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Monday 9 Sep 2024 | Actualizado a 18:35 PM

Oro o agua

Agua Blanca es una comarca que teme perder el motivo que inspiró su nombre y, con ello, las posibilidades de subsistencia. Cooperativistas mineros, falta saber cómo, con qué derechos, se apropiaron del cerro que no es como cualquier otro.

/ 16 de agosto de 2010 / 05:00

Agua Blanca es una comarca que teme perder el motivo que inspiró su nombre y, con ello, las posibilidades de subsistencia. Cooperativistas mineros, falta saber cómo, con qué derechos, se apropiaron del cerro que no es como cualquier otro. Tiene oro, ciertamente, pero sobre todo permite a ocho comunidades disfrutar del recurso más valioso: agua.

El 2008, es decir hace dos años, los comunarios comenzaron a vivir la pesadilla de los dinamitazos en ese cerro. Explosiones que están matando un glaciar. Han intentado dialogar con los mineros, han reclamado ante las autoridades; pero las explosiones no cesan. ¿Cuánto tiempo más debe pasar para que se ponga un remedio a este atentado?

Es así, como en Agua Blanca, asentamiento humano en medio del área protegida de Apolobamba, se aviva un conflicto, pues los comunarios están dispuestos, han dicho, a desalojar por la fuerza a los cooperativistas, y éstos a no dejarse desalojar. Así, lo que parece un pequeño problema llega a ser tan grande como, por ejemplo y con las distancias del caso, el que se vive en Potosí.

Es fácil imaginarse el peregrinaje de los aguablanquinos (si es así el gentilicio): vienen desde las cercanías de Pelechuco, al oeste de La Paz, a bordo de camiones. Acuden a las autoridades, soportan burocracia y no hay respuesta.

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El ocaso del papel

O sea, hay la necesidad de recrear nuestros hábitos, en este caso específico, por la lectura

Yuri Torrez

/ 9 de septiembre de 2024 / 08:15

El invento del papel se atribuye a Cai Lun, consejero del emperador chino H de la dinastía Han Oriental, el año 105 d.C. El descubrimiento del papel fue una combinación entre la corteza del árbol, tela usada y redes de pescar. Así se perfeccionó y se extendió el papel. Posteriormente, con el descubrimiento de la tinta, los metales y la prensa de tornillo posibilitó a Johannes Gutenberg inventar la imprenta, el año 440, con tipos móviles modernos. Con este invento se hizo el primer libro impreso con tipografía móvil: la Biblia. Así, la imprenta se erigió en un instrumento imprescindible para irrigar ideas en el papel por doquier, pero, la aparición de la red digital supuso un trastocamiento del papel, especialmente para el periodismo, es un momento de inflexión para la adaptación a nuevas formas de informar.

Revise: Receta boliviana

Cuando estudiaba Comunicación, a fines de los años ochenta, un docente del área de la teoría de la información, nos obligó a leer un artículo que en aquel momento nos parecía de ciencia ficción. El periódico electrónico, así titulaba. Obviamente, leímos a regañadientes ese texto, pero, el tiempo le otorgó la razón al catedrático. Por otro lado, soñamos con tener nuestro periódico para difundir nuestras propias inquietudes asociadas a nuestro oficio en ciernes, empero, el costo de imprimir un periódico se hacía que ese sueño sea imposible.

Hoy, la irrupción de la era digital en el periodismo hizo posible que ese sueño juvenil se convirtiera en una realidad, aunque no es impreso, me posibilitó construir mi propio blog llamado “Hurgando El Avispero”, al igual que una página web, es una forma contemporánea —y (casi) gratuita— de tener nuestro propio espacio periodístico. Quizás, con mayor llegada y, por lo tanto, con más resonancia. 

La penetración de la era digital, a la vez, está afectando a los medios impresos tradicionales, sumado a la crisis económica que supone la elevación de los costos del papel está impulsando inexorablemente a estos medios a acoplarse a los tiempos digitales y rezagando al papel.

