Sunday 9 Jun 2024 | Actualizado a 10:05 AM

Transiciones políticas en Santa Cruz

El gobernador cruceño Luis Fernando Camacho y su antecesor, Rubén Costas.

/ 24 de septiembre de 2023 / 06:50

El autor reflexiona sobre el cambiante panorama de la política en cruceña en lo que va del Siglo XXI.

DIBUJO LIBRE

Hay teorías de carácter tanto empírico como científico que atribuyen ciclos de aproximadamente 20 años en la historia. Una de ellas es la teoría generacional de Strauss–Howe que trata la historia de Estados Unidos como una serie de relevos generacionales a partir de 1584. Extrapolando a la historia de Bolivia podríamos poner el periodo de postguerra del Chaco, luego la serie de dictaduras militares que empiezan con René Barrientos (1964); la recuperación de la Democracia e inicio del neoliberalismo (1982-2003) y el proceso de cambio que empieza con Evo Morales en 2006, pero que previamente tiene de la caída de Goni, luego de Mesa, y la transición de Eduardo Rodríguez Veltzé. La caída de Morales en 2019, el breve periodo de Jeanine Áñez y la posterior asunción de Luis Arce Catacora nos encuentra este 2023 nuevamente en un punto de inflexión.

El 17 de octubre de 2003 renunciaba el presidente Gonzalo Sánchez de Lozada. Varias versiones coinciden en que tuvo la intención de gobernar desde Santa Cruz, donde se encontraba cuando se dio a conocer su renuncia. Desde Viru Viru tomó un avión hacia EEUU donde se encuentra exiliado aún desde entonces.

Sin embargo, pese a que parecía una idea factible, lo cierto es que en tierra cruceña tampoco tenía muchos fans como se pensaría. Cercano estaba el 24 de septiembre, cuando en una sesión de honor de la entonces Prefectura, fue increpado por miembros del embrionario Movimiento Nación Camba. “Autonomía sobre mi cadáver”, fue la frase de Goni que quedó vigente en el imaginario colectivo. Renacía la bandera regionalista de la élite cruceña, con la que después tuvieron que lidiar Carlos Mesa y Evo Morales como mandatarios. Especialmente este segundo.

Con esa bandera surgieron liderazgos cruceños de consideración nacional, pero sin la proyección necesaria para superar el regionalismo camba. Como líderes cívicos, Rubén Costas, Branko Marinkovic, Carlos Dabdoub y Germán Antelo, fueron los que adquirieron mayor notoriedad. Los dos últimos, casualmente destacados neurocirujanos, sucumbieron a sendas candidaturas que terminaron por borrarlos del mapa político.

Marinkovic, el más radical de todos, terminó exiliado luego del llamado Golpe cívico-prefectural, caracterizado por la toma de instituciones y una inusitada violencia que tuvo su pico más alto en la matanza de Porvenir, en Pando, el 11 de septiembre de 2008. Después vino otro episodio violento con el caso Terrorismo o caso Rósza.

A todos ellos sobrevivió Costas y entró en la historia como el primer gobernador electo de Santa Cruz, manteniéndose en el cargo durante 15 años.

En estos 20 años desde la caída de Goni y la asunción de Evo Morales, Costas ha sido el protagonista principal de la política local cruceña, junto con el alcalde dos veces reelecto, Percy Fernández.

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Uno en la Gobernación y otro en la Alcaldía, fueron consecutivamente reelectos en dos oportunidades, completando 15 años de periodos en sus cargos. La diferencia está en que el alcalde cruceño tuvo como ladera a una figura controversial, que fue Angélica Sosa, exdirectora de Parques y Jardines, presidenta del Concejo y finalmente alcaldesa interina cuando la salud de Fernández fue resentida.

La bandera inicial de la Autonomía tuvo sus logros, como las elecciones de gobernadores y la instalación, aunque sea nominal, de autonomías departamentales, regionales e indígenas. Sin embargo, fue cambiando con el tiempo con consignas destinadas a minar el liderazgo nacional de Evo Morales. Los dos tercios, el IDH, la oposición a la nueva CPE, y finalmente el 21F, que fue el que en definitiva derrocó al líder masista.

Mientras existía un enemigo en común, los frentes internos no eran visibles. Eso acentuó el liderazgo de Costas, que incluso ensayó una proyección nacional con algunas alianzas como las de Ernesto Suárez, en Beni, o José María Leyes en Cochabamba, ambas sin final feliz.

Pero más allá de los nombres, Santa Cruz se convirtió en estos 20 años en un elemento clave de la política nacional. Desde esta región vino el primer golpe duro a los planes de reelección de Evo con la denuncia del caso Zapata, que tuvo como artífice al periodista Carlos Valverde. Esto, claramente, le costó perder el referéndum constitucional del 21 de febrero de 2016, luego conocido como 21F.

Y finalmente, la emergencia de Luis Fernando Camacho como líder cívico en 2019 y actual gobernador tuvo su clímax en la caída de Evo Morales.

Camacho surgía como el líder cruceño capaz de jubilar a Rubén Costas. Creó un partido. Protagonizó dos paros cívicos más; el último por el Censo con consecuencias desastrosas y resultados dudosos. Hoy se encuentra detenido y pese a las protestas iniciales de sus seguidores, sigue en Chonchocoro, demostrando, entre otras cosas que su liderazgo se fue desgastando y no terminó de consolidarse.

A dos años de las elecciones generales y tres de las subnacionales, el tablero comienza a moverse y en el caso de Santa Cruz, si bien sigue siendo un capital político importante, vive un momento de transición en el que no se ve un liderazgo claro.

El alcalde Johnny Fernández se quiere proyectar, pero tras su apuesta contra el último paro por el Censo, le dejó una imagen muy desgastada ante las clases medias, aunque mantiene su ascendencia en las clases populares.

Rubén Costas ha decidido no jubilarse y ha empezado a salir a la palestra. Sus allegados dicen que aspira a la Alcaldía, ya no a la Gobernación.

Lo de Camacho es una incógnita en cuanto siga preso. Una eventual condena lo podría dejar definitivamente fuera del juego.

En el MAS, los liderazgos son básicamente internos. Quizás el de mayor protección es el del ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, igualmente muy resistido por las clases medias.

Antiguos líderes masistas siguen dando vuelta en la egida, pero sin un horizonte claro.

De todas maneras, el capital político está ahí. Un departamento capaz de parar más de un mes sin verse resentido económicamente, aunque sí socialmente. Una clase media cada vez más reaccionaria, pero que en el cotidiano la política pasa a un segundo plano.

Un votante fiel a su conservadurismo, que muy pocas veces cambia de parecer a la hora de sufragar. Que sigue al líder de turno mientras esté vigente y sea opositor al masismo.

¿Quién capitalizará ese voto o esa adhesión? Es una pregunta abierta. Pero más allá de eso… ¿Quién tiene un proyecto para administrar el peso que ha adquirido Santa Cruz en la política nacional? No se ve a nadie en el horizonte cercano. Pero puede que aparezcan cisnes negros o para decirlo en gringo ‘outsiders’. Incluso, el panorama da para que algunos considerados ‘cadáveres políticos´, resuciten.

