Urge equilibrar presidencia-partidoorganizaciones
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Los tres pilares del Gobierno: organizaciones, Presidencia y partido, necesitan establecer un buen modelo de toma de decisiones
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El Movimiento Al Socialismo (MAS) aún tiene problemas para saber decidir.
El punto sobre la i
Entre el lunes y miércoles de la semana que termina, ocurrieron hechos muy significativos. El lunes 17, una vez que se les canceló —dijeron— una reunión con autoridades del Ejecutivo, varios dirigentes del Pacto de Unidad igual se reunieron y las conclusiones de su asamblea esa noche no pudieron ser más radicales: directa destitución del ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, “por ser un ministro ‘pitita’, infiltrado de la derecha”, “cambio del gabinete ministerial”, y reunión el miércoles 19 a las 08.00 en la sede de la CSUTCB (Miraflores) con el presidente Arce y el vicepresidente Choquehuanca, “sin ministros”, para evaluar, precisamente, a los ministros.
No fue hasta el martes por la noche que se confirmó que Arce y Choquehuanca asistirían a la reunión. Esa misma noche, el diputado del MAS Héctor Arce Rodríguez categórico afirmaba: “Yo les aseguro que habrá cambio de ministros”, y es que estaba convencido de que “el Presidente tiene que escucharnos y va a escuchar”.
Al parecer, la suerte estaba echada para buena parte del gabinete.
Luego de cuatro horas de reunión, el presidente Arce abandonaba la sede sindical más bien distendido; lo único que dijo al subir a su coche fue: “Todo muy bien”.
Todo muy bien: al poco rato fueron saliendo los dirigentes. “Hemos llegado a una conclusión de cuestionar a la mayoría de los ministros; sin embargo, respaldamos plenamente la gestión de nuestro Presidente, dijo el secretario de Relaciones Internacionales de la CSUTCB, Omar Ramírez.
Si bien mantienen la “censura” a varios ministros, “por mandato constitucional”, Arce “tiene toda la facultad de designar a su nuevo gabinete ministerial”, resumió Ramírez la principal conclusión de la reunión. Más directa fue la secretaria de Organización de las Bartolinas, Graciela Villca: “No se evaluó bien, para el 11 de febrero se ha llevado; el 22 (de enero, Día del Estado Plurinacional) no habrá cambio de gabinete”.
DISTENSIONAMIENTO.
Literalmente se desinfló la radical demanda de cambio de gabinete para ayer 22.
¿Qué pasó?, ¿capacidad de disuasión del Presidente?, ¿reflexión de lo exigido por parte de los dirigentes?, ¿acaso intervención ‘remota’ del presidente del MAS, Evo Morales? (Esta última suele ser la tesis favorita de los opositores al partido de gobierno)
Para el sociólogo cochabambino Fernando Mayorga (autor del libro Mandato y contingencia. Estilo de gobierno de Evo Morales, CESU-FES, septiembre de 2019, Cochabamba), lo ocurrido no es sino un capítulo más de cómo “el partido, la coalición de gobierno, está buscando un modelo de toma de decisiones”, el llamado “modelo decisional o decisorio” del MAS.
Cuando todos dicen que la “última palabra” sobre la designación de ministros la tiene el Presidente, pero al mismo tiempo se permitían sugerirle, demandarle, exigirle, casi darle ultimátums, lo que pasó el miércoles fue que se hizo valer “la figura presidencial”, el peso que por tradición y Constitución tiene en el país el “presidencialismo”, el carácter presidencialista de la forma de gobierno en Bolivia.
Lo que pasó, destaca el sociólogo, fue que hubo un “reforzamiento de esa capacidad de decisión presidencial, porque todos han terminado retirando lo que eran exigencia o demandas, que pasaron a ser sugerencias; y, obviamente, el Presidente no podía dar señales de debilidad; por tanto, se ha dado un paso en el sentido de que el centro de ese modelo decisorio lo ocupa el Presidente del Estado”.
Que el Presidente tenga la potestad de designar a sus ministros, precisa Mayorga, “no solo es por mandato constitucional, sino porque tenemos un régimen presidencialista, independientemente de quién sea la persona que ocupe ese cargo; es el cargo el que hace a la persona”.
Por esta razón, destaca Mayorga, se “despejan esas hipótesis equivocadas de quien gobierna es Evo Morales y que Luis Arce es alguien que simplemente ejecuta órdenes que vienen de otro lugar; eso ha quedado demostrado de que no es cierto”.
Ahora, dado el peso específico que tiene la figura presidencial, más aún cuando a la fecha la encarna una persona con más de 14 años de experiencia en la gestión pública, uno de los problemas que aún tiene que resolver este modelo de decisión del MAS, apunta Mayorga, es la nueva presencia que hay ahora: “El presidente del partido, es lo que todavía no llega a cristalizarse en un nuevo modelo”.
Para decirlo directamente, el “rol del presidente del partido, porque a veces Evo Morales hace sugerencias que deberían ser planteadas al Presidente y no de manera pública”, como la idea que lanzó de reforma constitucional, que debería merecer un tratamiento más sistemático primero dentro del partido. Esto, señala Mayorga, para no abrir unos “innecesarios debates discursivos, formulaciones que no vienen acompañadas de ninguna propuesta jurídica, ninguna orientación programática, menos un procedimiento”.
CENSURA.
Luego, en las dos últimas semanas también fue llamativo el hecho de la mayor presencia de las organizaciones sociales, una más fuerte voz en determinadas demandas: la “censura” de los ministros, la divergente actitud frente a los decretos del carnet de vacunación… un hecho que acaso no pasaba con Evo Morales presidente.