Obviamente, tener un libro o un periódico en las manos, palpar con los dedos e inclusive olfatear ese olor a tinta, especialmente en una mañana dominguera calmada acompañando el café matutino, era un placer inconfundible; hoy, ese contacto entrañable con el papel debe ser sustituido por una pantalla de celular o tablet para que ese momento dominguero adquiera un gusto por la lectura. No es lo mismo, pero, como ocurre con otros hábitos en estos nuevos tiempos digitales, trastocan nuestra vida cotidiana; o sea, hay la necesidad de recrear nuestros hábitos, en este caso específico, por la lectura.

Los formatos pueden cambiar, pero lo que no se debe cambiar es la calidad y la responsabilidad periodística. En el caso de La Razón, este salto a la era digital debe ser un desafío para mantener intacto su compromiso con el periodismo, como dice el entrañable Gabriel García Márquez, es el “mejor oficio del mundo”. Hoy, el periodismo a nivel nacional y global está atravesando por una crisis no necesariamente debido la crisis del papel, sino por una especie de liviandad en el tratamiento periodístico que en su afán de competir con las redes sociales y otras formas digitales de informar se están encaminando por el pantanal de los fake news.

Aquí el desafío del nuevo periodismo: pulcritud noticiosa, explicación profunda y opinión reflexiva. Éste fue y sigue siendo el derrotero de La Razón, en este caso, digital, para que el ocaso del papel no signifique el ocaso del periodismo.

(*) Yuri Tórrez es sociólogo

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Bloqueos digitales

Eliana Quiroz

/ 9 de septiembre de 2024 / 08:10

El bloqueo de la red X (ex Twitter) en Brasil, efectiva desde inicios de septiembre, y la detención en Francia de Pável Dúrov, CEO del servicio de mensajería Telegram, a finales de agosto, además de coincidir temporalmente, comparten otros aspectos.

Ambos son parte de relaciones más o menos largas y más o menos accidentadas entre los Estados y las empresas tecnológicas. El bloqueo de X forma parte del expediente judicial 4957, llamado Milicias digitales, que investiga el intento de golpe de Estado contra el presidente Lula da Silva en enero de 2023, por el que el juez ha emitido órdenes de bloqueo de cuentas supuestamente involucradas en ese delito, multas por incumplimiento de esas órdenes por parte de X y una orden de designar un representante legal de esa empresa en Brasil, lo que está incluido en la norma brasileña para plataformas digitales que operan en su territorio. Mientras que en el caso de Telegram, existe el antecedente del 13 de mayo de 2023 que bloqueó el acceso a enlaces t.me compartidos dentro de ese sistema de mensajería por un “error humano” de la Policía, al vincular dicha dirección, de manera general, con tráfico de material de explotación sexual infantil.

Lea: Costos de la IA

Otra coincidencia es que ambos son casos penales y los crímenes que se les imputa a las cabezas de estas empresas están relacionados a la complicidad y participación en organizaciones criminales; en el caso de Musk, se refieren a organizaciones que atentan contra la democracia, mientras que en el caso de Dúrov, se trata de organizaciones dedicadas a la distribución de imágenes sexuales de niños, fraude, tráfico de drogas, crimen organizado, lavado de dinero y promoción del terrorismo.

Los defensores de los líderes tecnológicos dicen que son atentados contra la libertad de expresión y que en ambos casos se esconden motivaciones políticas. En Brasil se pretendería impedir que X juegue un rol importante en la campaña electoral de la opción ultraderechista y en el caso de Telegram, se pretendería acceder a información sobre la guerra en Ucrania, ya que este servicio es ampliamente usado en Rusia y en los países de la antigua Unión Soviética.

Estamos viendo problemas serios que se pretenden resolver con acciones de fuerza (bloqueos de acceso a redes sociales, sitios web o incluso a Internet en su totalidad) que, por un lado, dejan sin canales de información a las personas; pero, por otro, son mecanismos para que las empresas actúen respetando las leyes de los países donde operan. Otro punto de vista alerta acerca del riesgo de la fragmentación de Internet, que podría llevar a varios internet no conectados entre sí definidos por la región o el país donde se esté.

