Buen desempeño
La economía boliviana en 2012
Gabriel Loza Tellería
Todavía no se cumplieron las profecías mayas, pero lo que queda claro es que en 2012 la economía boliviana tiene un buen resultado macroeconómico: buena tasa de crecimiento del PIB (Producto Interno Bruto), en torno al 5%; baja inflación, menor a la meta del 5% y cercana al 4,5%, y un bajo desempleo que podría estar en torno al 5%. Es decir, una economía en torno a una nota de 5%.
¿Por qué no crecemos más? Si bien la tasa de crecimiento del PIB es alta, comparada con el promedio de América Latina, en macroeconomía la cuestión es determinar si el producto real de una economía está por debajo o encima del producto potencial.
El PIB potencial es la tendencia de largo plazo del PIB real. Representa la capacidad productiva máxima manteniendo los precios estables. El PIB potencial también se denomina nivel de producción de pleno empleo. Durante los ciclos económicos, el PIB efectivo se aleja del potencial.
Cuando una economía se encuentra en su nivel potencial, el desempleo es bajo y la producción es elevada. Cuando se encuentra por debajo, se está desempeñando por debajo de su frontera de posibilidades de producción, existe capacidad ociosa en la industria y no hay pleno empleo. Si está por encima, la economía está funcionando por encima de su capacidad y, por lo tanto, puede sobrecalentarse y generar, ante una mayor demanda de empleo, de insumos y capital, un incremento en el nivel de precios.
El nivel del PIB de la economía, o PIB real (efectivo), no puede, por tanto, superar por mucho tiempo un límite superior, el cual se denomina PIB potencial, puesto que representa el máximo de bienes y servicios que se puede producir durante el año si todos los factores productivos están siendo ocupados al límite de sus posibilidades.
Por consecuencia, un incremento en el flujo de productos requeriría contar con unidades extras de bienes de capital, de mano de obra o de aprovechamiento de recursos naturales que actualmente no se encuentran a disposición del país. Alternativamente, habría la posibilidad de incrementar la producción sólo gracias a un cambio tecnológico, el cual merced a la aplicación de un nuevo conocimiento permitirá un incremento en la productividad.
En caso de no presentarse nuevos factores o nuevas tecnologías, el PIB real no superará la barrera impuesta por el PIB potencial. Por eso, es muy importante determinar cuál es nuestro producto potencial; sin embargo, debe reconocerse que si bien el concepto de PIB potencial es fácil de definir, no es simple estimar cuál es su verdadero nivel.
Cálculos realizados nos dan una tasa de crecimiento del PIB entre el 4,5% y el 5%. Así, la tasa observada del 6,1% en 2008 sería resultado de la inversión de San Cristóbal y el aumento de la producción minera.
Asimismo, se considera que existe pleno empleo de la mano de obra cuando la tasa de desempleo oficial no supera valores del orden del 4%, los cuales se consideran inevitables, dada la limitación de información sobre puestos de trabajo disponibles. Sin embargo, no se consideran desempleos de larga duración el desempleo disfrazado (tiempo parcial o empleos de calidad inferior a su nivel de capacitación) y el sector informal.
La economía boliviana seguirá con los superávit mellizos en 2012, tanto el externo como el fiscal. La balanza de pagos en cuenta corriente seguirá siendo superavitaria, ya que el saldo de la balanza comercial superará los 3.000 millones de dólares y la balanza de pagos global registrará de nuevo ganancias de reservas internacionales que le hacen situar en niveles mayores a los 14 mil millones de dólares, equivalentes al 52% del PIB. El saldo del sector público no financiero pese al déficit presupuestado de -4,5% del PIB otra vez no se anotará y posiblemente continuará con saldo positivo. Cabe hacer notar que, en el marco de la emisión de bonos internacionales de 500 millones de dólares, el seguimiento y la calificación internacional del riesgo requiere que el déficit presupuestado se aproxime al ejecutado; caso contrario, es una señal o de no ejecución o mala programación. Esta reflexión vale para el déficit presupuestado de 4,6% del PIB.
La explicación del crecimiento sigue siendo la demanda interna, es decir, consumo e inversión, pero no hay que olvidar que esta demanda presenta un alto componente importado en bienes de capital y un componente menor en los bienes de consumo, los cuales no podrían haberse efectivizado sino tuviéramos un superávit comercial de más de 2.000 millones de dólares y nuestras exportaciones no hubieran crecido más del 20% para posiblemente llegar a 10 mil millones de dólares por primera vez. La mayoría de nuestros precios básicos de exportación subieron; el zinc y el plomo podrían bajar levemente y sólo la cotización del petróleo WTI (precio en Texas) en lo que va a octubre declinó, aunque está por niveles altos y muy por encima del precio presupuestado.
El tipo de cambio se estabilizó, mientras que los países vecinos registraron un comportamiento mixto; por una parte, Argentina y Brasil devaluaron sus monedas y, por otra, Chile y Perú apreciaron sus tipos de cambio nominales. La estabilidad cambiaria contribuyó a una bolivianización del 70% de los depósitos y es probable que la cartera llegue al 80% en moneda nacional.
