Día del Trabajo
El trabajo no es una mercancía, sino una fuente de dignidad esencial para la estabilidad.
En estos tiempos posmodernos de eficiencia, en los que el trabajo ha dejado de ser concebido como uno de los aspectos más relevantes de la dignidad humana, para convertirse en un insumo más de la cadena productiva, urge recordar aquel 1 de mayo de 1886, cuando trabajadores de Chicago se organizaron en demanda de un empleo digno y una jornada laboral de ocho horas.
En efecto, como bien señala hoy el Director General de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en una de las columnas de opinión de este diario, las políticas macroeconómicas de las últimas décadas han mermado el valor del empleo decente, en aras de una mayor competitividad e ingresos más elevados. Hoy en día este declive es particularmente evidente en Europa, donde se vive una profunda crisis económica, a raíz del desplome de los mercados financieros y el exceso de la deuda pública.
Países como Grecia, Italia y España se encuentran en estos momentos ensayando ajustes fiscales que cargan los errores de sus bancos en los hombros de la población. Mientras el Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo (BCE) y otras naciones comunitarias elogian las medidas adoptadas, el descontento social en esos países crece cada día y el índice de suicidios aumenta. Empero, lejos de solucionar la crisis, la cura está resultando peor o igual que la enfermedad; y es que estafar a la fuerza de trabajo de mañana para pagar el afán de lucro del sistema financiero no tiene sentido económico ni social. Ningún país puede pagar sus deudas asfixiando el crecimiento de su economía y el bienestar de su gente.
A pesar de los recortes (principalmente en las prestaciones de salud y educación) y las inyecciones de liquidez del BCE, los países de la eurozona no terminan de salir de la recesión, el desempleo está subiendo y las previsiones de déficit están empeorando. Mientras tanto, la gente adopta medidas extremas, como Dimitris Christulas, farmacéutico jubilado de 77 años, que hace tres semanas se suicidó en la plaza Sintagma, a pocos metros del Parlamento griego. En su bolsillo llevaba un mensaje que rezaba: “No puedo vivir en estas condiciones. Me niego a buscar comida en la basura”.
Para los responsables de este sistema que vela por la buena salud de los bancos, los mercados financieros y las bolsas de valores, en desmedro del empleo y la dignidad de la población, la reacción de Christulas no es más que un daño colateral. Y es que, como bien advierte Juan Somavia (Director de la OIT), las sociedades posmodernas se están olvidando que el trabajo no es una mercancía, sino una fuente de dignidad, esencial para la estabilidad y buena salud de las familias, de las comunidades y de la democracia.
Caza de guanacos
Una forma corriente de evitar la sobrepoblación de ciertos animales es por medio de cacerías autorizadas. Si bien no se trata de la manera de control más “civilizada”, pues causa un sufrimiento innecesario en los animales, que generalmente no mueren con el primer disparo, el escándalo protagonizado por el Rey de España semanas atrás revela que este tipo de prácticas goza de buena salud en el mundo. No obstante, no todas las autoridades comparten el gusto por este tipo de “controles”. Por ejemplo, días atrás el senador chileno Antonio Horvath presentó una propuesta de ley para evitar la posible apertura de una de caza turística de guanacos en Tierra del Fuego.
Esto porque en Chile se discute la posibilidad de controlar la sobrepoblación de este tipo de auquénidos en el sur, por cuanto en estos momentos compiten por espacio no con los humanos (a diferencia de lo que ocurre en Botswana con los elefantes) sino con otros animales, que en realidad son los verdaderos “forasteros” del lugar llevados por el hombre: vacas.
Es de esperar que la propuesta del diputado chileno, que sugiere implementar soluciones técnicas de esterilización, bajo criterios de sostenibilidad ambiental que resguarden a los guanacos de toda forma de cacería, prospere y sirva de ejemplo para otros países.