(*) Eliana Quiroz es ciberactivista y burócrata. blog: www.internetalaboliviana. wor-press.com

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No

Claudio Rossell Arce

/ 8 de septiembre de 2024 / 07:55

El título también pudo haber sido “nada”, ya que, en muchos casos, es lo que queda después del no, pero no hay que adelantarse. Si hay una palabra clave en el núcleo de la existencia humana es, sin duda, el “no”. Este adverbio, tan cortante como definitivo, es no solo una partícula lingüística fundamental, sino también una herramienta retórica sofisticada y una fuente de debate filosófico desde hace milenios. Desde la vida cotidiana hasta la metafísica, el «no» no solo niega, sino que, irónicamente, construye, aunque eso parezca un oxímoron.

Desde el punto de vista lingüístico, el “no” es un adverbio de negación, una de las primeras palabras que se aprende de la lengua materna; sin ella es imposible rechazar, contradecir o, simplemente, evitar lo que causa disgusto: “no quiero comer verduras”, “no iré a la fiesta”, “no me interesa tu opinión”. Es una joya de dos letras que puede transformar una proposición afirmativa en su contrario y dar la capacidad de negar el mundo tal como se nos presenta.

Sin embargo, no es solo su función descriptiva la que merece atención, sino también su capacidad de introducirse en la lógica del discurso y la interacción social. Desde negar verbos (“no quiero”), hasta adjetivos (“no es bueno”) o incluso oraciones completas, el “no” permea la vida diaria de todas las personas, sugiriendo que la capacidad de decir “no” es, de hecho, la primera lección en autodeterminación, aunque sean muchos quienes no toleran el rechazo.

En el ámbito de la retórica, el “no” es una herramienta multifacética: usado hábilmente, puede ser un arma cargada de ironía, sarcasmo o de profunda reflexión. Cuando alguien dice “No quiero parecer grosero, pero…” es evidente que lo que sigue no será precisamente un cumplido. En el lenguaje persuasivo, el “no” se usa para abrir nuevas posibilidades, negando una afirmación solo para enfatizar otra: “No es que lo estés haciendo mal, pero podrías hacerlo mejor”; en esta negación retórica, no solo se construye tensión, sino que también se dirige la atención del oyente hacia lo que se desea destacar.

El “no”’ es, sin duda, un excelente maestro en el arte de sugerir, rechazando algo para traer otra cosa al primer plano. Menos retórico es el “no” pronunciado ante quienes, confundidos por la canción de Sabina, creen que hay mujeres que dicen que sí cuando dicen que no; muchos de esos rechazados siguen buscando el sí (así sea “camuflajeado”, como recomendaba Arjona hace ya ¡30 años!) y cuando no lo consiguen tienden a descender a los sótanos de violencia.

En filosofía, la negación ha sido objeto de amplias reflexiones. Aristóteles ya hablaba del papel crucial que tiene la negación en la estructura del razonamiento: decir “no” no solo implica una contradicción, sino que establece un límite claro entre lo que es y lo que no es. Hegel plantea que la negación no es meramente destructiva, sino que es creativa, el “no” impulsa el pensamiento hacia nuevas síntesis: la negación de la negación es lo que permite el progreso de las ideas; negar, paradójicamente, construye. Para Kant, el “no” se parece al noúmeno: aquello que está allí, pero nunca podremos conocer completamente; o sea, la nada de los existencialistas.

Finalmente, el “no” tiene valor performativo: decir “no” es una acción concreta y produce realidad. Por ejemplo, al decir “no acepto”, se realiza el acto de la negativa; un “no” en la voz de una autoridad (como un juez o un jefe) puede transformar instantáneamente la realidad de una situación: “No permito esta conducta”, “No se acepta esta evidencia”; el “no” opera como una herramienta de control y regulación, transformando una situación con el mero uso de la palabra. Lo mismo que en un referéndum cuando la gente dice “no”, aunque el jefazo decida desconocer ese rechazo. La historia nos ha enseñado que esos gestos no quedan impunes.

El “no”, entonces, no es solo una pequeña palabra de negación, sino una manifestación de control sobre el lenguaje, el pensamiento y la realidad. Decir “no” puede liberar, ampliar la agencia y molestar al poder, especialmente cuando sus administradores creen que pueden imponerse a punta de mentiras, secretos y censura; a esos les decimos ¡no!

