá la oposición política unificarse para las elecciones generales 2025? Solo el 28% de las personas consultadas cree que habrá unidad. Hay, pues, un sentimiento mayoritario de escepticismo respecto a la posibilidad de que la oposición logre un candidato único o un frente amplio.

La segunda pregunta se refiere a la expectativa de los votantes opositores sobre el candidato o dirigente más capacitado para derrotar al MAS en las urnas. El 58% de los encuestados espera un candidato nuevo, reniega de las actuales opciones o no sabe. El apoyo a los candidatos en escena (Reyes Villa, Mesa, Cuéllar, Camacho, algún empresario) es muy bajo y estadísticamente irrelevante. No son buenas noticias para la oposición: la gente ve división y ausencia de un liderazgo ganador.

La tercera indagación de opinión pública del Celag es la más sensible. Casi dos tercios de las personas consultadas, nada menos, afirma que cuando la oposición pierde elecciones “no reconoce su derrota y está dispuesta a generar violencia”. Esta conducta antidemocrática de no reconocimiento del resultado electoral y falta de respeto a la institucionalidad, quizás se deba a que algunos candidatos opositores proclaman “fraude” cuando pierden elecciones. Y a veces lo hacen por anticipado, como en 2019.

Estas percepciones mayoritarias de la ciudadanía respecto al actual campo de la oposición son preocupantes. Más todavía en el actual contexto, degradado y contaminado por la división interna en el oficialismo. Y nos lleva a preguntar en qué condiciones llegará el país al próximo ciclo electoral: con un MAS-IPSP fracturado, muy lejos de ser nuevamente un partido dominante; y una oposición fragmentada, que reafirma su debilidad, su carencia de líderes y su falta de propuestas. El escenario es incierto.

Una democracia de calidad requiere partidos democráticos, líderes representativos y sólido pluralismo político, entre otras condiciones. Ello implica que tanto el oficialismo como las oposiciones deben consolidar sus estructuras partidarias, renovar liderazgos y, en especial, diseñar proyectos de futuro y plataformas programáticas. Nada de eso ocurre a poco más de un año de las elecciones 2025. Hoy la disputa política, entre la división, la polarización y la fragmentación, está concentrada en las minucias. Urge cambio de rumbo.

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Riesgo de convulsión

De nada sirvieron las escasas y tardías explicaciones de algunas autoridades, el rumor había echado raíces

Por La Razón

/ 16 de mayo de 2024 / 06:25

En menos de una semana, el Gobierno promulgó un decreto supremo y lo abrogó debido a amenazas de movilizaciones y actividades de protesta contra la norma, que, como tantas otras, no había sido promocionada y mucho menos socializada, lo cual permitió que circule abundante desinformación que galvanizó las posiciones de rechazo. El Gobierno dio el paso atrás para evitar la “convulsión”.

Se trata del DS 5143, creado, según autoridades de gobierno, para transparentar los trámites de propiedades en las oficinas de Derechos Reales y desburocratizar el procedimiento, que actualmente puede tardar hasta dos o tres años. Según el viceministro de Defensa del Consumidor, el decreto disponía la bancarización, para pagos en línea, y la interoperabilidad, para el cruce de información entre gobiernos municipales, el Servicio General de Identificación Personal (Segip) y el Servicio de Registro Cívico (Serecí); además, se trataba de la actualización de un decreto promulgado durante el gobierno de Carlos Mesa en 2004.

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Nada de esto es lo que se discutía en las calles y centros de reunión de opositores: se especuló que el decreto serviría para posibilitar la intromisión del Estado en la administración y la tenencia de la propiedad inmueble de privados o que exigiría una nueva certificación para trámites de compra-venta. De nada sirvieron las escasas y tardías explicaciones de algunas autoridades, el rumor había echado raíces y se multiplicaban las amenazas de movilizaciones.

Más tardó el Presidente en anunciar la abrogación de la norma que los líderes de las únicas dos fuerzas políticas con representación parlamentaria en salir al espacio público y celebrar la “derrota” del Gobierno. En tiempos de política de suma cero, poco o nada importa la relevancia o necesidad de políticas públicas: todo se reduce a imponer las ideas propias y evitar a cualquier costo las opuestas. Agréguese a ese estado de cosas una gestión gubernamental llena de contradicciones y se produce lo que tantas veces se ha lamentado en este mismo espacio: pérdida de confianza de la población en las instituciones gubernamentales.

La creciente conflictividad, las dirigencias opositoras claramente orientadas a la solución por el desastre y la incapacidad gubernamental para crear y sostener alianzas y consensos (excepto cuando se trata de apropiarse del partido político), son un buen caldo de cultivo para la convulsión, lo cual no significa que haya, en realidad, planes para provocarla y forzar la caída del Gobierno.

