El MAS y la crisis del bloque popular
El horizonte del MAS va más allá de ser solo gobierno
DIBUJO LIBRE
Se está forzando deliberadamente la imagen de crisis del MAS como “partido político”, atribuyendo la división a dos líderes: Evo y Lucho. No es casual esta narrativa en la que también está cayendo la “militancia”, poniendo el acento en la crisis y división como agenda política. Este escenario es propicio para derivar en la fractura del MAS, del sujeto colectivo e histórico que es el Bloque Popular y, por tanto, es la crisis del proceso de cambio.
¿Por qué escribo en mayúscula bloque popular? Porque es imprescindible identificar el origen del Instrumento Político (IP), el horizonte y los actores que hacen posible su materialización política.
En los 80, el hito estatal fue la derrota de la dictadura, la conquista e institucionalización de la democracia liberal representativa; también está la crisis y fase terminal de la izquierda partidaria y sindical salarial como expresión del movimiento obrero y popular.
La respuesta a la crisis sindical y de la izquierda deviene de otra forma de organización sindical: territorial y cultural. El sindicato campesino, que también es de izquierda, propone la construcción del IP del movimiento campesino, es decir, no una organización política más dentro del movimiento, sino la representación de la totalidad campesina. Este es el primer quiebre histórico interno, porque parte de superar las fracciones partidarias internas; lo segundo, no propone —al estilo clásico— un plan de gobierno, sino un horizonte anticolonial que se manifiesta en las movilizaciones de resistencia a los 500 años de invasión española.
La representación campesina interpela al congreso de la COB, propone la fundación del IP; ésta no lo rechaza, pero tampoco asume el desafío. En 1995, en pleno auge y en territorio del neoliberalismo, en Santa Cruz, el movimiento campesino asume la condición de sujeto político directo: la CSUTCB, la Federación Nacional de Mujeres Campesinas Bartolina Sisa y la Confederación Sindical de Colonizadores, con el visto bueno de la COB, convocan al primer congreso del IP. Esta decisión es el punto de inflexión del movimiento campesino con relación a la democracia liberal, porque la tesis principal es: “votar por nosotros mismos”.
Para las elecciones del 97, la CSUTCB convoca a un evento nacional en Potosí; resaltaron cuatro liderazgos: Román Loayza, ejecutivo de la Única; Evo Morales, presidente de las Seis Federaciones del Trópico; Alejo Véliz, ejecutivo de la Federación de Campesinos de Cochabamba; y, Félix Santos, ejecutivo de la Federación de Campesinos de Potosí. Las deliberaciones y conclusiones del evento no fueron unitarias, se decidió postular a Evo Presidente y Alejo Vicepresidente por Izquierda Unida; Santos abandonó el evento y decidió postular con el Eje Pachackuti, de Ramiro Barrenechea.
Lo central de la fundación del IP y la postulación presidencial radica en el escenario de decisión que es la deliberación de las organizaciones campesinas, la cual superó la lógica de la izquierda partidaria y rompió con los esquemas del sistema político que gobernaba el país.
Esta lógica sindical deliberativa y democrática, expresada en la temporalidad electoral, posibilitó al IP ser el eje de articulación político-electoral del movimiento campesino, barrial y popular. Sobre esta estructura organizativa el IP se estaba constituyendo en movimiento político de características nacionales.
Las crisis del neoliberalismo y del sistema político se expresó a inicios de 2000 en el gobierno Banzer-Tuto. La privatización del agua y el cuarto estado de sitio en democracia fueron derrotados por la movilización popular urbana campesina de Cochabamba; el triunfo se manifestó en la decisión de plantear la convocatoria a la Asamblea Constituyente.
La intención de implementar el Plan Colombia en Bolivia, con más cuarteles en el Trópico y la represión al movimiento campesino aymara, fue también derrotada por la movilización cocalera y campesina.
Las sucesivas derrotas gubernamentales tienen efecto en el sistema político y la respuesta surge por fuera del mismo. Las movilizaciones son acumulaciones ya no solo de resistencia, sino de ofensiva y disputa política a las derechas. La manifestación democrática de la izquierda y el indigenismo expresadas en el MAS con Evo y el MIP con el Mallku no es suma de votos, sino la cohesión orgánica- sindical-territorial.
Estos triunfos superan lo electoral, hay una apropiación movilizada de la democracia a partir de la forma sindical y el liderazgo (candidaturas) que emerge de la organización; la disputa ya no es por el gobierno, sino por el Estado y su horizonte.
La decisión de Tuto, materializada por Goni, de vender gas a EEUU por Chile fue impedida por el liderazgo aymara-quechua, barrial y vecinal de El Alto, la nacionalización como horizonte es lo anti-neoliberal como sentimiento popular.
El sujeto que construye el IP y el horizonte histórico Asamblea Constituyente y Nacionalización es el movimiento campesino, popular, barrial, obrero, convertido en movimiento social constituyente.
Los triunfos en los referendos revocatorio y constitucional para aprobar la CPE dan origen al Estado Plurinacional, son la manifestación democrática del movimiento social.
Nuestra revolución tiene su origen en la resistencia al republicanismo colonial capitalista, es decir, no tiene su origen en la disputa por el gobierno bajo la lógica liberal representativa; nuestro horizonte va más allá de ser solo gobierno, por ello que nuestra disputa no puede ni debe concentrarse en el MAS como partido político; si así fuese, estamos cayendo en la trampa que nos imponen los enemigos visibles e invisibles que contaminan nuestra subjetividad.
El artículo 10 del Estatuto Orgánico del MAS-IPSP establece que la estructura ejecutiva está encabezada por la CSUTCB, los Interculturales y las Bartolinas: el sujeto que determina el liderazgo del IP son las organizaciones que lo fundaron. El valor de esta decisión principista/orgánica define que la organización política que hoy le da estabilidad y gobernabilidad al país tiene en las deliberaciones sindicales el factor comunitario/participativo, que es a la vez su fortaleza.
El liderazgo de Evo tiene su origen en esta forma sindical-territorial-cultural y su trascendencia histórica deviene de liderar la transformación del Estado republicano liberal-colonial en el Estado Plurinacional. El triunfo de Lucho y David tiene en ese bloque popular la fuente del gobierno y la derrota del régimen de facto.
Lo que hoy se presenta como crisis del MAS es la manifestación estructural de la ausencia de dirección política del proceso, la cual no puede ser sustituida por la gestión pública, tampoco por reuniones entre gobierno y organizaciones, o por resoluciones del MAS; la dirección implica la articulación política entre los dirigentes del bloque: orgánico (Pacto de Unidad), político (MAS) y estatal (Ejecutivo y Legislativo), porque en este núcleo se concentra la política como tensión y disputa, tiene que transformarse y constituirse en escenario deliberativo y de decisión, es decir, de dirección del proceso.
La crisis del MAS no puede superarse bajo la lógica de la democracia representativa, dividirse o fundar otra organización; es imprescindible volver a nuestros orígenes, que son los ejes de la democracia deliberativa/ comunitaria, donde los sujetos son las organizaciones; las conclusiones que emergerán serán el norte más allá de la disputa electoral.
(*)César Navarro M. es militante del MAS, exministro