Colonialismo mediático
Todos los medios y los especialistas repiten lo que las agencias transnacionales consideran la ‘verdad’
La reciente “crisis” desatada por los comunicados de Kim Jon-un, mandatario norcoreano que declaró estado de guerra en su país contra sus vecinos del sur, confirma el colonialismo mediático que imponen las agencias transnacionales a través de un prisma interesado.
No estamos de acuerdo con la monarquía socialista en la que ha degenerado el régimen norcoreano, y tampoco nos simpatizan sus actitudes, que aunque tuvieran sustento, jamás deben conducir a la guerra. Pero no puede pasar desapercibido el rol que juegan las agencias noticiosas transnacionales que imparten directrices para que opiniones poco críticas repitan como ovejas clichés y posturas alienadas y complacientes con el orden capitalista internacional. Hace pocos días un bombardeo estadounidense en Afganistán cobró la vida de diez niños; ese acto criminal no mereció ningún titular, algunos medios le dieron apenas segundos y nadie se rasgó las vestiduras. En los últimos diez años, EEUU y la OTAN han matado 4.181 niños en Afganistán, y sin embargo al presidente de EEUU ninguna red informativa se atreve a calificarlo de genocida.
Han satanizado a Corea del Norte por insistir en sus pruebas nucleares, y a su líder le han dibujado la imagen de tiranuelo peligroso. Editoriales y comentarios de especialistas han inundado la prensa y todos repiten lo que las agencias transnacionales consideran la “verdad”. Organismos especializados han determinado que Corea de Norte a lo sumo tendría ocho ojivas nucleares, que suponen riesgo para sus vecinos, pero por el tamaño de sus dispositivos y por la cantidad de escudos antimisilísticos instalados por EEUU en Corea del Sur, serían neutralizados en segundos. Obviamente esto no se menciona.
Israel (que es uno de los diez países que tiene armas nucleares junto a EEUU, Inglaterra, Francia, China, Rusia, Pakistán, India, Irán, Corea del Norte e India) tiene entre 80 y 400 ojivas nucleares; y nunca ha recibido sanciones, ni extensos reportajes que demuestren su peligrosidad, pese a que ha invadido a todos sus vecinos. Atacó a Egipto y se quedó con la península del Sinaí por varios años, atacó Jordania y ocupó la totalidad de Jerusalén y Cisjordania, invadió Siria y aún controla las alturas del Golán, mientras el Líbano varias veces fue invadido por el ejercito israelí.
Paradójicamente, Norcorea, que vio dividido su país por EEUU, que nunca invadió nación alguna ni mató niños inocentes, es un país a cuyo dirigente lo han estigmatizado como enemigo de la paz, mientras el presidente Barack Obama sigue sonriendo ante la prensa, aun después que sus aviones mataran diez niños en Afganistán, niños que nunca comprenderán qué hacían en su patria los aviones de la OTAN.