En tiempos cuando menudean los discursos desinformadores y polarizadores, además de la memoria reciente de hechos sediciosos, es tentador acusar a la oposición, o a agentes no identificados, de buscar la convulsión; sin embargo, también suele ser evidente que los conflictos pueden ser fabricados con el propósito de influir sobre el ánimo de la población. Identificar quién gana más con la polémica, el conflicto y la abrogación del mentado decreto serviría para señalar quién es el más interesado en que haya miedo por la amenaza de convulsión.

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Día del Periodista

Por La Razón

/ 12 de mayo de 2024 / 00:57

El 10 de mayo, las y los periodistas de Bolivia recordamos nuestro día. ¿Hay algo que celebrar?, nos preguntamos. Y sí, existen motivos. Pero también hay nubarrones para el oficio. Por ello, más allá de los homenajes, fue un día de balance y reflexión. ¿En qué condiciones realizamos nuestra labor? ¿Cuánto aportamos a la conversación pública en democracia? ¿Cómo nos ve la sociedad?

Hace más de ochenta años, en 1938, el presidente Germán Busch promulgó un decreto supremo – luego elevado a rango de ley– que creaba la Caja de pensiones, jubilaciones y montepíos de los trabajadores asalariados de la prensa. No fue una concesión, sino una conquista como resultado de años de exigencia de derechos. Así, el 10 de mayo fue declarado Día del Periodista. Tiempo después, en 1953, un decreto supremo del presidente Víctor Paz Estenssoro estableció ese día como feriado para los periodistas.

De ese modo, cada 10 de mayo las y los periodistas revindicamos nuestro oficio y recibimos homenajes, salutaciones, reconocimientos. Es como un día destinado a elogiar el lugar que ocupa el periodismo en una sociedad democrática. Celebramos pues que, pese a dificultades y condiciones adversas, seguimos en el empeño diario de brindar información y opiniones como insumo para la deliberación colectiva. Sostenemos asimismo la necesidad de garantizar la libertad de expresión y el derecho a la información.

Pero el Día del Periodista es, o debiera ser, además, una ocasión propicia para el balance, para mirarnos puertas adentro y evaluar nuestro desempeño. Este ineludible ejercicio frente al espejo no puede ser autocomplaciente ni tampoco de solo flagelación, sino autocrítico. Para empezar, es importante evaluar las condiciones difíciles, a veces precarias, en las que estamos realizando nuestro trabajo, en un contexto donde las nuevas tecnologías digitales plantean serios desafíos a los medios de comunicación.

Es preocupante asimismo para el oficio periodístico el escenario de crisis no solo político-institucional en el país, sino también la complicada situación económica. Trabajamos en medio de la incertidumbre, sin horizonte de futuro. Y somos parte de la persistente polarización, que bloquea el diálogo plural y dinamita los puentes de encuentro. Diferentes estudios de opinión señalan que la ciudadanía y los liderazgos ven a los medios como promotores del enfrentamiento. Y hasta nos perciben como actores políticos.

¿Cuánto estamos contribuyendo, en el día a día, a la convivencia en democracia? ¿Cómo mejorar nuestras condiciones de trabajo, libres de presiones y amenazas? Y la pregunta esencial: ¿estamos haciendo buen periodismo, conforme a nuestros códigos de ética o, más bien, un periodismo instrumental, con arreglo a nuestra propia agenda y otros intereses? Hay que celebrar el Día del Periodista con llamamiento urgente para cuidar el oficio y, entre otras cosas, frenar la degradación de nuestras asociaciones. 

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El MAS y la crisis

La democracia, o las formas que la hacen legítima, importan cada día menos

Por La Razón

/ 9 de mayo de 2024 / 06:39

Para nadie debe ser desconocido que el Movimiento al Socialismo (MAS) es la fuerza política más importante de las últimas décadas y el único partido con estructura y potencia suficientes para intervenir en todas las esferas de la vida pública. Sin embargo, precisamente por estos atributos, la feroz lucha que han desatado sus dirigentes no solo afecta al partido, sino a todo el Estado.

Más tardó en terminar el X Congreso del partido, el domingo, en la ciudad de El Alto, convocado por el “ala arcista” del partido, que portavoces del “ala evista” en descalificar el encuentro de la peor forma posible y amenazar con todo tipo de recursos, legales y no, para impedir que las decisiones acordadas lleguen a materializarse.

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No es para menos: se ha elegido a un nuevo jefe nacional del partido, honor que recayó en Gróver García, dirigente de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), afín al presidente Arce, y se ha decidido revisar el estatuto del MAS para eliminar la disposición que concede la dirección vitalicia del partido al expresidente Evo Morales y para eliminar la restricción de antigüedad como militante para asumir cualquier candidatura.

