1º de Mayo ¿fiesta o protesta popular?
Reseña de cómo se fue asentando el Primero de Mayo como el Día Internacional de los Trabajadores.
DIBUJO LIBRE
El acuerdo del Congreso Internacional Obrero de París de 1889 llegó a una clase obrera latinoamericana que se formaba en centros mineros, fabriles, manufactureros, de transporte y de servicios. Los grandes impulsos de las primeras celebraciones son los inmigrantes europeos. Las ideologías dominantes entre ellos eran el anarquismo y el socialismo, las que se agregaron a los ideales artesanales mutualistas propagados por instituciones de ese tipo, que se desarrollaron desde mediados del siglo XIX.
En Argentina, en 1890, los extranjeros vinculados a la socialdemocracia alemana efectuaron el primer acto, conforme a la fecha y características establecidas por la Internacional. En ese mismo año, en Cuba, también se cumple el acuerdo de París, pero allí los impulsores eran anarquistas, y hay una agitación previa en torno de los mártires de Chicago. Al año siguiente, 1892, el acto se desarrolló en México y Brasil. En aquél se le dio un tono de fiesta más que de protesta social; y en éste se mezclaron confusamente ideas mutualistas, socialistas y anarquistas. A fines del siglo XIX, los anarquistas uruguayos y chilenos también celebraron el 1º de Mayo. En el resto de los países lo hicieron paulatinamente en el primer cuarto del siglo XX. En todas partes, si el acto no era casi oficial, como en México, la prensa de las clases dominantes previno contra los organizadores y atacó los orígenes y contenidos de la manifestación.
El acuerdo tomado en el Congreso de París de 1889, que se considera constitutivo de la II Internacional, establecía que “será organizada una gran manifestación a fecha fija, de manera que en todos los países y en todas las villas a la vez, el mismo día convenido, los trabajadores emplacen a los poderes públicos ante la obligación de reducir legalmente a ocho horas la jornada de trabajo y de aplicar las demás resoluciones del Congreso Internacional de París.
Visto que una parecida manifestación ha sido ya decidida para el 1° de Mayo de 1890 por la Federación Americana del Trabajo en su Congreso de diciembre de 1888 celebrado en San Luis, esta fecha es adoptada para la manifestación internacional.
Los trabajadores de las diversas naciones llevarán a la práctica esta manifestación de acuerdo con las condiciones especiales que disfruten en sus países”.
De esta resolución se desprende que el origen de la fecha adoptada, 1° de Mayo, proviene de Estados Unidos y se supone “que se escogiera debido a la costumbre de los carpinteros y otros trabajadores de la construcción de reunirse en primavera, época del año en que comenzaban sus trabajos, porque en invierno los empleos eran escasos. Estas reuniones de primavera se hacían con ánimo festivo y paulatinamente tomaron la forma de un desfile del 1° de Mayo como día tradicional de festividades populares. Además, al revivir los sindicatos de la construcción después de un largo invierno, los patrones se hallaban dispuestos a aceptar rápidamente sus condiciones para que comenzaran a trabajar de inmediato”.
Maurice Dommanget cree que la fecha ha sido elegida porque correspondía a América del Norte “en la práctica de las transacciones económicas y en los compromisos de trabajo al San Juan de las campiñas meridionales francesas, al San Martín de ciertas regiones, a la Navidad en otras. Tales feriados, en particular San Juan, señalan, como se sabe, el comienzo del año de trabajo para la contratación de servicios”.
En Estados Unidos, el 1° de Mayo de 1886, más de 350.000 trabajadores de unos 11.000 establecimientos de todo el país se declararon en huelga por la jornada de ocho horas, en cumplimiento de un acuerdo tomado por la Federación Americana del Trabajo, en su Congreso de Chicago de 1884.
Dentro de esta agitación se produjo una huelga en la empresa de maquinarias agrícolas Cyrus McCormick. Un choque en esa fábrica de los huelguistas con rompehuelgas y policías terminó con muertos y heridos.
Frente a estos hechos, los anarquistas llamaron a un mitin de protesta en la plaza de Haymarket de la ciudad, el 4 de mayo, que terminó con nuevos ataques de la Policía a los manifestantes, con nuevos muertos y heridos, con el enjuiciamiento de los principales dirigentes y con la declaración de estado de sitio.
Como se sabe, este proceso y las condenas a muerte tuvieron enorme repercusión mundial y contribuyeron a resaltar y popularizar la fecha del 1° de Mayo, acordada años después por la II Internacional.
LATINOAMÉRICA.
Cuando el desarrollo del movimiento obrero europeo y norteamericano se expresaba en la formación de grandes centrales sindicales y partidos políticos, lo que culminó con la fundación de la II Intemacional en 1889, en América Latina recién se formaba una clase obrera propiamente tal. Sus orígenes se encuentran en la producción de materias primas y productos alimenticios, impulsada por las inversiones norteamericanas y británicas, y en las obras de infraestructura y de servicios, necesarias para la exportación a los centros industriales. Todo ello se acompaña de un creciente proceso de aumento demográfico y de urbanización, con graves problemas de alimentación, salud, vivienda, jornadas de trabajo y salarios, que a veces estallan en movimientos huelguísticos o de rebeldía. Pero la gran masa de la población sigue siendo rural, lo que disminuye el peso social de los obreros, pero los hace vitales en la economía exportadora.
Los Estados latinoamericanos de aquella época estaban dominados por sectores oligárquicos aliados al capital extranjero que expresaban su dominio en diversas formas políticas, como la estable República de Argentina o la monarquía imperial de Brasil, que en 1889 pasa a ser república, o la prolongada dictadura de Porfirio Díaz en México o el dominio colonial hispano en Cuba, hasta 1898.
La vinculación económica con los países industrializados va a facilitar la penetración del socialismo utópico, primero, y del anarquismo y el socialismo marxista después.
Al fundarse la II Internacional, en México se publican sus acuerdos y estatutos, en Argentina se crea una sección francesa y en Uruguay se habla de una sección nacional; en Cuba, los trabajadores españoles se relacionan con la sección anarquista de España y en Brasil se mantiene la misma relación con la sección portuguesa.
Estas vinculaciones, producto de la inmigración y contacto con el extranjero, aunque sean a nivel de dirigentes y alcancen a pequeños círculos, nos parecen un antecedente muy importante para explicarse los primeros actos del día de los trabajadores en América Latina.
(*) Fragmento del artículo publicado por Nueva Sociedad en su número 83 de mayo-junio de 1986; parte de la colección 50 años, 50 artículos que la revista reunió para recordar su 50 aniversario.
(*)Osvaldo Arias E. es historiador, chileno (*)