(*)Gerson Rivero Parada es periodista

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Sheinbaum y Morena se imponen en mëxico

La contundente victoria del oficialismo en México significa la continuidad de las transformaciones impulsadas por Andrés Manuel López Obrador. Un diálogo con el antropólogo y analista político Sergio Pascual.

/ 9 de junio de 2024 / 06:57

El Punto sobre la i

La contundente victoria electoral de Claudia Sheinbaum en México, el pasado domingo, refleja el respaldo popular a las reformas y mejoras económicas impulsadas durante el último sexenio presidido por Andrés Manuel López Obrador. Los resultados en la votación ratifican que el actual partido de gobierno goza de un amplio respaldo y marca un antes y un después respecto a las fuerzas políticas tradicionales.

Sheinbaum fue elegida como presidenta con el arrasador apoyo del 59,75% de los votos emitidos. Esto más que dobla la votación favorable a su inmediata seguidora, Xóchitl Gálvez, quien obtuvo un 27,45%. El tercero en carrera, Jorge Álvarez, alcanzó un 10,32%.

Detrás de esta votación hay una larga y riquísima historia. Descomunal, como el propio México. Sheinbaum fue la candidata presentada por el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), fundado en octubre de 2011 al impulso de López Obrador.

Gálvez fue la representante de Fuerza y Corazón por México, una coalición electoral formada por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), el Partido Acción Nacional (PAN) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD). Los orígenes de estas organizaciones políticas se remontan a 1929, 1939 y 1989, respectivamente. Nunca va a estar demás recordar el protagonismo y la impronta que dejaron estas fuerzas en la historia mexicana. Con luces, sí, pero a la postre también con enormes sombras. El PRI gobernó por 70 años seguidos, desde 1930 al 2000. En ese tiempo antagonizó con el PAN.

Álvarez se presentó por Movimiento Ciudadano (MC), un partido que se conformó en 1999.

La emergencia de Morena, de un modo u otro, redibujó el campo político mexicano. En 2018, López Obrador llegó a la presidencia con esta sigla y el apoyo del 63,42% de los votos. Claudia Sheinbaum es, a todas luces, un liderazgo propio del partido de gobierno y heredera de la acumulación lograda por el actual presidente.

Para una mayor comprensión del proceso político en el país azteca, por qué pasa lo que está pasando y no otra cosa, conversamos con Sergio Pascual. Él es analista político, acucioso observador, antropólogo, exdiputado en España, miembro del Consejo Ejecutivo del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag) y conocedor de la realidad mexicana.

Claudia Sheinbaum celebra tras los resultados de las elecciones generales

¿Cómo llega México a estos últimos resultados electorales y la victoria contundente de Claudia Sheinbaum?

Creo que, en primer lugar, hay que entender que el pueblo mexicano tiene una raigambre republicana muy acentuada en América Latina, más acentuada que la de quizá cualquier otro en la región. Es el único pueblo que hizo una revolución exitosa, como fue la Revolución Mexicana de 1910. Hubo otras experiencias de intentos revolucionarios, pero que han sido frustrados por las élites dominantes, en Perú, en Ecuador, etcétera.

Este pueblo, insisto, venía de alguna manera acumulando unos deseos de cambio desde hace varias décadas. Pensemos que Luis Fernando Colosio estuvo a punto de ser presidente y fue asesinado, frustrándonos el deseo popular de la mayoría mexicana. Hubo un fraude electoral que dejó fuera de juego a Cuauhtémoc Cárdenas, otro de los personajes que se postulaba como un transformador en favor de los pobres. Finalmente, López Obrador emerge como el siguiente personaje que pudiera abanderar ese cambio, esa transformación de México. Además, cuando se habían acentuado los problemas de desigualdad extremos del país tras el periodo neoliberal. Con él pasa también algo parecido a lo que le ocurrió con Cuauhtémoc Cárdenas, donde le roban unas elecciones. Esto provoca es la iniciativa de recorrer el país y acumular esa fuerza social que pedía cambio en una expresión política nueva, que primero fue el PRD y rápidamente se convirtió en Morena, uniendo todas esas demandas populares, toda esa sociedad civil organizada que acumulaba décadas de reclamos, de insatisfacción con gobiernos claramente antipopulares e impopulares, las dos cosas.

Esa es la razón por la cual López de Obrador logra la victoria de 2018, que es una victoria muy amplia, que le permite iniciar unas importantes reformas y transformaciones en México. Aunque no todas las que hubiera querido, porque no logra el dos tercios de las cámaras del Senado y del Congreso. Pero, aun así, fue capaz de emprender un proceso que multiplica las becas escolares, la posibilidad de acceder a la educación universitaria de los mexicanos más pobres, aumenta las pensiones de vejez para la mayoría de los mexicanos, dignifica el trabajo suprimiendo la subcontratación, mantiene los precios de la electricidad cuando en el resto del mundo se estaban disparando. Es decir, una serie de mejoras para la vida de los mexicanos y las mexicanas que claramente han sido refrendadas con la elección del pasado domingo. Ese acumulado y, luego, ese buen hacer de López Obrador durante este sexenio, son los que explican no solamente que se haya revalidado el proceso de la cuarta transformación, sino que se haya ampliado la ventaja que tenía sobre sus opositores.

En 2018, cuando llega López Obrador al poder, el Producto Interno Bruto (PIB) del país era de $us 1,26 billones y en 2023 cierra con $us 1,78 billones. Es un incremento de más del 40%. ¿Qué tanto importan estos resultados en la economía?

López Obrador ha demostrado algo que se viene demostrando en otros países también y que el dogma neoliberal se empeña en refutar sin éxito. Y es que, cuando la clase trabajadora tiene acceso a recursos, incrementa su poder de compra. Algo tan sencillo y tan lógico, que aumenta la demanda interna y eso permite que florezca la economía mexicana. Así que básicamente lo que ha conseguido López Obrador es incorporar al mercado de compra y por lo tanto a la capacidad de demanda, a millones de mexicanos que estaban excluidos de esa posibilidad y que por lo tanto no podían inyectar recursos a la propia economía mexicana. Además, esto se acompaña de un momento en el que, por la geopolítica global, se mira con mejores ojos a América Latina, porque hay un conflicto importante entre Estados Unidos y China. Esto está facilitando lo que se conoce como el nearshoring, que es el retorno de algunas de las empresas norteamericanas que tenían sus cadenas de producción en China a lugares más cercanos al gigante norteamericano, como México y otros lugares de Centroamérica.

Esos dos factores, pero le pongo más peso al primero, han posibilitado este espectacular aumento del PIB. Además, se ha hecho sin aumentar el endeudamiento mexicano, con una lógica que se ha venido a llamar la austeridad republicana, que no se parece en absoluto a la austeridad de los neoliberales. La austeridad de los neoliberales venía de la mano de recortar en sanidad, en educación, en ayudas sociales. La austeridad de López Obrador consiste en recortar en privilegios de los que más tienen. Ese ahorro también ha permitido inyectar más recursos a la economía para emprender obras que hacías décadas que no se emprendían y que han servido para estimular la economía. Obras como el Tren Maya o las refinerías. Esta es el tercer pilar que explica esta bonanza económica.

