Sociedad

Monday 29 Apr 2024 | Actualizado a 13:20 PM

Xenofobia y delincuencia

8 bolivianos muertos y una niña orillada al suicidio en Argentina. La xenofobia se desata por factores étnicos y económicos.

/ 17 de febrero de 2019 / 21:56

Clara Celeste, de 9 años, fue por meses acosada por sus compañeros de escuela que la humillaban por su aspecto y su nacionalidad. El 4 de julio de 2018 se ahorcó, y en su carta póstuma reveló que estaba harta de ser boliviana y quería “irse en paz”.

La pequeña cursaba el tercero básico en la Escuela  Baldomero Fernández Moreno, ubicada a seis cuadras de su casa en la localidad de Villa Trujui, Buenos Aires. Su suicidio ocupó titulares en la prensa argentina cuando salió a la luz la carta en la que explicaba la razón que la llevó a matarse.

Trabajadores de la unidad educativa informaron que la niña —la mayor de tres hermanos— era blanco de los insultos y burlas de sus compañeros. Le decían: “India regresa a tu pueblo y aprendé a hablar”, se burlaban de su apariencia, del color de su piel y de su nacionalidad.

La escuela no dio a conocer qué hizo para evitar el acoso escolar que convirtió en un infierno la vida de la pequeña.

Este caso trae a la mente la muerte de Marcelina Meneses, una boliviana de 30 años, y de Josua, su bebé de 10 meses, arrojados de un tren en movimiento hace 19 años.

Cerca de las 09.05 del 10 de enero de 2001, la mujer abordó el tren metropolitano (TMR). Cargaba a Josua a la espalda y varias bolsas en las manos. Se quedó de pie, a metros de la puerta y cuando el tren llegaba a la estación Avellaneda se dirigió a la salida.

Sin querer rozó a un pasajero de la tercera edad con una bolsa, quien reaccionó iracundo y le gritó: “¡Boliviana de mierda! ¡No mirás cuando caminás!”.

La víctima no respondió. Julio Giménez, testigo clave, salió a defenderla. “Qué defendés vos, si estos bolivianos son los que nos vienen a quitar trabajo”, le gritó uno. ¿Vos qué los defendés, antipatria?”, le espetó otro.

Ni siquiera un guardia del TMR puso fin a los insultos xenófobos. Todo lo contrario. “¡Uh! ¡Otra vez estos bolivianos haciendo quilombo! ¡Me tienen podrido”.

El tumulto creció y en segundos, la víctima fue arrojada del tren por un sujeto. Ella y el bebé que cargaba a la espalda murieron instantáneamente.

  • Marcha de protesta contra la xenofobia en Argentina. Foto: Infobae

El 3 de febrero de 2018, Rubén Aramayo y su equipo conformado por extranjeros jugó un partido en el barrio de Rivadavia, Ciudad Autónoma de Buenos Aires. El equipo ganador iba a llevarse un premio en efectivo.

El equipo del boliviano —integrado además por un paraguayo, dos peruanos y un argentino— ganó, pero cuando el connacional reclamó su parte, sus compañeros le echaron a golpes, le rociaron con gasolina y le prendieron fuego. Quienes lo auxiliaron contaron que el joven corría desesperado pidiendo auxilio a gritos. Fue internado en el Hospital Piñero de la Capital Federal con quemaduras en el 50% de su cuerpo. Murió al día siguiente. Los miembros de su equipo fueron aprehendidos y alegaron que no podían permitir que “un boliviano” se llevara la plata.

La tensión racial está presente. El 3 de marzo, cuando el Gobierno argentino ya había instalado el debate de cobrar a los extranjeros el uso de los servicios de salud y educación, una joven argentina fue golpeada por un sujeto en Salta, quien la confundió con una boliviana.

La joven era atendida por una empleada del Programa de Atención Médica Integral (PAMI) cuando un hombre le dio un violento puñetazo en el pecho mientras le gritaba: “¡Boliviana de mierda, vos te estás llevando nuestros medicamentos”. El sujeto fue expulsado por la guardia. Más tarde, la agredida aclaró: “Nací en Cachi (un distrito de Salta), viví acá toda mi vida”.

