China y el mundo multipolar
China juega un rol protagónico en un mundo en el cual el vejo orden unipolar está siendo reemplazado por otro más complejo.
Dibujo libre
La transición y reconfiguración histórica del sistema internacional se manifiesta como una crisis capitalista estructural y una crisis del orden geopolítico internacional. Los cambios en las relaciones de poder en el sistema internacional nos permiten ver un orden internacional post hegemónico. El entorno internacional bipolar y unipolar llego a su fin, constituyéndose en su lugar un orden internacional de configuración multipolar que permite una mayor gravitación e influjos de los países en vías de desarrollo.
Luego de que algunos creyeron que la globalización podría ser gobernada de manera unilateral y sin reglas, abandonada a las fuerzas del mercado, las crisis económica, del cambio climático, energética, de seguridad alimentaria y la post pandémica, entre otras, literalmente han obligado a la comunidad internacional a superar el paradigma del neoliberalismo.
En este contexto, el proceso de ascenso de China y su dinamismo económico imparable no son reducibles a su adhesión al capitalismo como resultado de la globalización y la deslocalización productiva de Estados Unidos y sus aliados occidentales. El lugar que hoy ocupa China está relacionado, con la obtención de importantes niveles de autonomía, fortaleza político-estratégica, bienestar básico en materia de salud y educación, producto de la revolución de 1949. Luego con las reformas iniciadas en 1978 y subsiguientes décadas, para finalmente convertirse en la gran plataforma industrial del mundo. China se ha convertido en la primera economía mundial en términos de Paridad de Poder Adquisitivo y la segunda por su volumen de Producto Interno Bruto nominal, la primera potencia exportadora y segunda importadora a escala global. Es una de las principales inversoras internacionales y receptora de Inversión Extranjera Directa y posee una moneda que está en pleno ascenso y que integra los Derechos Especiales de Giro del FMI. Para entender a la República Popular China, que cumple 74 años de existencia, se precisa una mirada desde una perspectiva histórica que abarque lo cultural, lo político y lo económico, como corresponde a un estado-civilización con un inmenso territorio y población.
La política exterior china plantea una orientación dual, que consiste en reclamar reformas a las instituciones políticas y económicas mundiales, a la par de crear paulatinamente un entramado de nuevas instituciones que reflejen el creciente papel de China y de otras potencias emergentes en el escenario global multipolar. Mantiene en vigencia las instituciones creadas por Estados Unidos en la posguerra (como el FMI, el Banco Mundial o la Organización Mundial de Comercio), a la vez que ha creado nuevos instrumentos estadocentricos intergubernamentales, como los BRICS (bloque Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica + ahora Argentina, Egipto, Etiopia, Irán, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos), el Banco de Desarrollo de los BRICS, el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (BAII) que eclipsó al FMI y al Banco Mundial; la Asociación Económica Integral Regional (RCEP en inglés) en Asia Pacífico y la exponencial Iniciativa de la Franja y la Ruta, integrada por casi 70 países. También se destaca a nivel regional, en América Latina, la importancia que le da China a la CELAC y otros emprendimientos de integración, incluso a pesar de algunos gobiernos neoliberales- conservadores de la región. Todo ello pone de manifiesto el carácter multipolar de la estrategia de poder promovida por China en el contexto actual, de la mano del declive estadounidense y las especificidades del extraordinario ascenso chino en el mundo.
En 2013, el presidente Xi Jinping, frente a las estrategias de contención impulsadas por Estados Unidos y sus aliados, propuso crear un corredor económico que emulara a la milenaria “Ruta de la Seda”. China lanzo con esto la revolucionaria Iniciativa de la Franja y la Ruta (Belt and Road Initiative), considerada como la principal herramienta de la geoestrategia china actual, que le otorga un grado de importancia superlativo en el plano de la geopolítica china.
Evidentemente, el papel de China es cada vez más asertivo, más presente en el escenario internacional, y se debe no sólo a su desarrollo económico, aunque por supuesto es muy importante, sino también a la presencia que ha tenido a nivel diplomático. China se ha esforzado mucho por generar una imagen de una potencia responsable, de una potencia que no va a ser transgresora del orden internacional. Ejemplo de ello, fue el acuerdo entre Irán y Arabia Saudita, en el que Beijing no sólo logro resolver las tensiones en una región que siempre ha estado inmersa en conflictos, sino que planteo una alternativa al modelo estadounidense y europeo. Y es que para China, la gobernanza global se enfrenta cada vez a desafíos más complejos y por ello presento una ambiciosa hoja de ruta para desarrollar el sistema internacional de forma integral. El documento fue dado a conocer por el Ministerio de Relaciones Exteriores de China y aborda áreas clave como: la seguridad, el desarrollo, los derechos humanos y la tecnología. Propone soluciones basadas en el multilateralismo, el respeto a la soberanía, la cooperación mutua y el beneficio compartido, De esta forma China presenta una visión integral, abordando todos los temas centrales de la agenda internacional contemporánea sobre bases más justas, equitativas e inclusivas.
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En materia de seguridad, China aboga por el multilateralismo y el dialogo, pidiendo soluciones políticas para crisis, como la guerra de Rusia y Ucrania. Defiende el respeto a la soberanía de los países y que se atiendan las preocupaciones legítimas de seguridad de todas las partes. Sobre el desarrollo, pide que se cumplan los compromisos de países desarrollados en materia de ayuda oficial y financiamiento climático. Apoya el libre comercio, la apertura económica y la cooperación en áreas como seguridad alimentaria, transición energética y cambio climático. En cuanto a derechos humanos, China solicita no politizar el tema, respetar las diferencias entre países y rechazar el doble rasero. Considera que el desarrollo y la seguridad son claves para promover los derechos humanos a nivel global. La propuesta también aborda la gobernanza de nuevas fronteras en la tecnología, como la inteligencia artificial, el ciberespacio y el espacio ultraterrestre, pidiendo garantizar la participación de países en desarrollo en estos ámbitos y que los avances científicos beneficien a toda la humanidad.
En el documento, China reitera su apoyo al papel central de las Naciones Unidas en la gobernanza global y la necesidad de reformas para fortalecer el multilateralismo y por ello, frente a los complejos desafíos globales actuales, la cooperación internacional es más importante que nunca, concluye. China es en la actualidad un referente fundamental en la política exterior de cualquier país y parte fundamental de la configuración del orden internacional multipolar y el Sur Global. En este contexto la relación bilateral de Bolivia y China comparte principios fundamentales en el relacionamiento de ambos estados. A saber, respeto mutuo a la soberanía estatal e integridad territorial, no agresión, no intervención en los asuntos internos de otros países, igualdad, beneficio recíproco y coexistencia pacífica. A partir de estas coincidencias es que se ha cimentado una relación de amistad y cooperación de agenda bilateral robusta de 38 años, hasta la actualidad. Por ello, el presidente Luis Arce en representación de nuestro país, junto a la mayoría de los países del mundo, son conscientes de que la multipolaridad es la única opción viable en el contexto del presente siglo. Solo así, se entiende la “civilización global” planteada por China, como la coexistencia en armonía y justicia entre naciones ricas, naciones en crecimiento y países pobres; una relación equilibrada, abierta e integral en un mundo de configuración multipolar.
(*)Hugo Siles Núñez del Prado es internacionalista