Varios analistas refieren que el empoderamiento de Morena ha significado también un proceso de polarización. ¿Es así?

Creo que es una trampa esta idea de la polarización. ¿Quieren decir, quiénes hablan de polarización hoy, que no había polarización en México cuando los índices de desigualdad eran extremos? A lo mejor los medios de comunicación no querían señalar ese tipo de polarización, que es el que haya extrema pobreza en un rincón y extrema riqueza en el otro, extrema desigualdad en México. Hoy día en México hay más igualdad que antes y por lo tanto hay menos polarización real y efectiva. ¿Cuál es la polarización a la que ellos se refieren? Bueno, básicamente es a las voces en alza de los sectores que sienten que de alguna manera pudieran estar perdiendo privilegios.

Y es curioso, porque en México realmente no están perdiendo grandes privilegios, dado que no ha habido una reforma fiscal que les haya aumentado los impuestos a los más ricos. Buena parte de los sectores más potentados están ganando más plata que la que ganaban antes. Es una cuestión prácticamente del deseo de ser ellos los que gobiernan, de patrimonialización del Estado. Esas clases poderosas mexicanas no soportan que no sea uno de ellos el que gobierna.

¿Cómo queda la oposición después de una derrota tan profunda?

La oposición tiene varios problemas. El primero está en la propia unidad de partidos que históricamente, al menos, han teatralizado una diferencia como insuperable entre ellos. ¿Cómo es posible, se preguntaban muchos mexicanos, que los del PRI, que se estaban lanzando trastos a la cabeza con los del PAN y viceversa, ahora se junten? ¿Se juntan por qué? Porque en realidad se juntan sólo para intentar alcanzar el poder. No se juntan en favor de los mexicanos. Esa es la primera disonancia cognitiva que les llega a los mexicanos.

La segunda es que tienen una historia absolutamente lamentable de gestión en México. El PRI fue el artífice de los primeros pasos de la neoliberalización en el país. El PAN fue el que lo remató, dando lugar a momentos críticos en términos sociales. Tan críticos, que provocaron revueltas como la de los zapatistas, que casi quiebran el propio Estado mexicano, tal y como lo conocemos. Y han sido partidos extremadamente corruptos, pensemos que están huidos del país, por unas razones o por otras, con más argumentos jurídicos o menos, Felipe Calderón o Enrique Peña Nieto, que andan en España, a buen recaudo para que no caer al alcance de la justicia mexicana.

Esto es algo plenamente reconocido por los mexicanos, que no quieren volver a ese pasado del latrocinio, de gestión en favor de unos pocos. Si además los juntas, es como doblar las tapas. Los peores gobiernos de México se juntan y eso ha amplificado y multiplicado el efecto de rechazo de la gente. Porque piensa que los panistas odiaban a los priistas, y los priistas odiaban a los panistas, y tú le pides a los votantes del PAN que voten por algo donde está el PRI, y a los votantes del PRI que voten por algo donde está el PAN, y a los que ya no eran ni del PRI ni del PAN, pues imagínate, juntos son el doble de malos. Esto ha hundido claramente a la oposición mexicana.

La oposición no le han trasladado a los mexicanos nada más que no les gusta lo que está haciendo Morena, lo cual choca con el hecho de que la mayoría de la gente le gusta lo que está haciendo Morena. Con esto, tienen muchas dificultades para poder salir adelante. En tanto y en cuanto la derecha mexicana, representada por el PRI, por el PAN y por el PRD también, no se regeneren, no encuentren un nuevo horizonte que proponerles a los mexicanos, mientras no incorporen también lo que ha sucedido durante este sexenio y lo que va a suceder en el siguiente, va a ser muy difícil que puedan presentarle cara a Morena honradamente.

¿Cómo se ve el panorama hacia adelante para Claudia Sheinbaum?

Hay un pilar, que es el de la continuidad, que está encima de la mesa. Es la idea de primero los pobres, que enuncia López Obrador. Ahora esto requiere ser ampliado, porque este último sexenio ha servido para dar carta casi de ciudadanía a una buena parte de los mexicanos que estaban excluidos socialmente por la situación de extrema pobreza. Lo que habría que hacer es dar el siguiente salto adelante y mejorar las condiciones laborales muy duras en las que viven muchos de estos mexicanos y mexicanas. Es decir, ahora sí que tendrían que venir las grandes reformas, que sin duda requieren tocar códigos laborales y probablemente reformas fiscales, para que los mexicanos que más tienen aporten más a las arcas públicas y puedan éstas ayudar a redistribuir mejor la riqueza en el país. Esas serían digamos las dos grandes líneas, sobre las cuales ya ha apuntado algunas cosas Claudia Sheinbaum. Es posible que camine en esa en esa dirección, que nos deja de ser de continuidad y profundización de la cuarta transformación.

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Luego hay algunas otras cuestiones que son relativas a el propio modelo de Estado mexicano, en el que se externalizan muchas de las funciones básicas de un Estado, como por ejemplo el suministro eléctrico o el control de un sector de producción vital como es el petrolero. La posibilidad que tiene ahora Sheinbaum con la mayoría de dos tercios en el Congreso y prácticamente con los dos tercios del Senado, le faltan solamente dos senadores para tener la mayoría, que podría negociar con alguno de los partidos más dúctiles de la oposición como es el PRB o el propio MC. Con esas mayorías podría hacer reformas constitucionales que le permitieran ampliar el control estatal sobre el sector eléctrico, sobre Pemex, sanear Pemex.

Además, le permitirían reformar estructuras que se han quedado claramente anquilosadas y burocratizadas, como el sistema de justicia mexicano o el propio Instituto Nacional Electoral.

¿Cómo se interpreta esta elección en el contexto internacional más grande?

Estoy convencido de que América Latina de nuevo está lanzando un soplo de aire fresco al planeta, mientras que en el resto del mundo lo que tenemos son involuciones autoritarias. Las cosas apuntan a que pueda ganar Donald Trump en Estados Unidos, que es claramente un personaje autoritario. En Europa, el auge de la extrema derecha, lo vamos a ver este domingo, que hay elecciones europeas. Van a tener un avance rotundo. Qué decir del autoritarismo en Rusia o en China, con distintas modalidades, pero también, en definitiva, autoritarismo. Frente a todo eso nos encontramos con que los dos grandes gigantes latinoamericanos, Brasil y México, optan por gobiernos de izquierda y por profundizar en sus democracias y hacerlas más populares, si cabe; más amplias, si cabe. Así, creo que en ese contexto hay que leer la victoria de Sheinbaum en México como un soplo de aire fresco que va a animar a muchos en Latinoamérica y a escala global también, porque México no es un país menor, sino que es uno clave en el concierto internacional, por sus recursos, por su centralidad manufacturera, por su irradiación en lo político, etcétera. Así que me parece que es un hito absolutamente clave, junto con la victoria de Lula en Brasil.

No quiero dejar de mencionar al tercer país en dimensiones de América Latina, que es Colombia, que también tiene un gobierno progresista, el de Gustavo Petro. Justo cuando en el resto del planeta pareciera que todo el mundo va en dirección contraria, en dirección involucionista.

 (*)Pablo Deheza es editor de Animal Político

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Judiciales: los riesgos de elegir exfuncionarios

Una crónica y una crítica sobre el proceso para elegir magistrados en el Órgano Judicial.