Para la socióloga Daniela Hinojosa, estos hechos están ligados a la xenofobia, que es “uno de los prejuicios con más recelo, odio, fobia y rechazo contra los extranjeros o contra los grupos étnicos diferentes”. Según la profesional, en Latinoamérica, debido a su pasado colonial, el fenotipo aún pesa.

“Nada justifica el racismo o la segregación; sin embargo en Argentina hay una población más homogénea étnicamente, donde predominan rasgos occidentales, por lo que la presencia boliviana se evidencia por sus características indígenas. La migración, al tener un carácter económico, desata xenofobia porque se cree que el diferente, aquel con otra cultura, roba el trabajo”.

Pero los bolivianos no son solo víctimas de la intolerancia y el racismo en Argentina, sino son presa de delincuentes.

El 19 de febrero, José Bustos Osinaga, un camionero de 71 años, fue asesinado a balazos por tres sujetos, que pretendían asaltarle fuera de la Aduana de Salvador Mazza. El camionero de la tercera edad —que se resistió al robo— esperaba a su hijo que había salido a hacer trámites aduaneros para hacer pasar sus cuatro camiones cargados hacia Bolivia.

El 17 de febrero, Américo Milton González Verdeja, de 29 años, se dirigía a la feria La Salada cuando fue interceptado por un sujeto armado y encapuchado, quien —según testigos— le llamó por su nombre y le disparó un tiro en la cabeza.

El 18 de junio, Gertrudis Rojas Coca, una verdulera de 45 años, fue asesinada en la ciudad argentina de Berazategui por un delincuente que la acuchilló delante de su hija de 17. Aproximadamente a las 19.00, dos delincuentes ingresaron a su negocio y le exigieron que les dé dinero. Gertrudis les entregó todo el contenido de la caja y, al mismo tiempo, pidió a su hija que salga. Sin embargo, el ladrón le asestó una puñalada en el abdomen y escapó corriendo. La connacional murió mientras era trasladada un hospital.

El 20 de octubre, Alejandro Condo, de 27 años, murió debido a una golpiza que le propinaron presuntamente unos atracadores. A las 05.00 fue encontrado aún con vida por un transeúnte a metros de un boliche en la localidad bonaerense de Longchamps, pero los médicos no lograron salvarle la vida. Estaba con sus amigos en el local, del que se retiró antes.

El 22 de octubre, Miguel Ángel Gómez Huanca, de 30 años, fue asesinado cuando intentaba ahuyentar a tres delincuentes que estaban asaltando a su amigo. Uno de los asaltantes le disparó a quemarropa en el pecho. Residía nueve años en ese país.

El 24 de noviembre el activista y migrante cochabambino Rodolfo Orellana Zapata, de 37 años, padre de cinco niños, fue herido por un disparo, que ingresó por la espalda y salió por la nariz, en un operativo policial en La Matanza, Buenos Aires; la fuerza pública intentaba evitar la toma de un predio propiciado por activistas y 50 familias de bolivianos quienes fueron estafados con la venta de lotes en terrenos fiscales. La víctima tenía cinco hijos.

El 19 de diciembre, dos delincuentes armados mataron a Nelson Camacho, de 45 años, oriundo de La Paz y padre de dos hijos de 8 y 18 años. El crimen se produjo en Gregorio de Laferrere, partido de La Matanza, provincia de Buenos Aires.

La víctima —guardia de seguridad en las fiestas de la colectividad boliviana— salió a comprar gas a la estación de Eva Duarte, barrio del Tejar, eran las 14.00.

Dos sujetos se acercaron y le apuntaron con un arma para que les entregue el auto. Lo hizo, los asaltantes abordaron el vehículos, pero antes de partir le dispararon a quemarropa. (17/02/2019)

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Javier Fernández: Andean Valley busca ubicarse como marca mundial

El director ejecutivo de Andean Valley Corporation comparte cómo visualizó la empresa que dirige y cuáles fueron los resultados tras decidir dar valor agregado a la quinua real. A la fecha, los productos destacan en 11 países del mundo.

