Límites a la descolonización
Dos décadas de titulación de territorios indígenas no revirtieron el despojo indígena en el Chaco tarijeño.
DIBUJO LIBRE
El texto Límites a la descolonización. Territorios indígenas y política de hidrocarburos en el Chaco boliviano, de Penelope Anthias (Plural Editores, julio de 2022), aborda las luchas por el territorio en el Chaco boliviano, revisando la experiencia de 36 comunidades indígenas del territorio guaraní Itika Guasu, en el departamento de Tarija. La autora, con un sólido trabajo de campo, demuestra cómo las estructuras coloniales y capitalistas siguen condicionando las luchas indígenas por el territorio, desde la época neoliberal hasta el presente. El llamado “proceso de cambio”, impulsado por el gobierno del MAS en el marco del Estado Plurinacional de Bolivia, generó grandes expectativas en relación al reconocimiento de los derechos indígenas y la consolidación de sus demandas históricas por “territorio y autonomía”. Anthias sugiere que los “límites a la descolonización” son muy estrechos en el contexto de un Estado dependiente de los hidrocarburos, siendo que la dependencia del modelo exportador de materias primas no permite un reconocimiento más allá de la “ciudadanía extractivista”.
Este trabajo destaca no sólo por sus hallazgos de potencia empírica y teórica, sino también por el valioso abordaje metodológico. El texto surge producto de la combinación entre un enfoque histórico y una rigurosa “etnografía multi-sitio”. El prolongado trabajo de campo en la comunidad de Tëtakavi (nombre ficticio), así como los recorridos por los pueblos guaraníes de Itika Guasu, hacen posible la compresión de la heterogeneidad del mundo indígena, lejos de los esencialismos habituales de un observador externo. Al mismo tiempo, la autora interactúa con una multiplicidad de actores sociales que forman parte del campo de lucha por el territorio: las ONG, ganaderos, latifundistas, funcionarios estatales de YPFB, entre otros. La polifonía de voces escuchadas hace que el análisis pueda abarcar la amplia gama de intereses entrelazados en torno a la titulación de las tierras indígenas.
El libro pone en evidencia que dos décadas de mapeo y titulación de territorios indígenas en las Tierras Comunitarias de Origen (TCO) no han logrado revertir el patrón histórico de despojo indígena en el Chaco tarijeño, donde la visión guaraní de “recuperar su territorio” se ha enfrentado a una serie de límites, como las demarcaciones político administrativas, la oposición patronal y los proyectos hidrocarburíferos. Contradiciendo el discurso de los territorios indígenas como “nuevos latifundios”, Anthias muestra cómo las TCO en el Chaco emergieron como territorios fragmentados, donde las mejores tierras todavía son controladas por propietarios privados y las comunidades indígenas siguen enfrentando problemas diarios de acceso a la tierra para su sustento, además de la pérdida de control territorial ante los proyectos hidrocarburíferos.
La autora argumenta que los resultados ambivalentes de la titulación de las TCO ponen en evidencia los límites de un modelo de multiculturalismo neoliberal, que en la década de 1990 combinó formas limitadas de reconocimiento cultural con la apertura de territorios y recursos a las empresas transnacionales. También se muestran las importantes continuidades en las dinámicas territoriales bajo el gobierno “postneoliberal” del MAS, donde los derechos territoriales indígenas continúan siendo sacrificados en función a los intereses de las empresas hidrocarburíferas transnacionales, aunque con un régimen legal y económico más favorable de distribución nacional de rentas. Así, en el posneoliberalismo del MAS sigue imperando la “trampa del reconocimiento” cultural por sobre el reconocimiento real del autogobierno indígena y la soberanía sobre la tierra.
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Anthias demuestra cómo la frustración por parte de las comunidades indígenas sobre los resultados de sus demandas territoriales dio lugar a nuevas visiones de autonomía, soberanía y ciudadanía vinculadas con la gobernanza de los hidrocarburos. En este sentido, se vislumbra el surgimiento de visiones contrapuestas de “ciudadanía extractivista” que imitan, articulan y a la vez compiten con una visión nacionalista de soberanía sobre los recursos. Rechazando el discurso colonial y racista sobre los pueblos indígenas de tierras bajas como buscadores de rentas o codiciosos, la autora propone entender estas visiones disímiles de “ciudadanía extractivista” en el contexto de una lucha más larga por el control territorial en el marco de un modelo de desarrollo extractivista en Bolivia.
El libro consta de seis capítulos. El primero, “Imaginar el territorio”, es una revisión histórica de las luchas territoriales en la región de estudio, Itika Guasu, entre 1987 y 1996. Se examina cómo se conformaron las Tierras Comunitarias de Origen (TCO) como parte de los nuevos imaginarios geográficos, así como una nueva categoría de propiedad agraria. En el segundo, “Mapear el territorio”, se dilucidan los procesos cartográficos y las dinámicas que resultaron del reclamo de tierras, cuando en el camino los conocimientos locales fueron silenciados. El tercero, “Titular el territorio”, analiza los procesos de titulación y definición de fronteras que resultaron en la fragmentación del territorio indígena, en medio de la exacerbación del conflicto por los recursos. El cuarto, “Habitar el territorio”, describe las distintas formas de propiedad que aparecieron en los territorios reclamados por los indígenas, mostrando cómo los procesos de titulación han desarticulado las prácticas características del pueblo guaraní en relación al uso de la tierra. Los capítulos quinto y sexto, “Encuentros extractivistas” y “Espacios de gobernabilidad”, abordan las actividades extractivas de hidrocarburos y contextualizan los acuerdos entre la población indígena y la transnacional Repsol. Ambos capítulos se centran en las nuevas formas de ciudadanía y autonomía emergentes durante el “proceso de cambio”, que se vinculan con la renta de gas.
En síntesis, Límites a la descolonización es un texto de interés tanto para investigadores como para el público en general, preocupado por la situación de las tierras indígenas. También abre el abanico para pensar las formas en que el Estado “(pos)neoliberal” y las estrategias de desarrollo se despliegan en Bolivia.
La situación de la titulación de las tierras guaraníes pone en evidencia las relaciones ambivalentes con el Estado y las reconfiguraciones de la autoridad política, aspectos que trascienden al Chaco boliviano y nos ayudan a entender mejor cómo se generan nuevos paisajes, relaciones de poder y subyugación desde el capitalismo/ colonialismo global, pero también nos muestran las nuevas visiones de autonomía y soberanía de los pueblos indígenas.
(*)Natalia Rocha G. es estudiante de Sociología en la UMSA