Una sesión en la Asamblea Legislativa.

/ 9 de junio de 2024 / 06:44

Dibujo Libre

Acostumbro oír la opinión de chóferes del transporte público. Un taxista, sobre las suspendidas elecciones judiciales en abril pasado, con un tono desengañado me dijo: “Los futuros magistrados y consejeros electos no desinfectarán al Órgano Judicial. Ni en el mínimo escondite de sus mentes está presente esa preocupación y tampoco en algún escondrijo de sus conciencias”. Ambos coincidimos e inferimos que todos, sin titubear, se comprometerían en público a transformar a la Justicia, aunque sea mentira en sus conciencias. Les comparto esta crónica que recreará, qué experiencias tuvieron los postulantes.

Yo acudí a la Convocatoria. En el antiguo edificio del Parlamento hice fila al borde del plazo: al mediodía del domingo 10 de marzo. Unos y otros comentaban sobre sus años respectivos al mando de sus cargos judiciales: se doctoreaban. Se aprestaban expectantes para continuar o para tener una oportunidad. Una de ellas me alardeó alegando que su “jefe”, al que cooperaba solicitando “solvencia fiscal” en la Contraloría General del Estado, era amigo personal del ministro más influyente con cuya anuencia era director general en una entidad descentralizada. Una semana después supe que había sido esposa y no la diligente funcionaria. Además, era exvocal del Tribunal Departamental de Justicia de La Paz. Se postulaba al Tribunal Constitucional y el esposo, como yo, al Consejo de la Magistratura.

El jueves 7 de marzo constaté cuán relativo era cumplir un requisito. Ese día, en los pasillos de la Contraloría nos conocimos entre postulantes. Los deudores de grandes a pequeños montos al fisco (Estado) habían estado solicitando la “Exclusión de registros”, sin cancelar peso alguno. Solo se dirigían con una nota, adjuntando copia de la Convocatoria y la factura de cincuenta bolivianos por derecho de correspondencia, al subcontralor de Servicios Legales, Clavijo Ponce. Declaraban que el antecedente negativo les obstruía para concursar. La Contraloría abrió sus ventanillas, incluso, el sábado 9 de marzo solo para emitir certificados de solvencia fiscal. En cambio, yo había cancelado mi pequeña deuda al cien por ciento en Impuestos Nacionales. Por dos semanas recorrí de oficina en oficina para que emitieran resoluciones y liberaran mi registro de deudas hacia la ASFI y la Contraloría.

En el periodo de impugnaciones comprobé que la meritocracia también era relativa. Los políticos, analistas, periodistas y las voces de la población apostaban por los méritos de los postulantes. Empero, la meritocracia expuesta en papel impreso ocultaba actos y camuflaba conductas cuestionables del pasado. No es casual que los neurocientíficos sean adversos a los sustantivos. Ellos dicen que los sustantivos ocultan a los verbos, son más abstractos, nimios de energía. Un verbo disfrazado de sustantivo vira camuflado, adaptado, supeditado y resignado. En cambio, el verbo es acto y aviva potencia a la oración.

En mi opinión, las características del sustantivo se asemejan con el perfil del postulante, exfuncionario. Pues, si demuestra en su currículo que ejerció por varios años en el mismo cargo, deberían sonar nuestras alarmas. Es más probable que haya sido por ser un habitual servidor funcional. Veamos más.

Aquel exservidor, como el sustantivo, mientras dirigió a unidades de transparencia, a recursos humanos, a direcciones administrativas y haber sido sumariante debió camuflar al abuso de jefes a subalternos, debió adaptarse al desorden establecido por camarillas para nadie desconocidos, debió supeditarse a sus jefes y debió resignarse a pesar de haber constatado corrupción, cohecho, acoso e ilegalidades. Sólo así pudo mantenerse en el mismo cargo por más de un año.

La Comisión Mixta de Justicia de la Asamblea Legislativa insistió en ponderar los méritos acumulados. Con ello abrió la tendencia a que los actos ilegales y antecedentes cuestionables que no hayan sido ejecutoriados o los procesos judiciales en curso sean omitidos y más bien den vía libre en la preselección. El diputado cruceño Gutiérrez insistió, sin éxito, que las denuncias sean válidas para inhabilitar si estas tenían indicios graves.

Un exmiembro de la guerrilla de los 80, solía llamarlos: falderos y vacilones, al tipo de funcionarios que caractericé. Decía que estos sujetos: “Meneaban a gusto de sus superiores. Eran cómplices incesantes. Olfateaban y pronosticaban el nombre de un futuro jefe y hasta perdiendo dignidad le buscaban y se hacían de lamehuevos”. Estas historias son usuales hasta hoy.

Desde marzo, la prensa nacional develó casos. Algunos exservidores estarían siendo presentados, acentuados y avalados como leales y predilectos elegibles. Pero, ¿leales a quién? El leal al jefe es carente de principios y de ética.

Es antiético que exfuncionarios recientes sean candidatos, otro descrédito. Los exfuncionarios, no es por acaso que se postulan. Un minibusero de la 937 me dijo: “Los exfuncionarios taparán a sus huecos, por ejemplo, la firma de estos exmagistrados, exvocales y exjueces tarde o temprano será denunciado por algún litigante y entrará en revisión en una instancia superior”. Si el acto de abuso o de prevaricato fue registrado en un Juzgado, un Tribunal Departamental lo revisará o en una casación el Tribunal Supremo de Justicia lo examinará.

En el caso agrario, el exfuncionario del Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA), cuando sea magistrado en el Tribunal Agroambiental, se reencontrará con sus firmas en las resoluciones administrativas, en los informes legales y técnicos cuestionados por su ilegalidad. En las demandas de procesos contenciosos y de nulidades de títulos agrarios ellos tendrán que sortear salidas a sus actos administrativos en cuestión. Se recusarán por Ley. Pero ante decenas de procesos que vinculen con sus actos tendrán que tolerarse y ponerse de acuerdo entre magistrados para el silencio.

El postulante Juanito Tapia está habilitado al Agroambiental. Él es exjefe de gabinete del Ministerio de Tierras, exdirector nacional de INRA, aún ejerce casi por diez años de letrado en el Agroambiental. De él cuál será su papel ante sus actos en las cuales participó, ¿optará por obrar con justicia ante ilegalidades de posesión de propiedades agrarias, sobre todo, con las superiores a cinco mil hectáreas limitadas por la Constitución?

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Los exmagistrados del Agroambiental que postulan al Tribunal Constitucional. En algún momento se reencontrarán con sus firmas en sentencias agroambientales y con sus actos administrativos del INRA que por lo general son objetos de amparos primero en salas constitucionales y puestos en revisión en las salas del Tribunal Constitucional.

El problema no será transformar a la Justicia, tampoco para transparentar su institucionalidad. Quizá más bien, se preocupen si sus firmas y si sus actos del pasado, de ellos y de sus colegas, fueron en su debido procedimiento legal. Entonces, siempre será charlable, estarán para mantener el orden. En el fondo se preocuparán por silenciar, en dejar en archivo y en olvido a sus obrados puestos en tela de juicio. En fin, mi opinión tendenciosa es también la de muchos ciudadanos: tienen pésimas esperanzas en la anhelada transformación de la Justicia.

