74 Años de la Nakbah Palestina
La Nakbah (catástrofe) es un día de luto nacional para los palestinos por la huida de su tierra en 1948.
Nakbah (catástrofe): éxodo de población palestina, entre 1946 y 1948, a raíz de la guerra árabe-israelí.
DIBUJO LIBRE
El 15 de mayo el pueblo palestino conmemora 74 años de la Nakbah, la gran catástrofe, que supuso el refugio, desplazamiento y persecución del pueblo palestino sometido a la mayor conspiración de la historia de la humanidad moderna. Durante estos años, nuestro pueblo ha forjado el mito de su constancia, supervivencia y lucha, y ha preservado el sueño de retornar a sus hogares de todos los que fueron expulsados por la fuerza militar a mano de las bandas sionistas de Israel, y que los convirtieron en refugiados.
Hace unos días, Israel, la potencia ocupante, conmemoró el Holocausto; a pesar de nuestra condena por su horrible monstruosidad y denuncia por ser un crimen contra la humanidad, Israel, a los ojos de las víctimas palestinas del sionismo, utiliza esta conmemoración solo como una cortina de humo para encubrir sus masacres y sus barbaridades contra el pueblo palestino, sintiéndose propietario de la tierra en la que se estableció. El sionismo sigue siendo un movimiento antisemita que manipula la narrativa religiosa judía y la explota a favor de los intereses políticos coloniales del Estado de Israel.
El establecimiento del Estado de Israel provocó la muerte y heridas de cientos de miles de palestinos. Causó la destrucción de 531 aldeas palestinas, el control por la fuerza y el terror sobre el 78% de la tierra histórica de Palestina; se perpetraron 71 sangrientas masacres que mataron a casi 15 mil palestinos y causaron el refugio de más de 950.000, que actualmente viven en condiciones infrahumanas en campos de refugiados. Al día de hoy, después de 74 años de la Nakbah, se han superado los siete millones de refugiados palestinos distribuidos por todo el mundo, la mayoría de los cuales todavía vive en 58 campos de refugiados en Palestina y en los países limítrofes.
Tommy Lapid, padre del actual canciller israelí, fue uno de los sobrevivientes de los campos de Hitler y fue Ministro de Justicia en Israel; en 2003, cuando vio a las mujeres palestinas en Gaza buscando cajas de medicamentos bajo los escombros de las casas demolidas por excavadoras israelíes, dijo que en ese momento se acordó que su abuela buscaba medicamentos en los campos de Hitler.
Inmediatamente los medios hebreos lo atacaron; el grupo de Netanyahu y la derecha sionista lo insultaron, él se negó a retractarse de sus palabras. Hoy, parece que el canciller israelí olvidó lo que había dicho su padre.
El difunto sir Gerald Kaufman, un político judío de los líderes del partido laborista inglés y, lo más importante, amigo de Israel, dijo dirigiéndose a sus colegas en el Parlamento británico: “Reconozco que Israel es un estado terrorista. Mi abuela estaba enferma en cama cuando los soldados nazis llegaron a su pueblo y un soldado nazi le disparó y la mató. Mi abuela no murió para servir de excusa a los soldados israelíes para que mataran a las abuelas palestinas”. La identidad religiosa o los orígenes genéticos no son lo que determinan la identidad intelectual política o las prácticas de las personas.
Por otro lado, Jacob Sharett, hijo de un excanciller y segundo primer ministro del Estado de Israel, declaró en el diario Corazones (19/9/2021) que “Israel nació en pecado… Estoy cooperando con un estado criminal”. También lo que dijo el historiador judío Ilan Pappé, que mencionó en muchos de sus libros que la narrativa sionista es una historia llena de mentiras y engaños, no sólo engañando al mundo, sino también engañando a los propios judíos al servicio de la ideología sionista que dio a luz a Israel en el pecado.
La Nakbah fue una gran operación de limpieza étnica organizada para conseguir el desarraigo demográfico, la destrucción de la historia, la cultura y el patrimonio palestino. Este crimen que cometió Israel no se detuvo, los supervivientes del holocausto nazi lucharon contra los palestinos, ellos y sus nietos continuaron la serie de asesinatos y crímenes contra los palestinos. La masacre de Qibya en 1953 a manos de Ariel Sharon fue solo una de las docenas de masacres cometidas por el estado ocupante, como también lo fueron las de Deir Yassin, Kafr Qassem, Al-Dawaima, Sabra, Shatila, el campo de Jenin, entre otras; esta serie de crímenes ha continuado y no se ha detenido al día de hoy; la destrucción en Gaza da testimonio de ello.
La insistencia de Israel por acabar con la solución internacional de Dos Estados y su rechazo a lo que podrían considerarse oportunidades de paz, es porque la paz contradice la esencia del pensamiento sionista.
El Holocausto debe ser una ocasión para recordarle a Israel y a todos los judíos del mundo que la Nakbah (catástrofe) del pueblo palestino aún continúa y que debe cesar, no debe servir para encubrir los crímenes de la ocupación sionista contra el pueblo palestino y, al mismo tiempo, no debe utilizarse como chantaje contra todos aquellos que defienden la paz justa y el derecho internacional.
(*)Mahmoud Elalwani es embajador del Estado de Palestina en Bolivia