Al respecto, el sociólogo cochabambino llama la atención que sobre todo en los primeros años de los gobiernos de Morales, la presencia de las organizaciones era igual fuerte. Hay que recordar, dice, cómo cada martes Evo se reunía con dichas organizaciones; a las reuniones de gabinete, los miércoles con seguridad llevaba ideas, propuestas o problemas recogidos el día anterior; y, los jueves eran las reuniones con la bancada parlamentaria: o sea había todo un “recorrido” de las decisiones. Este esquema es el que ahora no hay, destaca. Aunque, reconoce, el presidente Arce cada vez más trata de tener una “relación fluida” con las organizaciones sociales. Esto precisamente fue la reunión con el Pacto de Unidad del miércoles 19, anota.
En cuanto a los sectores sociales que son sostén del gobierno del MAS, en el modelo decisional, en la forma de tomar las decisiones, un hecho central es el rol que asumen las organizaciones. En el pasado, por ejemplo, dice, en el modelo decisorio del MAS con Evo Morales “quedaban claros los roles, qué hacían los dirigentes de las organizaciones sociales, a través del Pacto de Unidad y, luego, a través de Conalcam: establecían las líneas programáticas, las demandas en términos de programa”; esto Evo Morales lo incorporaba a la gestión pública.
Finalmente, ¿para qué le serviría al MAS tener claro nuevamente su “modelo decisional”, tener clara la forma de tomar decisiones? Debe lograr un óptimo “modelo decisorio”, concluye Mayorga, “por una razón simple; si tú estableces un modelo decisorio, ganas eficacia decisional, ganas tiempo; no gastas energías en peleas internas; tomas buenas decisiones”.
Un buen modo de decidir las acciones partidarias y de gobierno, que tendría que servirle al MAS, interpela Mayorga, para saldar uno de sus mayores pendientes, un hecho que decidirá su futuro: “el verdadero desafío que tiene, a mi juicio, es el de recuperar su capacidad hegemónica. Hay una mala percepción de hegemonía, hegemonía no es tener mayoría; hegemonía es que te apoyen los que no comparten tu ideología, tu propuesta; y el MAS logró que toda la sociedad o la mayoría apoye su propuesta de Estado Plurinacional, de nacionalización. Ahí era hegemónico porque votaban por él los que no eran masistas; y eso es lo que tiene que recuperar en términos de apoyo de clase media, voto urbano, las nuevas generaciones; mostrarse como una organización política que está más preocupada del bien colectivo, del destino del país, que de las disputas internas por el poder”.
La forma de tomar decisiones hace a la gestión de la crisis
La gestión de las crisis internas sin duda también hace al “modelo decisional” de un partido; este fue uno de los temas de análisis en el programa de transmisión digital de La Razón Piedra, papel y tinta del miércoles 19 de enero. Participaron del programa, además de la directora de La Razón, Claudia Benavente, el economista Armando Ortuño, el comunicador Manuel Mercado y el politólogo Carlos Moldiz.
Para Ortuño, el problema del actual modelo decisional del MAS es cómo no puede suplir al que de todos modos llevaba adelante Evo Morales.
En la pugna de fuerzas por el gabinete del presidente Luis Arce, Ortuño ve una situación de desorden, desequilibrio y sensación de debilidad: Arce no es igual a Evo Morales en la gestión de la crisis interna.
“En 14 años había un proceso decisional más claro dentro del MAS, que se llamaba Evo Morales, que tenía una característica particular, él concentraba en sí mismo tres funciones: presidente del país (jefe del aparato gubernamental), líder indiscutible de las organizaciones sociales y jefe del partido”, explicó Ortuño.
Para el economista, incluso, se puede hablar de una tendencia al desbarajuste en la forma en que el MAS está viendo su forma de tomar decisiones.
“El zafarrancho actual muestra que todavía el MAS no ha resuelto su proceso decisional, sigue teniendo un desorden en el sentido de cómo toma decisiones, cómo equilibra los intereses de unos y otros, y cómo logra construir consenso mínimo, para que pueda funcionar”.
Ortuño añade que otro factor desequilibrante del MAS es “la sensación de debilidad del gobierno del presidente Arce; la sensación de que es un gobierno que tiene problemas en la coordinación con varios actores políticos, internos y externos”.
Por su lado, el comunicador Mercado encuentra que el dato más relevante no es tanto la rivalidad que pueda haber entre, por ejemplo, Evo Morales y David Choquehuanca, sino que “más allá de quién es el actor dominante en esta relación, creo que lo destacable en esta coyuntura es que las organizaciones sociales están demostrando tener un rol mucho más activo, asertivo, que en el pasado; ya no tienen el mismo rol pasivo que tuvieron en los últimos diez años del gobierno del presidente Evo Morales”.
Es más. Mercado da tal importancia al mayor vigor de las organizaciones sociales que éstas hoy día están ordenando de cierta manera el escenario político masista.
“Ahora las organizaciones políticas están dejando algo muy en claro, ‘el MAS es nuestro’; este partido tiene un dueño, y por lo tanto, todos aquellos que ocupan posiciones de poder dentro del Estado tienen que tomar en cuenta que se deben, en última instancia, a estas organizaciones sociales”.
Moldiz introdujo un hecho no siempre apuntado en su justa dimensión: “la política se hace con seres humanos”. Con ese criterio “se toman buenas decisiones; al fin y al cabo, las decisiones que terminan de imponerse resultan siendo funcionales al conjunto del aparato político que a cualquiera de sus partes”.
(*)Iván Bustillos es periodista de La Razón.