¿Diferente de Podemos y Convergencia?
Los líderes que conforman el Movimiento Demócrata Social, a pesar de venir directa o indirectamente de grupos como Podemos y Convergencia Nacional, son críticos con los errores que se cometieron y no quieren volver a repetirlos. Sobre todo, intentan evitar ser una alianza coyuntural nacida sólo para unas elecciones.
La idea de formar el Movimiento Demócrata Social (MDS) nace hace dos años con más de diez organizaciones nacionales, departamentales y municipales. Hoy, todas ellas pretenden hacer efectiva una fusión que les permita formar un frente político nacional de oposición para encarar las elecciones nacionales de 2014, según Vladimir Peña, secretario de Gobierno de la Gobernación cruceña, miembro de Verdad Democrática y social (Verdes) y parte del frente en formación.
Pero el proyecto no para ahí, pues la intención de sus operadores es permanecer vigentes en la política por varias décadas. Así coinciden también Óscar Ortiz, de la agrupación Consenso Popular, y Ernesto Suárez, de Primero el Beni (PB). Todo, para evitar las experiencias de Poder Democrático Social (Podemos) y Convergencia Nacional (CN) a las cuales califican de “alianzas coyunturales”.
En efecto, CN y Podemos fueron las respuestas improvisadas para tratar de frenar (hoy se sabe que fueron infructuosas) el crecimiento del Movimiento Al Socialismo (MAS). De hecho, varios dirigentes del MDS estuvieron en una o en otra, o en ambas, con mayor o menor involucramiento.
Para no remontarse aún más atrás, hay que establecer que estos dos partidos, uno extinto y el otro todavía vigente, son las vertientes más inmediatas del MDS, a pesar de que, en una suerte de “muerte simbólica del padre”, sus líderes hoy, a la distancia del tiempo, son capaces de criticar los errores cometidos por estas agrupaciones. Actualmente, más de 13 agrupaciones de diferentes categorías componen el movimiento.
En 2011 ya existía una nueva configuración del mapa político, dice Peña. Fue entonces que desde Santa Cruz se construyó la Conferencia de Líderes Democráticos de Bolivia para “visibilizar alternativas”. Ahí fueron invitadas muchas personas, “algunas se quedaron y otras se fueron”.
Llegado 2012, hay que remitirse a la creación, en Sucre, de Libertad y Democracia Renovadora (Líder), dirigida por la exmasista Savina Cuéllar, también parte del MDS. Su agrupación ganó la alcaldía de la capital. Algo similar ocurrió en el Beni con la agrupación de Ernesto Suárez y su organización Primero el Beni o con Todos Por Cochabamba y Unidad Nueva Esperanza (UNE), ganadora del municipio de Quillacollo.
Visto en general, se hace evidente una constante en su estrategia de articulación: unir esfuerzos de agrupaciones locales y regionales que hayan derrotado electoralmente al Movimiento Al Socialismo (MAS).
En noviembre del año pasado, las organizaciones suscribieron la fundación del movimiento. El primer semestre pusieron en funcionamiento el mecanismo de los “diálogos demócratas”, que consisten en un peregrinaje a las ciudades y municipios y recoger las preocupaciones de sectores sociales interesados en adherirse y realizar articulaciones.
El capítulo actual de la historia del grupo político es lograr la fusión que fue negada por el TSE, cosa que no los detiene e intentan otras vías para conformar el Movimiento Demócrata Social.
Retrocediendo, sin embargo, a tiempos de Podemos, una de sus vertientes, no se puede dejar de mencionar a la denominada “media luna” y al Consejo Nacional Democrático (Conalde), que fueron el subterfugio de poder institucional de las anteriores prefecturas (luego gobernaciones), les sirvió de trinchera de resistencia al MAS y al gobierno de Evo Morales. Ellos hablan de que fue una resistencia democrática mientras que sus detractores, de una repulsa con más que dejos desestabilizadores y conspirativos.
Para Manuel Canelas, analista político, el origen del MDS es la “media luna”, “inequívocamente de la derecha que quiere que el MAS sea más o menos barrido del mapa, para lo cual en el pasado alentaron hechos violentos como la humillación a los indígenas en Sucre que involucra a Sabina Cuéllar”. Así, su factor de cohesión es “su pasado político de un proyecto conservador que busca rearticular el Conalde”.
Pero, ¿cuál es el nivel de proyección de este movimiento? Ortiz hace un balance de debilidades y fortalezas. Cree que la principal fortaleza viene de “la voluntad de construir un proyecto desde la oposición en circunstancias totalmente adversas”, con un adversario “que ha centralizado todo el poder público” y lo utiliza para destruir las opciones de competencia electoral. “Paradójicamente, esto hace que quienes quieran asumir “el desafío de la causa democrática”, lo hagan por “convicciones y no por intereses personales”.
Dice que la principal debilidad es “el tiempo contra el que hay que luchar” para construir un “proyecto alternativo” que pueda llegar a la sociedad. Suárez ve como una superioridad la unión de líderes regionales como una respuesta al caudillismo. La mayor dificultad es “llegar al occidente”, en lo cual están trabajando y ya tienen presencia en Oruro con el grupo liderado por el diputado Franz Choque.
Helena Argirakis, analista política, viendo el asunto con distancia, cree que su mayor problema es que los una la negativa: “el rechazo a que un indígena sea su presidente” y una imposibilidad de leer las transformaciones de la política no sólo en la región sino en el mundo. Destaca, sin embargo, que esa organización ha sabido responder a la forma “policéntrica” actual de hacer política. Lo cual será “uno de los de-safíos del MAS”.
El futuro inmediato depara al MDS un congreso (a fines de noviembre) en el que redactará sus documentos fundamentales como estatutos, principios y proyecto de país, y donde se definirá cómo elegirá a sus candidatos para las elecciones de 2014. Cuesta arriba contra el tiempo es el grupo opositor más rezagado en este sentido si se lo compara con el Movimiento Sin Miedo (MSM) y Unidad Nacional UN).