Con los “sesudos” exadministradores o exfuncionarios carentes de haber sido servidores éticos sin haber investigado ni denunciado irregularidades es poco esperar de ellos. Un requisito ponderable debió haber sido ser protagonista de investigación y denuncia con resultados ante hechos de corrupción. Ser verbos por justicia. Pero, la actual Elección es solo una vitrina para consolidar y ampliar oportunidades a un segmento de exfuncionarios.

 (*)Wilbert Villca López es sociólogo

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Los dólares y la responsabilidad del sector privado

El autor sostiene que, para superar la situación actual de falta de divisas, se requiere avanzar hacia una lógica productiva diferente.

Fotos: LA RAZÓN-ARCHIVO

/ 9 de junio de 2024 / 06:20

Dibujo Libre

Si estas preocupado o molesto por la falta de dólares en el país, este artículo es para ti. Ha pasado poco más de un año desde que los dólares comenzaron a escasear y la población está expectante que el gobierno lo resuelva pronto.

Si eres importador, comerciante o industrial posiblemente estás atravesando un viacrucis de sobrecargos financieros. Entraste a una lista de espera, ansioso de que tu banco confirme la transferencia a tu proveedor. Temes no poder ingresar tu mercadería a tiempo y quedarte sin materia prima para procesar o vender, pues la logística de importaciones ha cambiado.

Si eres ahorrista y tienes dólares en un banco y no los puedes retirar, te sobrecoge -el sólo hecho de pensar deno volver a ver tu dinero. Te incomoda tener que ir todos los días al banco, hacer una fila de 20 minutos o más para retirar sólo $us 100. Ahora recibes tu dinero fraccionado de cortes de 50 y 20 y varios billetes están viejos o deteriorados.

Si eres inquilino de un centro comercial por la Uyustus o en Equipetrol, necesitas de la divisa norteamericana para cubrir tu arriendo. Tienes un bien inmueble que no lo puedes vender o un anticrético que no lo puedes recuperar porque esperas recibir dólares y ¿no los hay?

Si eres turista o viajero, sentirás que encontrar dólares a un precio accesible se han convertido en el principal obstáculo entre hacer tus sueños realidad o quedarte en casa. Te decepciona saber que desde mediados de junio necesitarás de dólares para comprar pasajes de avión. Muchos se han desilusionado cuando al momento de utilizar su tarjeta en el exterior para adquirir regalos o recuerdos no pudieron hacerlo por que superaron el monto de retiros semanales impuesto por los bancos, ipso facto.

Si eres consumidor de las deliciosas galletas colombianas “Oreo”, los famosos alfajores argentinos “Havanna” o los riquísimos wafles uruguayos “Sensación”, utilizas cremas “Dove”, compras leche holandesa o argentina en lugar de la nacional, chocolates “Noka” en vez de “Para Ti” o consientes tu paladar con vino chileno como el “Casillero del diablo”, te habrás dado cuenta que varios de estos productos han subido de precio y la causa es siempre la misma, la falta de dólares.

Según la última encuesta de presupuestos familiares de 2016, los bolivianos destinábamos un quinto de nuestro ingreso a la compra de bienes importados. Si a eso le sumamos las compras que realizan las empresas para producir los bienes y servicios que luego los consumimos, el peso de las importaciones es mucho más alto. Por ejemplo, en 2023 importamos $us 11.489,3 millones a razón de $us 950 por habitante y dos dólares y medio por día. Ello representa, 25% del ingreso medio por habitante.

Más de la mitad de las compras externas las realizaron las empresas de forma directa para la adquisición de materia prima, suministros, bienes de capital y equipos de transporte. Las familias compramos alimentos, bienes duraderos y semi duraderos además de vehículos en un 20%, es decir, unos $us 2.300 millones. El resto lo hace el sector público, principalmente en combustibles que luego los vende a las empresas y consumidores. Te has preguntado ¿de donde provienen las divisas que utilizaste para consumir bienes importados, realizar viajes al exterior, mantener depósitos en moneda extranjera y pagar tus alquileres? Desde principios de siglo, las exportaciones del sector público superaron ampliamente a sus importaciones -en $us 1.880 millones en promedio- logrando acumular una ingente cantidad de divisas que fueron a acrecentar las reservas internacionales. En cambio, el sector privado mantuvo sendos márgenes comerciales negativos de $us 1.180 millones por año.

A partir del 2015, el déficit comercial privado fue mayor que el superávit comercial público, comenzando un ciclo de déficits comerciales globales. Para financiarlos, el Estado tuvo que recurrir a las reservas internacionales que acumuló una década atrás a fin de mantener el nivel de consumo e inversión estable y sin comprometer la estabilidad cambiaria. Este déficit comercial no fue malo porque repercutió en un mayor bienestar que se tradujo en un mayor consumo de bienes extranjeros y menor crecimiento vía importaciones, pero no fue corregido a tiempo.

La escasez de dólares que atraviesa el país se debe íntegramente al déficit comercial privado. Por tanto, la responsabilidad de corregirse debería recaer también en el propio sector. Los bolivianos nos quejamos de no tener los suficientes dólares para atender nuestras necesidades y complacer nuestros gustos, pero no somos conscientes del esfuerzo productivo que se requiere para generarlos. Es comprensible la desazón que se siente ante la falta de dólares, pero en lugar de lamentarnos y esperar que el Estado lo resuelva -por sí sólo-, deberíamos reflexionar en ¿cómo contribuir a generarlos o evitar su despilfarro? Te has preguntado ¿con cuántos dólares aportas a la economía nacional? En realidad, son muy pocas las personas que con su actividad u ocupación los generan.

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Superar la situación actual requiere cambiar nuestra actitud hacia una lógica productiva. Ello implica por un lado incentivar las exportaciones privadas. Se debe reconocer el reciente esfuerzo público-privado por elevar la producción de carne, azúcar, lácteos, piña y estaño, pero además se debe incentivar al sector microempresarial y comunitario. El aumento de las divisas agroindustriales deberá basarse en mejoras en productividad y no únicamente en el avance de la frontera agrícola. Tenemos un gran potencial de exportaciones comunitarias en quinua, café, sésamo, chía entre otros, pero necesitan logística, mercados y capital de operaciones. Pero al mismo tiempo, desarrollar un compromiso social y de responsabilidad empresarial con el país del cual obtienen sus ganancias. La regla es muy sencilla, dólar que se genere en el país debe retornar y tener un uso nacional, aunque no necesariamente sea estatal.

La sustitución de importaciones es también responsabilidad privada y no sólo pública. La estrategia, no sólo incluye mejorar nuestras capacidades productivas sino cambiar nuestros hábitos de consumo. Los bolivianos debemos de valorar más la industria nacional, dejar de creer que todo lo bueno es extranjero y, así como en el futbol, comenzar a ganar mayor amor por nuestra camiseta.

Debemos también sustituir servicios y exportarlos. El turismo es una gran fuente de divisas que no lo estamos aprovechando. De cara al bicentenario elaboremos una estratégica público privado que tenga como meta aumentar en 50% el flujo de turistas extranjeros y mejorar la oferta local para retener al turismo emisor. El Estado deberá estar a cargo de la infraestructura e invertir en publicidad para mejorar nuestra imagen país. El sector privado y socialcomunitario invertir en logística, cadenas de valor y distribución.

