Los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Londres 2012 serán recordados por la emoción y el orgullo que inspiraron en el Reino Unido, y porque le dieron a mi país la oportunidad de mostrar al mundo lo que mejor que sabe hacer. Ahora es el turno de Brasil, y es el turno de América Latina. Puede ser que los primeros Juegos Olímpicos en este continente lleguen un poco tarde, pero sin duda es una señal de la creciente influencia de esta región a nivel global.

América Latina es de verdad importante para mi país. En visitas recientes a Brasil y Centroamérica he podido ver países con una creciente confianza, que se integran en la economía mundial y tienen la voluntad de tomar las difíciles decisiones políticas y económicas que son necesarias para impulsar la competitividad y el crecimiento. Esto es algo que el Reino Unido valora y desea apoyar.

Por eso, estamos ampliando nuestra red diplomática regional con nuevas embajadas, como la de El Salvador, reabierta el año pasado; las de Haití y Paraguay que se abrirán este año; y nuestro Consulado General en Recife, inaugurado en 2011. Esta red en expansión evidencia lo que el ministro británico de Relaciones Exteriores, William Hague, anunció que sería el fin del repliegue diplomático del Reino Unido en América Latina.

Con tasas de crecimiento previsto de un 4% para los próximos cinco años, y una participación proyectada en la economía mundial del 8% para 2020, esta región tiene un papel importante que desempeñar en la recuperación de la economía global. Se trata de un mercado que ni los exportadores británicos —ni los europeos en general— pueden darse el lujo de pasar por alto, y es la razón por la cual el Gobierno británico y nuestros líderes empresariales han hecho de América Latina un destino prioritario.

En materia de política exterior y de desafíos globales, estamos ampliando nuestro compromiso con socios en América Latina y fomentando nuestras alianzas tradicionales. Eso incluye trabajar con países de América Latina en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Desde el cambio climático hasta la reforma del Consejo de Seguridad de la ONU, el Medio Oriente y el desarrollo internacional, estamos colaborando cada vez más para alcanzar objetivos comunes.

Las relaciones sólidas y de beneficio mutuo requieren de honestidad y apertura. Naturalmente, hay áreas en las que subsisten ciertas diferencias. Los derechos humanos, por ejemplo, continúan siendo una parte importante de nuestro diálogo, y mi país aplaude el esfuerzo de los gobiernos de la región para avanzar en esta materia. Este diálogo es crucial si queremos que las relaciones entre el Reino Unido y los Estados latinoamericanos  se  asienten en un terreno de respeto a los valores universales que favorezca el crecimiento de todos.

Pero no podemos ignorar nuestra relación con Argentina, un país con el potencial de convertirse en uno de nuestros socios más dinámicos en la región. Debemos ser capaces de trabajar juntos en cuestiones que van desde el G20 al cambio climático, y de la lucha contra la proliferación de armas a la promoción de los derechos humanos, y esperamos que así sea en el Consejo de Seguridad de la ONU. No obstante, una relación completa y amigable no puede ir en desmedro de los derechos humanos y políticos de los habitantes de las Islas Falkland. El Reino Unido siempre respaldará esos derechos —incluida la decisión que tomen en el referéndum de marzo— y esperamos que otros países también lo hagan. Incluso si no estamos de acuerdo con la Argentina en esto, aún deberemos ser capaces de trabajar de manera constructiva en otros asuntos de interés regional e internacional, como lo hemos hecho en el pasado.

Estoy orgulloso de ser el ministro británico responsable para América Latina, y de representar al Reino Unido en la Cumbre UE-CELAC de esta semana en Santiago. Será la séptima de estas cumbres y la más grande realizada entre la Unión Europea y la región, con 27 países europeos y 33 de América Latina y el Caribe. Esta cumbre es sólo uno de los elementos que apuntalan el creciente compromiso del Reino Unido en América Latina. Nuestras relaciones son fuertes y nos han vinculado por siglos a través de lazos comerciales, culturales y políticos. No tengo dudas de que continuará siendo así en los próximos años.