Federalismo
No se puede pensar en un sistema federal si antes no se cumplen requisitos autonómicos
La irrupción de Fuerza Republicana Federal (FRF), un nuevo partido político cuyos principales promotores son Manfred Reyes Villa y Román Loayza, desempolvó, entre algunos sectores de la población, la vieja discusión sobre la pertinencia de implementar un modelo federal en el país. Debate que fue recogido en la última edición de nuestro suplemento Animal Político.
Al respecto, algunos de los expertos consultados señalaron que la bandera federalista está siendo agitada no con el propósito de refundar el Estado, sino más bien como un dispositivo ideológico para agrupar a la oposición con miras a las próximas elecciones. Otros, por el contrario, argumentan que, ante el fracaso de las autonomías, la condición federal se perfila como la única solución para contrarrestar la exacerbación centralista manifestada por el Gobierno. Por último, están quienes señalan que en los hechos ya estamos viviendo en una suerte de Estado federal.
Antes de abordar el tema cabe aclarar algunos conceptos. Tradicionalmente los Estados modernos se han organizado a partir de dos modelos: el sistema unitario y el sistema federal. En el primer caso la mayor parte de las competencias, la toma de decisiones, el desempeño de funciones y el manejo de recursos son efectuados por el nivel central; y si bien se delegan ciertas funciones hacia los gobiernos subnacionales, éstas se realizan bajo la supervisión de organismos centrales. Mientras que en el sistema federal, los gobiernos subnacionales definen sus políticas, desempeñan sus funciones (fiscales y administrativas) y manejan sus recursos de manera autónoma; en tanto que los asuntos de interés común (como la emisión de dinero) se dejan al poder central.
Entre estos dos extremos existen modelos intermedios. Por ejemplo, cuando los niveles subnacionales tienen cierto grado de autonomía (legislativa y financiera) en la administración de los recursos. Otra variante ocurre cuando la toma de decisiones sobre la recaudación y la asignación de los recursos públicos se realiza de manera concertada y/o negociada entre los diferentes niveles de gobierno. En el plano político, en los sistemas federales los ciudadanos pueden elegir de manera directa (a través del sufragio) a las autoridades políticas y legislativas, tanto nacionales como regionales.
Como se puede observar, un sistema autonómico (como el que se está tratando de construir en el país) es un paso previo al modelo federal. De ahí que sea absurdo hablar de un sistema de esta naturaleza si antes no se cumplen ciertos requisitos autonómicos, como el diseñar y consolidar una nueva estructura de financiamiento, que redistribuya los gastos y responsabilidades mediante mecanismos contributivos de agentes económicos, capaz de financiar el nivel de gasto y el nivel de competencias que se le quiere asignar a los diferentes niveles de gobierno.