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La juventud que reescribirá el destino

/ 8 de septiembre de 2024 / 07:36

La juventud boliviana ha sido tradicionalmente vista como un sector subestimado en términos de participación política. Sin embargo, en los últimos años, los jóvenes han cobrado protagonismo como actores clave para la transformación social, económica y política del país. A pesar de que Bolivia cuenta con una población joven significativa, su influencia en los procesos políticos sigue siendo limitada debido a múltiples barreras que restringen su participación activa.

Uno de los principales desafíos que enfrentan los jóvenes es la falta de acceso a espacios de decisión. Las estructuras políticas bolivianas suelen ser jerárquicas, excluyendo a las nuevas generaciones y perpetuando prácticas tradicionales. Esta desconexión entre las prioridades juveniles y las agendas políticas ha generado apatía, alimentada por la desconfianza en el sistema y la corrupción. A menudo, esto lleva a que muchos jóvenes opten por mantenerse al margen de los procesos electorales o movimientos sociales.

Sin embargo, Bolivia ha experimentado una fuerte resonancia juvenil en años recientes. Movimientos sociales y estudiantiles como “Estudiantes por la Libertad Bolivia”, “Generación Bicentenario”, entre otros, han surgido para canalizar las aspiraciones de libertad y justicia. Desde estos espacios, han movilizado a muchos jóvenes, quienes luchan por una mayor participación política y por la defensa de libertades fundamentales. Estos movimientos han demostrado que la juventud tiene ideas libres y revolucionarias, capaces de cambiar el futuro político del país.

Como señaló Salvador Allende, “ser joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica”, hoy, más que nunca, esta frase resuena entre los jóvenes bolivianos que entienden que el cambio es no solo necesario, sino inevitable. La juventud ha dejado claro que su participación va más allá de la protesta; propone soluciones innovadoras y está comprometida con la construcción de un nuevo proyecto de país.

A pesar de las dificultades, estos movimientos juveniles han logrado abrir espacios de debate en la sociedad civil. Sin embargo, la falta de educación cívica de calidad y el acceso limitado a información política siguen siendo obstáculos que impiden una participación más efectiva. Muchos jóvenes carecen de las herramientas necesarias para comprender sus derechos y responsabilidades dentro del sistema democrático. Promover una educación cívica desde temprana edad y facilitar el acceso a formación política resulta fundamental para empoderar a la juventud y potenciar su impacto en la política.

El futuro de la democracia boliviana depende de su juventud. La renovación política y social del país solo será posible si las nuevas generaciones son integradas de manera efectiva en los procesos de toma de decisiones. Para ello, tanto el Estado como la sociedad civil deben trabajar en conjunto para crear espacios, eliminar barreras y generar oportunidades que permitan a los jóvenes liderar el cambio. Bolivia necesita una juventud comprometida, no solo en las calles, sino también en las instituciones, donde su voz, muchas veces ignorada, será clave para construir un futuro más justo, equitativo y democrático.

Sergio J. Pérez Paredes
es historiador

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El éxito no se analiza

/ 7 de septiembre de 2024 / 07:20

Decía César Luis Menotti, entre las tantísimas cosas inteligentes que lo distinguían acerca de su capacidad para leer-escribir el fútbol, que el éxito no se analiza. Eso significaría que el éxito puede derivar en exitismo que consiste en el exceso de celebración luego de conseguido un objetivo. No analizar en el contexto de un resultado feliz lo acontecido en un campo de juego significa que se impone la hora de tirar cohetes y descorchar botellas y que no cabe otra cosa que danzar y saltar, que gritar vivas hasta secar gargantas.