/ 31 de marzo de 2021 / 13:34

ENTREVISTA

Con moderna tecnología instalada en su planta procesadora, la empresa Andean Valley, ubicada en El Alto, da valor agregado a la quinua real, transformando el grano en harina, pastas, alimentos para bebé, barras energéticas, flan, brownies y otros. Se trata de productos con una importante demanda externa. Su director ejecutivo, Javier Fernández, destaca los avances de la compañía para posicionarse en un lugar privilegiado en el mercado mundial de alimentos.

—¿Qué implica exportar productos con valor agregado?

—Estamos acostumbrados a visualizarnos como que no podemos o somos los últimos. Considero que es completamente posible que una empresa boliviana destaque en cualquier ámbito. Andean Valley está en camino a posicionarse como una marca mundial, ya que estamos haciendo lo necesario para ello. Somos una empresa que durante los primeros años se dedicó a comercializar quinua, pero hace ocho años cambió el rumbo estratégico basados en todos los elementos diferenciales que tenemos para el mundo y que se han forjado en más de 20 años; esto nos permite visualizar nuestra marca y productos en cualquier supermercado del mundo, porque la quinua tiene todos los elementos necesarios para estar en esos mercados y mucho más que la mayoría de los productos que están allí y que cuentan una historia simplemente a través de una estrategia de marketing, pero mucho más allá de ello no tienen sustento. Con la quinua mostramos lo genuino, lo limpio y que el producto que consumen los clientes no ha deteriorado el ecosistema. Tomamos en cuenta a los productores y nos preocupamos por esas caras, personas y seres humanos que producen este grano andino.

—¿En cuántos países del mundo tienen presencia?

—La empresa tiene presencia en 11 países del mundo. Vas a Hong Kong, China, Chile, Colombia, Costa Rica, Noruega, Portugal, España y Brasil y encuentras estos productos elaborados por una empresa boliviana en su planta de El Alto. Podemos comercializar los productos en grandes cadenas de supermercados y los más importantes del mundo.

—¿Cuál es la estrategia que se aplica para posicionar productos derivados del grano andino con valor agregado?

—Nuestra estrategia comercial está basada en una identificación de cuáles son los países más atractivos en cuanto a la demanda de alimentos saludables, orgánicos, libres de gluten, veganos y vegetarianos. Hoy en día hay muchos países que están siguiendo esta tendencia agresivamente. También hay otros muchos países que recién están entrando en esto en el mundo y están ávidos de alternativas de estas características con alimentos saludables y libres de alérgenos. Cada vez hay una concientización del impacto en el ecosistema en cuanto a la producción animal (carne de res y pollo) y no solo es compasión por los animales sino que esa industria es de las más contaminantes del planeta. Además, dentro de nuestra estrategia hay una oferta directa y sin intermediarios. En los grandes países y mercados, la tendencia lleva a que el consumidor quiera saber quién es el proveedor del producto y qué hace esta marca con el ecosistema y cómo se comporta con el mundo, productores, vecinos y trabajadores en términos éticos. Por ello, lo que tiene que ver con intermediación está en regresión, por eso somos proveedores de grandes marcas.

—¿Con qué marcas internacionales trabajan?

—Somos proveedores de envase de origen de Costco, que es una de las más grandes cadenas de supermercados de EEUU, y nosotros les envasamos el producto en nuestra planta para su marca Kirkland. También lo hacemos para otras empresas representativas e importantes como Quinoa Corporation con su marca Ancient Harvest, Natural en Kuwait y Vitaplus en Austria. Son marcas posicionadas en el mundo hace mucho tiempo.

—¿El negocio está en los productos orgánicos y esa fue la apuesta en su empresa?

—Durante un momento de mi vida universitaria encontré un espacio de conocimiento e información sobre la agricultura sostenible, basada en criterios de sostenibilidad, cuidado del medioambiente y productos destinados para el consumo humano. Estudiaba y me daba cuenta de que había un enorme uso e indiscriminado de químicos en la agricultura. No soy un fundamentalista de lo orgánico (…), pero por supuesto sí existe la posibilidad de llevar cierta agricultura y productos en varios países hacia criterios de agricultura sostenible y agroecológica. Con ello visualicé el tamaño de mercado que es el del mundo orgánico, y la quinua inmediatamente tuvo sentido.