A muy corto plazo se tiene que gestionar la escasez mediante una política de racionamiento de dólares explícita que establezca: 1) un cupo mínimo de divisas para pequeños productores cuya producción nacional depende de los insumos importados, 2) otro cupo para alimentos y medicamentos esenciales a fin de mitigar la especulación, 3) instruir a los bancos la devolución de depósitos en dólares para montos menores a $us 10.000, 4) aceptar la compra de pasajes en bolivianos para viajes especiales como salud o estudio, 5) elaborar una ley de inquilinato y anticresis que cubra los vacíos legales y facilite las transacciones.

Este proceso no será exitoso sin la contribución de todos. Los bolivianos requerimos de nuestro propio esfuerzo productivo para salir adelante.

 (*)Omar Velasco es economista

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Recordando a Franz Kafka

La obra del escritor checoslovaco sigue resonando, un siglo después de su partida.

/ 9 de junio de 2024 / 06:14

Dibujo Libre

El pasado 3 de junio se recordó cien años de la muerte de Franz Kafka, uno de los escritores más importantes y difundidos del siglo XX. Parafraseando a Deleuze y Guattari, nos preguntamos en este texto ¿cómo ingresar a la obra de Kafka? Susan Sontag nos recuerda que las lecturas que se hacen de Kafka están sujetas a un masivo secuestro de tres ejércitos de intérpretes: quienes leen a Kafka como una alegoría social, quienes lo leen como una alegoría psicoanalítica y quienes los leen como una alegoría religiosa, sin embargo, en este secuestro lo que se enriquece es la interpretación y lo que se pierde o se mengua es el texto y su inquietante y extraordinaria indeterminación. David Foster Wallace decía en una conferencia lo siguiente: “Algo que me frustra rotundamente cuando estoy intentando leer a Kafka ante estudiantes universitarios es que me resulta casi imposible hacerles ver que Kafka es gracioso”, y justamente la conferencia de Foster Wallace se tituló “Algunos comentarios sobre lo gracioso que es Kafka, de los cuales probablemente no he quitado bastante”.

¿Kafka es gracioso? Diego Cano, un lector inusual de Kafka, considera que el absurdo y la risa asaltan al lector no secuestrado de Kafka, a aquel que se deja sorprender por un Gregorio Samsa que despierta una mañana convertido en bicho y lo que más le preocupa es la excusa que deberá presentar en el trabajo por faltar, un tal Josef K que es detenido, procesado y condenado por algún motivo que nunca se revela, pero que no le preocupa demasiado, o un tal Karl Rossman que solo le preocupa un baúl y su salame de Verona, o un sujeto nombrado solo como “K” que llega a una aldea y pese a que no le dejan ingresar al castillo se vuelve el agrimensor del mismo. El texto de Cano se titula “Franz Kafka. Una literatura del absurdo y la risa” y al igual que la reflexión de Foster Wallace nos propone dejarnos llevar por una lectura otra de Kafka. Y es que las sorpresas al leer a Kafka están tanto en la obra como en las circunstancias de su lectura, traducción y re-lectura, en tanto que leer es una manera de re escribir la obra. Por ejemplo, “La metamorfosis”, que de lejos es sinónimo de Kafka, o de lo kafkiano, trae consigo muchos vericuetos que van desde su traducción hasta la importancia de las ilustraciones que la (re)presentan.

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Como tal vez les sucede a muchas personas, durante mucho tiempo pensé que una de las primeras traducciones de esta corta obra la hizo Jorge Luís Borges, sin embargo, no sé por qué, tenía dudas. La editorial Losada de Argentina comercializa hasta el día de hoy “La metamorfosis” de Franz Kafka como una traducción de Borges, sin embargo, en una entrevista a Borges llevada a cabo por Fernando Sorrentino este último le cuestiona a Borges de la siguiente manera: “Me pareció notar en su versión de ‘La metamorfosis’, de Kafka, que usted difiere de su estilo habitual”, a lo que Borges responde “Bueno. Ello se debe al hecho de que no soy el autor de la traducción de ese texto. Y una prueba de ello –además de mi propia palabra– es que yo conozco algo de alemán, sé que la obra se titula Die Verwandlung y, no Die Metamorphose, y sé que hubiera debido traducirse como La transformación. Pero como el traductor francés prefirió ¬–acaso saludando desde lejos a Ovidio– La métamorphose, aquí servilmente hicimos lo mismo. Esa traducción ha de ser –me parece por algunos giros– de algún traductor español. Lo que yo sí traduje fueron los otros cuentos de Kafka que están en el mismo volumen publicado por la editorial Losada. Pero, para simplificar –quizá por razones meramente tipográficas– , se prefirió atribuirme a mí la traducción de todo el volumen, y se usó una traducción acaso anónima que andaba por ahí”. Entonces, desde la primera traducción conocida al español de la metamorfosis –o la transformación, traducción que ha preferido el equipo de la editorial Galaxia Gutenberg atendiendo a la observación de Borges– nos encontramos con la sorpresa y el absurdo, ¿quién tradujo la metamorfosis? ¿Por qué metamorfosis y no transformación?

Hay un estudio de Nina Melero que señala que es posible que la traductora fuera Margarita Nelken, una judía alemana emigrada a España quien hubiera traducido el texto posiblemente del francés y estos datos se los conoce según una referencia que habría dado José Ortega –hijo del famoso filósofo José Ortega y Gasset–, director de la Revista de Occidente. Lo que resulta aún más curioso es que la desconocida traductora pudo ser una judía alemana que traduce no del alemán sino del francés. Y otro detalle, generalmente “La metamorfosis” es publicada con un bicho en la tapa o con alegorías a insectos, según lo refiere Diego Cano, Kafka escribió a su editor, Kurt Wolff, para pedirle expresamente que el insecto, el bicho, no sea dibujado, ni siquiera sea mostrado a cierta distancia, y sugirió para la ilustración escenas, como la de los padres, el procurador ante la puerta cerrada, o la hermana y los padres cerca de una habitación a oscuras. La edición original salió sin el bicho y con un dibujo del padre en la portada.

Finalmente, sobre las traducciones, hay una que me parece sencilla y a la vez exquisita, pues intenta recuperar la sorpresa del texto, me refiero a la traducción de Cesar Aira para la editorial mexicana “Era”, la misma que trae un breve prólogo, en el que Aira apuesta a que la obra puede leerse como una comedia familiar, como si se tratase de una soap opera de televisión, en la que el absurdo y la sorpresa se encuentran en la introducción de un elemento extraño, sobrenatural y fantástico que llevé todo al absurdo. Incluso Aira refiere que “según testimonio de un amigo suyo, Kafka consideraba humorístico este relato. Y en efecto, ¿cómo podríamos considerarlo trágico, o siquiera patético? ¿Acaso alguien se ha transformado en insecto alguna vez? Sólo podríamos tomarlo en serio si lo aceptáramos como símbolo o metáfora, y sabemos que Kafka detestaba las metáforas y los simbolismos”.

