Ñanda Mañachi…
No podía creer que Ñanda Mañachi no reciba ningún apoyo y continúe batallando en las calles
En julio tuve la oportunidad de estar en la ciudad de Quito, o Kitu kara, el otro y antiguo nombre de la capital del país que se encuentra a la mitad del mundo. Un mediodía de un domingo en el centro histórico, frente al palacio Carondelet, me topé con un grupo musical que tiene más de 40 años de vida artística, llamado Ñanda Mañachi, cuyo nombre significa “préstame el camino”, en su traducción del quichua al castellano. Llegué al sitio cuando terminaban de interpretar San Juanitos. Aproveché su descanso para saludarles y me presentaron rápidamente al director del grupo, Alfonso Cachiguango, quien muy gentilmente me atendió y se puso muy feliz al saber que era boliviano.
Cachiguango me contó que estuvieron en varios momentos en Bolivia, sobre todo en las ciudades de La Paz y Sucre. Al rememorar sus estadías por nuestro país, le causó cierta nostalgia recordar a muchos amigos y colegas músicos de grupos como Kollamarka y Alaxpacha, que le enseñaron a interpretar varios instrumentos musicales autóctonos. También recordó nuestra comida tradicional y su fascinación por la sajta de pollo, el chairo y otros platos típicos. Luego se puso a comparar lo que tiene Ecuador en materia musical con relación a Bolivia; y se preguntó ¿qué país apoya decididamente a sus artistas de música folklórica indígena? Y claro, su conclusión fue tajante, en Bolivia se apoya mucho más que en Ecuador. Según él, a grupos como ellos, ni la Alcaldía les apoya, dándonos a entender que es una de las causas para que ellos viajen de vez en cuando desde su comunidad de Peguche, ubicada al norte del Ecuador, hasta la capital para tocar en las plazas y ofrecer a la venta sus grabaciones en CD y DVD.
Al escuchar esta confesión, quedé perplejo, pues no podía creer que Ñanda Mañachi, el grupo pionero y quizás el más representativo de la música indígena de la sierra ecuatoriana, aquella comunidad de músicos que desde la década de 1970 viajó a tantos lugares del mundo llevando la música de los quichuas del Ecuador, no reciba ningún apoyo y continúe batallando en las calles para recolectar algo de dinero. Recuerdo que por los años 80, Ñanda Mañachi era un grupo muy conocido en nuestro país, hicieron varios conciertos con grupos musicales bolivianos y sobre todo con Bolivia Manta, aquel grupo de los hermanos Arguedas que casi ha desaparecido. En Francia realizaron una célebre grabación de un disco titulado Bolivia Manta reencuentra Ñanda Mañachi. Churay! Churay! Jacu yari rishunyari!, grabado en París, en el teatro Petit fórum en 1982.
Este disco aún circula, ahora en CD, pero el disco de vinil es extraordinario, porque tiene ilustraciones de los dibujos de Guamán Poma de Ayala referidas a la colonización y soberbia española en Abya Yala. Recuerdo el poema La gran marcha, incluido en ese disco, y que en algunas de su partes dice: “los señores discuten sobre nuestra suerte/los antropólogos nos buscan las muelas del abuelo/los sociólogos fotografían nuestras chozas/los economistas suman nuestras carencias/los políticos formulan planes redentores…/mas Juan sigue sin tierra…/Alfonso dice mierda y le fusilan…/En fin, pero los rótulos no alimentan y las siglas no alimentan…/De qué nos sirve cuando la santa iglesia/Que lava con champagne los pies del Nazareno/sabe que somos pecadores inferiores al puerco”. Esa grabación es la apuesta por la crítica al sistema dominante, es la apuesta por la hermandad panindio, la otra forma de integración andina, con música de Bolivia, Ecuador y Perú.
Fue tan grato escuchar en directo a este grupo musical de tanta trayectoria. En medio de bromas, don Alfonso explicaba las canciones que interpretaban. No faltaron algunas personas, incluidos visitantes, que bailaron al son de los San Juanitos. ¡Jallalla Ñanda Mañanachi! Ukhamakiwa jiwasanakan sarnaqawisaxa, janiwa yaqataktanti.