El ‘comandante indignado’ llega a los dominios del MAS
La primera autoridad política del departamento de Santa Cruz viaja a San Julián en una misión oficial, pero en compañía de un equipo de prensa de este diario. El diálogo se desarrolla dentro del vehículo oficial del Gobernador.
Este es el vehículo oficial del Gobernador de Santa Cruz”, le dice el chofer a una funcionaria de la Administradora Boliviana de Carreteras (ABC) que cobraba el peaje cerca de la localidad cruceña de Cotoca. “¡No pues!, aquí pagan todos”, responde ella con tono enérgico y sin hacer ninguna reverencia. Rubén Costas, que viaja en el asiento trasero de la vagoneta blanca —una Toyota Land Cruiser 2012— sale al paso. “No se haga problema, niñita”, asiente y luego instruye a su colaborador saldar la deuda por el uso de la carretera, administrada por el Estado según la distribución de competencias establecidas en el sistema autonómico que rige en el país desde 2009 a merced de la nueva Constitución Política del Estado.
Costas había abordado el transporte oficial 45 minutos antes en la puerta del edificio que alberga a su despacho en Santa Cruz. Ese día, 28 de septiembre, concede una entrevista a Animal Político de La Razón, en el vehículo, mientras se traslada hasta el Núcleo 66, una comunidad de productores de soya y girasol, ubicada a 186 kilómetros al norte de la capital oriental, en el municipio de San Julián, que es controlado por el gobernante Movimiento Al Socialismo (MAS).
Una buena parte de la conversación está vinculada con los resultados de su gestión “administrativa y política” que ya lleva siete años, el mismo tiempo que Evo Morales está en el poder. Costas asegura que el movimiento que reivindicó la autonomía que él mismo lideró ha sido empujado por un sentimiento legítimo y democrático. “Fuimos los primeros indignados del mundo”.
Destaca los valores de las administraciones autonómicas. “Nos indignamos porque no estábamos sólo para votar, queríamos participar y construir (…) y el Gobierno tuvo que disfrazarse de autonomista porque no nos pudieron vencer”, afirma mientras el vehículo viaja por una transitada carretera, atiborrada de vehículos de alto tonelaje y tractores capaces de hacer andar el sistema agroindustrial en esa zona del país.
Costas es la única figura de la oposición política regional, aún en funciones, que fue parte de las negociaciones para validar la Constitución. El agrónomo es para sus colaboradores más cercanos “el comandante”, un apelativo que llama la atención. “No se confunda, se trata del comandante de nuestro departamento, nada más ni nada menos”, comenta uno de sus seguidores cuando la vagoneta oficial se detiene para saludar a funcionarios de la Gobernación y a un puñado de dirigentes de organizaciones sociales. Luego, el vehículo sortea un camino agreste de 30 kilómetros, necesario para llegar a las 14.00 a Núcleo 66.
En las elecciones municipales de 2010, el MAS se impuso con cerca del 80% en esa región. “Ésta es una zona donde nunca hemos ganado, pero aun así tenemos que hacer obras”, admite Costas ante los pobladores. Ese día comienza la instalación de un tendido eléctrico para completar, en los próximos dos años, 5.000 kilómetros de cables que conectarán las comunidades del departamento con el 91% de cobertura del servicio. El departamento también ha logrado cubrir, en cerca del 100%, la dotación de agua potable y hay un empeño para unir, con caminos secundarios, todos los poblados. “Ésta es una trilogía del desarrollo en la que hemos trabajado, pero aún nos falta”, afirma la autoridad, quien muestra estos resultados como un logro del sistema de autonomías.
Costas llega a San Julián luego de una gira nacional que se ha hecho más notable en el curso de los últimos meses, un tiempo en el que, además, se sienten los aprestos —de las izquierdas y las derechas— para armar a los próximos candidatos que saltarán a la lid electoral de octubre de 2014.
“Hemos decidido, además, despojarnos de las camisetas regionales. Yo puedo seguir ganando elecciones porque soy la primera fuerza política de Santa Cruz, pero de qué sirve seguir ganando la Gobernación si lo que está en peligro actualmente es la patria y la democracia”, plantea el Gobernador, quien así se ratifica en los principios de la democracia liberal: elecciones periódicas, sistema de partidos e independencia de poderes.
Desde esa perspectiva, Costas cuestiona al gobierno de Morales y perfila las bases del Movimiento Demócrata Social (MDS), la fuerza política que empuja hacia un primer parto que se producirá a fines de noviembre, cuando se publiquen los principios y los candidatos que harán frente al binomio del presidente Morales y el vicepresidente Álvaro García Linera, cuya proclamación estaba prevista para ayer en Cochabamba.
El acto del Núcleo 66 es transmitido para dos canales de televisión locales y varias radioemisoras, el medio de comunicación con más tradición entre los productores de San Julián, quienes provienen de otros departamentos, especialmente desde Potosí y Cochabamba. También existen comunidades menonitas no tan conservadoras y con capacidad de integrarse a las organizaciones campesinas. Durante el viaje y el acto público ningún edecán de la Policía acompaña a la autoridad del departamento. “Nunca le han gustado esos formalismos”, explica otro de sus seguidores.
Los productores reciben a Costas con varias muestras de afecto. Le regalan un poncho rojo con el que tiene que ataviarse a pesar de los 27 grados centígrados. Le cuelgan guirnaldas con flores y los jóvenes de la comunidad ofrecen varias piezas de danzas folklóricas andinas delante de un palco que está abrigado por una gigantografía cuyo motivo central es una foto del Gobernador rodeado por los colores del departamento. Banderas bolivianas y de Santa Cruz, y tres wiphalas pueblan el auditorio.
Poco antes, en el vehículo, Costas había exteriorizado sus críticas sobre la forma en la que el gobierno del MAS logró el control de las instituciones del Estado y de las regiones, pero también admite que en las élites de Santa Cruz, que en principo respaldaron su demanda autonómica, también se dieron radicalismos. “La autonomía no era para los privilegiados, sino para los pueblos olvidados. Ahora, todos se agarran de nuestra gestión”, dice tras asegurar que nunca respaldó un movimiento separatista en el país. “Usted cree con la tecnología que tienen (…), ¿no nos están escuchando lo que estamos hablando y que saben mi celular y que saben todo lo que hago?”, pregunta al periodista.