Kafka, entonces, es uno de estos autores que se lee mucho, pero muchas veces sin ser exactamente leído, es decir, que pocas veces encontramos lectores y lecturas que renueven una mirada sobre su obra. Tal vez estos doscientos años de la muerte de Kafka sea un buen motivo para abordar las lecturas sugeridas por Aira, por Foster Wallace y por Diego Cano a una obra que por sí misma es una invitación a lo múltiple, al rizoma que señalan Deleuze y Guattari en su “Kafka por una literatura menor”.

(*)Farit Rojas Tudela es abogado constitucionalista

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Situación y perspectivas de las oposiciones

Gustavo Pedraza y Daniel Valverde hablan sobre la vereda de los contrarios al partido de gobierno, su evolución, coyuntura y desafíos.

Por Pablo Deheza

/ 2 de junio de 2024 / 06:59

El Punto Sobre la i

Si bien la agitación es mayúscula al interior del oficialismo, con una interna que se desborda y torna impredecible, no menos ocurre de la vereda de enfrente. Entre las oposiciones ya corren declaraciones y escaramuzas para ver quién logrará encumbrarse como el líder que concentrará apoyos contra el MAS en las próximas elecciones presidenciales de 2025.

La trayectoria de las oposiciones no es nueva, vienen habitando en el antagonismo contra el MAS desde que éste emergió, al despuntar del presente siglo. ¿Cómo se van ordenando rumbo a una nueva cita con las urnas? ¿Hay algo diferente esta vez? ¿Cuáles son las perspectivas y los desafíos que aparecen ahora?

Para abordar estos y otros puntos más, conversamos con Gustavo Pedraza, y excandidato vicepresidencial por Comunidad Ciudadana (CC), abogado y analista. También buscamos la opinión de Daniel Varlverde, abogado, exdiputado y conocedor de la política cruceña y boliviana.

Al presente, en lo que hace a la disputa por el campo político nacional, las oposiciones en Bolivia están siendo representadas formalmente por las bancadas parlamentarias de CC y Creemos en la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP). Cabe entonces comenzar por preguntarse por cómo están las cosas en estas dos organizaciones.

Pedraza considera que “la oposición ha sido activa en el campo legislativo, pese a las dificultades internas, particularmente de Creemos, que ha resultado fragmentada y muy disminuida como organización política. Y las dificultades internas de CC, con la expulsión de una parte de los diputados, la salida de otros. Con todo, ha habido una acción legislativa. Sin embargo, en el campo social, la oposición ha sido desplazada por el masismo de Evo Morales, quien se ha instalado como principal opositor al Gobierno. Lo ha logrado con mucha habilidad y con mucha acción política cotidiana en el campo social, particularmente en el campo popular rural. Eso le ha permitido a Morales posicionarse como el principal opositor al gobierno de Luis Arce, ensanchando, de esa manera, al masismo; su presencia en el campo político y el campo social. La oposición democrática, en este sentido, ha sido desplazada. Hay una especie de monopolio del masismo, tanto desde el Estado como desde la sociedad del campo político nacional. Entonces, ha disminuido el espacio de acción, de maniobra, de la oposición democrática”.

Por su parte, Valverde afirma que “CC en realidad es una alianza, no es un partido político, no ha logrado en este tiempo consolidarse como una estructura. Eso genera ya una gran limitación. En segundo lugar, tampoco ha logrado consolidar un discurso, un relato alternativo. Tiene esas dos grandes debilidades, amén, de las divisiones internas que también se han dicho visibles. Por último, está el límite que ellos mismos tienen, de no poder expandirse como alternativa política, más allá de ciertos territorios fundamentalmente urbanos en el occidente del país. Su epicentro sigue siendo La Paz y eso limita, porque finalmente hoy lo que se espera es que una acción política pueda abrazar a todo el país, pueda interpretar la diversidad. Si bien nadie puede desconocer que el líder de CC tiene cualidades como orador, como intelectual, pero dentro de la cultura política nacional le ha costado y no ha logrado hasta ahora conectarse con sectores desplazados, con sectores populares. Ahí también tienen una gran debilidad y no tienen figuras de recambio visibles”.

Creemos es la otra organización partidaria actualmente en funciones de representación ciudadana en la ALP. Su situación hoy luce muy diferente a la que fue en sus tiempos de efervescencia, que van a encontrar un punto de inflexión con el paro de los 36 días, entre octubre y noviembre de 2022, y la posterior detención de su líder, Luis Fernando Camacho.

TRAYECTORIAS

Pedraza sostiene que “la oposición comete graves errores, que no empiezan con el paro de los 36 días. Yo creo que el error original de la oposición está en el 2020, en el ejercicio del gobierno de Jeanine Añez. Los opositores que participaron en esa gestión fueron vistos por la sociedad como la totalidad de la oposición. Es decir, quienes no fueron parte de ese gobierno fueron acoplados por la visión, por la percepción social, aunque no hayan estado, como es el caso, por ejemplo, de CC. Eso disminuyó la solvencia ética, la fuerza social de la oposición, a partir de los graves errores de ese gobierno”.

“El segundo error viene en el paro de los 36 días, que es un intento, diría yo, ilusorio, de querer construir un contexto similar al de los 21 días de 2019. O sea, error, pero básico también. porque los contextos eran totalmente distintos, las correlaciones de fuerzas eran completamente diferentes y no se podía reproducir mecánicamente una situación política. La sociedad respondió con mucha claridad y consecuencia, pero falló el liderazgo otra vez, porque quiso alargar innecesariamente una protesta que básicamente acabó disminuida, con pequeños logros. En términos de costo y beneficio, fue más costo que beneficio. Dejó una sociedad agotada, fatigada, frustrada por la acción de los liderazgos políticos locales. Ahí viene el golpe del gobierno y el secuestro del gobernador en un momento en que la capacidad de reacción está muy disminuida”.

“Hubo un encadenamiento de errores y lo que está ahora sucediendo son los costos de los errores políticos. Y en este caso, ¿cuál ha sido el costo? Ha sido que Santa Cruz, como bastión de la oposición democrática, ha disminuido su fuerza. O sea, el país no tiene un bastión como lo tenía en 2019, como lo tenía antes de noviembre de 2022. La fuerza de la oposición, en general, pasa por la fuerza de la sociedad cruceña, de este bastión que ha sido, a lo largo de los últimos 18 años, el territorio de contrapeso al MAS”, afirma el excandidato vicepresidencial.

Por su parte, Valverde afirma que “Creemos, primero que nada, tiene anuladas sus posibilidades de convertirse en una alternativa a nivel nacional. Tiene muy disminuidas también sus posibilidades de poder repetir una votación como la del año 2021. Básicamente, porque tiene mucho menos trabajo político, institucional y tiene mayor fragmentación. Se ha quedado básicamente en la protesta, en la crítica y el reproche y no han propuesto nada que pueda generar una movilización a nivel de la población, de debate político. Su líder también, creo, ha quedado totalmente desplazado. En Santa Cruz, donde estaba su potencial, también están disminuidas sus posibilidades. Entonces, si bien Creemos está presente formalmente, pero en realidad creo que ya no existe, porque ahí estaría UCS, por ejemplo, pero UCS ya tomó otro rumbo”.

