Política y pobreza
La política todavía funciona como efectiva herramienta para la promoción de proyectos sectarios
Por alguna razón, nuestra historia está signada por episodios que relacionan de modo dramático la política y la pobreza, porque siendo Bolivia uno de los países más empobrecidos de Sudamérica, la política (en lugar de promover desarrollo) todavía funciona como efectiva herramienta para la promoción de proyectos sectarios.
Centímetro a centímetro el conflicto del TIPNIS se está anotando como uno más de esos episodios dramáticos. Un informe al respecto da una idea de lo que allá está sucediendo. En el TIPNIS durante 2010 se reportaron 57 casos confirmados de dengue, 56 casos de leishmaniasis, 145 casos de chagas agudo y que la mayoría de la población escolar sólo accede al ciclo básico.
No corresponde que un grupo humano juzgue la forma de vida de otro; sin embargo, ahora se justifica hablar sobre el tema por los siguientes factores: 1) Nadie puede declararse dueño absoluto de la tierra en la que vive. 2) De la decisión final a la que arriben lo pueblos del TIPNIS dependen las posibilidades de desarrollo no sólo de ellos, sino de extensas zonas de Beni y Cochabamba.
Más allá de la gran subjetividad que contiene el análisis de la pobreza, lo cierto es que Bolivia ha definido caminar hacia el desarrollo, entendiendo que este proceso permite satisfacer en el mayor grado posible las necesidades materiales y espirituales de los habitantes. Da la impresión de que los pueblos del TIPNIS, o sus dirigencias, pretenden sustraerse a esta posibilidad de desarrollo. Y lo hacen en el mismo momento en que cientos de comunidades y poblaciones de todo el territorio nacional bloquean caminos exigiendo recursos para atender esas mismas necesidades.
Por una serie de factores, y sobre todo por el descuido de varios gobiernos, el TIPNIS fue la zona invisible e inexistente de Bolivia. No es sino en los últimos años que se habla de ese parque cuando el Gobierno decide cruzarlo la zona con una carretera. Entonces empiezan a visibilizarse las comunidades con toda su riqueza en costumbres, lengua y vestimentas, pero también con sus notables precariedades en salud, educación e infraestructura básica.
Hoy más que nunca lo político cruza todo. El Estado boliviano asume acciones políticas a partir del mandato con que fue investido, y desde esa posición expresa intereses concretos, sobre todo en la perspectiva del largo plazo. Los habitantes del TIPNIS y sobre todo sus niveles dirigentes también hacen lo suyo. Entonces, surge una pregunta: ¿Cómo en muchos momentos de nuestra dramática historia la política servirá para ahondar diferencias o en esta ocasión más bien será una herramienta para atender intereses que en “apariencia” son irreconciliables?