Para el lenguaje empresarial, lo acontecido en el estadio de Villa Ingenio de El Alto es un Caso de Éxito, basado en el modelo aplicado por Fernando Costas, Presidente de la Federación Boliviana de Fútbol (FBF) en su club, el Always Ready de La Paz, que terminó convirtiendo en equipo alteño con el propósito, finalmente conseguido, de ascenderlo a la división profesional . El pasado 20 de febrero, el llamado equipo de la banda roja le propinó una histórica goleada al Sporting Cristal del Perú (6-1) en su casa a un poco más de cuatro mil metros sobre el nivel del mar, por Copa Libertadores de América. El entrenador de ese equipo era Oscar Villegas, el mismo que hace cuarenta y ocho horas debutó como seleccionador en las clasificatorias o eliminatorias que conducen hacia la Copa del Mundo a jugarse en 2026 en canchas de México, Estados Unidos y Canadá.

Contradigamos por esta vez a Menotti para diseccionar los componentes que dieron lugar a ese rotundo 4-0 con el que la verde boliviana se impuso incuestionablemente a la vinotinto venezolana. En esta misma columna, hace catorce días, se dijo que Bolivia había decidido jugar en el cielo, que subir del histórico Hernando Siles de La Paz al estadio alteño era una apuesta, en primer lugar, por maximizar la ventaja que supone desempeñarse en la altura. Pues bien, este primer argumento puesto en práctica por la FBF ha funcionado a la perfección, en tanto Venezuela decidió no ser ni la sombra de lo que había expuesto en sus partidos de Copa América y de esta misma etapa mundialista que la sitúa en el cuarto lugar de la tabla de posiciones y que hasta el partido con Bolivia estaba invicta con dos triunfos y tres empates.

La recuperación de la ventaja de jugar a cuatro miles de metros sobre el nivel del mar, por lo tanto, funcionó sin fisuras. El argentino Fernando Baptista, seleccionador de Venezuela, se mantuvo invariable, antes y después del partido, en su posición de no referirse al argumento-pretexto de la altura, exhibiendo una ética deportiva infrecuente en el mundillo futbolero caracterizado por las excusas para justificar malos resultados. Queda claro entonces: La altura juega cuando el equipo nacional sabe que hacer en la cancha haciendo valer su condición de anfitrión y en esa medida, así como Villegas supo sacarle ventaja a la ciudad y al estadio en el que jugaba cuando dirigía Always Ready, puso en evidencia su oficio, experiencia y algo que hacía muchísimo tiempo les faltaba a quienes se hacían cargo de la selección boliviana y que pasa por la actitud y el inicio de la construcción de una mística, aspectos claramente expuestos por el joven equipo por el que apostó el seleccionador.

Para completar el análisis, pensemos a continuación lo que sucede con la selección boliviana cuando queda obligada en su condición de visitante a prescindir de la ventaja de la altura. La verde debe jugar en 72 horas contra Chile en Santiago, ciudad que se encuentra al nivel del mar. Nuestra selección llega a ese partido con un abrumador antecedente: La última vez que Bolivia ganó fuera de casa fue el 18 de julio de 1993 precisamente contra Venezuela en Puerto Ordaz (7-1!!!), lo que quiere decir que su último triunfo se produjo hace 67 partidos y 31 años.

A partir de las cinco de la tarde del martes 10 de septiembre, Bolivia estará obligada solamente a pensar en el juego, en su propuesta exclusivamente futbolística frente a una selección chilena que acaba de ser pasada por encima (0-3) en Buenos Aires, por ese equipo de autor como definiera Marcelo Bielsa a la selección argentina campeona del mundo dirigida por Lionel Scaloni.

Villegas tiene clarísimo el guión de su emprendimiento. Dice que en la lista de sus prioridades figura el trabajo que demandará una década con las juveniles, pero que eso no signfica que vaya a descuidar a la selección mayor en la que finalmente, después de tanto debate reiterativo, se ha decidido apostar por una nueva generación de futbolistas que han comenzado esta nueva etapa desatando una celebración que los alteños y las alteñas se merecen. Bolivia ha sabido jugar con la altura a su favor frente a Venezuela. Ahora contra Chile debe dedicar sus esfuerzos nada más que a jugar al fútbol. Los futboleros tan proclives al exitismo, saben que esto recién comienza y que la paciencia es clave para permitir que un trabajo pensado a mediano y largo plazo pueda generar algún fruto.

Julio Peñaloza Bretel
es periodista.

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