PERFIL

Nombre: Javier Fernández

Cargo: Director Ejecutivo de Andean Valley

VISIONARIO

Es ingeniero agrónomo de la Universidad Austral de Chile. Después de finalizar sus estudios, hace más de 20 años, fundó la compañía que dirige y desde allí promueve la producción, procesamiento y exportación orgánica y sostenible de la quinua real.

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Julio Patiño: Energía fotovoltaica ahorra un 50% del consumo eléctrico

El ingeniero industrial tiene una amplia experiencia internacional en la implementación de energías limpias que no emiten C02. Es impulsor de un emprendimiento en Bolivia a través del cual brinda sistemas fotovoltaicos para eficiencia energética de empresas.

/ 24 de marzo de 2021 / 15:29

ENTREVISTA

Las energías renovables están en agenda en el país con una serie de proyectos nacionales como la planta solar en Oruro, con una capacidad total de 100 megavatios (MW), y la planta solar más alta del mundo en el Salar de Uyuni, con una capacidad de 60 MW. Estas soluciones evitan el uso de fuentes energéticas de combustibles fósiles, permitiendo así incrementar el uso de energías limpias. El experto e impulsor de Innovasol, Julio Patiño, explica el uso de estas energías y el proyecto que desarrolla.

—¿Cuáles son y cómo se obtienen las energías limpias?

—Energías alternativas, energía limpia, energía verde o energía renovable son todas aquellas que provienen de recursos naturales que al utilizarlas para generación eléctrica no contaminan el medioambiente. Se puede obtener energía limpia de muchas maneras y en la naturaleza se encuentran una variedad de fuentes inagotables incluyendo luz solar, el viento, vapor de fuentes volcánicas, y embalses de agua.

—¿Cuánto se ahorra utilizando energía fotovoltaica?

—Ello está en función a la capacidad instalada del sistema y la cantidad de energía eléctrica que se piensa desplazar a través de nuestros equipos. Podemos ahorrar un 50% del consumo eléctrico en horas diurnas de operación. El ahorro monetizado dependerá de la tarifa del cliente. Como ejemplo una planta de 30 kilovatios le permitirá ahorrar al usuario unos Bs. 5.000 por mes, si ésta tuviera una tarifa promedio de Bs. 0.97/kwh.

—¿Cómo y en qué condiciones funciona  este tipo de energía?

—A través de módulos fotovoltaicos (placas que miden aproximadamente 2m x 1m x 40 cm), que se colocan en el techo o en el suelo. Estas captan energía que proviene de los rayos del sol, que es transformada en corriente continua mediante el efecto fotoeléctrico. Este proceso químico consiste en la producción de electricidad, en cuanto radiación, como ser la de la luz del sol, impacta contra la superficie del módulo fotovoltaico. Varios módulos interconectados producen energía eléctrica que se usa para domicilios o aplicaciones comerciales o industriales. La energía solar fotovoltaica puede ser utilizada en zonas aisladas (Off Grid), es decir, fuera de la red convencional o conectada a la red trabajando en forma paralela, a estos últimos sistemas se los llama sistemas fotovoltaicos conectados a la red (On Grid).

—¿El nivel de radiación solar en la zona andina del país que ventajas presenta?

—Por la altura de la zona andina, hay mayor exposición a los rayos del sol que se traduce en índices de rendimiento muy altos. Equipos instalados en regiones como el Altiplano rinden 30% más energía que similares en las llanuras orientales. Una planta de 30 kilovatios de potencia instalada en La Paz produciría 63.000 kilovatios hora/año, mientras que la misma planta en Santa Cruz solo produciría  45,000 kilovatios hora/año. 

—¿Cuál el objetivo de su empresa y su oferta de energía?

—Innovasol, con dos años de creación, es una empresa que tiene como objetivo fomentar el uso de energías renovables en entidades comerciales e industriales, a nivel nacional, que buscan reducir su gasto energético utilizando energía solar. Innovasol es la primera y única empresa que financia, desarrolla e instala sistemas de energía fotovoltaica bajo este esquema.