Para que el congreso masista pudiese llevarse a cabo y que contase con la presencia de veedores del Tribunal Supremo Electoral (TSE), hizo falta que una Sala Constitucional de La Paz ordenase al Órgano Electoral cumplir con el artículo 30 de la Ley de Partidos Políticos. Entre analistas y opinadores de todas las tendencias hubo consenso en que se trata de un nuevo “fallo a la carta”, de los que menudean desde que los magistrados del Órgano Judicial decidieran autoprorrogarse.

A esta evidente muestra de injerencia de un órgano sobre otro (primero el Ejecutivo sobre el Judicial y luego éste sobre el Electoral), se suma la cantidad de ocasiones en que delegados y portavoces del evismo han descalificado al TSE y sus resoluciones por ser contrarias a sus intereses y expectativas. La democracia, o las formas que la hacen legítima, importan cada día menos.

Súmese a este estado de cosas la previsible pugna que se desatará en la Sala Plena del TSE cuando algunos vocales intenten incidir en favor de uno u otro aspirante a candidato. Entonces, las acusaciones y descalificaciones que hoy se sugieren, serán amplificadas, dañando de manera feroz la credibilidad y reputación del órgano llamado constitucionalmente a administrar los procesos que dan sustento al sistema democrático boliviano y a dar legitimidad a las autoridades electas.

A estas alturas de la lucha es, pues, evidente que sin importar el tono y el contenido de los mensajes que una y otra facción del MAS publicitan, lo verdaderamente central para ambas partes es asegurar que el candidato propio llegue a la papeleta y/o que el contrincante no lo logre. Si para tal fin tienen que terminar de romper la institucionalidad del Estado, no dudarán en hacerlo, y eso son malas noticias.

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Democracia en riesgo

Por La Razón

/ 5 de mayo de 2024 / 00:34

La reciente decisión de una sala constitucional en torno al “congreso del MAS-IPSP” convocado por dirigentes de la facción arcista constituye una tosca injerencia en las competencias del TSE. Y cruza un límite que pone en riesgo no solo la institucionalidad electoral, sino la propia democracia. Es fundamental ponerle freno antes de que conduzca a una deriva autoritaria.

 Una de las condiciones fundamentales de un Estado de Derecho es la autonomía e independencia de los órganos del poder público, además de su separación. Cuando uno o más órganos se subordinan a otro o surge una especie de suprapoder, esa estructura y organización funcional del Estado se resquebraja. Asimismo, cuando el sistema de gobierno empieza a depender de decisiones arbitrarias e inconstitucionales, la democracia está en riesgo. Estamos transitando ese muy peligroso umbral en el país.

En nuestro proceso de construcción y reforma estatal, no es nuevo que el Legislativo dependa de los mandatos del Ejecutivo. Tampoco es raro que la administración de justicia esté subordinada al poder político y a poderes fácticos. Lo crítico es que surja un suprapoder que imponga sucesivos fallos por fuera del marco constitucional y pisoteando la institucionalidad democrática. Desde el año pasado hay un suprapoder en Bolivia que, en consorcio con actores políticos, opera desde el TCP y algunas salas constitucionales.

A punta de sentencias, declaraciones y autos constitucionales, y algunas acciones de defensa, un arriesgado suprapoder está llevando a límites insostenibles el funcionamiento de los órganos del poder público y del sistema de gobierno. Así, bloquearon las elecciones judiciales, suspendieron las funciones de fiscalización de la ALP, se autoprorrogaron, beneficiaron a terratenientes y ahora están emitiendo “instrucciones” sobre las organizaciones políticas y los procesos electorales. Es inaceptable.

Es muy complicado y sensible para el TSE gestionar las disputas internas en los partidos, en especial en este momento la batalla entre facciones en el MAS-IPSP. Debe hacerlo en estricto cumplimiento de la Ley de Organizaciones Políticas y de los estatutos partidarios. ¿Qué ocurre cuando una sala constitucional, desde su filiación política, impone acciones que violan la normativa y vulneran las atribuciones del organismo electoral? Eso es lo que acaban de hacer, sin sonrojarse, los vocales Campero y Angles.

En un pronunciamiento difundido este viernes, las autoridades del Órgano Electoral Plurinacional exigen con timidez el respeto a la independencia de poderes para garantizar la democracia en el país. No es una exigencia menor. En realidad, se está advirtiendo que, si magistrados y jueces continúan perforando el sistema y la institucionalidad electoral, la democracia boliviana está en riesgo. Es fundamental que la disputa política no termine derrumbando el orden constitucional y el régimen democrático.

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