El Ártico se derrite
Con base en observaciones por satélite, científicos europeos sostienen que, desde mediados de agosto, las dos grandes rutas de navegación en el Ártico (la que bordea Rusia y la de las costas de Canadá y Alaska) están actualmente abiertas.
Con base en observaciones por satélite, científicos europeos sostienen que, desde mediados de agosto, las dos grandes rutas de navegación en el Ártico (la que bordea Rusia y la de las costas de Canadá y Alaska) están actualmente abiertas.
Este fenómeno puede impulsar el transporte internacional, ya que constituye un acceso sin precedentes para los barcos que reducirán de forma significativa las rutas globales de transporte marinas en el hemisferio norte. Asimismo, el deshielo deja al descubierto enormes reservas de gas y petróleo sin explotar, y por este motivo, el Ártico, olvidado durante décadas, está ahora en la mira de todas las potencias, especialmente de los países que cuentan con un espacio marino en aquella zona (Rusia, Noruega, Canadá y EEUU).
Pero no todas son buenas noticias. Además de los altos riesgos implícitos en la explotación de hidrocarburos en aguas profundas, la carrera por la sobrevivencia de muchos animales que viven en una frágil zona profundamente amenazada por el calentamiento global, como el oso polar o el pingüino emperador, será cada vez más complicada. Por otra parte, muchos científicos coinciden en que el deshielo del Ártico puede dar lugar a cambios bruscos en el clima global que transformarán la meteorología y afectarán a la vida en todo el hemisferio norte.