¿Guerra de divisas?
Pese a la crisis, el principal tema de la cumbre de los G-20 fue la amenaza de la guerra de divisas.
Dos mil doce fue un año con alto grado de incertidumbre en los países avanzados, caracterizado por la recesión en la zona del euro, con una disminución del PIB en 0,6% y el Reino Unido, en 0,1%. La situación del cuarto trimestre fue particularmente preocupante, pues mostró por primera vez la caída del PIB alemán en -0,6%, junto con la contracción de 0,1% de la economía de EEUU. En el caso del Japón, la economía seguía en recesión y, por tercer trimestre consecutivo, se contrajo en 0,4% en el último trimestre de 2012. En su conjunto, los países avanzados agrupados en la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo (OECD) por primera vez después de 2009 disminuyeron su tasa de crecimiento del PIB en 0,2% en el cuarto trimestre de 2012.
Técnicamente la recesión se define como una tasa negativa de crecimiento del PIB por dos trimestres consecutivos, situación en la que se encuentran la euro zona y Japón, mientras que EEUU y Alemania declinaron sólo un trimestre. Frente a este panorama, el Primer Ministro del Japón instruyó a su independiente Banco Central (BOJ) apoyar la reactivación de su economía; y por arte de magia el yen empezó a devaluarse significativamente respecto al dólar, un 15% desde noviembre de 2012. EEUU, a través del Sistema Federal de Reservas (Fed), continúo con su política de “relajamiento monetario”; que significa mantener baja la tasa de interés y realizar inyecciones cuantitativas de dinero. En cambio el euro, que venía debilitándose junto a la crisis fiscal y financiera, empezó a fortalecerse frente a una canasta de monedas; y alcanzó recientemente su máximo nivel en 15 meses contra el dólar.
Sin embargo, en la reunión de Ministros de Finanzas de las 20 economías más grandes del mundo (G20), efectuada en Moscú la semana pasada, en lugar de hablar de la recesión y recuperación de las economías de los países avanzados, el tema más importante fue la amenaza de la llamada “guerra de las divisas”. Empero, el G-20 manifestó que no se produciría dicha guerra cambiaria,
Una guerra de divisas es un evento donde los países realzan devaluaciones competitivas con el objetivo de lograr la salvación individual. Al devaluar su moneda, promueven sus exportaciones de bienes y servicios al hacerlas más baratas, y contraen sus importaciones, al hacerlas más caras. Un ejemplo clásico fue justamente en los años treinta, durante la Gran Depresión, cuando se abandonó el patrón oro y donde cada país devaluó sus monedas en la política de recuperarse a costa del vecino, para exportar desempleo, puesto que al disminuir sus importaciones, los vecinos disminuyen su producción y empleo.
Es por eso que después de la Segunda Guerra Mundial, surgió el FMI estableciendo un tipo de cambio fijo y que solamente debía moverse en determinadas circunstancias, situación que funcionó hasta la década de los 70, y después se dejó a los países en libertad de escoger su régimen cambiario. No obstante, el FMI incentivó a los países para que adopten la libre flotación de su tipo de cambio, mejor aún una flotación limpia sin injerencia de los Estados en el mercado cambiario.
Sin embargo, en situaciones de crisis, como en 2008 y ahora, los bancos centrales han intervenido sus mercados cambiarios abierta o en forma encubierta, de hecho o de facto, en función de sus intereses de política económica y comercial. Una vez más, lo que dicen los manuales y el FMI, si guardan relación o semejanza con la realidad es pura coincidencia.