Justicia, un hecho también comunicacional
La justicia efectiva en el país también debe ser producto de una política de ‘puertas abiertas’ del Órgano Judicial.
Desde la creación del Órgano Judicial (antes Poder Judicial) la población lo ve como algo inalcanzable y cree difícil llegar a compenetrarse del trabajo que realizan sus magistrados. Las reformas que sucedieron desde 1999 en el antiguo Poder Judicial (la creación del Tribunal Constitucional y el Tribunal Agrario Nacional en el ámbito jurisdiccional; del Consejo de la Judicatura en lo administrativo y disciplinario; y la instalación del Instituto de la Judicatura en el área de formación) ampliaron los servicios e incrementaron responsabilidades y competencias a la administración de justicia; situación que, sin embargo, tampoco permitió acercar del todo la justicia al pueblo.
Las últimas transformaciones realizadas a partir de la promulgación de la nueva Constitución Política del Estado (7 de febrero de 2009), como son la incorporación de la justicia indígena originaria campesina, llegando a tener el mismo rango que la justicia ordinaria, o la elección por sufragio universal de las autoridades judiciales; de igual manera no logró acortar esa distancia que todavía existe entre la justicia y el soberano.
Hasta ahora el único medio de relacionamiento que tiene la justicia con el pueblo son los medios de comunicación social tradicionales (radio, prensa y televisión) y las redes sociales, las cuales van tomando mucho más cuerpo a medida que avanza su posicionamiento en nuestra sociedad. Hoy día algunos magistrados, jueces y demás servidores públicos judiciales tienen sus cuentas personales abiertas, especialmente en Facebook, aunque muy pocos en Twitter; este hecho de alguna forma permite conocer el trabajo de los administradores de justicia y que éstos a su vez puedan percibir el sentir que tiene la sociedad acerca del trabajo que realizan.
Para acercar de verdad la justicia al pueblo se requiere, tanto de magistrados como de jueces, total predisposición para relegar ese pensamiento colonialista de que como “doctores” son los sabelotodo y también dejar de mirar a la población con el menosprecio de que es ignorante y que no conoce nada acerca de la administración de justicia.
Hoy día, sabiendo que la imagen institucional del Órgano Judicial está venida a menos por casos de corrupción, por la falta de una verdadera institucionalidad y que el acercamiento del pueblo a esta instancia de poder es bastante difícil, por no decir imposible; se hace sumamente necesario pensar que un primer paso para ese acercamiento sería que las Salas Plenas que implementan el Tribunal Supremo de Justicia, el Consejo de la Magistratura, el Tribunal Agroambiental y el Tribunal Constitucional Plurinacional puedan funcionar de acuerdo a un cronograma establecido en las nueve capitales departamentales, más la ciudad de El Alto, empleando la política de relaciones públicas de “puertas abiertas”, con el objetivo de que representantes de diferentes sectores sociales puedan asistir a esas Salas Plenas y así tener un acercamiento con los altos magistrados y que les expresen sus necesidades acerca de la retardación de justicia y otros problemas que les atingen como población.
Lo propio podrían hacer los Tribunales Departamentales de Justicia, las Representaciones Distritales del Consejo de la Magistratura, Tribunal Agroambiental y Tribunal Constitucional Plurinacional, llevando a cabo sus Salas Plenas en las provincias, con el objeto de acercar cada vez más la justicia al pueblo.
También debería existir una Política Comunicacional Proactiva que por lo menos atienda cuatro pilares importantes: informativo (que esté dirigido exclusivamente a periodistas que cubren la información judicial), educativo (enfocado hacia los adolescentes con grado de pre-bachiller y bachiller), ciudadano (que vaya directo hacia la población en general) y el institucional (referido al personal interno de la institución).
Con respecto al pilar informativo, se debe dar gran importancia a la formación de los periodistas en materia judicial, con el objetivo de que, en el momento de informar a la ciudadanía, usen correctamente la terminología jurídica en cuestión. Para eso se puede crear un programa denominado Informar en Justicia, en el cual la televisión y la radio pueden ser grandes aliados en materia de comunicación para la justicia, al igual que las redes sociales.
Sobre el pilar educativo, y con el objetivo de acercar la justicia a los más jóvenes, también se podría crear el programa Educando en Justicia, cuya labor consistiría en visitas a centros educativos fiscales y particulares para hacer una introducción a la ley y a sus conceptos básicos, para posteriormente escenificar un simulacro de juicio en el ámbito de los menores. S+e puede complementar con visitas de los pre-bachilleres y bachilleres a los Tribunales de Justicia a través de un subprograma Ven a ver juicios, basado en la confianza pública y la transparencia.
En cuanto al pilar ciudadano, conscientes de la importancia que para la justicia tiene el contacto directo con la ciudadanía, se debe poner en marcha una Semana de Puertas Abiertas, tanto del Tribunal Supremo de Justicia como de los Tribunales Departamentales, para que la gente pueda conocer los ambientes en los que desarrollan su trabajo diario magistrados, vocales y jueces; visitas que se puede llevar a cabo a lo largo de todo el año con diferentes sectores sociales, con previa cita. Lo propio se puede hacer con las demás instancias que forman parte del Órgano Judicial.
Acerca del último pilar, el institucional, siendo conscientes de que la imagen que se proyecta de la institución desde fuera de los palacios de justicia es muy importante, urge que magistrados, vocales, jueces y demás servidores públicos judiciales también se capaciten en Relaciones Públicas y Humanas con el fin de dar un mejor trato, con una atención de calidad y calidez al público litigante.
Si por lo menos los administradores de justicia harían el mínimo de esfuerzo para cumplir con lo señalado, se estaría empezando a dar un giro de 180° para cambiar la pésima imagen institucional que tiene la justicia en nuestro país. La propuesta queda lanzada. La decisión y el cambio están en ellas y en ellos.