—¿Esta energía puede usarse en casas e industrias?

—La tecnología puede utilizarse tanto en empresas como hogares con el potencial de altos índices de ahorro de energía. En este momento el marco legal restringe la óptima utilización de estos sistemas para hogares.

—¿Cuántas empresas bolivianas implementaron el uso de la energía fotovoltaica?

—Hay muy poca información oficial sobre este aspecto. Cada vez hay más empresas que deciden apostar por las energías limpias e implementan sistemas de energía fotovoltaica para autoconsumo, de los cuales más de 15 corresponden a nuestro portafolio.

—¿Cuál es la inversión aproximada para implementar esta energía limpia?

—Ello depende de la potencia instalada del sistema y la complejidad de instalación. Sin embargo, a través de Innovasol el cliente no asume ningún costo para el sistema. Innovasol corre con el 100% de todos los costos del equipo y su instalación. El cliente solo paga el costo mensual del servicio de arrendamiento, monto que se calcula en función a la capacidad eléctrica del sistema y la tarifa eléctrica que el cliente tuviera.

—¿Cuáles son los beneficios para el medio ambiente de la energía fotovoltaica?

—Si bien todavía hay mucho camino por recorrer, sabemos el potencial que tiene Bolivia para producir electricidad con energías renovables, como así también la preocupación de varias entidades de apoyar al medio ambiente a través de la reducción de sus emisiones de dióxido de carbono (CO2). Por ello, estamos trabajando para alcanzar el objetivo de tener instalado 1 MW de sistemas solares para fines del 2021, meta que representaría mitigar la emisión de 950 toneladas de CO2 por año (…). Las empresas en Bolivia necesitan un vehículo de transición hacia un modelo energético fundado y basado en el uso eficiente de las energías renovables con modelos de autoconsumo en los que se esté utilizando la tecnología fotovoltaica.

PERFIL

Nombre: Julio Patiño

Profesión: Ingeniero industrial

EXPERTO

Tiene 39 años de experiencia, de los cuales 20 trabajó con energías renovables. Ha sido asesor técnico para el IFC y el Banco Mundial en proyectos de energía solar en Asia, África y Latinoamérica. Dirigió proyectos en Bolivia para el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

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Ronald Reyes: Por el COVID-19, la demanda de fármacos creció de forma exponencial

El nuevo gerente de Droguería Inti cuenta los desafíos que afrontó la empresa ante la creciente demanda de medicamentos durante la primera y segunda ola de la pandemia. Tras esa experiencia, la compañía apunta a satisfacer los requerimientos de la población

/ 10 de marzo de 2021 / 17:47

Entrevista

Desde el pasado 8 de febrero, Ronald Reyes asumió la gerencia de Droguería Inti. El flamante gerente habló con La Razón sobre el reto que afronta la compañía farmacéutica y los proyectos a futuro.

—¿Qué retos implica asumir la gerencia de Inti?

—Para mí es, sin duda, un gran desafío personal y profesional. Droguería Inti es una empresa líder que en sus 84 años de trayectoria ha forjado su misión de contribuir a preservar y cuidar la salud y la vida de las personas. Estos antecedentes nos motivan a superarnos y estar bien enfocados en las próximas reinversiones, innovación y trabajo en equipo, tal como nos enseñó nuestro querido amigo Christian Schilling que, como ustedes saben, resaltaba por su calidad humana y disciplina laboral.

—¿En qué porcentaje ha crecido la demanda de medicamentos que ustedes producen con la llegada de la pandemia, es decir, durante la primera y segunda ola?

—El crecimiento de la demanda ha sido exponencial desde los primeros meses de la pandemia en Bolivia. Lo que antes se vendía en seis meses se agotó en un corto periodo. Sin embargo, nuestra capacidad de producción y logística de distribución nos han permitido mantener el mercado cubierto y abastecido de medicamentos de primera necesidad como antigripales, vitaminas y analgésicos. Además del clásico Mentisán.

—¿Cómo han sobrellevado la importación de excipientes con el cierre de fronteras durante la cuarentena rígida?

