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Camacho: su obstinación por el poder con el derrocamiento de Morales, hecho por hecho

Luis Fernando Camacho en La Paz, protegido por policías.

Luis Fernando Camacho en La Paz, protegido por policías.

Cuando el 2 de noviembre de 2019 Luis Fernando Camacho anunció el “punto final” de Evo Morales y lo conminó a renunciar en 48 horas, su obstinación era más que eso: la llegada al poder como dé lugar.

Presidente del Comité por Santa Cruz, entonces fue el abanderado de las protestas contra el gobierno del Movimiento Al Socialismo (MAS), por encima de líderes de oposición como, ejemplo, Carlos Mesa o Samuel Doria Medina.

Irrumpió el 22 de octubre, dos días después de las elecciones fallidas, consideradas “fraude” luego de un informe preliminar de la misión de la Organización de Estados Americanos (OEA), cuando anunció un paro indefinido.

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A partir de entonces, su protagonismo no tuvo vuelta atrás. En el cabildo del 2 de noviembre, en el Cristo Redentor, anunció el “punto final” de Morales y le pidió la renuncia en un plazo de 48 horas.

Apoyo militar y policial

Fue su primera muestra de fuerza. Lo había hecho con la convicción de lograr su propósito, apoyado por miembros de las Fuerzas Armadas y la Policía Boliviana.

“Cuando pudimos consolidar que ambos (las dos instituciones) no podían salir, fue que dimos las 48 horas, porque ya sabíamos que podía Santa Cruz trasladarse a La Paz”, confesó Camacho en un homenaje en su honor, el 27 de diciembre.

“La historia fue tan hermosa en el transcurso de todo (el paro), que fue mi padre que cerró con los militares para que no salgan”, siguió.

“(…) En la Policía, fue de la misma manera mi padre”, explicó Camacho.

Renuncia de ‘toda la sucesión’

En otro cabildo, el 3 de noviembre, Camacho fue más allá. Exigió la renuncia de “toda la sucesión”.

“No pensamos irnos con las manos vacías. Con la carta de renuncia de él (Morales) y de toda la sucesión, no queremos a (Álvaro) García Linera ni a los presidentes del Senado y de Diputados”, dijo.

Fuera del mandato de la Constitución Política del Estado de 2009, incluso propuso la “sucesión” de una magistrada del Tribunal Supremo de Justicia. “Queremos que asuma, como tiene que ser, la decana de Tarija de la Corte Suprema (María Cristina Díaz Sosa), la única que no es masista”, desafió.

‘Junta de notables’

Sin embargo, su osadía avanzó a otra propuesta al margen de la Constitución. Instalado en su cuartel general en La Paz, el hotel Casa Grande, la mañana del 10 de noviembre propuso una “junta de notables”.

Sugirió la renuncia de todos los miembros de los cuatro órganos del Estado (Ejecutivo, Legislativo, Electoral y Judicial), más el Tribunal Constitucional.

Esto permitirá “dar lugar a la conformación de una junta de gobierno transitorio conformada por notables de toda la población”, dijo.

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A las 16.52 de ese día, domingo 10 de noviembre, Morales renunció desde Chimoré. Lo hizo acompañado del vicepresidente Álvaro García y la ministra Gabriela Montaño.

Antes, Camacho, Marco Pumari, entonces titular del Comité Cívico Potosinista (Comcipo), y el abogado Eduardo León habían irrumpido en el Palacio Quemado para plantar en el hall del edificio republicano la Biblia, la “carta de renuncia” de Morales y la tricolor.

En medio de la renuncia de Morales, la Iglesia Católica convocó a una primera reunión extralegislativa para la evaluación de la sucesión presidencial.

La “primera propuesta”, relativa a la “junta cívico-militar” presentada por Camacho, fue rechazada.

La sede fue el Rectorado de la Universidad Católica Boliviana (UCB).

Justiniano en la UCB

Entonces, Camacho era actor gravitante. Su representante en la UCB —junto a embajadores de Gran Bretaña, Brasil y España, además de líderes políticos— fue Jerjes Justiniano.