En síntesis, en el buen desempeño de la economía boliviana contribuyó en 2012 la buena suerte, expresada en el entorno externo todavía favorable, las buenas políticas macroeconómicas y el efecto del cambio estructural en cuanto al uso y el destino del excedente.
En un buen momento
Armando Méndez Morales
Concluye 2012 y ya se tienen suficientes indicadores económicos como para predecir con bastante seguridad cómo cerrará este año la economía boliviana. Datos oficiales sobre el comportamiento del PIB (Producto Interno Bruto) al segundo trimestre, datos sobre la inflación y datos monetarios hasta octubre, comportamiento del sector externo, de impuestos e información fiscal consolidada hasta septiembre permiten visualizar la conclusión del año.
El PIB crecerá a una tasa del orden del 5%, muy parecida a la que se presentó en 2011; ambas superiores a las que tiene registradas la región. Por el lado de las actividades económicas claves se observa que continúa la actividad de la construcción en un sendero muy bueno, igualmente hidrocarburos y la industria manufacturera, que junto a la recuperación de la actividad agropecuaria permiten concluir que la economía boliviana consolida un año más de buen comportamiento.
Esta buena actividad interna de la economía no sería posible si el país no hubiese superado los 11 mil millones de dólares por exportaciones anuales, de los cuales la mitad proviene del gas. De estas últimas, según investigaciones de Mauricio Medinacelli, el Gobierno se queda con el 62% del total, lo cual le permite financiar un creciente gasto público e incluso, por séptimo año, cerrar con superávit fiscal, algo inverosímil en el pasado. El superávit fiscal viene acompañado por el superávit en cuenta corriente de balanza de pagos, lo que ubica a Bolivia como uno de los pocos países superavitarios en la región.
Adicionalmente, ingresos de capitales del exterior y un endeudamiento público externo no justificable hace que la cuenta capital de balanza de pagos siga siendo positiva, todo lo que explica el inusual volumen de las reservas internacionales que alcanzan al 50% del PIB, una de las proporciones más altas en los países de la región, igualando el indicador que tiene el coloso China.
El excelente valor de exportaciones alcanzadas permite financiar con holgura todas las importaciones que requiere la actividad económica en general. No sería posible que la actividad de la construcción y de la industria, en general, estuviesen pasando por un buen momento económico si es que no dispusieran de los recursos para la importación de bienes de capital, insumos industriales y medios de transporte imprescindibles para su funcionamiento.
La tasa de inflación, que terminó en 7% el año 2011, este año cerrará en 4,5%, salvo alguna sorpresa inesperada en estos dos últimos meses del año, también se explica por la expansión de las importaciones de todo tipo de bienes, tanto las realizadas en el mercado formal como en el informal, que logró equilibrar la siempre creciente demanda de bienes en la economía boliviana.
El comportamiento impositivo que se observa para el año 2012 es envidiable, con una expansión anual del orden del 30%, en la que se destaca el impuesto a las utilidades de empresas, otro indicador adicional que confirma la buena situación económica del país.
Por séptimo año consecutivo, el sector fiscal cerrará sus cuentas con superávit fiscal, contrariamente a lo que el Presupuesto General del Estado aprueba anualmente con presencia de déficit fiscal. Para este año, el Gobierno proyectó un déficit del 4,5% del PIB y el ministro de Economía y Finanzas Públicas, Luis Arce, ha indicado que se espera cerrar con un superávit del 1,5%, lo que implica un séptimo año consecutivo de superávit, que a su vez se traduce en una acumulación de ahorro público de un monto significativo del orden de los 20 mil millones de bolivianos.
Este escenario favorable tiene su contraste negativo en algunos hechos económicos como son: el fracaso del proyecto de industrialización del hierro a cargo de la empresa transnacional Jindal, elegida por el gobierno del presidente Evo Morales al inicio de su primer periodo. El otro hecho negativo es la toma de minas por comunarios en la zona occidental del país y, en general, los graves conflictos que el país vive entre cooperativistas mineros y la empresa estatal Corporación Minera de Bolivia (Comibol) por la disputa en la explotación de yacimientos mineros, y denotan con ello que no están claros los derechos de propiedad.
La minería es un sector que tiene importancia en Bolivia, pero lamentablemente se observa que durante el año 2012 el volumen de producción disminuyó en comparación con el de 2011. No existen nuevos proyectos de inversión en el sector, lo cual debería ser un tema de atención del Gobierno, dado que hoy la actividad minera se caracteriza por la necesidad de grandes inversiones de capital y alta tecnología, proyectos que duran muchos años, tanto en su gestación como para que entren en funcionamiento.
No deja de ser un contrasentido el hecho de que Bolivia hubiese colocado bonos soberanos en el exterior por un monto de 500 millones de dólares, a una tasa de interés anual del 4,8%, manteniendo superávit fiscal, cuando internamente podía también obtenerlos y a una tasa de interés menor, dado que otra característica del país, en lo que viene recorrido el siglo XXI, es que el ahorro interno es mayor al que se dirige a la inversión.