Cerveza y colonialismo
Emborrachar es y fue una de las armas más certeras de los colonizadores para dominar a los pueblos
Hace pocos días, el senador Eugenio Rojas declaró sentirse preocupado por la subida del precio de la cerveza. “Debemos frenar (este incremento) y que no abusen de la economía ni del bolsillo de la gente más humilde, son ellos quienes consumen (cerveza). La gente que tiene más recursos no bebe cerveza y ése es el reclamo que presentaremos por la subida del precio”, manifestó. Además, se preguntó: “¿Cuál es el argumento para subir el precio de la caja de cerveza?, eso los empresarios deben explicar”.
Después de oír estas declaraciones, recordé que hace 85 años un aymara de la región de Achacachi, Manuel Chachawayna, candidato a diputado en 1927, en su propuesta emancipadora de los pueblos aymara y quechua decía: “Me esforzaré para que se clausuren las fábricas de alcoholes y aguardientes, porque con la excesiva producción de estas bebidas nocivas tratan de envenenar a nuestra raza viril y laboriosa, y hacernos tan borrachos como ellos, los mestizos”. Eduardo Nina Quispe, otro aymara brillante y educador, en una entrevista a un periódico en 1928 decía que enseñaba a sus alumnos la palabra justicia, que era una forma de hacerles ver “los horrores que causa el alcoholismo, el robo y las consecuencias de estos vicios”. ¡Cuánto hemos desaprendido de nuestros mayores aymaras, estas enseñanzas sabias y descolonizadoras!
Está claro que cualquier bebida alcohólica, por más fina que sea, es dañina para el ser humano. Hubiese sido bueno que el senador Rojas se muestre preocupado por el consumo excesivo de las bebidas alcohólicas en el país y particularmente entre los jóvenes. Días atrás, miles de adolescentes y jóvenes protagonizaron una ruidosa marcha recorriendo varios lugares del centro de la ciudad de La Paz, en contra del consumo del alcohol, las drogas y el cigarro. También escuché a organizaciones de mujeres de El Alto pedir que los jóvenes que cayeron en el alcoholismo puedan tener oportunidad de rehabilitarse en los cuarteles.
¿Será que las autoridades del proceso de cambio pueden escuchar estos clamores juveniles y de las madres de familia? Es lógico que a los empresarios les interese subir los precios de sus productos, pero no les interesa saber del daño que causan las “bebidas espirituosas” a la salud humana, aunque digan hipócritamente “consumo responsable”, y es que a los capitalistas sólo les interesa ganar más dinero a toda costa. Pero lo más grave es que un senador no cuestione la política colonialista de enajenación y dependencia que generan las empresas de bebidas alcohólicas a los seres humanos. Cuando se discutía la aprobación de la Ley de Control al Expendio y Consumo de Bebidas Alcohólicas, pensé que algunos asambleístas visionarios, verdaderamente anticolonialistas y comprometidos con la vida, propondrían la eliminación total de la fabricación de bebidas y por ende del consumo del alcohol en el país. Pero no sucedió eso, tal vez algún día.
Paradójicamente, mientras el presidente Evo Morales “se raja” promoviendo e inaugurando canchas sintéticas y exhortando a que el deporte es otra manera de eludir el alcohol y otros vicios, un senador del Estado Plurinacional está hondamente preocupado para que bajen los precios de la cerveza. ¿Con qué propósito? ¿Para que sigamos consumiendo más cerveza-alcohol? ¿Para que sigamos bestializándonos en beneficio de las empresas? La política de emborrachar es y siempre fue una de las armas más certeras del colonizador para dominar y enajenar a los pueblos. Es hora de recuperar el pensamiento de Chachawayna y Nina Quispe en su combate franco contra las “aguardientes modernas”, que posiblemente causen más daños a la salud humana.
Ma achachilawa situ: ¡jatilay muspa!, kamisaraki ukhan ch’amañxanisti qamir jaqinakan lurawipa, ñanqhachawipa. Jiwasanakaxa q’uma jaqitanwa, anqat mantaniri jaqinakawa ukham q’ala macha thakhirux irpxatistuxa, jiwasanakaxa iyaw saktanwa ukaru, janicha ukhamaxa?