Entre ese domingo y la mañana del 12 de noviembre, en esas reuniones el expresidente Jorge Quiroga y su asesor Luis Vásquez argumentaron la sucesión de la senadora Jeanine Áñez.

Incluso, Justiniano y Ricardo Paz, en representación de Carlos Mesa, acompañaron a José Fuentes, presidente de la Comisión Episcopal Boliviana (CEB), en la difusión del mensaje ‘Por la paz en Bolivia’.

“Lo que sucede en Bolivia no es un golpe de Estado”, precisó el texto, destacado luego en la memoria sobre los cabildeos presentada año después por la Iglesia Católica.

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Justiniano apareció en la lista de transferencia de fondos de Camacho, difundida el miércoles por el ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, quien dijo que el 8 de noviembre de 2019 aquel recibió del líder cívico Bs 116.000.

La autoridad apuntó a Camacho de haber movido antes, durante y después de la crisis poselectoral al menos Bs 4,5 millones, “una mínima parte”. El entonces comandante de la Fuerza Aérea Boliviana (FAB), Gonzalo Terceros, recibió «dos depósitos».

Aliado de Áñez

Cuando Áñez se sabía sucesora de Morales, ya fue arropada por la FAB, que dispuso su traslado en helicóptero militar de El Alto a La Paz el 11 de noviembre.

Al arribar ese día al Colegio Militar junto a sus hijos y el senador Óscar Ortiz, lo primero que hizo fue acudir al cuartel general de Camacho, con quien se reunió para definir aspectos del cogobierno.

Áñez se proclamó presidenta el 12 de noviembre en sendos actos en la Asamblea Legislativa, sin quorum ni presencia de los dos tercios del Movimiento Al Socialismo (MAS).

Precisamente, Justiniano, el alfil de Camacho, fue su primer ministro de la Presidencia.

Otro cuadro clave, Luis Fernando López, que coordinó con su padre los acuerdos previos con los militares, fue nombrado ministro de Defensa.

Fuerza en declive

Conformado el gobierno de Áñez, fiel a su impronta sobre plazos y conminatorias, el 19 de noviembre Camacho hizo un último ejercicio de radicalidad ante el poder constituido.

Dio tres días a la Asamblea Legislativa para la recomposición del Tribunal Supremo Electoral (TSE) y la convocatoria a elecciones generales para el 19 de enero de 2020.

El trámite trastabilló en los órganos Ejecutivo y Legislativo.

Pese a que Áñez postergó la ley de convocatoria de comicios presidenciales, que fue firmada por la entonces presidenta de la Cámara de Senadores, Eva Copa, para el 6 de septiembre de 2020, el TSE anunció la votación para el 18 de octubre.

Seis de sus vocales habían sido posesionados por Copa el 19 de diciembre de 2019 y Áñez nombró a su representante, Salvador Romero, el 25 de noviembre.

Candidato, el intento fallido

Con una fuerza política que decaía, el 29 de noviembre, Camacho renunció a la presidencia del Comité pro Santa Cruz. Y la sorpresa fue que anunció su candidatura presidencial.

Sus declaraciones rompieron con su promesa del 8 de noviembre. Ese día escribió en sus redes sociales: “¡Ojo, no soy candidato ni lo seré! Me da asco ver los intereses personales por encima de la nación (…)”.

Pero el día de su renuncia justificó que dijo es porque “era necesario” para sumar apoyo. “Decir que no era candidato era necesario porque permitía mayor apoyo a la causa”.

Camacho fundó la agrupación Creemos, con la que porfió la presidencia ante Luis Arce, del MAS, y Mesa, de Comunidad Ciudadana (CC), en los comicios del 18 de octubre de 2020.

Le fue mal, solo alcanzó el 14% de los votos.

Para entonces también se había presentado como candidata Áñez, pero renunció a medio camino.

Luego, en las elecciones subnacionales del 7 de marzo de 2021, Camacho ganó la Gobernación.

Áñez también se postuló como gobernadora de Beni. Pero, en cuanto perdió, fue detenida el 13 de marzo de 2021, por el mismo caso que ahora está encarcelado Camacho: Golpe de Estado II, de presunto terrorismo, por los sucesos previos al derrocamiento de Morales.