De un modo u otro, el ascenso de Camacho vino acompañado también de la exacerbación del discurso regionalista cruceño, lo que afectó la posibilidad de un frente opositor mayoritario en 2020.

“La acción política desde Santa Cruz es determinante para el país en sus resultados electorales. Por ejemplo, en 2019 y 2020 tenemos dos lecciones que son muy importantes. Primero, la sociedad cruceña actuó de una manera articulada y unitaria en 2019, apoyando a CC. Cuando yo fui candidato con Carlos Mesa, CC obtuvo en Santa Cruz el 35% de su votación total. Es decir, Santa Cruz fue el nicho electoral, el territorio más importante del país. Así logró la oposición lo que no había logrado antes, en cuatro o cinco participaciones. Logramos el 38%”, señala Pedraza.

Añade que, “sin embargo, en 2020, hay una lección que hace ver lo contrario. En ese entonces, Camacho toma la decisión de ser candidato presidencial y ese fue un error grave que se cometió, porque dividió y disminuyó a esa fuerza que era determinante para lograr una derrota del masismo. Pudo más un proyecto personal, que una estrategia de poder nacional. Esas dos lecciones nos hacen ver que lo que suceda es Santa Cruz es determinante de lo que pueda suceder en el resto del país”.

“Pienso que es perfectamente posible que se pueda recomponer una articulación nacional. Creo que la fractura la generó Camacho, por su falta de cultura democrática, por su exceso de radicalismo y, además, por haber planteado un discurso confrontador desde Santa Cruz con el resto del país. Ya no están esas expresiones, que son muy residuales actualmente. Estaban instaladas en la Asamblea Legislativa Departamental (ALD), pero han quedado desplazadas. Veo que es el momento de recomponer esa relación entre la región y lo nacional. Para eso se necesita madurez política y hay posibilidades”, afirma el exdiputado Valverde.

CLIVAJES

Durante los años de la democracia pactada, en las dos últimas décadas del Siglo XX, los partidos dominantes del ciclo (MNR, MIR y ADN) mantenían relaciones con las clases populares e indígenas del país. Por lo menos para fines prácticos, interactuaban. Actualmente no se observa una relación o al menos intentos de seducir a estos grupos, por parte de las oposiciones tradicionales. ¿Es posible imaginar una alternativa al MAS que incluya a estos sectores?

“Es un tema de fondo que hay que debatirlo. Creo que hay que hacer un balance, primero que nada, de lo plurinacional en Bolivia en estos últimos 15 y 16 años. Lo plurinacional el MAS lo ha instrumentalizado en términos políticos partidarios, generando divisiones, fricciones, generando además una especie de hegemonía de un sector indígena, aimara, quechua, sobre el resto de los pueblos indígenas. Yo creo que el debate pasa básicamente en primer lugar por hacer un balance de aquello. En segundo lugar, pasa por ver qué proyectos, qué propuestas van a surgir. Quizás una de las propuestas va a plantear más bien una reunificación de los bolivianos, que todos los pueblos se unan, se unifiquen, bajo un elemento mayor, que está muy devaluado también en este tiempo, que es lo boliviano, la identidad boliviana. Otros van a ir a plantar un mayor equilibrio, es decir, que lo plurinacional permita que todas las poblaciones puedan tener también su representatividad”, asevera el exdiputado.

“Esa es una oportunidad tremendamente importante para la política, a ver qué posiciones se suman. Es una oportunidad sobre todo para los nuevos actores, nuevos proyectos políticos, porque los que están ubicados en la oposición han construido sus propias murallas sobre ese tema. No han logrado generar alianzas, no han interpretado esas habilidades, ni siquiera han generado una crítica consistente sobre cómo el MAS ha manejado el elemento plurinacional”, agrega.

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Pedraza se pregunta, “¿por qué ahora es difícil a la oposición captar esa votación? Porque el MAS introdujo con cierta habilidad es el factor étnico como dispositivo ideológico. La población mayoritaria del país es aimara y quechua y, más allá de la autoidentificación o de lo que podamos pensar sobre ella, el masismo logró instalar esto como dispositivo y es lo que hace que se cohesione como bloqueo. El bloqueo social que se obtiene, al paso, aunque no es absolutamente homogéneo, sí lo es en grado suficiente y por lo tanto ésta es una gran ventaja frente a la oposición. Porque la oposición no tiene un bloque homogéneo. Es más, no tiene un bloque. Tiene corrientes, definitivamente, y son heterogéneas. Es por eso que no se articula la oposición como un bloque compacto. Son corrientes heterogéneas que lo único que las articula, en determinados momentos, es el antimasismo, es la resistencia al autoritarismo. Pero esto no es suficiente a estas alturas de la historia, para poder ensanchar su base electoral”.

Si el antimasismo es la base discursiva de las oposiciones para articularse, ¿es posible imaginar un repertorio discursivo que le hable al conjunto de la sociedad boliviana desde quienes desean ser una alternativa al oficialismo? Más aun, ¿hay propuestas para ver cómo y hacia dónde conducir la nave estatal en una época de grandes cambios en el mundo y enormes desafíos para el país?

Valverde asevera que “la oposición que tenemos no ha tenido la capacidad de generar relatos alternativos. Han creído que la crítica al gobierno y el antimasismo recalcitrante, con adjetivos planteados de manera rabiosa, iba a generar automáticamente un crecimiento político. Se ha visto finalmente que eso hasta tiene un efecto búmeran, porque la gente lo que necesita hoy es nuevos relatos, solución a los problemas, plantear una visión de construcción del Estado, la sociedad y sus instituciones. Eso hasta ahora no ha aparecido. Yo no pierdo la expectativa y creo que hay que estar atentos a ver qué va a pasar”.

Menos optimista, Pedraza concluye que actualmente “la lucha política es de fuerza. Es decir, se está utilizando todo el recurso del Estado para poder mantener en el poder al partido oficialista y para perseguir y atemorizar a la oposición. El sistema judicial, sin ninguna duda, es el instrumento. No hay un discurso nuevo. Lo escuchamos al presidente Arce hablar de industrialización desde cuando era ministro, desde hace 17 años, y no llega la industrialización. Hablaron del modelo económico, social, comunitario, y bueno, se ha hecho trizas, tampoco hay eficacia en el resultado. Y desde la oposición, el eje de discursivo es el antimasismo. Por lo tanto, no hay ideas nuevas. Estamos en una lucha política con protagonistas sumidos en el discurso tradicional desde las dos veredas y no hay innovación en cuanto a propuestas, en cuanto a mensajes, en cuanto a narrativas. Esto nos hace inferir que la lucha política va a seguir siendo de fuerza. Es decir, la calle definitivamente va a definir qué va a suceder. El Estado, en manos de una facción del MAS, va a ser fundamentalmente la herramienta que se va a utilizar para mantenerse en el poder. Es decir, las trampas, las persecuciones, las definiciones de sentencias a favor y en contra de uno. Todo esto va a entrar en juego y será determinante. No va a ser el debate, no va a ser la nueva propuesta, hasta ahora no se ve. Eso es lo que podemos afirmar en base a lo que está sucediendo”.

 (*)Pablo Deheza es editor de Animal Político

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