—Ha sido una etapa complicada para el sector dedicado a la salud. Contamos con un stock de seguridad de más 180 días en los principales insumos y productos terminados, que nos permitió reaccionar a las necesidades de la demanda del mercado interno. Hemos contado con el apoyo de los proveedores nacionales y extranjeros en el oportuno abastecimiento de insumos por la estrecha relación de trabajo en muchos años.

El nuevo gerente de Droguería Inti cuenta los desafíos que afrontó la empresa ante la creciente demanda de medicamentos durante la primera y segunda ola de la pandemia. Tras esa experiencia, la compañía apunta a satisfacer los requerimientos de la población.

—Como droguería, ¿cómo le hacen frente a la competencia ilegal del contrabando?

—El contrabando es una actividad ilegal que estimamos afecta hasta en un 30%, pero es imposible medirlo porque no hay documentación y varía según la tasa cambiaria en las fronteras con los países vecinos. Sin embargo, nosotros ofrecemos calidad y seguridad, esa es nuestra propuesta de valor. Las farmacias saben que nuestros productos tienen garantía y cumplen con todas las normas de calidad, conservación, almacenaje y distribución. 

—¿Cuál es la clave para mantenerse vigentes 84 años?

—Tenemos experiencia comprobada en el sector y un equipo humano comprometido. En los 84 años de vida institucional hemos respondido proactivamente a las diferentes necesidades de la población en temas de salud. Todas nuestras líneas de producción cumplen las normas establecidas por las autoridades. Tenemos un equipo multidisciplinario de profesionales, más de 40 personas, investigando los diferentes principios activos para combatir diversas enfermedades, un equipo que vela por garantizar calidad en toda la cadena de producción y otro grupo de colaboradores dialogando con las farmacéuticas, médicos y distribuyendo nuestros productos en el país. Inti es una empresa orientada al cliente, que trabaja con honestidad y respeto y estoy seguro de que, eso, nos permite mantener un liderazgo importante en el sector.

—¿Qué proyecciones tiene para esta gestión?

—Nuestro principal propósito es cuidar la salud de los bolivianos, con un trabajo enfocado en el servicio y cumplimiento a la demanda de la población en el contexto que atravesamos. La producción y abastecimiento de fármacos en cada punto de distribución es un tema importante para nosotros. Seguiremos innovando con nuevos fármacos que ayuden a mejorar la salud de la población, que sean accesibles y, sobre todo, bajo estrictas normas de calidad en todas las fases de producción.

PERFIL

Nombre: Ronald Reyes

Cargo: Gerente de  Droguería Inti

Administrador

Es magíster en Administración de Empresas de HIID-Harvard Institute for International Development-Universidad Católica Boliviana. Cuenta con estudios en Grupo Financiero Probursa, en la ciudad de México, y se especializó en Finanzas en The University of Chicago Booth School of Bussiness. Cuenta con más de 10 años de experiencia en finanzas, banca y agencias de bolsa. Desempeñó funciones como gerente general en Valores Unión SA y en 1993 fue premiado por la Bolsa Boliviana de Valores como “Mejor operador de Bolsa”. Trabaja 24 años en Droguería Inti

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Mañaneras: Aguja e hilo, armas de lucha contra la pobreza

El 80% de sus integrantes son mujeres y tienen más de medio siglo de existencia

/ 10 de marzo de 2021 / 16:51

No hay puntada sin hilo”, dice un refrán y también lo repiten las mañaneras. Cada una de las integrantes de esta asociación tiene una historia personal detrás de cada trabajo. Es un oficio que se hereda, de generación en generación en la mayor parte de los casos, y en el que el 80% de sus afiliadas son mujeres, quienes costuran y venden sus propios productos.

Las mañaneras son conocidas por comercializar sus confecciones en las calles, por la Tumusla y la plaza Eguino desde muy tempranas horas del día hasta antes de las 10.00, ya que esos espacios son ocupados luego por las vendedoras con patente y en el mundo de los comerciantes informales la territorialidad no da tregua. Esta actividad data de hace medio siglo, con una historia de organización gremial organizada para sobrevivir.

Esther Chura es una de las mañaneras. Su madre se dedicó a este oficio y ahora lo hace ella y también su hermano, quien migró y trabajó durante años en talleres de costura en Argentina y al volver al país empleó todos sus conocimientos para instalar su propio taller junto a ella.

Chura abre las puertas de su espacio de trabajo en Senkata, donde yacen máquinas a pedal, telas e hilos multicolores con los que sus operarios confeccionan prendas, especialmente para invierno, aunque la coyuntura de la pandemia del COVID19 hizo que el negocio se amplíe a la costura de los trajes de bioseguridad para ambos sexos y todas las edades.

Vencer a la pobreza es el común denominador de las integrantes de este sector, en el que muchas han demostrado que sí es posible y se han convertido en las propietarias de unidades productivas.

Un ejemplo de ello es Clementina Quispe, quien nació en Santiago de Machaca y trabajó desde los siete años de vida, ya que su familia era numerosa y de escasos recursos. “No sabía hablar castellano, mi mamá era aymara cerrada”, cuenta. En su vida laboral hizo de todo y hasta fue trabajadora del hogar en Santiago de Chile, pero su destino cambió en 1999 cuando su madre se accidentó y volvió al país.

“En 1999 empecé a estudiar en el colegio Don Bosco y trabajé cuatro años en la sección de camisas de los costureros y era empleada. De ahí quería estudiar y quise superarme. Comencé a diseñar. A mis 32 años tuve mis propias máquinas. Comencé con faldas y ahora soy múltiple. Ya soy diseñadora y soy patronista múltiple”, señala Quispe, quien ahora tiene su propio taller y operarios bajo su mando.

El taller en Senkata, de Esther Chura. Foto: Álvaro Valero

Costura que trasciende fronteras

Chura explica que “para el mercado boliviano, cada taller produce 20 unidades por día y con eso tenemos un ingreso de subsistencia. Por eso, 40 talleres hemos apuntado a la exportación, sin embargo ahora esta opción está parada”.

Exportar sus prendas es casi imposible porque los países de la región piden una denominación de origen y en Bolivia no se produce tela, hilos y otros elementos para la confección, aunque sí existe la mano de obra calificada. “Pese a ese aspecto, desde hace dos décadas conseguimos un comprador de nacionalidad venezolana, quien hasta 2019 importaba un contenedor anual con nuestras prendas. No perdemos la fe de volver a exportar y nos estamos capacitando con la fundación Folster en este tema”, señala Quispe, cuyo taller está en Achumani.

Estas mujeres encontraron en la costura un medio de vida desde 1968. En la actualidad cuentan con 1.785 miembros registrados, según datos municipales. En cada puntada que dan imprimen una esperanza y una de ellas es seguir prosperando, comprar máquinas más modernas para ahorrar tiempo, producir más y poder hacerle frente a las importaciones de ropa provenientes del gigante asiático, China, para que su oficio siga existiendo.

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Con los 653 casos de COVID-19 de este sábado, ocho días seguidos con menos del millar

El total de infectados fue de 653 y los fallecidos sumaron 18. Los casos no rebasan los 1.000 desde el 27 de febrero.

/ 6 de marzo de 2021 / 22:27

Este sábado fueron reportados 653 nuevos contagios de COVID-19 en Bolivia, número que da cuenta de que durante los últimos ocho días la cifras están por debajo del millar.

¿A qué se debe esta baja? El director técnico del Servicio Departamental de Salud de La Paz (Sedes), Ramiro Narváez, precisó a La Razón que “estamos en la segunda semana epidemiológica de la desescalada de la segunda ola”.

Los datos del Ministerio de Salud también muestran que Pando es el departamento con menos contagios y el número es de tres personas y Santa Cruz presenta 256 casos con lo que se consolida como el que tiene el mayor número de contagiados.

La Paz registró 132 casos, Cochabamba tiene 100, Chuquisaca tiene 49 casos, Oruro tiene 44 casos, Tarija tiene 27, Beni está con 24 casos y Potosí presenta 18 casos.

Los fallecidos sumaron 18 casos más; en total son 11.807 hasta la fecha.

Desde la irrupción del virus al país, el 10 de marzo del año pasado, hay un total de 253.950 casos.

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